PARA REFLEXIONAR
En estos tiempos cuando los que estamos respirando el escenario de esta revelación dada por Cristo a su pueblo terrenal:
Mat_24:7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; Y HABRÁ PESTES, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
… como la antesala de cosas peores… nosotros, Su Iglesia, en nuestra condición de ciudadanos celestiales, porque esta es la palabra que está escrita aquí:
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Nosotros no estamos inventando nada… nos ceñimos a lo que está escrito… tampoco estamos diciendo que “el Señor me reveló”, o “soñé esto o aquello” y lo que es mas grave: “el espíritu santo me dijo” … nada de eso. Tales expresiones están fuera de la madurez del creyente fiel a la Palabra del Señor.
Es verdad que la mayoría de nosotros estamos encerrados en nuestras casas a causa de una peste mundial.
Pero esta situación fortalece más y mas nuestra Esperanza de esperar de los cielos a Jesús, quien nos libra de la ira venidera… (1Ts.1:10) mediante el evento del arrebatamiento de los que son suyos (1Ts.4:17).
Y no es por miedo… no es por temor a sufrir la Gran Tribulación como nos acusan aquellos que no conocen la historia de la iglesia, de su martirio a través de los siglos, comenzando desde Esteban y siguiendo por los apóstoles, pasando a través de los antiguos días de la Roma pagana y llamadas “persecuciones cristianas”, incontables millones de mártires por causa de Cristo, los mejores, los más puros y los más nobles de nuestra raza, han sido entregados a la violencia, al ultraje y a la muerte en formas horrorosas.
Despedazados por bestias salvajes en la arena, atormentados por hombres tan inmisericordes como bestias salvajes, y, lo que es más odioso aún, desgarrados en las cámaras de tortura de la “Santa Inquisición” católica romanista, Su pueblo ha muerto, con los rostros dirigidos al cielo, y con sus corazones entregados en oración a Dios.
Nuestra Bendita Esperanza de esperar de los cielos a Jesús, de verle cara a cara, de ver sus ojos, sus manos, su costado y pies, con las huellas del altísimo precio de su amor por nosotros… nos constriñe y nos impulsa a servirle eternamente y para siempre en aquella ciudad donde no habrá mas maldición, no habrá allí más noche, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
ES AMOR ETERNO.
NO SOMOS NINGUNOS "ESCAPISTAS" COMO NOS ACUSA SATANÁS EN ESTE TEMA DE LA DOCTRINA DEL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA, ANTES DE LA IRA VENIDERA.
NOS TIENE ENVIDIA.
En estos tiempos cuando los que estamos respirando el escenario de esta revelación dada por Cristo a su pueblo terrenal:
Mat_24:7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; Y HABRÁ PESTES, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
… como la antesala de cosas peores… nosotros, Su Iglesia, en nuestra condición de ciudadanos celestiales, porque esta es la palabra que está escrita aquí:
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Nosotros no estamos inventando nada… nos ceñimos a lo que está escrito… tampoco estamos diciendo que “el Señor me reveló”, o “soñé esto o aquello” y lo que es mas grave: “el espíritu santo me dijo” … nada de eso. Tales expresiones están fuera de la madurez del creyente fiel a la Palabra del Señor.
Es verdad que la mayoría de nosotros estamos encerrados en nuestras casas a causa de una peste mundial.
Pero esta situación fortalece más y mas nuestra Esperanza de esperar de los cielos a Jesús, quien nos libra de la ira venidera… (1Ts.1:10) mediante el evento del arrebatamiento de los que son suyos (1Ts.4:17).
Y no es por miedo… no es por temor a sufrir la Gran Tribulación como nos acusan aquellos que no conocen la historia de la iglesia, de su martirio a través de los siglos, comenzando desde Esteban y siguiendo por los apóstoles, pasando a través de los antiguos días de la Roma pagana y llamadas “persecuciones cristianas”, incontables millones de mártires por causa de Cristo, los mejores, los más puros y los más nobles de nuestra raza, han sido entregados a la violencia, al ultraje y a la muerte en formas horrorosas.
Despedazados por bestias salvajes en la arena, atormentados por hombres tan inmisericordes como bestias salvajes, y, lo que es más odioso aún, desgarrados en las cámaras de tortura de la “Santa Inquisición” católica romanista, Su pueblo ha muerto, con los rostros dirigidos al cielo, y con sus corazones entregados en oración a Dios.
Nuestra Bendita Esperanza de esperar de los cielos a Jesús, de verle cara a cara, de ver sus ojos, sus manos, su costado y pies, con las huellas del altísimo precio de su amor por nosotros… nos constriñe y nos impulsa a servirle eternamente y para siempre en aquella ciudad donde no habrá mas maldición, no habrá allí más noche, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
ES AMOR ETERNO.
NO SOMOS NINGUNOS "ESCAPISTAS" COMO NOS ACUSA SATANÁS EN ESTE TEMA DE LA DOCTRINA DEL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA, ANTES DE LA IRA VENIDERA.
NOS TIENE ENVIDIA.