Apreciado Danny
Apreciado Danny
Respuesta a Mensaje # 100:
1 – No leemos que el Señor Jesús invitara a Judas Iscariote y los demás discípulos a aquella reunión, sino al revés: parece que ellos mismos se invitaron:
“El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciéndole: -- ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la Pascua?” (Mat 26:17)
Tanto durante aquella comida como todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con sus discípulos, Judas Iscariote no recibió trato discriminatorio alguno. Por el contrario, él tenía la bolsa pese a Jesús saber que era ladrón. Jesús soportó a Judas hasta recibir el beso de su traición; no más de ahí.
No es que tras darle el bocado y la orden Jesús se lo estaba sacando de encima. Jesús sabía que había dos cosas que estaban incomodando en sumo grado a Judas: una, el temor que sus compañeros comprendiesen las insinuaciones de Jesús y lo identificaran como traidor; otra, que él debía salir antes que los demás para organizar la entrega acordada con los principales sacerdotes.
2 – Lo que pocas décadas después de aquel evento Pablo escribe a los corintios, por supuesto que incluye toda una enseñanza a la que los once todavía estaban ajenos, pues no disponían más que de las pocas palabras de Jesús dichas en la ocasión; Pablo es más explícito que los evangelistas.
3 – Todos sabemos que cuando Jesús eligió a Judas Iscariote ya sabía que era del maligno, y por eso mismo lo eligió, para que la Escritura se cumpliese (Jn 6:70; 13:18). Ninguna actitud de Judas tomó de sorpresa a Jesús como tampoco las tres veces que lo negaría Pedro.
Cuando estemos con Jesús en el cielo esa será la ocasión que podremos escuchar sus respuestas inequívocas a todas esas preguntas que acuden a nuestra mente, de cómo pudo ser que por tanto tiempo soportara a Judas sabiendo bien quién era. ¿Qué podríamos contestar nosotros ahora?
Judas, como de incógnito, pasaba entre los doce como uno más de ellos. Incluso se cuidó de no caer en censurables fallas como algunos de sus compañeros. Pasaba desapercibido, pero tenía la bolsa.
Se me ocurre, que quizá su participación en el grupo ha servido para abrirnos los ojos en cuanto a que otros, llamándose de hermanos (1Co 5:11) pueden pasar entre nosotros como si fueran cuando no son. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que mientras Judas integró el grupo observó una conducta intachable como el resto de los discípulos. Sólo cuando el pecado se hace manifiesto y público rige la recomendación:
“con el tal ni aun comáis” (v. 11).
Los privilegios que Judas compartió con los once eran temporales, no eternos.
Jesús volvería a beber con ellos del vino en el reino del Padre (Mt 26:29), mas no con Judas.
Aquella última copa de la que bebieron los once después de haber cenado, no fue bebida por Judas, como sí él bebió con ellos de la primera (Lc 22:18 y 20).
Saludos cordiales
Apreciado Danny
Respuesta a Mensaje # 100:
1 – No leemos que el Señor Jesús invitara a Judas Iscariote y los demás discípulos a aquella reunión, sino al revés: parece que ellos mismos se invitaron:
“El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciéndole: -- ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la Pascua?” (Mat 26:17)
Tanto durante aquella comida como todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con sus discípulos, Judas Iscariote no recibió trato discriminatorio alguno. Por el contrario, él tenía la bolsa pese a Jesús saber que era ladrón. Jesús soportó a Judas hasta recibir el beso de su traición; no más de ahí.
No es que tras darle el bocado y la orden Jesús se lo estaba sacando de encima. Jesús sabía que había dos cosas que estaban incomodando en sumo grado a Judas: una, el temor que sus compañeros comprendiesen las insinuaciones de Jesús y lo identificaran como traidor; otra, que él debía salir antes que los demás para organizar la entrega acordada con los principales sacerdotes.
2 – Lo que pocas décadas después de aquel evento Pablo escribe a los corintios, por supuesto que incluye toda una enseñanza a la que los once todavía estaban ajenos, pues no disponían más que de las pocas palabras de Jesús dichas en la ocasión; Pablo es más explícito que los evangelistas.
3 – Todos sabemos que cuando Jesús eligió a Judas Iscariote ya sabía que era del maligno, y por eso mismo lo eligió, para que la Escritura se cumpliese (Jn 6:70; 13:18). Ninguna actitud de Judas tomó de sorpresa a Jesús como tampoco las tres veces que lo negaría Pedro.
Cuando estemos con Jesús en el cielo esa será la ocasión que podremos escuchar sus respuestas inequívocas a todas esas preguntas que acuden a nuestra mente, de cómo pudo ser que por tanto tiempo soportara a Judas sabiendo bien quién era. ¿Qué podríamos contestar nosotros ahora?
Judas, como de incógnito, pasaba entre los doce como uno más de ellos. Incluso se cuidó de no caer en censurables fallas como algunos de sus compañeros. Pasaba desapercibido, pero tenía la bolsa.
Se me ocurre, que quizá su participación en el grupo ha servido para abrirnos los ojos en cuanto a que otros, llamándose de hermanos (1Co 5:11) pueden pasar entre nosotros como si fueran cuando no son. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que mientras Judas integró el grupo observó una conducta intachable como el resto de los discípulos. Sólo cuando el pecado se hace manifiesto y público rige la recomendación:
“con el tal ni aun comáis” (v. 11).
Los privilegios que Judas compartió con los once eran temporales, no eternos.
Jesús volvería a beber con ellos del vino en el reino del Padre (Mt 26:29), mas no con Judas.
Aquella última copa de la que bebieron los once después de haber cenado, no fue bebida por Judas, como sí él bebió con ellos de la primera (Lc 22:18 y 20).
Saludos cordiales