Respuesta a Mensaje # 60
Respuesta a Mensaje # 60
Apreciado smm:
1 – Comenzando por el final, ya te he dicho que yo me niego terminantemente a orar por aquello que creo que es así por haberlo entendido de la misma Palabra de Dios. Ahora, de surgir dudas, de haberme mostrado otro hermano que bien puedo estar equivocado, si vacilara entre una cosa y otra, si la incertidumbre me convenciera que en ese punto todavía estoy en la ignorancia y necesito ser debidamente instruido; entonces, sí, por supuesto oraría pidiendo sabiduría de lo alto y el recto entendimiento del que carezco. Como en este asunto no es esa mi situación, creo que pecaría si orara a Dios pidiendo luz, tanto como si orara a Él pidiéndole que por favor me muestre si es su voluntad que yo sea santo.
2 - ¿Cosas para reflexionar? Pues sí, pero ya lo hemos hecho. Me he gastado considerando esto, aquello y lo de más allá, y tras todo lo dicho todavía consideras que fue un despiste de Juan el haberse metido en la vida del rey Herodes. En cuanto a los caminos de Juan y Jesús, comenzaron en regiones distintas: Juan en el desierto de Judá, y Jesús en la Galilea. Que sepamos, sólo se encontraron cuando el bautismo de Jesús, y el Señor luego lo dejó dueño de aquel campo sin disputarle el territorio, y volvió para Galilea (Jn 4:1-3). Ambos cumplieron el deseo de Dios de que trabajaran separadamente. Si no fuese así, en vez de un precursor que fuera delante del Mesías preparándole el camino, Dios le hubiera mandado un colaborador acompañándole a su lado, como por ejemplo, lo fuera luego Pablo y Bernabé.
3 – Que Dios trabaja para unir y el enemigo para dividir, es una verdad esencial, pero se desvirtúa si se la toma como un absoluto que combina lo espiritual con lo físico. Por ejemplo, la unidad espiritual de los ministerios de Juan y Jesús es perfecta, pero no requiere para ello que los cuerpos físicos de Juan y sus discípulos transiten al mismo tiempo la senda por la que marchan Jesús y los suyos. La unidad entre Juan y Jesús no podía ser mejor de lo que ya era, sólo por el caminar, comer y descansar juntos, ambas compañías, como una sola, al mismo tiempo y en el mismo sitio. El libro de Los Hechos abunda en ejemplos de lo que digo. La perfecta unidad de la iglesia primitiva se muestra en Hch 2:44 pero no siempre estaban todos juntos en el mismo espacio físico como puede inferirse del v.46: “partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. En los patios del Templo podían reunirse miles, pero se necesitaban muchísimas casas para que luego se distribuyeran para la comunión en el ámbito reducido a un hogar, que a lo sumo podría acomodar unas decenas de personas. Ya he puesto anteriormente el caso de Pablo y sus colaboradores, que en un ministerio único demandaba que algunos viajaran por aquí y para allá, se esperaran y luego prosiguieran juntos hasta que conviniera que alguno de ellos saliera con otra misión específica. No se rompía en absoluto aquella unidad, porque distintos hombres con dones diferentes asumieran diversas iniciativas en lugares distantes unos de otros. He puesto otros ejemplos probatorios que la unidad no es afectada en la obra de Dios cuando es diversificada en el tiempo y el espacio.
En la Biblia, abundan los ejemplos cuya suma parece demostrar que el diablo es un campeón como predicador de la “unidad” (p. ej. 1Reyes 22:4).
Saludos cordiales.
Ricardo.
Respuesta a Mensaje # 60
Apreciado smm:
1 – Comenzando por el final, ya te he dicho que yo me niego terminantemente a orar por aquello que creo que es así por haberlo entendido de la misma Palabra de Dios. Ahora, de surgir dudas, de haberme mostrado otro hermano que bien puedo estar equivocado, si vacilara entre una cosa y otra, si la incertidumbre me convenciera que en ese punto todavía estoy en la ignorancia y necesito ser debidamente instruido; entonces, sí, por supuesto oraría pidiendo sabiduría de lo alto y el recto entendimiento del que carezco. Como en este asunto no es esa mi situación, creo que pecaría si orara a Dios pidiendo luz, tanto como si orara a Él pidiéndole que por favor me muestre si es su voluntad que yo sea santo.
2 - ¿Cosas para reflexionar? Pues sí, pero ya lo hemos hecho. Me he gastado considerando esto, aquello y lo de más allá, y tras todo lo dicho todavía consideras que fue un despiste de Juan el haberse metido en la vida del rey Herodes. En cuanto a los caminos de Juan y Jesús, comenzaron en regiones distintas: Juan en el desierto de Judá, y Jesús en la Galilea. Que sepamos, sólo se encontraron cuando el bautismo de Jesús, y el Señor luego lo dejó dueño de aquel campo sin disputarle el territorio, y volvió para Galilea (Jn 4:1-3). Ambos cumplieron el deseo de Dios de que trabajaran separadamente. Si no fuese así, en vez de un precursor que fuera delante del Mesías preparándole el camino, Dios le hubiera mandado un colaborador acompañándole a su lado, como por ejemplo, lo fuera luego Pablo y Bernabé.
3 – Que Dios trabaja para unir y el enemigo para dividir, es una verdad esencial, pero se desvirtúa si se la toma como un absoluto que combina lo espiritual con lo físico. Por ejemplo, la unidad espiritual de los ministerios de Juan y Jesús es perfecta, pero no requiere para ello que los cuerpos físicos de Juan y sus discípulos transiten al mismo tiempo la senda por la que marchan Jesús y los suyos. La unidad entre Juan y Jesús no podía ser mejor de lo que ya era, sólo por el caminar, comer y descansar juntos, ambas compañías, como una sola, al mismo tiempo y en el mismo sitio. El libro de Los Hechos abunda en ejemplos de lo que digo. La perfecta unidad de la iglesia primitiva se muestra en Hch 2:44 pero no siempre estaban todos juntos en el mismo espacio físico como puede inferirse del v.46: “partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. En los patios del Templo podían reunirse miles, pero se necesitaban muchísimas casas para que luego se distribuyeran para la comunión en el ámbito reducido a un hogar, que a lo sumo podría acomodar unas decenas de personas. Ya he puesto anteriormente el caso de Pablo y sus colaboradores, que en un ministerio único demandaba que algunos viajaran por aquí y para allá, se esperaran y luego prosiguieran juntos hasta que conviniera que alguno de ellos saliera con otra misión específica. No se rompía en absoluto aquella unidad, porque distintos hombres con dones diferentes asumieran diversas iniciativas en lugares distantes unos de otros. He puesto otros ejemplos probatorios que la unidad no es afectada en la obra de Dios cuando es diversificada en el tiempo y el espacio.
En la Biblia, abundan los ejemplos cuya suma parece demostrar que el diablo es un campeón como predicador de la “unidad” (p. ej. 1Reyes 22:4).
Saludos cordiales.
Ricardo.