Nou
EL arrianismo solo tiene su razón de ser al denostar al Hijo sistemáticamente a través de estrategias básicas, son estrategias simples pero insistentes y repetitivas:
1- Negar a como dé lugar que Jesucristo es Dios
2- Negar que solo Dios es divino
3- Negar la singularidad del Hijo, convirtiéndole en criatura.
4. Aseverar que "solo el Padre es Dios"
5. Negar la deidad, divinidad y singularidad del Hijo
Por ejemplo, tú, te la pasas citando versículos que hablan de Jesucristo como hombre, solo como eso y te abstienes de aquellos versos que hablan de él como quien es: El Hijo de Dios, el Verbo de Dios, el Señor de señores, el Alfa y la Omega, Principio y Fin de las cosas y por tanto, con todas sus implicaciones - entre otras, ser Dios.
Cuando hay algún verso que permite ver que Jesucristo no solo es hombre, automáticamente. las hordas arrianas alegan que es porque Dios (para ustedes "solo el Padre") por vía de concesión, le otorga esto o aquellos, haciendo el Hijo un ser creado y además sin iniciativa, le han hecho poco más que un títere.
Otro arriano como tú, uno de la infernar secta que inventó Russell llego a decir aquí, en este cristiano foro que, para él, Jesucristo solo era "un chalán". ¿Te imaginas?
Decenas de arrianos han pisado este cristiano foro y sus nombres están en el polvo de la historia, entre ellos el de aquella irredenta y blasfema criatura.
La doctrina de la Trinidad, en cambio, permanece incólume por los siglos, la Iglesia de Cristo que es trinitaria, permanece.
De tal suerte que solo los cristianos y los ángeles de Dios adoramos al Hijo. Nadie más lo hace, así que ponte cómodo en tu incredulidad y solo espera tu turno. Te tocará doblar tus rodillas, aún contra tu voluntad para adorar a Aquel que vive, Jesucristo, pues toda rodilla (incluyendo tus huesudas rodillas) se doblará para adorar al Rey de reyes y Señor de señores.
La doctrina de la Trinidad tuvo una lenta evolución durante un período de siglos. Las ideas trinitarias de filósofos griegos como Platón, que vivieron varios siglos antes de Cristo, se introdujeron furtiva y gradualmente en las enseñanzas eclesiásticas. Como dice
The Church of the First Three Centuries:
“Sostenemos que la doctrina de la Trinidad fue formándose gradualmente en tiempos comparativamente tardíos; que se originó de una fuente enteramente diferente de las Escrituras judías y cristianas; que las manos de los Padres que impusieron la influencia de Platón la desarrollaron y la injertaron en el cristianismo; que en el tiempo de Justino, y mucho después, se enseñaron de manera universal la naturaleza distinta y la inferioridad del Hijo; y que entonces se había puesto de manifiesto solo la silueta vaga elemental de la Trinidad”.
The Church of the First Three Centuries, página 52.
Las tríadas o trinidades eran comunes en Babilonia y Egipto antes de Platón.
Y los esfuerzos de los eclesiásticos por atraer a los incrédulos del mundo romano llevaron a la incorporación gradual de algunas de esas ideas al cristianismo.
Esto condujo con el tiempo a que se aceptara la creencia de que el Hijo y el espíritu santo eran iguales al Padre.
La misma palabra “Trinidad” solo se aceptó paulatinamente. En la segunda mitad del siglo segundo, Teófilo, obispo de Antioquía de Siria, escribió en griego e introdujo la palabra
tri·ás, que significa “tríada” o “trinidad”.
Luego el escritor latino Tertuliano, de Cartago, en el África septentrional, introdujo en sus escritos la palabra
trinitas, que significa “trinidad”.
Pero la palabra
tri·ás no se encuentra en las Escrituras Griegas Cristianas inspiradas, y la palabra
trinitas no se halla en la traducción latina de la Biblia conocida como la
Vulgata.
Ninguna de esas expresiones era bíblica. Pero la palabra “Trinidad”, basada en conceptos paganos, se introdujo furtivamente en la literatura de las iglesias, y después del siglo IV llegó a ser parte de su dogma.
Por eso, no se trata de que los eruditos hubieran examinado la Biblia cabalmente para ver si en ella se enseñaba esa doctrina.
Más bien, la política seglar y la eclesiástica determinaron en gran parte la doctrina.
En el libro
The Christian Tradition (La tradición cristiana), el autor, Jaroslav Pelikan, llama la atención sobre “los factores no teológicos de la controversia, muchos de los cuales parecían estar listos vez tras vez para determinar su resultado, solo para que los contrapesaran otras fuerzas de igual importancia.
A menudo la doctrina pareció ser la víctima —o el producto— de la política eclesiástica y de conflictos de personalidad”.
The Christian Tradition, por Jaroslav Pelikan, 1971, página 173
El señor E. Washburn Hopkins, profesor de Yale, lo expresó así: “La definición ortodoxa final de la trinidad fue en gran parte un asunto de política eclesiástica”.
Origin and Evolution of Religion, por E. Washburn Hopkins, 1923, página 339.
¡Qué irrazonable es la doctrina de la Trinidad en comparación con la enseñanza bíblica sencilla de que Dios es supremo y no tiene igual!
Como dice Dios: “¿A quién me asemejarán ustedes o me harán igual o me compararán, para que nos parezcamos uno al otro?”.Is. 46: 5.