Me respondes por el artículo 31. Niegas que el trono del Cordero va a estar en la Tierra. Pues la Biblia dice otra cosa bien distinta.
¿De qué "Tierra" estás hablando? ¿De esta? ¿Olvídate!
¿Qué no sabes que este mundo DESAPARECERÁ?
Si examinamos los versos del capítulo 5 de Apocalipsis donde aparece la palabra “trono”, no hallaremos evidencia de que el Mesías esté sentado en su propio trono individual o personal.
En el capítulo 6 de Apocalipsis tampoco encontramos evidencia de que Jesús el Mesías esté sentado en su propio trono en los cielos.
...Sigues MUY equivocado. ¿De veras lees la Biblia?
¿Y la adoración celestial qué?
En el capítulo 7 de Apocalipsis examinado todos los versículos donde aparece el vocablo “trono” se puede observar que no se dice nada de que el Hijo esté sentado sobre dicho trono. En el verso 10, por ejemplo, descubrimos que quién está sentado en el trono es el Padre y no el Hijo.
No seas tramposo. Onites que la salvación pertenece en igualdad al Padre y al Hijo.
¿Por qué eres tramposo?
Tampoco en el capítulo ocho de Apocalipsis encontramos que el Mesías esté sentado en su trono personal o individual.
En esta parte se ha dado por sentado... ¿Y qué?
Tampoco encontramos en el capítulo once de Apocalipsis que Jesús el Mesías esté sentado en su trono personal o individual. Es verdad que se habla de tronos pero estos son para los 24 ancianos.
Vuelves a omitir este hecho, mira:
El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban:
— A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre y para siempre.
En el capítulo doce de Apocalipsis aparece una vez el vocablo ‘trono’ en el verso 5. No obstante, este trono no es el trono del Hijo sino de Yahwéh, el Padre.
Es claro que tampoco en el capítulo 14 de Apocalipsis se habla de un trono personal del Hijo de Dios. El verso 5 dice claramente que el trono es de Dios, Dios el Padre.
Te olvidas de que está obviado lo siguiente:
...Vi cómo el Cordero rompía el sexto sello. Se produjo entonces un formidable terremoto; el sol se oscureció como si se vistiera de luto; la luna se volvió completamente como sangre; las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como frutos aún verdes sacudidos por un viento impetuoso; el cielo se replegó sobre sí mismo como un pergamino que se enrolla, y todos los montes y las islas sintieron estremecerse sus cimientos. Entonces, los reyes de la tierra, los nobles, los generales, los ricos, los poderosos, todos absolutamente, esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, diciendo a cumbres y peñascos:
— Caigan sobre nosotros; ocúltennos para que no nos vea el que está sentado en el trono, para que no dé con nosotros la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá resistir en pie?
Y eso está en armonía con Mateo 24, lo mismo que con Joel 2.
Tampoco en el capítulo 17 se habla de un trono para el Hijo de Dios. Simplemente se habla de un trono que está en el templo del cielo.
Argumento irrelevante, fuera de foco.
En el capítulo 19 de Apocalipsis tampoco se habla de un trono que le pertenezca al Hijo de Dios, sino solo a Dios. Esto es muy importante porque algunas personas no distinguen este detalle singular.
¿Crees que una silla solo es para calentar el culo? ¡Sigues estando chalado!
Apréndete bien: las bodas del Cordero establecen la deidad de Cristo. Lee el vs. 10 de Apocalipsis 19.
Versículo 20: esta es una visión de la era venidera cuando Jesús el Mesías inaugure su reino milenario en la tierra. Los tronos que son vistos son los tronos de los mártires que reinarán con el Mesías en la tierra. En Salmos 122:3-5 se nos revela que los tronos del juicio estarán en Jerusalén y no en el cielo.
De hecho, el mismo juicio en el mundo es desde el cielo, no desde la tierra.
Tampoco el versículo 21 nos dice que este trono es del Hijo de Dios, sino más bien del Padre.
E ignoras estas palabras, por cierto:
...El Padre no juzga a nadie; todo el poder de juzgar se lo ha dado al Hijo. Y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo ha enviado...
Entonces el juicio es en igualdad entre el PAdre y el Hijo para dar la misma honra a ambos.
El capítulo 22 se refiere básicamente a la era del reino en la nueva tierra, y el único verso que nos habla de un trono del Padre es el 3. Pero nada en el contexto nos indica que esta visión es una del cielo, sino de la nueva tierra, cuando Dios y su Hijo estén con los hombres (21:1-3).
Es aquí donde chocas como mosca en la lámpara; ¡léete bien para que aprendas!
...Pero no vi templo alguno en la ciudad, porque el Señor Dios, dueño de todo, y el Cordero son su Templo. Tampoco necesita sol ni luna que la alumbren; la ilumina la gloria de Dios, y su antorcha es el Cordero. La luz de esta ciudad alumbrará el destino de los pueblos, y los reyes del mundo vendrán a rendirle homenaje. No se cerrarán sus puertas al anochecer pues allí no habrá noche; y le llevarán como ofrenda el poderío y la riqueza de los pueblos. Y nada manchado entrará en ella: ningún depravado, ningún embaucador; tan sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero (Éxodo 32:31_33).
El ángel me enseñó también un río de agua viva, transparente como el cristal, que manaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la ciudad, a una y otra orilla del río, crecía un árbol de vida que daba doce cosechas, a cosecha por mes, y sus hojas servían de medicina a las naciones. Allí no habrá ya nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, donde sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre grabado en la frente. Una ciudad sin noches y sin necesidad de antorchas ni de sol, porque el Señor Dios será la luz que alumbre a sus habitantes, los cuales reinarán por siempre.
Y siempre chocarás con lo que está resaltado en negritas. ¡Este será tu némesis teológico para siempre! ¡Tú también habrás de doblar la rodilla y confesar de labios que Cristo es el Señor (Elohim), te guste o no te guste!