Re: ¿JESUS DIJO QUE ERA DIOS?
EN la antigüedad los hebreos tenían en alta estima
el nombre de Dios y
lo usaban. Recibió prominencia en la Biblia, tanto que apareció casi
7.000 veces.
El nombre de Dios estaba constantemente ante los adoradores verdaderos mientras ellos leían la “palabra” de Dios u oían su lectura. (
Jos. 1:8; 8:34, 35)
Por ejemplo, Moisés mandó al pueblo que se reuniera con regularidad para escuchar la lectura de la ley en Deuteronomio, y eso quería decir
oír el nombre de Dios más de 500 veces. (
Deu. 31:10-12)
Además, parece que cada familia cantaba los Salmos 113 a 118 en cada Pascua.
En tan solo los 29 versículos del Salmo 118, el nombre personal de Dios se cantaba 22 veces.
La Biblia los exhortaba a
‘invocar su nombre,’ y
‘amar su nombre.’ (
Isa. 12:4; Sal. 69:36) A pesar de eso, algún tiempo bastante posterior, supersticiosamente los judíos empezaron a
evitar la pronunciación de ese nombre sagrado.
Cuando leían la Biblia, al llegar a él, decían
Adonay (Señor) o
Elohim (Dios). Pero ¿por qué?
Algunos dicen que esto se debió a que
temían usar mal el nombre sagrado de Dios.
Es verdad que los Diez Mandamientos decían que su nombre no había de tomarse de manera indigna o vana. (Éxo. 20:7)
Esto claramente excluía todo uso irrespetuoso o fraudulento del nombre. Y Levítico 24:16 mandaba que se diera muerte a todo el que abusara del nombre de Dios, fuera hebreo nativo o residente forastero.
Pero eso significaba evitar el
abuso de él, no evitar el
uso de él.
Así, pues, la evidencia indica que durante gran parte del período bíblico
los hebreos ordinarios sí usaron el nombre de Dios respetuosamente tanto, en las actividades religiosas como, en los aspectos cotidianos de la vida.
Por ejemplo, en 1961 se descubrió una antigua cueva para entierros a 32 kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Parece que la cueva es del tiempo del rey Ezequías (745-716 a. de la E.C.) En sus paredes había inscripciones hebreas en las cuales
se usaba el Tetragrámaton, como “
Jehová es el Dios de toda la tierra.”
Y, en 1966, se publicó un informe acerca de tiestos o fragmentos de vasijas de barro con escritura que se encontraron en Arad, en la parte sur de Israel. Uno de ellos, que se puede ver
en la imagen más abajo era una carta privada, en hebreo, de un subordinado a Eliasib. La carta empieza así: “A mi señor Eliasib, pregunte
Yavé por tu paz. Y ahora...”
—Israel Exploration Journal, vol. 13, núm. 2, págs. 74-92; vol. 16, núm. 1, págs. 17.

Si en el tiempo de Jesús se esparcía la costumbre supersticiosa de evitar el nombre, eso no quiere decir que el nombre personal de Dios
nunca se usaba. El el Dr. M. Reisel escribió al respecto: “El sumo sacerdote debe haber pronunciado el Tetragrámaton hasta la destrucción del Segundo Templo en 70 E.C.”
En cuanto a Jesús y sus apóstoles, ¿usaron ellos el nombre de Dios al escribir, hablar o al leer las Escrituras? Por ejemplo, ¿qué hay de la ocasión en la cual Jesús se puso de pie en la sinagoga de Nazaret
y leyó Isaías 61:1?
El Tetragrámaton aparece en el texto hebreo, que empieza así: “El espíritu del Señor Yahvéh está sobre mí”
(Biblia de Jerusalén) ¿Cree usted que, hasta si algunos
judíos supersticiosos optaban por no pronunciar el nombre divino, Jesús lo evitaría intencionalmente? Recordar que él dijo: “He puesto
tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo.”—
Juan 17:6.
El relato de lo que Jesús dijo cuando leyó Isaías 61:1 se encuentra en
Lucas 4:18, 19. Si usted busca estos versículos en cualquier versión que no sean TNM o estas versiones ("Kadosh"), (VIN2007), (DA) (NT NV°), (RVR2011), (VIN2011)
no verá en ellos el nombre personal de Dios.
En vez de eso, hallará que se presenta a Jesús dando esta lectura: “El Espíritu
del Señor está sobre mí”—
Versión Moderna. ¿Cree usted que eso fue lo que Jesús dijo?
A principios de 1961, un equipo de peritos salió a explorar cavernas en el prohibitivo Nahal Hever. Llevaban detectores de minas, máscaras contra el polvo, sogas y aparejos de paracaidista.
Era una bajada peligrosa de 80 metros la que llevaba a la boca de la caverna número 8, a la cual se le dio el nuevo nombre de Caverna de los Horrores. -un paso en falso pudiera significar una caída de centenares de metros hasta las rocas abajo-
El nombre de “Caverna de los Horrores” vino de lo que los investigadores hallaron dentro... los esqueletos de unos 40 hombres, mujeres y niños. Habían sido seguidores del combatiente judío Bar Kokba, quien condujo una guerra contra Roma en 132 E.C. Se sugiere que posiblemente fueron atrapados allí por los romanos acampados en la parte superior del acantilado y que murieron de sed o hambre.
Pero
usted quizás se pregunte qué tiene que ver todo esto con el asunto de si Jesús y los apóstoles usaron el nombre personal de Dios y, por extensión, si ese nombre debería estar en su Biblia o en sus labios. El eslabón que conecta estas cosas se halla en
nueve pequeños fragmentos de pergamino, con escritura griega, que fueron desenterrados en la Caverna de los Horrores.
Cuando unos doctos estudiaron estos fragmentos, reconocieron que venían de un antiguo rollo de piel de los Doce Profetas (Oseas hasta Malaquías inclusive). Era un texto griego de
entre 50 a. de la E.C. y 50 E.C.
Ahora se conocía la fuente del rollo, la Caverna de los Horrores en el desierto de Judea. Aunque al principio usted quizás no vea la importancia de esto,
es una clave de gran importancia en cuanto a si el nombre divino debería aparecer en su Biblia.
Para que esta clave tenga verdadero significado para usted, tenemos que considerar
qué rollos les estaban disponibles a Jesús y sus apóstoles en el primer siglo E.C.
Los libros bíblicos desde Génesis hasta Malaquías inclusive se escribieron originalmente
en hebreo, con porciones pequeñas en arameo. Sin embargo, cuando los judíos fueron dispersados por todo el mundo antiguo empezaron a usar el idioma internacional,
el griego.
Por eso, para aproximadamente
280 a. de la E.C., se empezó la traducción de las Escrituras Hebreas
al griego, y se produjo lo que se conoce como la Versión de los Setenta (LXX) griega, también conocida como
la Septuaginta.
Cuando Jesús empezó su ministerio, los judíos de habla griega daban uso extenso a esta versión. De la fraseología de los escritos de los apóstoles podemos percibir que estaban familiarizados con la Versión de los Setenta, y de seguro Jesús también lo estaba.
Pero
¿contenía aquella traducción griega el nombre de Dios? Los manuscritos más completos de la Versión de los Setenta que han sobrevivido, que son del siglo cuarto E.C., revelan una situación sorprendente. En cada caso en que la Biblia hebrea tenía
el Tetragrámaton, la Versión de los Setenta griega puso las palabras “Dios” (Theos) y “Señor” (Kyrios).
Por eso, el punto de vista del mundo de los doctos ha sido que Jesús y sus apóstoles
no usaron el nombre personal de Dios.
Se ha alegado que, cuando ellos leían o citaban de las Escrituras en hebreo, seguían la costumbre de pronunciar en vez del nombre de Dios las palabras para
“Señor” o “Dios.” Y en cuanto al ejemplar de la Versión de los Setenta que usaron,
ni siquiera contenía el Nombre.
Muchos teólogos se han apegado con confianza a este punto de vista. Pero
¿qué hay de la clave de Judea que vino de la Caverna de los Horrores?
Recuerde que la Caverna de los Horrores, en el desierto de Judea, había contenido algunos fragmentos en piel de la colección de los Doce Profetas de un rollo que había sido escrito para aproximadamente
el tiempo del nacimiento de Jesús.
Este rollo estaba en griego, en la forma de la Versión de los Setenta. Pero
¿qué hay del nombre de Dios? Note la reproducción que se muestra aquí.

¡Estos fragmentos provenientes del desierto de Judea contenían el nombre divino en un estilo antiguo de hebreo! Aunque el texto principal estaba en griego, se retuvo el nombre de Dios en letras hebreas.
El título griego Kyrios
NO había sido puesto en el lugar del Tetragrámaton, como se hizo en manuscritos de la Versión de los Setenta en siglos posteriores.
Entonces, más recientemente aún, otra clave importante ha recibido atención. Esta, también, tiene mucho que ver con el hecho de si el nombre de Dios debe estar en su Biblia o no, y, por eso, con el hecho de si usted debe estar usando ese nombre o no.
Esta clave salió a la luz en el Cairo.
La clave egipcia consiste en muchos fragmentos de un antiguo rollo de papiro de Deuteronomio, que está alistado para reconocimiento en museos como el Número 266 de los Papiros Fuad.
Aunque estos fragmentos se habían encontrado en los años cuarenta de este siglo, no estaban accesibles a la comunidad de los doctos para estudio.
En 1950 la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas publicó por primera vez, en su versión en inglés, fotografías de algunos de estos raros fragmentos.
Todavía, durante los años cincuenta y sesenta la mayoría de los peritos no tuvieron acceso efectivo a los fragmentos, y ninguna otra publicación docta había reproducido fotografías o hecho un análisis de todos ellos.
Finalmente, el volumen de 1971 de Études de Papyrologie hizo eso. Pero ¿qué había de extraordinario con relación a esos fragmentos? ¿Y qué tienen que ver con el uso del nombre de Dios?
Los papiros Fuad 266 fueron preparados en el segundo o primer siglo a. de la E.C. No están en hebreo, sino en griego. Examine los escritos que hay en las muestras de Fuad 266que se reproducen abajo.
¿Ve usted que, aunque el texto principal está en griego, se usa el Tetragrámaton en letras hebreas cuadradas?
De modo que tampoco el copista de este rollo de papiro puso las palabras griegas para “Señor” (Kyrios) o “Dios” en el lugar donde iba el nombre. Más bien, ¡
más de 30 veces puso —en medio de lo escrito en griego— el
Tetragrámaton en letras
hebreas!
El Dr. Paul E. Kahle, de Oxford, explicó que estos fragmentos contienen “quizás el más perfecto texto de Deuteronomio según la Versión de los Setenta que nos ha llegado.
”En
Studia Patristica, añadió: “Tenemos aquí en un rollo de papiro un texto griego que representa el texto de
la Versión de los Setenta en forma más confiable que el Códice del Vaticano, y uno
que fue escrito más de 400 años antes.”
Y el texto retenía el nombre personal de Dios, como lo retenían los fragmentos griegos de los Doce Profetas que se encontraron en el desierto de Judea. Unos fragmentos concuerdan con los otros.
En el Journal of Biblical Literature (vol. 79, págs. 111-118), el Dr. Kahle examinó la evidencia que se acumula con referencia al uso del nombre divino entre los judíos y llegó a esta conclusión:
“Todas las traducciones griegas de la Biblia hechas por judíos para judíos en los tiempos precristianos tienen que haber usado, como el nombre de Dios, el Tetragrámaton en caracteres hebreos y
no [Kyrios], o abreviaturas de ello, como hallamos en las [copias] cristianas” de la Versión de los Setenta.
Este singularizar del nombre divino para conservarlo cuidadosamente se manifestó hasta en textos en hebreo de alrededor del primer siglo. En algunos de los rollos hebreos de las cuevas cercanas al mar Muerto, el Tetragrámaton estaba escrito en tinta roja o en un tipo de hebreo más antiguo que se podía distinguir con facilidad. J. P. Siegel hace el siguiente comentario sobre esto:
“Uno de los rasgos más sorprendentes que se notaron en los manuscritos de Qumrán al descubrírseles originalmente hace más de veinte años fue la ocurrencia, en un grupo limitado de textos, del Tetragrámaton escrito en caracteres paleohebreos. . . . Es casi un truismo el que esta práctica significa profunda reverencia al Nombre (o Nombres) Divino(s).”—Hebrew Union College Annual, 1971.
Además, se ha informado que en la Jerusalén del primer siglo había un rollo hebreo de los cinco libros de Moisés con el Tetragrámaton en letras de oro.—Israel Exploration Journal, vol. 22, 1972, págs. 39-43.
¿No le indica vigorosamente esta nueva evidencia que Jesús tendría que haber estado muy familiarizado con el nombre divino y lo habría usado, fuera que leyera las Escrituras en griego o en hebreo?
Considere las conclusiones de una famosa autoridad que estudió la evidencia de los manuscritos: Hace poco más de un año, George Howard, profesor adjunto de religión en la Universidad de Georgia, E.U.A., consideró las cuestiones envueltas en esto en el Journal of Biblical Literature, una publicación sobre literatura bíblica. (Vol. 96, núm. 1, 1977, págs. 63-83) Su artículo comienza así:
“Descubrimientos recientes en Egipto y el desierto de Judea nos permiten ver directamente el uso del nombre de Dios en tiempos precristianos.”
Entonces consideró los textos griegos del período precristiano que se publicaron recientemente y que usted ha publicados arriba. En cuanto al punto de vista que anteriormente se aceptaba en el sentido de que en la Versión de los Setenta el título griego Kyrios había reemplazado siempre al nombre de Dios, leemos:
“De estos hallazgos podemos decir ahora con seguridad casi absoluta que el nombre divino,
יהוה,
no se vertía [Kyrios] en la Biblia griega precristiana, como con tanta frecuencia se ha creído.”
¿Qué hay acerca del conjunto general de los Rollos del Mar Muerto? El profesor Howard escribe: “Quizás la observación más significativa que podemos sacar de este patrón de uso variado del nombre divino es que el Tetragrámaton se consideraba muy sagrado.
El Tetragrámaton se protegía cuidadosamente cuando se copiaba el texto bíblico mismo. Esta protección del Tetragrámaton se extendió hasta a la traducción griega del texto bíblico.”
Pero ¿qué hay de Jesús y sus apóstoles?
Aunque todo lo anterior pueda ser de interés especial a los doctos y eruditos, ¿qué efecto tiene en su Biblia? ¿Qué punto de vista debe tener usted acerca del uso del nombre personal de Dios?
El profesor Howard saca algunas conclusiones importantes. Primero, señala esto:
“Es realidad conocida que los judíos de habla griega continuaron escribiendo
יהוה en sus Escrituras en griego.
Además, parece muy poco probable que los primeros cristianos de entre los judíos de habla griega, que serían conservadores, siguieran una práctica diferente. . . . Hubiera sido extremadamente raro el que ellos hubieran removido del texto bíblico mismo el Tetragrámaton.”
¿Qué hacían los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas cuando citaban de los libros de la Biblia Hebrea, fuera que se tratara del hebreo original o de una traducción griega? ¿Usaban el Tetragrámaton cuando aparecía en la fuente de la cual citaban?
Fundándose en la evidencia que ahora está disponible, el profesor Howard explica:
“Puesto que el Tetragrámaton todavía se escribía en las copias de la Biblia Griega que componía las Escrituras de la iglesia primitiva, es razonable creer que los escritores del N[uevo] T[estamento], al citar de la Escritura, preservaron el Tetragrámaton en el texto bíblico. Fundándonos en la analogía de la práctica judía precristiana, podemos imaginarnos que el texto del NT incorporó el Tetragrámaton en sus citas del AT.”
Entonces, ¿a qué se debe que en todas las copias que quedan del “Nuevo Testamento” falte el Tetragrámaton? ¿Pudiera ser que el nombre de Dios haya sido removido después de la muerte de los apóstoles? Eso es lo que la evidencia señala. El profesor Howard continúa:
“Por supuesto, el Tetragrámaton en estas citas hubiera continuado mientras continuara usándosele en las copias cristianas de la LXX. Pero cuando fue removido del AT griego, fue removido también de las citas del AT en el NT.”
“Así, pues, para algún tiempo al principio del siglo segundo el uso de reemplazos [sustitutos para el nombre de Dios] tiene que haber desplazado al Tetragrámaton en ambos Testamentos.
No pasó mucho tiempo antes de que el nombre divino desapareciera por completo con relación a la iglesia gentil excepto al reflejarse en los reemplazos abreviados o por ser recordado a veces por eruditos.”
A muchos eruditos que hayan leído el
Journal of Biblical Literature quizás les haya sorprendido la conclusión a la cual se llegó, a saber, que el nombre divino, Jehová (Ya[h]vé[h]) aparecía en el “Nuevo Testamento” en el tiempo de su escritura original.
Esto puede haber parecido nuevo, porque es una vuelta completa con relación a lo que ha sido el punto de vista por mucho tiempo aceptado de que los escritores cristianos evitaron usar el nombre divino. Pero ¿es nuevo esto?
Allá en 1796 Dominikus von Brentano usó el nombre divino en algunos lugares en su traducción alemana del “Nuevo Testamento.” Considere, por ejemplo, Marcos 12:29, que usted ve reproducido aquí. A Jesús le habían preguntado: “¿Cuál es el mandamiento principal?” La traducción de Brentano entonces presenta esta lectura:
“El mandamiento principal, contestó Jesús, es éste: ¡Oye, Israel! Jehová, nuestro Dios, es el único Dios.”
29. Das allervornehmste Gebot, antwortete Jesus, ist dieß: Höre Israel! Jehovah, unser Gott, ist der einige Gott◊).
¿Tuvo buena razón Brentano para mostrar a Jesús pronunciando el nombre divino? Sí, pues Jesús estaba citando de Deuteronomio 6:4 que contiene el Tetragrámaton.
Ciertamente Jesús no estaba atado por las tradiciones, como lo estaban la mayoría de los líderes religiosos judíos, pues Jesús ‘enseñaba como persona que tiene autoridad y no como los escribas.’ (Mat. 7:29)
Cristo dijo públicamente que él deseaba glorificar el nombre de su Padre, tanto su nombre mismo como todos los propósitos y logros asociados con ese nombre. (Juan 12:28) Y hacia el fin de su vida terrestre dijo que
había dado a conocer el nombre de su Padre. Por eso, el traductor Brentano tuvo una base lógica para presentar a Jesús usando el nombre de Dios al citar un texto que lo contenía.—Juan 17:6, 26.
De manera similar, tan solo el relato del Evangelio de Mateo contiene
más de 100 citas de las Escrituras Hebreas. En 1950 la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, en su edición en inglés, dijo acerca de Mateo: “En los lugares en que en estas citas estaba el nombre divino, él se vería obligado a incluir fielmente el tetragrámaton.”
Esta traducción de 1950 llegó a la misma conclusión fundamental que se dio más tarde en el Journal of Biblical Literature en 1977. En vista de la evidencia de que los escritores del “Nuevo Testamento” se encontraron con el Tetragrámaton, fuera que citaran los textos bíblicos del texto hebreo o de la Versión de los Setenta griega, el
Prólogo de la Traducción del Nuevo Mundo en inglés declaró:
“El traductor moderno está justificado al usar el nombre divino como equivalente para [las palabras griegas correspondientes a “Señor” y “Dios”] en lugares donde Mateo, etc., citan versículos, pasajes y expresiones de las Escrituras Hebreas o de la LXX en los cuales aparece el nombre divino.”
Así, la posición que explicó el profesor Howard en 1977 no es enteramente nueva. Pero trae a luz excelente nueva evidencia que no estaba disponible cuando la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas usó “Jehová” 237 veces en el “Nuevo Testamento” en su edición en inglés de 1950.
Entonces, ciertamente el nombre de Dios tiene un lugar en las traducciones de la Biblia. Le corresponde estar allí, para ser usado y apreciado por todos los adoradores verdaderos que desean hacer lo que Jesús hizo
—glorificar el nombre de su Padre— y que oran: “Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.”—Mat. 6:9, Versión Valera.