Cada día estoy mas convencido de que Jesucristo no fue un personaje histórico real. Está plenamente acreditado que el texto de Josefo de las “Antigüedades de los Judíos” fue una interpolación encaminada a dar base histórica a la vida de Jesús. Siendo esta la única baza de los defensores se su historicidad, solo queda asomarse a la historia del cristianismo, al primer cristianismo, el cristianismo gnóstico barrido mas tarde por el cristianismo oficial.
Solo queda, pues, enlazar la historia de Jesús con la estructura de los grandes mitos pérsicos, egipcios, mesopotámicos y griegos, con las religiones de los misterios y, correlativamente, con los dioses Osiris, Dionisos, Mitra, Attis, Adonis, Baco, entre otros. Veamos las similitudes una por una:
EL SALVADOR: Jesús el el Salvador del género humano, Dios hecho hombre, el Hijo de Dios igual al padre, exactamente igual que Osiris, Dionisos, Mitra, Adonis, etc
LA CUEVA: Jesús nace en una cueva el 25 de Diciembre o el 6 de enero, según la versión pérsico-romana (Mitra) o egipcia-alejandrina (Dionisos, Eón y Osiris). Según los Evangelios, Jesús nace en un establo. No obstante, la palabra que suele traducirse por “establo” en los evangelios es “Katalemna” que literalmente significa refugio temporal o cueva. La cueva representa el vientre de la madre tierra. Sabemos de cuevas consagradas al dios Pan, Mitra nació en una cueva, Zeus nació en una cueva en Creta.
EL BAUTISMO: El rito del bautismo es muy antiguo y procede de la antigua ciudad sumeria de Eridú, del dios del agua Ea. En el período helenístico, Ea fue llamado Oannes, que en griego se traduce como Ioannes, en latín Johannes, en hebreo, Yohanam, en español, Juan. En vista de lo cual, varios estudiosos han sugerido que nunca existieron Juan ni Jesús, sino un dios del agua y un dios del sol. Al examinar la historia de Juan el Bautista y de Jesús, comprobamos que nos adentramos en un terreno mitológico. Se trata de historias de vidas paralelas.: Juan nace de una mujer vieja, Jesús nace de una mujer joven. La madre de Juan es estéril, la madre de Jesús no es fecundada. Juan nace en el solsticio de verano, cuando el sol empieza a menguar. Jesús nace seis meses después, en el solsticio de invierno, cuando el sol empieza a crecer de nuevo, de ahí que el Bautista diga: “Es preciso que el crezca y que yo mengüe. Juan nace bajo el signo de Cáncer, que para los antiguos representaba la puerta que cruzaban las almas al salir a la encarnación y entrar en la inmortalidad. Juan bautiza con agua y Jesús con fuego y espíritu. El nacimiento de Jesús se celebra en la fiesta pagana del sol naciente, el 25 de diciembre, el de Juan se celebra en Junio y sustituye a una fiesta pagana del agua que se celebraba en el solsticio de verano.
PARENTESCO ENTRE JESÚS, DIONISOS Y BACO: Según la mitología, el milagro de transformar el agua en vino tuvo lugar por primera vez en las bodas de Dionisos y Ariadna. El mismo milagro se atribuye a Jesús en las Bodas de Canaán.
EL MILAGRO PENTECOSTAL DEL DON DE LENGUAS: Después de la muerte de Jesús los discípulos empezaron a hablar milagrosamente lenguas extrañas que las otras personas oían como su propia lengua nativa. El mismo fenómeno se había producido cinco siglos antes en Trofonio y Delos, donde a algunas personas les pareció que las sacerdotisas de los oráculos hablaban de forma ininteligible mientras que a otras personas les parecía oírlas hablar en su propia lengua nativa.
LOS DOCE APÓSTOLES: Los doce apóstoles de los que Jesús se rodea se suele interpretar como una referencia simbólica a las doce tribus de Israel. Sin embargo, este número es una referencia simbólica a los doce signos del zodiaco babilónico. Osiris, Dionisos y otras deidades aparecen representadas como el inmóvil centro espiritual en torno al cual giran los doce signos zodiacales. Durante la ceremonia de iniciación en los misterios de Mitra, doce discípulos rodeaban al dios-hombre, igual que en el caso de Jesús. Si indagamos aún mas en el valor mágico del número doce, podremos advertir que forma parte de la geometría sagrada del sistema pitagórico. Pitágoras concibió a Dios como una esfera perfecta y descubrió que para que una esfera quedase en el centro de otras idénticas en tamaño, doce habían de ser las que la rodeasen..
LA ENTRADA EN JERUSALÉN A LA GRUPA DE UN ASNO: Según relatan los evangelios Jesús entra en Jerusalén montado en un asno en olor de multitudes que tienden ramas en su camino. También el dios Dionisos aparece subido en un asno en el camino que le conduce a la pasión. En Atenas, cuando los peregrinos caminaban por la vía sagrada a Eléusis con la intención de celebrar allí los misterios un pollino portaba un cesto que contenía los enseres sagrados con los que se iba a crear el ídolo de Dionisos.
LA CONDENA DEL HOMBRE JUSTO E INOCENTE: Los Evangelios presentan a Jesús como a un hombre inocente y justo que, por instigación de los sumos sacerdotes judíos, es objeto de acusaciones espurias y llevado ante la presencia del cónsul romano Pilatos para ser condenado a muerte. El mismo tema mitológico lo podemos encontrar cinco siglos antes en la obra de Eurípides “Las Bacantes”, pero refiriéndose en este caso a Dionisos. Al igual que Jesús en Jerusalén, Dionisos es un forastero tranquilo que trae una religión nueva. En “Las Bacantes” el Rey Penteo es un tirano que no cree en Dionisos ordenando a sus esbirros que prendan al hombre-dios.
EL PAN Y EL VINO: Antes de morir, Jesús celebra una última cena simbólica que consiste en pan y vino. En “Las Bacantes” Eurípides llama al pan y al vino “los dos poderes que son supremos en los asuntos humanos”. Los antiguos creían que el dios-hombre mistérico había enseñado a la humanidad el arte de cultivar el trigo y la vid para producir pan y vino. La idea de comulgar con la divinidad comiéndola es un rito tan antiguo que se encuentra en el “Libro de los Muertos” de los egipcios, en el que los difuntos se comen a los dioses y se apropian así de sus poderes. Beber vino en los ritos de Dionisos es comulgar con el Dios y tomar su poder y su presencia física en tu cuerpo. En los ritos eucarísticos cristianos se afirma que Jesús se convierte simbólicamente en el vino que bebe quien participa en ellos. Eurípides decía que Dionisos se convierte en el vino y es escanciado como ofrenda.
EL SACRIFICIO DEL HIJO DE DIOS: Generalmente se suele creer que Jesús murió en la Cruz, aunque la palabra que en el Nuevo Testamento se traduce por “cruz” tiene el significado de “poste”. En los Hechos de los Apóstoles Pedro no dice que Jesús fuera crucificado, sino que lo habían matado “colgándolo de un madero”. En la representación de la pasión de Attis (dendroforía) este era representado como la imagen de un hombre atada a un pino.. En los misterios de Dionisos colgaban en un poste de madera una gran máscara barbuda que representaba al dios hombre. Jesús es coronado con una corona de espinas, Dionisos es coronado con hiedra. A Jesús lo cubren los soldados con un manto escarlata, a Dionisos también. Jesús muere al lado de dos ladrones, uno de los cuales sube al cielo, mientras que el otro va al infierno. En los misterios de Mitra se representa a este acompañado de dos figuras, dos portadores de antorchas, una de ellas apunta con su antorcha hacia arriba, que significa la ascensión al cielo, otra apunta con su antorcha hacia abajo, lo cual significa el descenso a los infiernos.
La cruz fue un símbolo sagrado para los antiguos. Sus cuatro brazos representaban los cuatro elementos del mundo físico: tierra, aire, agua y fuego. El Padre de la Iglesia Arnobio se escandalizaba al ver que en los misterios de Dionisos los iniciados se pasaban una cruz sagrada de unos a otros. Algunos jarrones de la época ilustran a Dionisos colgado de una cruz. Se ha hallado un talismán que reproduce a un hombre crucificado al cual identificaríamos fácilmente con Jesús a no ser por la inscripción que reza bajo la figura: “Orfeo-Bakkikos”.
EL CHIVO EXPIATORIO DIVINO: La tradición cristiana asegura que Jesús murió por el perdón de los pecados del mundo. Muchas son las culturas que han usado el mismo motivo del chivo expiatorio con el fin de alejar los males y demonios de la comunidad. Existe una inscripción que reza: “¡Tú nos has salvado al derramar la sangre eterna!” No se refiere a Jesús, sino a Mitra. Hay otra inscripción que dice “¿Te han sacrificado? ¿Dicen que has muerto por ellos? ¡No has muerto! ¡Vives eternamente! ¡Eres Nuestro Señor, vivo y joven eternamente!” Tampoco se refería a Cristo, sino a Osiris.
Solo queda, pues, enlazar la historia de Jesús con la estructura de los grandes mitos pérsicos, egipcios, mesopotámicos y griegos, con las religiones de los misterios y, correlativamente, con los dioses Osiris, Dionisos, Mitra, Attis, Adonis, Baco, entre otros. Veamos las similitudes una por una:
EL SALVADOR: Jesús el el Salvador del género humano, Dios hecho hombre, el Hijo de Dios igual al padre, exactamente igual que Osiris, Dionisos, Mitra, Adonis, etc
LA CUEVA: Jesús nace en una cueva el 25 de Diciembre o el 6 de enero, según la versión pérsico-romana (Mitra) o egipcia-alejandrina (Dionisos, Eón y Osiris). Según los Evangelios, Jesús nace en un establo. No obstante, la palabra que suele traducirse por “establo” en los evangelios es “Katalemna” que literalmente significa refugio temporal o cueva. La cueva representa el vientre de la madre tierra. Sabemos de cuevas consagradas al dios Pan, Mitra nació en una cueva, Zeus nació en una cueva en Creta.
EL BAUTISMO: El rito del bautismo es muy antiguo y procede de la antigua ciudad sumeria de Eridú, del dios del agua Ea. En el período helenístico, Ea fue llamado Oannes, que en griego se traduce como Ioannes, en latín Johannes, en hebreo, Yohanam, en español, Juan. En vista de lo cual, varios estudiosos han sugerido que nunca existieron Juan ni Jesús, sino un dios del agua y un dios del sol. Al examinar la historia de Juan el Bautista y de Jesús, comprobamos que nos adentramos en un terreno mitológico. Se trata de historias de vidas paralelas.: Juan nace de una mujer vieja, Jesús nace de una mujer joven. La madre de Juan es estéril, la madre de Jesús no es fecundada. Juan nace en el solsticio de verano, cuando el sol empieza a menguar. Jesús nace seis meses después, en el solsticio de invierno, cuando el sol empieza a crecer de nuevo, de ahí que el Bautista diga: “Es preciso que el crezca y que yo mengüe. Juan nace bajo el signo de Cáncer, que para los antiguos representaba la puerta que cruzaban las almas al salir a la encarnación y entrar en la inmortalidad. Juan bautiza con agua y Jesús con fuego y espíritu. El nacimiento de Jesús se celebra en la fiesta pagana del sol naciente, el 25 de diciembre, el de Juan se celebra en Junio y sustituye a una fiesta pagana del agua que se celebraba en el solsticio de verano.
PARENTESCO ENTRE JESÚS, DIONISOS Y BACO: Según la mitología, el milagro de transformar el agua en vino tuvo lugar por primera vez en las bodas de Dionisos y Ariadna. El mismo milagro se atribuye a Jesús en las Bodas de Canaán.
EL MILAGRO PENTECOSTAL DEL DON DE LENGUAS: Después de la muerte de Jesús los discípulos empezaron a hablar milagrosamente lenguas extrañas que las otras personas oían como su propia lengua nativa. El mismo fenómeno se había producido cinco siglos antes en Trofonio y Delos, donde a algunas personas les pareció que las sacerdotisas de los oráculos hablaban de forma ininteligible mientras que a otras personas les parecía oírlas hablar en su propia lengua nativa.
LOS DOCE APÓSTOLES: Los doce apóstoles de los que Jesús se rodea se suele interpretar como una referencia simbólica a las doce tribus de Israel. Sin embargo, este número es una referencia simbólica a los doce signos del zodiaco babilónico. Osiris, Dionisos y otras deidades aparecen representadas como el inmóvil centro espiritual en torno al cual giran los doce signos zodiacales. Durante la ceremonia de iniciación en los misterios de Mitra, doce discípulos rodeaban al dios-hombre, igual que en el caso de Jesús. Si indagamos aún mas en el valor mágico del número doce, podremos advertir que forma parte de la geometría sagrada del sistema pitagórico. Pitágoras concibió a Dios como una esfera perfecta y descubrió que para que una esfera quedase en el centro de otras idénticas en tamaño, doce habían de ser las que la rodeasen..
LA ENTRADA EN JERUSALÉN A LA GRUPA DE UN ASNO: Según relatan los evangelios Jesús entra en Jerusalén montado en un asno en olor de multitudes que tienden ramas en su camino. También el dios Dionisos aparece subido en un asno en el camino que le conduce a la pasión. En Atenas, cuando los peregrinos caminaban por la vía sagrada a Eléusis con la intención de celebrar allí los misterios un pollino portaba un cesto que contenía los enseres sagrados con los que se iba a crear el ídolo de Dionisos.
LA CONDENA DEL HOMBRE JUSTO E INOCENTE: Los Evangelios presentan a Jesús como a un hombre inocente y justo que, por instigación de los sumos sacerdotes judíos, es objeto de acusaciones espurias y llevado ante la presencia del cónsul romano Pilatos para ser condenado a muerte. El mismo tema mitológico lo podemos encontrar cinco siglos antes en la obra de Eurípides “Las Bacantes”, pero refiriéndose en este caso a Dionisos. Al igual que Jesús en Jerusalén, Dionisos es un forastero tranquilo que trae una religión nueva. En “Las Bacantes” el Rey Penteo es un tirano que no cree en Dionisos ordenando a sus esbirros que prendan al hombre-dios.
EL PAN Y EL VINO: Antes de morir, Jesús celebra una última cena simbólica que consiste en pan y vino. En “Las Bacantes” Eurípides llama al pan y al vino “los dos poderes que son supremos en los asuntos humanos”. Los antiguos creían que el dios-hombre mistérico había enseñado a la humanidad el arte de cultivar el trigo y la vid para producir pan y vino. La idea de comulgar con la divinidad comiéndola es un rito tan antiguo que se encuentra en el “Libro de los Muertos” de los egipcios, en el que los difuntos se comen a los dioses y se apropian así de sus poderes. Beber vino en los ritos de Dionisos es comulgar con el Dios y tomar su poder y su presencia física en tu cuerpo. En los ritos eucarísticos cristianos se afirma que Jesús se convierte simbólicamente en el vino que bebe quien participa en ellos. Eurípides decía que Dionisos se convierte en el vino y es escanciado como ofrenda.
EL SACRIFICIO DEL HIJO DE DIOS: Generalmente se suele creer que Jesús murió en la Cruz, aunque la palabra que en el Nuevo Testamento se traduce por “cruz” tiene el significado de “poste”. En los Hechos de los Apóstoles Pedro no dice que Jesús fuera crucificado, sino que lo habían matado “colgándolo de un madero”. En la representación de la pasión de Attis (dendroforía) este era representado como la imagen de un hombre atada a un pino.. En los misterios de Dionisos colgaban en un poste de madera una gran máscara barbuda que representaba al dios hombre. Jesús es coronado con una corona de espinas, Dionisos es coronado con hiedra. A Jesús lo cubren los soldados con un manto escarlata, a Dionisos también. Jesús muere al lado de dos ladrones, uno de los cuales sube al cielo, mientras que el otro va al infierno. En los misterios de Mitra se representa a este acompañado de dos figuras, dos portadores de antorchas, una de ellas apunta con su antorcha hacia arriba, que significa la ascensión al cielo, otra apunta con su antorcha hacia abajo, lo cual significa el descenso a los infiernos.
La cruz fue un símbolo sagrado para los antiguos. Sus cuatro brazos representaban los cuatro elementos del mundo físico: tierra, aire, agua y fuego. El Padre de la Iglesia Arnobio se escandalizaba al ver que en los misterios de Dionisos los iniciados se pasaban una cruz sagrada de unos a otros. Algunos jarrones de la época ilustran a Dionisos colgado de una cruz. Se ha hallado un talismán que reproduce a un hombre crucificado al cual identificaríamos fácilmente con Jesús a no ser por la inscripción que reza bajo la figura: “Orfeo-Bakkikos”.
EL CHIVO EXPIATORIO DIVINO: La tradición cristiana asegura que Jesús murió por el perdón de los pecados del mundo. Muchas son las culturas que han usado el mismo motivo del chivo expiatorio con el fin de alejar los males y demonios de la comunidad. Existe una inscripción que reza: “¡Tú nos has salvado al derramar la sangre eterna!” No se refiere a Jesús, sino a Mitra. Hay otra inscripción que dice “¿Te han sacrificado? ¿Dicen que has muerto por ellos? ¡No has muerto! ¡Vives eternamente! ¡Eres Nuestro Señor, vivo y joven eternamente!” Tampoco se refería a Cristo, sino a Osiris.