Tanto el Viejo como el Nuevo Testamento nos dicen que nadie puede ver a Dios:
“Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” (Éxodo 33:17-20)
Y
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Juan 1:18)
No obstante, el Viejo Testamento contiene varios pasajes en los que se nos dice que ciertas personas vieron a Dios cara a cara. En varias de estas apariciones, Dios recibe el sobrenombre de “el Ángel de Jehová”. En hebreo la palabra ángel significa simplemente mensajero, por lo que la frase anterior se podría también traducir como “el Mensajero del Jehová”. El Ángel o Mensajero de Jehová es descrito como un hombre que puede o no poseer una espada desenvainada en sus manos. Este personaje no es un simple ángel como podemos ver, por ejemplo, en el siguiente pasaje:
“Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.” (Números 22:21-23)
Y
“Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva. Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.” (Números 22:31-35)
En este último pasaje vemos que al ver al Ángel Balaam se postra por tierra en actitud de adoración. Es verdad que esto no alcanza para probar que el Ángel de Jehová sea Jehová mismo. Sin embargo, noten que el Ángel de Jehová dice a Balaam: “la palabra que yo te diga, esa hablarás”. Esto es significativo porque en los siguientes pasajes podemos ver que el que indicó a Balaam lo que debía decir fue en todo momento Jehová mismo:
“Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así.” (Números 23:5)
Y
“Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así.” (Números 23:16)
Y
“y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Y dijo el varón de ojos abiertos;” (Números 24:2-3)
Y
“Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo: Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo?” (Números 24:12-13)
En estos pasajes vemos que Balaam identifica como Jehová tanto al Ángel de Jehová como al Espíritu de Dios. Es decir que en el libro de Números tenemos a la entera doctrina de la trinidad expuesta con claridad. Si quedara alguna duda sobre la identidad del Ángel de Jehová, basta con leer los siguientes pasajes:
“Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.” (Jueces 6:11)
Y
“Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.” (Jueces 6:22-23)
Vemos en este pasaje que Gedeón temió por su vida cuando se dio cuenta de que había visto al Ángel de Jehová, claramente debido al versículo 20 del capítulo 33 de Éxodo, donde dice que nadie puede ver a Dios y luego seguir con vida. Gedeón sin duda comprendía que el Ángel de Jehová es Jehová mismo. También tenemos este otro pasaje
“Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.” (Josué 5:13-15)
En este último pasaje vemos que Josué adoró al Ángel. Es más, cuando el Ángel de Jehová ordenó a Josué que se quitara los calzados lo hizo en clara referencia a lo que había sucedido en el libro de Éxodo
“Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: !!Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” (Éxodo 3:2-5)
Vemos en este pasaje que el Ángel de Jehová es nuevamente identificado como Jehová. Esto demuestra claramente que el concepto de Dios que adquirimos del Viejo Testamento no es el de un Dios que consiste en una única persona, ya que de lo contrario habría una contradicción entre el versículo que dice que nadie puede ver a Dios y los versículos en los que se nos dice que varias personas han visto a Dios. La única manera de armonizar estos versículos es concluir que Dios, aún siendo un sólo Dios, consiste de más de una persona. Una de estas personas, Dios Padre, no puede ser visto jamás, mientras que otra de estas personas, el Ángel de Jehová, puede ser visto y ha sido visto numerosas veces en forma humana. ¿Quién podría ser esta figura divina que aparece en forma humana sino Jesucristo mismo?
“Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” (Éxodo 33:17-20)
Y
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Juan 1:18)
No obstante, el Viejo Testamento contiene varios pasajes en los que se nos dice que ciertas personas vieron a Dios cara a cara. En varias de estas apariciones, Dios recibe el sobrenombre de “el Ángel de Jehová”. En hebreo la palabra ángel significa simplemente mensajero, por lo que la frase anterior se podría también traducir como “el Mensajero del Jehová”. El Ángel o Mensajero de Jehová es descrito como un hombre que puede o no poseer una espada desenvainada en sus manos. Este personaje no es un simple ángel como podemos ver, por ejemplo, en el siguiente pasaje:
“Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.” (Números 22:21-23)
Y
“Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva. Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.” (Números 22:31-35)
En este último pasaje vemos que al ver al Ángel Balaam se postra por tierra en actitud de adoración. Es verdad que esto no alcanza para probar que el Ángel de Jehová sea Jehová mismo. Sin embargo, noten que el Ángel de Jehová dice a Balaam: “la palabra que yo te diga, esa hablarás”. Esto es significativo porque en los siguientes pasajes podemos ver que el que indicó a Balaam lo que debía decir fue en todo momento Jehová mismo:
“Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así.” (Números 23:5)
Y
“Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así.” (Números 23:16)
Y
“y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Y dijo el varón de ojos abiertos;” (Números 24:2-3)
Y
“Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo: Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo?” (Números 24:12-13)
En estos pasajes vemos que Balaam identifica como Jehová tanto al Ángel de Jehová como al Espíritu de Dios. Es decir que en el libro de Números tenemos a la entera doctrina de la trinidad expuesta con claridad. Si quedara alguna duda sobre la identidad del Ángel de Jehová, basta con leer los siguientes pasajes:
“Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.” (Jueces 6:11)
Y
“Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.” (Jueces 6:22-23)
Vemos en este pasaje que Gedeón temió por su vida cuando se dio cuenta de que había visto al Ángel de Jehová, claramente debido al versículo 20 del capítulo 33 de Éxodo, donde dice que nadie puede ver a Dios y luego seguir con vida. Gedeón sin duda comprendía que el Ángel de Jehová es Jehová mismo. También tenemos este otro pasaje
“Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.” (Josué 5:13-15)
En este último pasaje vemos que Josué adoró al Ángel. Es más, cuando el Ángel de Jehová ordenó a Josué que se quitara los calzados lo hizo en clara referencia a lo que había sucedido en el libro de Éxodo
“Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: !!Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” (Éxodo 3:2-5)
Vemos en este pasaje que el Ángel de Jehová es nuevamente identificado como Jehová. Esto demuestra claramente que el concepto de Dios que adquirimos del Viejo Testamento no es el de un Dios que consiste en una única persona, ya que de lo contrario habría una contradicción entre el versículo que dice que nadie puede ver a Dios y los versículos en los que se nos dice que varias personas han visto a Dios. La única manera de armonizar estos versículos es concluir que Dios, aún siendo un sólo Dios, consiste de más de una persona. Una de estas personas, Dios Padre, no puede ser visto jamás, mientras que otra de estas personas, el Ángel de Jehová, puede ser visto y ha sido visto numerosas veces en forma humana. ¿Quién podría ser esta figura divina que aparece en forma humana sino Jesucristo mismo?