Re: Jaime white.
La historia de cómo Elena G. White enfrentó un momento extremadamente difícil en su vida, puede ayudar a otros que pasan por las mismas circunstancias en la actualidad. Debido a que muchos creyentes ya están en conocimiento de esta difícil situación por la que pasó la familia White, y con la esperanza de que otros que enfrenten condiciones similares puedan recibir ánimo al conocer estas cartas y al entender las circunstancias que las rodearon, es que se ha decidido publicarlas.
El contexto de las cartas
Aquellos que han tenido que tratar con personas que han sido víctimas de derrames pueden identificarse con Elena G. de White cuando escribió:“No he perdido el amor por mi esposo, pero hay cosas que no puedo explicar”.—Carta 67, 1876.
Una semana antes había escrito:“No puedo menos que sentir temor por los repentinos cambios en la forma de ser de Jaime”.—Carta 64, 1876. El cambio de personalidad que afectó a Jaime White después de haber tenido varios derrames era difícil de entender, no solo para su esposa, sino para sus colaboradores .
Antes de su enfermedad, Jaime White era un líder dinámico y enérgico; después, experimentó serios cambios en su personalidad que lo transformaron en un hombre suspicaz y exigente, aunque aveces parecía volver a su forma anterior de ser. Tal fue la situación que Elena G. de White estaba enfrentando cuando escribió estas cuatro cartas.En ocasiones, el pastor White, por no medir sus palabras, se expresaba con mucha dureza. En su autobiografía, refiriéndose a alguien que lo había criticado, dijo lo siguiente:“Ver a un hombre tosco, duro, que no posee más ternura que la de un cocodrilo, y tan carente de sensibilidad moral y religiosa como una hiena, derramando lágrimas hipócritas solo para causar efecto, es bastante para causar risa al santo más serio”.—Life Incidents,115-116 (1868). La personalidad enérgica del pastor White fue una ayuda valiosa en los años formativos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Con las visiones de su esposa que constantemente lo desafiaban, el pastor White comenzó la obra de publicaciones, construyó instituciones, promovió la organización de la Iglesia, y alimentó el rebaño. Además de esto, sirvió como presidente de la Asociación General durante diez años . Sin embargo, cuando esa fuerte personalidad alterada por una serie de derrames se volvió contra su familia—incluyendo a su esposa—y sus colaboradores, la paciencia y la fuerza de voluntad de Elena G. de White parecieron distenderse hasta el límite. Alguien que lee solamente estas cuatro cartas, podría tener un cuadro distorsionado de la relación entre Jaime y Elena G. de White. Se debe mantener en mente otras declaraciones como la que sigue, que fue escrita por Jaime White acerca de su esposa: “El matrimonio marca un punto importante en la vida de los hombres. En las palabras del sabio, “El que halla esposa halla elbien, y alcanza la benevolencia de Jehová”.Proverbios 18:22[...].Nosotros nos casamos el 30 de agosto de 1846, y desde entonces hasta el presente ella ha sido mi corona de gozo”.—Life Sketches ofEllen G. White, 125-126 (1880)
La historia de cómo Elena G. White enfrentó un momento extremadamente difícil en su vida, puede ayudar a otros que pasan por las mismas circunstancias en la actualidad. Debido a que muchos creyentes ya están en conocimiento de esta difícil situación por la que pasó la familia White, y con la esperanza de que otros que enfrenten condiciones similares puedan recibir ánimo al conocer estas cartas y al entender las circunstancias que las rodearon, es que se ha decidido publicarlas.
El contexto de las cartas
Aquellos que han tenido que tratar con personas que han sido víctimas de derrames pueden identificarse con Elena G. de White cuando escribió:“No he perdido el amor por mi esposo, pero hay cosas que no puedo explicar”.—Carta 67, 1876.
Una semana antes había escrito:“No puedo menos que sentir temor por los repentinos cambios en la forma de ser de Jaime”.—Carta 64, 1876. El cambio de personalidad que afectó a Jaime White después de haber tenido varios derrames era difícil de entender, no solo para su esposa, sino para sus colaboradores .
Antes de su enfermedad, Jaime White era un líder dinámico y enérgico; después, experimentó serios cambios en su personalidad que lo transformaron en un hombre suspicaz y exigente, aunque aveces parecía volver a su forma anterior de ser. Tal fue la situación que Elena G. de White estaba enfrentando cuando escribió estas cuatro cartas.En ocasiones, el pastor White, por no medir sus palabras, se expresaba con mucha dureza. En su autobiografía, refiriéndose a alguien que lo había criticado, dijo lo siguiente:“Ver a un hombre tosco, duro, que no posee más ternura que la de un cocodrilo, y tan carente de sensibilidad moral y religiosa como una hiena, derramando lágrimas hipócritas solo para causar efecto, es bastante para causar risa al santo más serio”.—Life Incidents,115-116 (1868). La personalidad enérgica del pastor White fue una ayuda valiosa en los años formativos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Con las visiones de su esposa que constantemente lo desafiaban, el pastor White comenzó la obra de publicaciones, construyó instituciones, promovió la organización de la Iglesia, y alimentó el rebaño. Además de esto, sirvió como presidente de la Asociación General durante diez años . Sin embargo, cuando esa fuerte personalidad alterada por una serie de derrames se volvió contra su familia—incluyendo a su esposa—y sus colaboradores, la paciencia y la fuerza de voluntad de Elena G. de White parecieron distenderse hasta el límite. Alguien que lee solamente estas cuatro cartas, podría tener un cuadro distorsionado de la relación entre Jaime y Elena G. de White. Se debe mantener en mente otras declaraciones como la que sigue, que fue escrita por Jaime White acerca de su esposa: “El matrimonio marca un punto importante en la vida de los hombres. En las palabras del sabio, “El que halla esposa halla elbien, y alcanza la benevolencia de Jehová”.Proverbios 18:22[...].Nosotros nos casamos el 30 de agosto de 1846, y desde entonces hasta el presente ella ha sido mi corona de gozo”.—Life Sketches ofEllen G. White, 125-126 (1880)