Traigo aqui un articulo escrito en el año 1987. Creo que ante la creencia generalizada de que Israel tiene un papel profetico antes del fin, es bueno leer otra posición para poder tener un panorama mas amplio. Este articulo esta sacado del libro "Como fuego en mis huesos" de Clifford Goldstein.
Israel
Cada año las universidades bíblicas gradúan a cientos de creyentes armados con los fundamentos del futurismo: la creencia de que el Armagedón se centrará en los judíos y en Israel. Oral Roberts, Kenneth Copeland, Jim Bakker, Jimmy Suggart y miles de otros predicadores esperan que el Armagedón ocurra en Palestina. Las revistas cristianas evángelicas publican diariamente artículos que se centran en el papel profético que desempeñaran los judíos e Israel en los últimos días. “Debemos notar el hecho”, escribe un futurista, “de que todo el universo, todas las estrellas, el sol y la luna has sido subordinadas por Dios al llamamiento de Israek. ¡Esto muestra lo importante que es Israel a la vista de Dios!
Estas creencias no están confinadas a la escuela dominical. Jerry Falwell ha traído las convicciones futuristas a debates acerca de la defensa, la política exterior y el control del armamento. Pat Robertson, aspirante a presidente y entusiasta futurista, predijo en 1982 que una guerra en el Líbano llevaría ala destrucción de Rusia como potencia mundial. Las declaraciones del presidente Reagan en cuanto al Armagedón y al Medio Oriente señalan que él también ha sido influenciado por la teología futurista.
¿Cuál es el origen del futurismo? ¿ Es bíblico? Y con la fuerza política creciente del cristianismo evángelico en los Estados Unidos, ¿qué efectos podría tener esto sobre el país?
El futurismo se originó con la Reforma. Martín Lutero, queriendo al comienzo reformar el papado, eventualmente lo condenó como el anticristo. “Debes estar armado con la Escritura”, escribió, “para que no sólo puedas llamar al papa anticristo, sino también para saber cómo probarlo tan claramente que puedas morir con esta convicción y estar en contra del diablo en la muerte”.
El rótulo pegó, y pronto los protestantes de todos los colores y formas estaban señalando a Roma como “el asiento del anticristo real y verdadero”. Queriendo revertir la mala publicidad, Francisco Rivera, un jesuita español, publicó un comentario en 1590 que argumentaba que el anticristo hacía referencia no a Roma sino a un individuo que se levantaría justo antes de la segunda venida de Jesús. El anticristo, decía Ribera, reinaría en Palestina y reconstruiría el templo junto con los judíos (restarurados en la tierra).
La campaña de relaciones públicas funcionó tan bien que para el siglo XIX muchos púlpitos protestantes estaban predicando distintas versiones del futurismo, especialmente en las Islas Británicas, donde el futurismo se incorporó a una teología más compleja llamada dispensacionalismo. En el siglo XX, la Scofield Reference Bible, el comentario bíblico de mayor circulación en toda la historia, promocionó el futurismo a millones por medio de su elaborado sistemas de notas de pie de página. Algunos futuristas aficionados reverencian estas notar casi tanto como las misma Escrituras.
En años recientes, el sumo sacerdote indisputado de la profecía futurista ha sido Hal Lindsey, cuyo libro The Late Great Planet Earth ha tenido más de cuarenta reimpresiones, ha sido traducido mas de treinta y un idiomas y ha vendido la cantidad astronómica de 18 millones de copias.
“Antes de que los judíos fueran una nación”, escribe Lindsey, “nada era pertinente. Ahora que eso ocurrió, comenzó una cuenta regresiva de todo tipo de señales proféticas que van cayendo en su lugar”.
“La señal mas clara del regreso de Cristo”, de acuerdo con Leon J. Wood en The Bible and Future Events, “es el estado moderno de Israel”.
Esta obsesión futurista con el moderno Israel surge de las promesas que Dios hizo hace miles de años al antiguo Israel. “Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todo los pueblos que están sobre la tierra”. (Deut. 14:2). Dios prometió a los hebreos prosperidad material. “Bendito será tú en la ciudad, y bendito tu en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tus canasta y tu artesa de amasar” (Deut. 28:3-5). Incluso les prometió victorias militares: “Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti”. (vers. 7).
Dios prometió estas bendiciones al antiguo Israel y muchas más, porque quería que los judíos evangelizaran al mundo. Los gentiles, al ver la gran prosperidad de Israel, dirían: “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zac. 8:23). Los gentiles vendrían a Jerusalén y se convertirían al Dios de los judíos. El templo sería llamado “casa de oración para todos los pueblos” (Is. 56:7), y “todas las naciones llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová” (Jer. 3:17.
Sin embargo, los futuristas pasan por alto el hecho de que Dios dio estas promesas a Israel bajo la condición de la obediencia. “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos...Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra” (Deut. 28:1).
Junto con estas promesas venía una advertencia: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos”, entonces “maldito serás tu en la ciudad y maldito en el campo, maldito el fruto de tu vientre”. En lugar de victoria, “Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; y serás vejado por todos los reinos de la tierrra” (vers. 15,16,18,25).
continua....
Israel
Cada año las universidades bíblicas gradúan a cientos de creyentes armados con los fundamentos del futurismo: la creencia de que el Armagedón se centrará en los judíos y en Israel. Oral Roberts, Kenneth Copeland, Jim Bakker, Jimmy Suggart y miles de otros predicadores esperan que el Armagedón ocurra en Palestina. Las revistas cristianas evángelicas publican diariamente artículos que se centran en el papel profético que desempeñaran los judíos e Israel en los últimos días. “Debemos notar el hecho”, escribe un futurista, “de que todo el universo, todas las estrellas, el sol y la luna has sido subordinadas por Dios al llamamiento de Israek. ¡Esto muestra lo importante que es Israel a la vista de Dios!
Estas creencias no están confinadas a la escuela dominical. Jerry Falwell ha traído las convicciones futuristas a debates acerca de la defensa, la política exterior y el control del armamento. Pat Robertson, aspirante a presidente y entusiasta futurista, predijo en 1982 que una guerra en el Líbano llevaría ala destrucción de Rusia como potencia mundial. Las declaraciones del presidente Reagan en cuanto al Armagedón y al Medio Oriente señalan que él también ha sido influenciado por la teología futurista.
¿Cuál es el origen del futurismo? ¿ Es bíblico? Y con la fuerza política creciente del cristianismo evángelico en los Estados Unidos, ¿qué efectos podría tener esto sobre el país?
El futurismo se originó con la Reforma. Martín Lutero, queriendo al comienzo reformar el papado, eventualmente lo condenó como el anticristo. “Debes estar armado con la Escritura”, escribió, “para que no sólo puedas llamar al papa anticristo, sino también para saber cómo probarlo tan claramente que puedas morir con esta convicción y estar en contra del diablo en la muerte”.
El rótulo pegó, y pronto los protestantes de todos los colores y formas estaban señalando a Roma como “el asiento del anticristo real y verdadero”. Queriendo revertir la mala publicidad, Francisco Rivera, un jesuita español, publicó un comentario en 1590 que argumentaba que el anticristo hacía referencia no a Roma sino a un individuo que se levantaría justo antes de la segunda venida de Jesús. El anticristo, decía Ribera, reinaría en Palestina y reconstruiría el templo junto con los judíos (restarurados en la tierra).
La campaña de relaciones públicas funcionó tan bien que para el siglo XIX muchos púlpitos protestantes estaban predicando distintas versiones del futurismo, especialmente en las Islas Británicas, donde el futurismo se incorporó a una teología más compleja llamada dispensacionalismo. En el siglo XX, la Scofield Reference Bible, el comentario bíblico de mayor circulación en toda la historia, promocionó el futurismo a millones por medio de su elaborado sistemas de notas de pie de página. Algunos futuristas aficionados reverencian estas notar casi tanto como las misma Escrituras.
En años recientes, el sumo sacerdote indisputado de la profecía futurista ha sido Hal Lindsey, cuyo libro The Late Great Planet Earth ha tenido más de cuarenta reimpresiones, ha sido traducido mas de treinta y un idiomas y ha vendido la cantidad astronómica de 18 millones de copias.
“Antes de que los judíos fueran una nación”, escribe Lindsey, “nada era pertinente. Ahora que eso ocurrió, comenzó una cuenta regresiva de todo tipo de señales proféticas que van cayendo en su lugar”.
“La señal mas clara del regreso de Cristo”, de acuerdo con Leon J. Wood en The Bible and Future Events, “es el estado moderno de Israel”.
Esta obsesión futurista con el moderno Israel surge de las promesas que Dios hizo hace miles de años al antiguo Israel. “Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todo los pueblos que están sobre la tierra”. (Deut. 14:2). Dios prometió a los hebreos prosperidad material. “Bendito será tú en la ciudad, y bendito tu en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tus canasta y tu artesa de amasar” (Deut. 28:3-5). Incluso les prometió victorias militares: “Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti”. (vers. 7).
Dios prometió estas bendiciones al antiguo Israel y muchas más, porque quería que los judíos evangelizaran al mundo. Los gentiles, al ver la gran prosperidad de Israel, dirían: “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zac. 8:23). Los gentiles vendrían a Jerusalén y se convertirían al Dios de los judíos. El templo sería llamado “casa de oración para todos los pueblos” (Is. 56:7), y “todas las naciones llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová” (Jer. 3:17.
Sin embargo, los futuristas pasan por alto el hecho de que Dios dio estas promesas a Israel bajo la condición de la obediencia. “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos...Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra” (Deut. 28:1).
Junto con estas promesas venía una advertencia: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos”, entonces “maldito serás tu en la ciudad y maldito en el campo, maldito el fruto de tu vientre”. En lugar de victoria, “Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; y serás vejado por todos los reinos de la tierrra” (vers. 15,16,18,25).
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