La suma de la palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia. Salmo 119:160
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Los hebreos han invadido nuestra tierra – escribió Abdu-Heba, rey de Palestina, en una tablilla de arcilla que envió a Ikhnatón, Faraón de Egipto- Cruzaron el Jordán y tomaron por sorpresa muchas de nuestras ciudades. ¡Necesitamos de tu ayuda!!.
Pero Ikhnatón no prestó atención de sus vecinos cananitas. El joven monarca estaba muy ocupado construyendo sus palacios y templos del sol en Akhetatón, la nueva capital de su imperio, junto al río Nilo. Había rebeliones en Egipto por las cuales preocuparse, ya qu los sacerdotes de Amón no simpatizaban con él.
Durante su adolescencia, Ikhnaton mejor conocido como Amenhotep, pensó mucho acerca de los innumerables dioses que adoraba su pueblo. Muchos de ellos eran crueles.
--No creo en estos dioses- proclamó Amenhotep a la edad de 15 años. Creo que hay un solo Dios, creador del mundo. Es un Dios amante y bondadoso, que hace cantar a los pajarillos y brincar a los corderitos en las colinas.
Amenhotep le puso nombre a su nuevo dios Atón que según él vivía en el sol. Mas tarde le cambió el nombre por Ikhnaton que significa,”el que adora a su dios Atón”. Esto disgustó muchísimo a los viejos sacerdotes.
Cuando Ikhanton fue coronado Faraón cambió de ubicación la capital de Egipto a fin de alejarse de los sacerdotes de Amón. Mientras cientos de obreros construían sus palacios y templos, algunos se daban la tarea de borrar los nombres de los otros dioses habidos en los monumentos habidos en Egipto. Con razón no tenia tiempo para preocuparse en las incursiones de Josué y los hebreos en Jericó y Hai.
Los siervos de Ikhnaton archivaron la petición de Abdu-Heba y otras 350 cartas similares que solicitaban ayuda. Allí permanecieron, empolvándose en alguna bodega , mientras los hebreos se posesionaban de la tierra prometida. Allí permanecieron cuando la ciudad fue abandonada después de la muerte de Ikhnaton. En 1887 una mujer de la localidad descubrió las tablillas de arcilla mientras escarbaba la tierra buscando desperdicios que le sirvieran de fertilizantes. Esas cartas de hace tres mil años son muy importantes. Son otra prueba de que la Palabra de Dios dice la verdad.
AMEN? amén
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Los hebreos han invadido nuestra tierra – escribió Abdu-Heba, rey de Palestina, en una tablilla de arcilla que envió a Ikhnatón, Faraón de Egipto- Cruzaron el Jordán y tomaron por sorpresa muchas de nuestras ciudades. ¡Necesitamos de tu ayuda!!.
Pero Ikhnatón no prestó atención de sus vecinos cananitas. El joven monarca estaba muy ocupado construyendo sus palacios y templos del sol en Akhetatón, la nueva capital de su imperio, junto al río Nilo. Había rebeliones en Egipto por las cuales preocuparse, ya qu los sacerdotes de Amón no simpatizaban con él.
Durante su adolescencia, Ikhnaton mejor conocido como Amenhotep, pensó mucho acerca de los innumerables dioses que adoraba su pueblo. Muchos de ellos eran crueles.
--No creo en estos dioses- proclamó Amenhotep a la edad de 15 años. Creo que hay un solo Dios, creador del mundo. Es un Dios amante y bondadoso, que hace cantar a los pajarillos y brincar a los corderitos en las colinas.
Amenhotep le puso nombre a su nuevo dios Atón que según él vivía en el sol. Mas tarde le cambió el nombre por Ikhnaton que significa,”el que adora a su dios Atón”. Esto disgustó muchísimo a los viejos sacerdotes.
Cuando Ikhanton fue coronado Faraón cambió de ubicación la capital de Egipto a fin de alejarse de los sacerdotes de Amón. Mientras cientos de obreros construían sus palacios y templos, algunos se daban la tarea de borrar los nombres de los otros dioses habidos en los monumentos habidos en Egipto. Con razón no tenia tiempo para preocuparse en las incursiones de Josué y los hebreos en Jericó y Hai.
Los siervos de Ikhnaton archivaron la petición de Abdu-Heba y otras 350 cartas similares que solicitaban ayuda. Allí permanecieron, empolvándose en alguna bodega , mientras los hebreos se posesionaban de la tierra prometida. Allí permanecieron cuando la ciudad fue abandonada después de la muerte de Ikhnaton. En 1887 una mujer de la localidad descubrió las tablillas de arcilla mientras escarbaba la tierra buscando desperdicios que le sirvieran de fertilizantes. Esas cartas de hace tres mil años son muy importantes. Son otra prueba de que la Palabra de Dios dice la verdad.
AMEN? amén