Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

17 Septiembre 2008
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La Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica es un grupo de iglesias cristianas que se separó de la Iglesia Católica en el siglo XIX. Fue organizada en 1871, cuando muchos intelectuales católicos de Austria, Suiza, Polonia y Alemania rechazaron la decisión del Concilio Vaticano I (1869-1870) que formuló la doctrina de la infalibilidad papal.

Abarca el conjunto de creencias y costumbres católicas anteriores a las reformas llevadas a lo largo del siglo XIX, que se plasmaron en el Concilio Vaticano I. Algunos de los elementos que se pueden considerar característicos de esta tendencia podrían ser que se aceptan mujeres como sacerdotes (p.ej. en Alemania desde el año 1996), que no creen en la Inmaculada Concepción y que no se considera obligatoria la confesión.

Los grupos que se encuadran dentro de esta tendencia, si bien respetan el ministerio del Papa como obispo de Roma, no lo reconocen como la única persona que tiene la potestad de definir la doctrina en cuestiones de fe y moral, debido a la no creencia en la doctrina de la Infalibilidad papal.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

La Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica es un grupo de iglesias cristianas que se separó de la Iglesia Católica en el siglo XIX. Fue organizada en 1871, cuando muchos intelectuales católicos de Austria, Suiza, Polonia y Alemania rechazaron la decisión del Concilio Vaticano I (1869-1870) que formuló la doctrina de la infalibilidad papal.

Abarca el conjunto de creencias y costumbres católicas anteriores a las reformas llevadas a lo largo del siglo XIX, que se plasmaron en el Concilio Vaticano I. Algunos de los elementos que se pueden considerar característicos de esta tendencia podrían ser que se aceptan mujeres como sacerdotes (p.ej. en Alemania desde el año 1996), que no creen en la Inmaculada Concepción y que no se considera obligatoria la confesión.

Los grupos que se encuadran dentro de esta tendencia, si bien respetan el ministerio del Papa como obispo de Roma, no lo reconocen como la única persona que tiene la potestad de definir la doctrina en cuestiones de fe y moral, debido a la no creencia en la doctrina de la Infalibilidad papal.

 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica


El Papa a la Conferencia de los Obispos Veterocatólicos de la Unión de Utrecht: Construir puentes de entendimiento recíproco y de cooperación práctica

Ciudad del Vaticano, 30 octubre 2014.

-''Un viaje espiritual desde el encuentro a la amistad, desde la amistad a la hermandad y desde la hermandad a la comunión''. Es el que católicos y veterocatólicos deben proseguir para alcanzar la unidad de la Iglesia en Cristo, como ha afirmado el Papa Francisco este mañana recibiendo a los miembros de la Conferencia de los Obispos Veterocatólicos de la Unión de Utrecht. cuyo viaje a Roma coincide con el quincuagésimo aniversario de la promulgación del decreto del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo ''Unitatis redintegratio'' que marcó el comienzo de una nueva era para la búsqueda de la unidad de los discípulos de Cristo.
En su discurso el Santo Padre recordó el trabajo desempeñado en estos años por la Comisión Internacional de diálogo católica-veterocatólica, gracias al cual ha sido posible ''construir puentes de entendimiento recíproco y de cooperación práctica... hallar convergencias e individuar divergencias de forma más precisa, situándolas en contextos nuevos''.
''Si, por un lado nos alegramos cada vez que podemos dar un paso adelante hacia una comunión más fuerte de fe y de vida -observó- por otro nos afligimos cuando tomamos conciencia de los nuevos desacuerdos que han surgido entre nosotros a lo largo de los años. Las cuestiones teológicas y eclesiológicas que acompañaron nuestra separación son ahora más difíciles de superar debido a nuestra creciente distancia en los temas concernientes al ministerio y al discernimiento ético. Por tanto, el reto que enfrentan los católicos y los veterocatólicos es perseverar en un diálogo teológico sustancial y el continuar a caminar juntos, a orar juntos y trabajar juntos en un espíritu de conversión más profunda a todo lo que Cristo quiere para su Iglesia. En nuestra separación hubo, por ambas partes grandes pecados y debilidades humanas. En un espíritu de perdón recíproco y de humilde arrepentimiento, ahora necesitamos fortalecer nuestro deseo de reconciliación y de paz. El camino hacia la unidad comienza con una transformación del corazón, con una conversión interior... En el camino, el cambio es inevitable. Siempre debemos estar dispuestos a escuchar y seguir las sugerencias del Espíritu que nos guía a la verdad entera.''
''Mientras tanto, en el corazón de Europa, tan confundida acerca de su identidad y de su vocación, hay muchas áreas en las que los católicos y los veterocatólicos pueden colaborar tratando de responder a la profunda crisis espiritual que afecta a los individuos y la sociedad. Hay sed de Dios. Hay un profundo deseo de redescubrir el sentido de la vida. Y hay una necesidad urgente de un testimonio creíble de las verdades y los valores del Evangelio. En esto podemos apoyarnos y animarnos unos a otros, sobre todo en las parroquias y en las comunidades locales. De hecho, el alma del ecumenismo consiste en la "conversión del corazón" y la "santidad de la vida, junto con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos''. Rezando unos con otros, nuestras diferencias serán asumidas y superadas en la fidelidad al Señor y a su Evangelio''.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

VETEROCATÓLICOS
VocTEO


La Vieja Iglesia católica es una asociación de Iglesias nacionales autónomas bajo la presidencia del arzobispo de Utrecht. La raíces del veterocatolicismo pueden señalarse en los Países Bajos, en el período posterior a la Reforma, cuando Roma consideraba gran parte de aquellos países como tierras de misión. Durante una controversia sobre la deposición del vicario apostólico a comienzos del siglo XVIII, un pequeño grupo logró obtener la consagración de Cornelius Steenoven como arzobispo de Utrecht, lo cual confirmó su escisión de Roma. Después del concilio Vaticano I, algunos grupos de católicos de Alemania, Suiza y del imperio austro-húngaro, bajo el influjo de algunos teólogos como Ignaz von DOllinger, protestaron contra las definiciones del primado y de la infalibilidad del papa. Fueron llamados «viejos católicos» porque consideraban las doctrinas del Vaticano I como una innovación. Los congresos celebrados en Múnich ( 1871) y en Colonia ( 1872) los llevaron a la Declaración de Utrecht ( 1889), que unió a todos los que criticaban el concilio Vaticano I con la comunidad más antigua de Utrecht. A principios del siglo xx los viejos católicos se unieron a las «Iglesias polacas nacionales» de Polonia, Estados Unidos y Canadá.

La Declaración de Utrecht se basa en la Iglesia indivisa de los ocho primeros concilios ecuménicos. Acepta la Escritura y la Tradición como fuentes de la revelación, aunque no se consideran inspirados los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Reconoce una primacía de honor al obispo de Roma, pero no el primado de jurisdicción ni la infalibilidad que afirmó el Vaticano I. Los viejos católicos rechazan las ideas de un tesoro de méritos, las indulgencias, la veneración de los santos y las definiciones de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María. Creen en la presencia real de Cristo en la eucaristía, sin explicarla en términos de transubstanciación. Se practica la confesión auricular, pero no se la considera necesaria: no se continuó con el celibato clerical. La liturgia de los veterocatólicos es bastante parecida a la de la Iglesia romana católica. Cada diócesis está dirigida por un obispo, elegido por un sínodo compuesto de clérigos y de laicos, que decreta los cánones que el obispo pone luego en acto.

Los viejos católicos estuvieron activamente interesados por la unidad de los cristianos desde sus orígenes, especialmente con los anglicanos y los ortodoxos. En el Acuerdo de Bonn de 1931, los anglicanos y los viejos católicos acordaron la intercomunión, sin obligar a la mutua aceptación de todas las posiciones doctrinales y de todas las prácticas litúrgicas o devocionales.

Este acuerdo fue seguido de declaraciones conjuntas sobre la ordenación de las mujeres ( 1977) y sobre la autoridad en la Iglesia ( 19'80). Un Diálogo entre los viejos católicos y los ortodoxos (1975-1983) llevó a la publicación de Declaraciones comunes sobre la doctrina de Dios, sobre la cristología y sobre la eclesiología.

W Henn

Bibl.: R . Aubert, pío IX y su época, Fliche Martin (eds.), XXIV, 384-389: HdI, VII, 1011-1117.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

¿QUÉ ES LA TRADICIÓN CRISTIANA CATÓLICA ANTIGUA O VIEJO CATÓLICA O VETEROCATÓLICA?

"Nada más nuevo, que volver a los orígenes" (Teresa de Jesús )
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Jesús buscó crear una fraternidad mística, una familia espiritual, aunque algunos la llaman Iglesia, pero en realidad los seres humanos se encargaron de dividirla por distintos motivos e intereses unos por fe otros por poder, pero más que una división debemos entenderla como una diversidad en lenguajes y a esto le llamamos tradiciones. La palabra “Católico” más que una palabra es una "praxis" y por ende está por encima de cualquier institucionalidad porque la raíz es la universalidad donde experimentamos que la redención de Jesús abraza a todo el orbe e incluye a todos los seres de cualquier raza y cultura, siendo Jesús el centro y su enseñanza del amor y el perdón las banderas que nos rigen como sus seguidores Universales .

La iglesia de Jesús es una sola pero esta posee muchos frentes… existen los Católicos Ortodoxos, Católicos Anglicanos, Católicos Romanos y los Católicos Antiguos o Veterocatólicos.

También vemos tradiciones protestantes y reformadas, pero la unidad radica en dos principios fundamentales: Jesús como la máxima autoridad y Pastor Supremo, y las Sagradas Escrituras como norma de vida; por tanto, cada tradición, es una comunidad con un lenguaje donde opera la gracia del Espíritu Santo y es también redimida por la muerte y resurrección del Maestro. No obstante, nuestra familia es Cristiana, así mismo es una; porque uno solo es Dios quien nos amó en Jesús y nos santifico por la gracia del Espíritu Santo. Haciendo de nosotros conocedores de la revelación hecha a la humanidad a través de la humanidad de Jesús siendo libres por el amor.

La tradición Veterocatólica se remonta a las comunidades primitivas, a las comunidades domiciliarias, donde más que una institución es una familiaridad entre sus miembros, porque el amor de Dios está en ellos…la tradición Veterocatólica vive las prácticas de esas comunidades primitivas, donde las Sagradas Escrituras son nuestra luz, el ministerio más que un cargo jerárquico es un cargo de servicio que se hace en la comunidad y es la comunidad quien elige a sus ministros

El lenguaje de nuestra tradición es hacer cercano la experiencia de Jesús con sus discípulos, los Veterocatólicos creemos en un Cristianismo iniciático por convicción y por amor no como una costumbre, sino un deseo de abrazar realmente el Evangelio y ser partícipes de la Cena Eucarística donde el Maestro se hace alimento y medicina para quienes están hambrientos de El y enfermos de la fragilidad humana (pecado).

Además los sacramentos en la tradición Veterocatolica son bases de iniciación en la consciencia en Jesús y de cómo adquirimos un compromiso mayor en cuanto a la salvación nuestra, como de nuestros semejantes. es asi como, concebimos una comunidad circular y no piramidal; una comunidad democrática y no monárquica… es la fe el fundamento de todo, si no tienes fe de nada sirven los dogmas y los decretos que los hombres imponen, porque la fe se recibe por convicción y no por imposición. Por eso hablamos de que la familia de Cristo es una y es universal. Y nadie puede creerse poseedor absoluto de Jesús porque El, es de toda la humanidad que acogió su mensaje. No podemos encasillar a Dios en un lugar o institución, porque Él vas más allá de cualquier forma; el radica en el fondo de todo.
 
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Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

PATER NOSTER
(Padrenuestro)
Pater Noster, qui es in caelis,
sanctificétur nomen Tuum,
adveniat Regnum Tuum,
fiat volúntas tua,
sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum
da nobis hódie,
et dimitte nobis débita nostra,
sicut et nos dimittímus
debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentationem,
sed libera nos a malo.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Hola

Quiero hacerte una presunta si me ayudas a resolverla.

Leí que la iglesia veterocatólica acoge la sagrada cena como culto puro que nos lleva a estar en comunión con el cuerpo y la sangre de cristo, pero no comparte la transubstanciación católica. Según ella, ¿entonces en que forma la gente cumple con la expresión subrayada al participar en el culto de la sagrada cena?

Gracias
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Hola

Quiero hacerte una presunta si me ayudas a resolverla.

Leí que la iglesia veterocatólica acoge la sagrada cena como culto puro que nos lleva a estar en comunión con el cuerpo y la sangre de cristo, pero no comparte la transubstanciación católica. Según la iglesia veterocatólica, ¿entonces en que forma la gente cumple con la expresión anteriormente subrayada al participar en el culto de la sagrada cena?

Me interesa esta cuestión Gracias
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Si soy Fraile de la Iglesia Antigua Veterocatolica.
La Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica si acoge lo del concilio Concilio de Trento en cuanto a la La Transubstanciación: "En el puro y santo sacramento de la eucaristía, después de la consagración del pan y del vino Nuestro Señor Jesucristo es verdaderamente Dios y hombre real substancialmente contenido en la apariencia de estos elementos visibles".
¿Qué es la Transubstanciación?

Enseña el concilio de Trento a este respecto:

Concilio de Trento. CAP. IV. De la Transubstanciación.

Mas por cuanto dijo Jesucristo nuestro Redentor, que era verdaderamente su cuerpo lo que ofrecía bajo la especie de pan, ha creído por lo mismo perpetuamente la Iglesia de Dios, y lo mismo declara ahora de nuevo este mismo santo Concilio, que por la consagración del pan y del vino, se convierte toda la substancia del pan en la substancia del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y toda la substancia del vino en la substancia de su sangre, cuya conversión ha llamado oportuna y propiamente Transubstanciación la santa Iglesia católica.

Tomado de http://www.mercaba.org/CONCILIOS/trento05.htm


A este respecto también dice el Catecismo oficial de la Iglesia Católica.

CIC 1412 Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros...Este es el cáliz de mi Sangre..."

CIC 1413 Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Cc. de Trento: DS 1640; 1651).

Basados en esto podemos definir transubstanciación como la conversión total de la hostia y del vino en cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo. A pesar de que el pan y el vino siguen conservando su aspecto y sabor originales, son realmente Cuerpo y Sangre del Señor ocultos bajo la apariencia de pan y vino.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica


¿Qué es la Transubstanciación?
Estimemos por «justa y conveniente» la palabra exacta que expresa la conversión del pan y del vino: ¡Transubstanciación!
«La Presencia Real»

1. Verdadera, real y sustancial

Nos enseña la santa fe católica que Nuestro Señor Jesucristo está verdadera, real y sustancialmente presente, en el Santísimo Sacramento del altar. Es sacramento porque es signo sensible –pan y vino–, y eficaz –produce lo que significa–, de la gracia invisible y porque contiene al Autor de la gracia, al mismo Jesucristo nuestro Señor.

¿Qué quiere decir verdadera?
Verdadera quiere decir que su presencia no es en mera figura (como en una foto), como quería Zwinglio, sino en verdad.

¿Qué quiere decir realmente?
Realmente quiere decir que su presencia no es por mera fe subjetiva (no porque uno así lo opine), como quería Ecolampadio, sino en la realidad.

¿Qué quiere decir sustancialmente?
Sustancialmente quiere decir que la presencia del Señor en la Eucaristía no es meramente virtual (como la usina eléctrica está virtualmente presente en el foco de luz), como quería Calvino, sino según el mismo ser de su Cuerpo y Sangre que asumió en la Encarnación.

El Concilio de Trento enseña que: «Si alguno negare que en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real, y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre, juntamente con el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema».

Doctrina que recoge el reciente Catecismo de la Iglesia Católica: «Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros (Ro 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia: en su Palabra, en la oración de su Iglesia, allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre (Mt 18,20), en los pobres, los enfermos, los presos, en los sacramentos de los que Él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero, “sobre todo (está presente), bajo las especies eucarísticas”.

El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella “como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos”. En el santísimo sacramento de la Eucaristía están “contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero.” “Esta presencia se denomina ‘real’, no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen ‘reales’, sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente”».

De tal modo, que Nuestro Señor Jesucristo está presente en la Eucaristía con el mismo Cuerpo y Sangre que nació de la Virgen María, el mismo cuerpo que estuvo pendiente en la cruz y la misma sangre que fluyó de su costado.

2. De la Transubstanciación

Nuestro Señor se hace presente por la conversión del pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. Esa admirable y singular conversión se llama propiamente «transubstanciación», no consustanciación, como quería Lutero.

Se dice admirable porque es un misterio altísimo, superior a la capacidad de toda inteligencia creada. ¡Es el Misterio de la fe! Se dice singular porque no existe en toda la creación ninguna conversión semejante a esta.

En la transubstanciación toda la substancia del pan y toda la sustancia del vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo. De tal manera que bajo cada una de las especies y bajo cada parte cualquiera de las especies, antes de la separación y después de la separación, se contiene Cristo entero.

Es de fe, por tanto, que de toda y sola la substancia del pan y del vino se transubstan*cia en toda y sola la sustancia del cuerpo y sangre de Cristo. Ahora bien, ¿qué es lo que permanece? Permanecen, sin sujeto de inhesión, por poder de Dios, en la Eucaristía los accidentes, especies o apariencias del pan y del vino.

¿Cuáles son? Los accidentes que permanecen después de la transusbtanciación son: peso, tamaño, gusto, cantidad, olor, color, sabor, figura, medida, etc, de pan y de vino. Sólo cambia la sustancia.

Por la fuerza de las palabras bajo la especie de pan se contiene el Cuerpo de Cristo y, por razón de la compañía o concomitancia, junto con el Cuerpo, por la natural conexión, se contiene la Sangre, y el alma y, por la admirable unión hipostática, la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

Y, ¿qué se contiene por razón de las palabras bajo la especie del vino? Por razón de las palabras se contiene la Sangre de Cristo bajo la especie del vino y, por razón de la concomitancia, junto con la Sangre, por la natural conexión, se contiene el Cuerpo, el Alma y, por la unión hipostática, la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

Enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: «Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión. Así, san Juan Crisóstomo declara que: “No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas”.

Y san Ambrosio dice respecto a esta conversión: “Estemos bien persuadidos de que esto no es lo que la naturaleza ha producido, sino lo que la bendición ha consagrado, y de que la fuerza de la bendición supera a la de la naturaleza, porque por la bendición la naturaleza misma resulta cambiada... La palabra de Cristo, que pudo hacer de la nada lo que no existía, ¿no podría cambiar las cosas existentes en lo que no eran todavía? Porque no es menos dar a las cosas su naturaleza primera que cambiársela”».

Sigue diciendo el Catecismo de la Iglesia Católica: «El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: “Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera el cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación”».

3. Omnipotencia de Dios

El sacerdote ministerial predica la Palabra de Dios, presenta a Dios los dones de pan y vino, los inmola y los ofrece al transubstanciarlos en el Cuerpo y la Sangre del Señor, obrando en nombre y con el poder del mismo Cristo, de modo tal que, por sobre él sólo está el poder de Dios, como enseña Santo Tomás de Aquino: «El acto del sacerdote no depende de potestad alguna superior, sino de la divina», de tal modo, que ni siquiera el Papa, tiene mayor poder que un simple sacerdote, para la consagración del Cuerpo de Cristo: «No tiene el Papa mayor poder que un simple sacerdote».

«Al mandar a los Apóstoles en la Última Cena: Haced esto en memoria mía (Lc 22,19; 1Cor 11,24.25), les ordena reiterar el rito del Sacrificio eucarístico de mi Cuerpo que será entregado y de mi Sangre que será derramada (Lc 22,19; 1Cor 11,24.25). Enseña el Concilio de Trento que Jesucristo, en la Última Cena, al ofrecer su Cuerpo y Sangre sacramentados: “a sus apóstoles, a quienes entonces constituía sacerdotes del Nuevo Testamento, a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio, les mandó ... que los ofrecieran”».

Y esto por el poder divino, ya que existe «en la misma transformación, una selección que indica penetración extraordinaria; dentro de una misma cosa material hay algo que cambia y algo que permanece inmutable; además el cambio produce algo nuevo...». En la Divina Invocación, como llamaban muchos Santos Padres a la consagración, se da:

1. Una selección: entre la substancia y los accidentes;

2. Una penetración extraordinaria: distinguir ambos elementos, para que desaparezca uno y permanezca el otro;

3. Algo nuevo aparece: el Cuerpo entregado y la Sangre derramada de Cristo, bajo especie ajena, o sea, sacramental.

Por esto, la conversión del pan y del vino en la Misa, implica dificultades más grandes que respecto a la creación del mundo, como dice Santo Tomás de Aquino: «En esta conversión hay más cosas difíciles que en la creación, en la que sólo es difícil hacer algo de la nada. Crear, sin embargo, es propio de la Causa Primera, que no presupone nada para su operación. Pero en la conversión sacramental (de la Eucaristía) no sólo es difícil que este todo (el pan y el vino) se transforme en este otro todo (el Cuerpo y la Sangre de Cristo), de modo que nada quede del anterior, cosa que no pertenece al modo corriente de producir, sino que también queden los accidentes desaparecida la substancia...».

Queridos hermanos y hermanas:

Crezcamos siempre en la fe y el amor a Nuestro Señor presente en la Eucaristía. Estimemos por «justa y conveniente» la palabra exacta que expresa la conversión del pan y del vino: ¡Transubstanciación!, que debería sonar en nuestros oídos como música celestial.

Y admiremos siempre el poder de Dios que allí se manifiesta, como lo hace el pueblo fiel que dice, con las palabras del Apóstol Tomás, después de ocurrida la transustanciación: ¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20,28).
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

LA PRESENCIA REAL COMO UN HECHO
De acuerdo con las enseñanzas de la teología, un hecho revelado sólo puede ser probado recurriendo a las fuentes de la fe, es decir, la Escritura y la Tradición, a las cuales también se encuentra unido el infalible Magisterio de la Iglesia.

Pruebas de las Escrituras
Las pruebas en las Escrituras pueden ser extraídas tanto de las palabras de la promesa (Jn. 6,26 ss.) y, especialmente, de las palabras de la Institución tal y como quedaron registradas en los Sinópticos y en San Pablo (1 Cor. 11,23 ss.).

Las palabras de la promesa (Juan 6)
Mediante los milagros de los panes y los peces y la caminata sobre las aguas el día anterior, Cristo no sólo preparó a sus oyentes para el sublime discurso que contenía la promesa de la Eucaristía, sino que también les probó que Él poseía como hombre-Dios Todopoderoso, un poder superior a e independiente de las leyes de la naturaleza y podía, por lo tanto, proveer tal alimento sobrenatural, que no era otra cosa, sino su propia Carne y Sangre. Este discurso fue pronunciado en Cafarnaúm (Jn. 6,26-71), y está dividido en dos partes distintas, acerca de cuya relación los exegetas católicos tienen varias opiniones. Nada nos impide interpretar la primera parte (Jn. 6,26-51) metafóricamente y entender por “pan del cielo” a Cristo mismo como el objeto de fe, para ser recibido en sentido figurado como alimento espiritual mediante la boca de la fe. Sin embargo, tal explicación figurada de la segunda parte del discurso (Jn. 6,52-71) no sólo sería inusual, sino absolutamente imposible, como ya reconocen inclusive algunos exegetas protestantes (Delitzsch, Kostlin, Keil, Kahnis y otros).

Primero que nada, toda la estructura del discurso de la promesa exige una interpretación literal de las palabras: “coman la carne del Hijo del Hombre y beban su Sangre.” Así pues, Cristo menciona un trío de alimentos en su discurso, el maná del pasado (Jn. 6,31.32.49.58), el pan celestial del presente (Jn. 6,32 ss), y el Pan de Vida del futuro (Jn. 6,27.51). Correspondiente a los tres tipos de comida y a los tres períodos, hay otros tantos dispensadores: Moisés que les dio el maná, el Padre nutriendo la fe del hombre en el Hijo de Dios hecho carne, finalmente, Cristo dando su propia Carne y Sangre. A pesar de que el maná, como tipo de la Eucaristía, era ciertamente comido con la boca, no podía, por ser un alimento transitorio, proteger de la muerte. El segundo alimento, ofrecido por el Padre Eterno, es el pan del cielo, el cual Él dispensa hic et nunc a los judíos para su nutrición espiritual, considerando que por razón de la Encarnación les presenta a su Hijo como objeto de su fe. Sin embargo, si el tercer tipo de alimento, el cual el mismo Cristo prometió dar en un tiempo futuro, es una nueva refacción, que difiere del anteriormente llamado alimento de la fe, no puede ser otro que su propio Cuerpo y Sangre, para ser realmente comido y bebido en la Sagrada Comunión. Esta es la razón por la cual Cristo estaba tan listo para usar la expresión realista “masticar” (Jn. 6,54.56.58: trogein) cuando hablaba de esto, su Pan de Vida, en adición a la frase “comer” (Jn. 6,51.53: phagein). El cardenal Belarmino (De Euchar. I,3), además, resalta correctamente el hecho de que si en la mente de Cristo, el maná era una prefiguración de la Eucaristía, ésta debía ser más que mero pan bendito, pues de otro modo, el prototipo no superaría substancialmente al tipo. Lo mismo se aplica a otras figuras de la Eucaristía, como el pan y el vino ofrecidos por Melquisedec, los panes de proposición (panes propositionis), el cordero pascual.

La imposibilidad de interpretación figurativa es probada de modo concluyente y más fuertemente por un análisis del siguiente texto: “si no coméis la Carne del Hijo del Hombre, y no bebéis su Sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que coma mi Carne y beba mi Sangre, permanece en mí, y yo en él” (Jn. 6,53-56). Es verdad que incluso entre los semitas, y en la Escritura misma, la frase “comerse a alguien,” tiene un sentido figurativo, es decir, “perseguir, criticar, odiar amargamente a alguien.” Si, entonces, las palabras de Jesús se debieran tomar en sentido figurado, parecería entonces que Cristo les prometía a sus enemigos la vida eterna y una gloriosa resurrección como recompensa por las injurias y persecuciones de que fue víctima. La otra frase, “beber la sangre de alguien,” en la Escritura, especialmente, no tiene ningún significado figurado, excepto aquél de terrible castigo (Is. 49, 26; Ap. 16,6); pero, en este texto, esta interpretación es tan imposible como en la frase “comer la carne de alguien”. Consecuentemente, comer y beber, deben ser entendidas como participación (comer y beber) de Cristo en persona, esto es literalmente.

Esta interpretación concuerda perfectamente con la conducta de sus oyentes y la actitud de Cristo respecto a sus dudas y objeciones. De nuevo, la murmuración de los judíos es la prueba más clara de que ellos entendieron las palabras de Jesús literalmente (Jn. 6,53). Incluso, lejos de repudiar esta interpretación como un craso malentendido, Cristo las repitió en una forma mucho más solemne, en Juan (6,54 ss). En consecuencia, muchos de sus discípulos estaban escandalizados y decían: “Es duro este lenguaje; ¿quién puede escucharlo?” (Jn 6,60); pero en vez de retractarse de lo que había dicho, Cristo más bien los reprochó por su falta de fe, aludiendo a su sublime origen y su futura Ascensión al cielo. Y sin más dificultad, le permitió marcharse a esos discípulos (Jn. 6,62 ss). Finalmente, se volvió a sus doce apóstoles con la pregunta: “¿También vosotros queréis marcharos?” Entonces Pedro se adelantó y con humilde fe replicó: “Señor, ¿dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Hijo de Dios.”(Jn. 6,68.69).

Toda la escena del discurso y las murmuraciones en su contra prueban que la interpretación de los anglianos y de Ulrich Zwingli sobre el pasaje “El espíritu es el que vivifica”, etc., en el sentido de paliación o retractación, es completamente inadmisible. Debido a estas palabras los discípulos cortaron su relación con Jesús, mientras que los Doce aceptaron con fe sencilla un misterio que ellos aún no entendían. Ni Cristo dijo: “Mi carne es espíritu,” es decir, para ser entendido en un sentido figurado, sino que dijo, “Mis palabras son espíritu y vida.” Hay dos puntos de vista respecto al sentido con que se debe interpretar este texto. Muchos de los Padres declaran que la verdadera Carne de Jesús (sarx) no debe entenderse como separada de su Divinidad (spiritus), y por lo tanto no en un sentido relativo al canibalismo, sino como pertenencia completa a la economía supernatural. La segunda y más científica explicación afirma que en la oposición bíblica de “carne y sangre” con “espíritu,” la primera siempre significa inclinación carnal, y la segunda percepción mental iluminada por la fe, así que la intención de Jesús en este pasaje era dar prominencia al hecho de que el sublime misterio de la Eucaristía puede ser entendido únicamente a la luz de la fe sobrenatural, mientras que no puede ser entendido por el que tiene mentalidad mundana y carnal, quienes están abrumados bajo el peso del pecado. Bajo tales circunstancias, no es de asombrarse que los Padres y varios concilios ecuménicos (Éfeso, 431; Nicea, 787) adoptaran el sentido literal de las palabras, a pesar de que no estaba todavía dogmáticamente definido (cf. Concilio de Trento, Ses. XXI, c. I). Si bien fue cierto que algunos teólogos católicos (como Cajetan, Ruardus Tapper, Jean Hessels y Jansenio el viejo) preferían la interpretación figurativa, era sólo por razones controversiales, porque en su perplejidad imaginaron que de otro modo los reclamos de los husitas y protestantes utraquistas por el compartir el cáliz por parte de los laicos no pudiera ser contestado con argumentos bíblicos. (Cf. Patrizi, "De Christo pane vitæ", Roma, 1851; Schmitt, "Die Verheissung der Eucharistie bei den Vütern", 2 vols., Würzburg, 1900-03.)
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Buena catequesis y Transubstanciación
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica



Javier Andres:

Acaso no eras miembro de la iglesia adventista del septimo dia

y despues de la iglesia bautista del septimo dia ??

Como es que ahora dices ser fraile veterocatolico ??​
Empece mi juventud siendo Adventista del Séptimo Día, después estuve estudiando estudios de teología con la Iglesia Bautista, me convertí al catolicismo y me hice fraile veterocatolico actualmente estoy realizando mis estudios de teología Católica.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Hola

Por este texto que escribiste en tu mensaje #4, pensé que no acogían la transubstanciación.

PHP:
 Los viejos católicos rechazan las ideas de un tesoro de méritos, las indulgencias, la veneración de los santos y las definiciones de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María. Creen en la presencia real de Cristo en la eucaristía, sin explicarla en términos de transubstanciación.

en lo de que aceptan mujeres sacerdotes y rechazan la infalibilidad papal, etc, estoy identificado

saludoss..
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Hola

Por este texto que escribiste en tu mensaje #4, pensé que no acogían la transubstanciación.

PHP:
 Los viejos católicos rechazan las ideas de un tesoro de méritos, las indulgencias, la veneración de los santos y las definiciones de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María. Creen en la presencia real de Cristo en la eucaristía, sin explicarla en términos de transubstanciación.

en lo de que aceptan mujeres sacerdotes y rechazan la infalibilidad papal, etc, estoy identificado

saludoss..
No tenemos mujeres sacerdotes.