Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

De todas maneras veo que acogen la eucaristía explicándola en términos de transubstanciación, que fue lo que negaste en tu mensaje #4
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Empece mi juventud siendo Adventista del Séptimo Día, después estuve estudiando estudios de teología con la Iglesia Bautista, me convertí al catolicismo y me hice fraile veterocatolico actualmente estoy realizando mis estudios de teología Católica.


Pero cuando decias ser adventista, dijiste que previamente habias sido consagrado a cierta orden catolica.

(En este momento no recuerdo el nombre de dicha orden).

Incluso lei que alguien te dijo aqui en el foro que no eras mas que un catolico infiltardo, camuflado de adventista.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

¿Por qué no hay mujeres sacerdotes en la Iglesia Católica Antigua?
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No es una cuestión de disciplina o de derecho, sino de la naturaleza misma del sacramento del orden: el sacerdote representa a Cristo, esposo de la Iglesia.
No es una cuestión de disciplina o de derecho. Si fuera así, la regla podría ser revisada. El sacerdote representa a Cristo, Esposo de la Iglesia. Se trata de la naturaleza misma del sacramento que ha recibido.

1. Las mujeres han desempeñado una gran función en el Nuevo Testamento y en toda la historia de la Iglesia. Sin embargo, ninguna ha sido ordenada nunca sacerdote.

Las mujeres forman parte del entorno de Jesús. Marta y María son propuestas como ejemplos: una es modelo de escucha, la otra de fe en la resurrección. Son precisamente las mujeres las primeras beneficiarias de una aparición del Resucitado. A ellas se les encarga la misión: “Id, decid a sus discípulos y a Pedro…”. Igualmente, entre los colaboradores de Pablo son nombradas varias mujeres.

En la historia de la Iglesia, ciertamente las mujeres han desempeñado funciones eminentes de muy distintos tipos: santa Blandina e innumerables mártires femeninas; santa Genoveva que fue la providencia de París; santa Juana de Arco que liberó a Francia; santa Catalina de Siena que no dudó en recordar a los papas sus deberes; santa Teresa de Ávila reformadora del Carmelo; santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, “la mayor santa de los tiempos modernos” según Pío X; la beata Teresa de Calcuta a quien el papa Juan Pablo II tanto admiraba,.. .

Lourdes es el reencuentro de dos mujeres: la Virgen María y Bernardette. La primera peregrinación de ámbito nacional en Francia es también mérito de una mujer, Margarita de Blic, quien se encargó de todo a condición de que fuera la única patrona: arrastra 300.000 adhesiones.

En la categoría de los santos, hay muchas más mujeres que en el Panteón de la República.

¿Y podrían ordenarse diaconisas? La cuestión es discutida; lo que sí es cierto es que nunca ha habido una sacerdotisa. El argumento no es decisivo porque podría tratarse de una conveniencia cultural; no es totalmente descartable, pero sería difícil apoyarse en la Escritura y la Tradición de la Iglesia para introducir esta novedad.

2. El quid de la cuestión no es la distribución de funciones sociales, sino el significado del sacramento del orden. El sacerdote no es, ante todo, un animador de comunidad, sino el representante de Cristo, Esposo de la Iglesia.

Si se tratara únicamente de funciones sociales, la Iglesia católica debería seguir la evolución de la sociedad, desde hace al menos un siglo. No habría dejado de seguir esta dirección, porque lo anticipó en concreto en la vida religiosa, tanto la contemplativa como la activa. Ya hace mucho tiempo que las hermanas dirigen escuelas u hospitales, que la abadesa o la priora dirige su monasterio.

Pero en la fe católica, así como para los ortodoxos, el sacerdote no se define en primer lugar por lo que hace. Se dice de él que actúa in persona Christi. Es Cristo quien actúa a través de él.

En la ordenación, recibe el Espíritu de Cristo para representarle, de manera suprema cuando celebra la Eucaristía y dice “este es mi cuerpo” o en el sacramento de la reconciliación cuando dice “yo te absuelvo de tus pecados”.

En la Escritura, Jesús se presenta a sí mismo como el Esposo de la Iglesia. Ya es una constante en el Antiguo Testamento: la alianza entre Dios y su Pueblo es una alianza de amor, una alianza conyugal, con sus deberes y sus reconciliaciones. En Jesús, Dios hecho hombre, esta alianza se anuda irrevocablemente.

Es por algo, que el primer signo dado por Jesús, en el Evangelio según san Juan, se sitúa durante un banquete de bodas, en Caná. Varios pasajes de los Evangelios hablan de bodas en las que Jesús es el Esposo. Él mismo se llama así (Mateo 9,15).
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Empece mi juventud siendo Adventista del Séptimo Día, después estuve estudiando estudios de teología con la Iglesia Bautista,
me convertí al catolicismo
y me hice fraile veterocatolico actualmente estoy realizando mis estudios de teología Católica.

Te convertiste al catolicismo ????

O te convertiste al veterocatolicismo ????

Y si eres fraile veterocatolico, que haces estudiando teologia catolica en lugar de teologia veterocatolica ??
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica




Pero cuando decias ser adventista, dijiste que previamente habias sido consagrado a cierta orden catolica.

(En este momento no recuerdo el nombre de dicha orden).

Incluso lei que alguien te dijo aqui en el foro que no eras mas que un catolico infiltardo, camuflado de adventista.
Nunca dije esto, primero fui Adventista. después pase a la Iglesia Bautista y posteriormente me hice católico este es mi testimonio.
Si hubo un hermano adventista en este foro que invento esto para argumentar la postura adventista de que han sido infiltrados por Jesuitas Católicos.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Cuando estamos en cristo todos somos uno solo, por eso para Dios ya no hay diferencia de si se es hombre o mujer, muy claro lo dice la biblia. No viene al caso pensar que la posición de sacerdote es imposible que la pueda ostentar una mujer
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica



Te convertiste al catolicismo ????

O te convertiste al veterocatolicismo ????

Y si eres fraile veterocatolico, que haces estudiando teologia catolica en lugar de teologia veterocatolica ??
Son validos los estudios Teologicos Católicos dentro de la iglesia Antigua Veterocatolica pues somos igualmente Iglesia Católica Apostolica no Romana.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

lo de que la iglesia tiene que tener un esposo o esposa perteneciente al género masculino solo son acomodados pensamientos humanos nuestros.

Para Dios no existe diferencia entre varón y mujer si ambos están en cristo, muy claro lo dice la escritura.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Cuando estamos en cristo todos somos uno solo, por eso para Dios ya no hay diferencia de si se es hombre o mujer, muy claro lo dice la biblia. No viene al caso pensar que la posición de sacerdote es imposible que la pueda ostentar una mujer
Cristo y la iglesia, un modelo para el hogar
22Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. 23Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. 24Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.…Efesios 5

1 Corintios 11:3
Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.

Efesios 1:22
Y todo sometió bajo sus pies, y a El lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,

Efesios 5:24
Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

1 Corintios 11:3-10
Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.…
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

De todas maneras veo que acogen la eucaristía explicándola en términos de transubstanciación, que fue lo que negaste en tu mensaje #4
No he negado transubstanciación nos acogemos
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

La Presencia Real De Jesucristo En El Sacramento De La Eucaristía Preguntas Básicas Y Respuestas

Introducción
Jesús Nuestro Señor, la víspera de su pasión en la cruz, tomó una última cena con sus discípulos. Durante esta comida, nuestro Salvador instituyó el sacramento de su Cuerpo y su Sangre. Lo hizo a fin de perpetuar el sacrificio de la Cruz a través de los siglos y para encomendar a la Iglesia su Esposa el memorial de su muerte y resurrección. Como nos dice el Evangelio según S. Mateo:

Durante la cena, Jesús tomó un pan, y pronunciada la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo”. Luego tomó en sus manos una copa de vino, y pronunciada la acción de gracias, la pasó a sus discípulos, diciendo: “Beban todos de ella, porque ésta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados”. (Mt 26:26-28; cf. Mc 14:22-24, Lc 22:17-20, 1 Co 11:23-25)

Recordando estas palabras de Jesús, la Iglesia Católica profesa que en la celebración de la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo por el poder del Espíritu Santo y mediante el ministerio del sacerdote. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida. . . . Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida” (Jn 6:51-55). Cristo entero está verdaderamente presente, cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo la apariencia de pan y vino: el Cristo glorificado que se levantó de entre los muertos después de morir por nuestros pecados. Esto es lo que quiere decir la Iglesia cuando habla de la “presencia real” de Cristo en la Eucaristía. Esta presencia de Cristo en la Eucaristía se denomina “real” sin excluir otros tipos de presencia como si no pudieran entenderse como reales (cf. Catecismo, no. 1374). Cristo resucitado está presente en su Iglesia de muchas maneras, pero muy especialmente a través del sacramento de su Cuerpo y su Sangre.

¿Qué significa que Jesucristo esté presente en la Eucaristía bajo la apariencia de pan y vino? ¿Cómo sucede esto? La presencia de Cristo resucitado en la Eucaristía es un misterio inagotable que la Iglesia nunca puede explicar cabalmente con palabras. Debemos recordar que el Dios trino es el creador de todo lo que existe y tiene el poder de hacer más de lo que nos es posible imaginar. Como dijo S. Ambrosio: “Si la palabra del Señor Jesús es tan poderosa como para crear cosas que no existían, entonces con mayor razón las cosas que ya existen pueden ser convertidas en otras” ( De Sacramentis, IV, 5-16). Dios creó el mundo para compartir su vida con personas que no son Dios. Este gran plan de salvación revela una sabiduría que rebasa nuestro entendimiento. Pero no se nos deja en la ignorancia: por su amor a nosotros, Dios nos revela su verdad en formas que podamos comprender mediante el don de la fe y la gracia del Espíritu Santo que habita en nosotros. Así podemos entender, al menos en cierta medida, lo que de otro modo quedaría desconocido para nosotros, aunque nunca podamos conocer por nuestra sola razón completamente el misterio de Dios.

Como sucesores de los Apóstoles y auténticos maestros de la Iglesia, los obispos son obligados a transmitir lo que Dios nos ha revelado y alentar a todos los miembros de la Iglesia a profundizar su entendimiento del misterio y don de la Eucaristía. A fin de promover tal profundización de la fe, hemos preparado este texto para responder a quince preguntas que surgen comúnmente con respecto a la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Ofrecemos este texto a pastores y educadores religiosos como ayuda en sus responsabilidades de enseñanza. Reconocemos que algunas de estas preguntas contienen ideas teológicas bastante complejas. Sin embargo, es nuestra esperanza que el estudio y análisis del texto ayude a muchos de los fieles católicos de nuestro país a enriquecer su comprensión de este misterio de la fe.

1. ¿Por qué se da Jesús a nosotros como comida y bebida?
Jesús se da a nosotros como alimento espiritual en la Eucaristía porque nos ama. Todo el plan de Dios para nuestra salvación está dirigido a hacernos partícipes de la vida de la Trinidad, la comunión del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Empezamos a participar en esta vida con nuestro Bautismo, cuando, por el poder del Espíritu Santo, nos unimos a Cristo, y nos convertimos así por adopción en hijos e hijas del Padre. Esta relación se fortalece y acrecienta en la Confirmación, y se nutre y profundiza mediante nuestra participación en la Eucaristía. Comiendo el Cuerpo y bebiendo la Sangre de Cristo en la Eucaristía llegamos a unirnos a la persona de Cristo a través de su humanidad.

“El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él” (Jn 6:56). Al estar unidos a la humanidad de Cristo estamos al mismo tiempo unidos a su divinidad. Nuestra naturaleza mortal y corruptible se transforma al unirse con la fuente de la vida. “Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí” (Jn 6:57).

Al estar unidos a Cristo por el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros, nos hacemos parte de la eterna relación de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Como Jesús es por naturaleza el Hijo eterno de Dios, así nosotros nos hacemos hijos e hijas de Dios por adopción mediante el sacramento del Bautismo. Mediante los sacramentos del Bautismo y la Confirmación (Crismación), nos convertimos en templos del Espíritu Santo, que habita en nosotros, y al habitar en nosotros, somos ungidos con el don de la gracia santificante. La promesa última del Evangelio es que participaremos de la vida de la Santísima Trinidad. A esta participación en la vida divina los Padres de la Iglesia la llamaron “divinización” ( theosis). En esto vemos que Dios no simplemente nos envía buenas cosas desde el cielo; por el contrario, somos introducidos también a la vida interior de Dios, a la comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En la celebración de la Eucaristía (que significa “acción de gracias”) damos alabanza y gloria a Dios por este sublime don.

2. ¿Por qué la Eucaristía no es sólo una comida sino también un sacrificio?
Aunque nuestros pecados hacían imposible que tuviéramos parte en la vida de Dios, Jesucristo fue enviado a quitar este obstáculo. Su muerte fue un sacrificio por nuestros pecados. Cristo es “el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29). Mediante su muerte y resurrección, venció al pecado y la muerte, y nos reconcilió con Dios. La Eucaristía es el memorial de este sacrificio. La Iglesia se congrega para recordar y reactualizar el sacrificio de Cristo, en el cual participamos por la acción del sacerdote y el poder del Espíritu Santo. Mediante la celebración de la Eucaristía, nos unimos al sacrificio de Cristo y recibimos sus inagotables beneficios.

Como dice la Carta a los Hebreos, Jesús es el eterno y sumo sacerdote que vive para siempre e intercede por el pueblo ante el Padre. De esta manera, supera a todos los sumos sacerdotes que a lo largo de los siglos ofrecían sacrificios por el pecado en el templo de Jerusalén. El eterno y sumo sacerdote Jesús ofrece el sacrificio perfecto, que es su persona y no alguna otra cosa. “[Cristo] penetró una sola vez y para siempre en el ‘lugar santísimo’. . . . No llevó consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redención eterna” (Heb 9:11-12).

El acto de Jesús pertenece a la historia humana, pues él es verdaderamente humano y ha entrado a la historia. Pero al mismo tiempo Jesucristo es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad; es el Hijo eterno, que no está limitado al tiempo o a la historia. Sus actos trascienden el tiempo, que es parte de lo creado. Entrando “a través de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombre, ni pertenecía a esta creación” (Heb 9:11), Jesús el Hijo eterno de Dios realizó su sacrificio en presencia de su Padre, que vive en la eternidad. El sacrificio perfecto de Jesús está así eternamente presente ante el Padre, que eternamente lo acepta. Esto significa que, en la Eucaristía, Jesús no se sacrifica una y otra vez, sino que, por el poder del Espíritu Santo, su eterno sacrificio se hace presente una vez más, se reactualiza, a fin de que podamos tomar parte en él.

Cristo no tiene que dejar su lugar en el cielo para estar con nosotros. Nosotros, más bien, participamos de la liturgia celestial en la que Cristo intercede eternamente por nosotros y presenta su sacrificio al Padre, y en la que los ángeles y santos glorifican constantemente a Dios y dan gracias por todos sus dones: “Al que está sentado en el trono y al Cordero, / la alabanza, el honor, la gloria y el poder, / por los siglos de los siglos” (Ap 5:13). Como indica el Catecismo de la Iglesia Católica, “Por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos” (no. 1326). La proclama-ción del “Sanctus”, “Santo, Santo, Santo es el Señor. . .”, es la canción de los ángeles que están en la presencia de Dios (Is 6:3). Cuando en la Eucaristía proclamamos el “Sanctus”, hacemos eco en la tierra de la canción con la que los ángeles adoran a Dios en el cielo. En la celebración eucarística no recordamos simplemente un acontecimiento de la historia, sino que, mediante la acción misteriosa del Espíritu Santo en la celebración eucarística, el Misterio Pascual del Señor se hace presente y se actualiza a su Esposa la Iglesia.

Asimismo, en la actualización eucarística del eterno sacrificio de Cristo ante el Padre, nosotros no somos simples espectadores. El sacerdote y la comunidad de fieles están activos de maneras diferentes en el sacrificio eucarístico. El sacerdote ordenado, de pie ante el altar, representa a Cristo como cabeza de la Iglesia. Todos los bautizados, como miembros del Cuerpo de Cristo, participan del sacerdocio del Salvador, como sacerdote y víctima a la vez. La Eucaristía es también el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, Cuerpo y Esposa de Cristo, participa en la ofrenda sacrificial de su Cabeza y Esposo. En
la Eucaristía el sacrificio de Cristo se convierte en el sacrificio de los miembros de su Cuerpo que unidos a Cristo forman una sola ofrenda sacrificial (cf. Catecismo, no. 1368). Como el sacrificio de Cristo, se hace presente de manera sacramental, unidos a Cristo, nosotros nos ofrecemos como sacrificio al Padre. “La Iglesia, al desempeñar la función de sacerdote y víctima juntamente con Cristo, ofrece toda entera el sacrificio de la misa, y toda entera se ofrece en él” ( Mysterium Fidei, no. 31; cf. Lumen Gentium, no. 11).

3. Cuando el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, ¿por qué tienen todavía aspecto y sabor de pan y vino?
En la celebración de la Eucaristía, Cristo glorificado se hace presente bajo la apariencia de pan y vino de una manera única, una manera adecuada singularmente a la Eucaristía. En el lenguaje teológico tradicional de la Eucaristía, en el acto de consagración durante la Eucaristía la substancia del pan y del vino es transformada por el poder del Espíritu Santo en la substancia del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo. Al mismo tiempo, los “accidentes” o apariencia de pan y vino, se mantienen. “Substancia” y “accidente” son empleados aquí como términos filosóficos que han sido adaptados por grandes teólogos medievales como S. Tomás de Aquino en sus esfuerzos por entender y explicar la fe. Tales términos son empleados para comunicar el hecho de que lo que parece ser en todos los aspectos, pan y vino (a nivel de “accidentes” o atributos físicos, es decir, lo que puede ser visto, tocado, saboreado o medido), de hecho es ahora el Cuerpo y la Sangre de Cristo (a nivel de “substancia” o de la realidad más profunda). A este cambio a nivel de la substancia, de pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo, se le llama “transubstanciación”. Según la fe católica, podemos hablar de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía porque se ha realizado esta transubstanciación (cf. Catecismo, no. 1376).

Este es un gran misterio de nuestra fe que sólo podemos comprender por las enseñanzas de Cristo que traen las Escrituras y por la Tradición de la Iglesia. Los cambios que ocurren regularmente en el mundo, uno implica un cambio en sus accidentes o características. A veces los accidentes cambian, mientras que la substancia sigue siendo la misma. Por ejemplo, cuando un niño llega a la madurez, las características de la persona humana cambian de muchas formas, pero el adulto sigue siendo la misma persona: la misma substancia. En otros casos, cambian a la vez la substancia y los accidentes. Por ejemplo, cuando una persona come una manzana, la manzana se incorpora al cuerpo de dicha persona. Sin embargo, cuando ocurre este cambio de substancia, los accidentes o las características de la manzana también cambian. A medida que la manzana experimenta cambios en el cuerpo de la persona, adopta los accidentes o las características del cuerpo de dicha persona. La presencia de Cristo en la Eucaristía es única en el sentido de que, aunque el pan y el vino consagrados son en substancia verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo, no tienen ninguno de los accidentes o las características de un cuerpo humano, sino sólo los de pan y vino.

4. ¿Deja el pan de ser pan y el vino de ser vino?
Sí. Para que Cristo entero esté presente, cuerpo, sangre, alma y divinidad, el pan y el vino no pueden quedar como tales, sino que deben dar lugar a la presencia de su cuerpo y su sangre glorificados. Así, en la Eucaristía, el pan deja de ser pan en substancia y se convierte en el Cuerpo de Cristo, mientras que el vino deja de ser vino en substancia y se convierte en la Sangre de Cristo. Como observó S. Tomás de Aquino, Cristo no es citado diciendo “Este pan es mi cuerpo”, sino “ Esto es mi cuerpo” ( Summa Theologiae, III q. 78, a. 5).

5. ¿Es adecuado que el Cuerpo y la Sangre de Cristo se hagan presentes en la Eucaristía bajo la apariencia de pan y de vino?
Sí, puesto que esta manera de estar presente corresponde perfectamente a la celebración sacramental de la Eucaristía. Jesucristo mismo se da a nosotros en una forma que emplea el simbolismo inherente a comer pan y beber vino. Además, estando presente bajo la apariencia de pan y vino, Cristo mismo se da a nosotros en las formas de comida y bebida propias de los seres humanos. Asimismo, esta clase de presencia se relaciona con la virtud de la fe, pues la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo no puede ser percibida o discernida de ninguna otra manera más que por la fe. Por ello S. Buenaventura afirmaba: “No hay dificultad en el hecho de que Cristo esté presente en el sacramento como en un signo: la gran dificultad está en el hecho de que él está realmente en el sacramento, como lo está en el cielo. Y así, creer en esto es especialmente meritorio” ( In IV Sent., dist. X, P. I, art. un., qu. I). Por la fe, que se apoya en la autoridad de Dios que se revela ante nosotros, creemos lo que no puede ser aprehendido por nuestras facultades humanas (cf. Catecismo, no. 1381).

6. El pan y el vino Consagrados, ¿son “simplemente símbolos”?
En el lenguaje cotidiano, llamamos “símbolo” a algo que señala alguna otra cosa que está más allá de sí, a menudo a otras diferentes realidades a la vez. El pan y el vino transformados que constituyen el Cuerpo y la Sangre de Cristo no son simplemente símbolos, porque son verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Como escribió S. Juan Damasceno: “El pan y el vino no son una prefiguración del cuerpo y la sangre de Cristo, ¡de ninguna manera!, sino el verdadero cuerpo deificado del Señor, porque el Señor mismo dijo: ‘Esto es mi cuerpo’; no ‘una prefiguración de mi cuerpo’, sino ‘mi cuerpo’, y no ‘una prefiguración de mi sangre’ sino ‘mi sangre’” ( De la fe ortodoxa, IV [PG 94, 1148-49]).

Al mismo tiempo, sin embargo, es importante reconocer que el Cuerpo y la Sangre de Cristo llegan a nosotros en la Eucaristía en una forma sacramental. En otras palabras, Cristo está presente bajo la apariencia de pan y vino, no en su propia y verdadera forma. No podemos presumir que sabemos todas las razones subyacentes a los actos de Dios. Sin embargo, Dios emplea el simbolismo inherente a comer pan y beber vino en el ámbito de lo natural para iluminar el significado de lo que se está realizando en la Eucaristía por medio de Jesucristo.

Son diversas las maneras con las que el simbolismo de comer pan y beber vino devela el significado de la Eucaristía. Por ejemplo, tal como el alimento natural da sustento al cuerpo, así el alimento eucarístico da sustento espiritual. Asimismo, al compartir una comida ordinaria se establece una cierta comunión entre las personas que la comparten; en la Eucaristía, el Pueblo de Dios comparte una comida que lo lleva a la comunión no sólo mutua sino con el Padre, Hijo y Espíritu Santo. De igual modo, como nos dice S. Pablo, el pan compartido entre muchos durante el banquete eucarístico es un indicador de la unidad de los que han sido congregados por el Espíritu Santo como un solo cuerpo, el Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 10:17). Para dar otro ejemplo, los granos individuales del trigo y las uvas individuales tienen que cosecharse y ser molidos y triturados antes de que queden unidos como pan y como vino. Por esta razón, el pan y el vino señalan tanto la unión de muchos que se produce en el Cuerpo de Cristo como el sufrimiento padecido por Cristo, sufrimiento que debe ser también aceptado por sus discípulos. Podría decirse mucho más sobre las muchas maneras en que el comer pan y el beber vino simbolizan lo que hace Dios por nosotros a través de Cristo, pues los símbolos contienen múltiples significados y connotaciones.

7. ¿El pan y el vino consagra-dos dejan de ser el Cuerpo y la Sangre de Cristo cuando la misa ha terminado?
No. Durante la celebración de la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y como tales permanecen. No pueden volver a ser pan y vino, pues ya no son en absoluto pan y vino. No hay entonces razón para que cambien nuevamente a su estado “normal” ya que han pasado las circunstancias especiales de la misa. Una vez que la substancia ha cambiado realmente, la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo “dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas” ( Catecismo, no. 1377). En contra de quienes sostenían que el pan consagrado durante la Eucaristía no tiene poder santificante si se reserva para el día siguiente, S. Cirilo de Alejandría replicó, “ni se altera Cristo, ni se muda su sagrado Cuerpo, sino que persevera siempre en él la fuerza, la potencia y la gracia vivificante” ( Epístola 83 a Calosyrium, obispo de Arsinoe [PG 76, 1076]). La Iglesia enseña que Cristo permanece presente bajo la apariencia de pan y vino todo el tiempo que subsiste la apariencia de pan y vino (cf. Catecismo, no. 1377).

8. ¿Por qué se reservan después de la misa algunas de las hostias consagradas?
Si bien fuera posible comer todo el pan consagrado durante la misa, se suele reservar algo en el sagrario. El Cuerpo de Cristo bajo la apariencia de pan guardado o “reservado” después de la misa suele recibir el nombre de “Santísimo Sacramento”. Hay varias razones pastorales para reservar el Santísimo Sacramento. Ante todo, es empleado para distribuirlo a los moribundos (viático), los enfermos y los que legítimamente no pueden estar presentes en la celebración de la Eucaristía. En segundo lugar, el Cuerpo de Cristo en la forma de pan debe ser adorado cuando es expuesto, como en el Rito de la Sagrada Comunión y del Culto Eucarístico fuera de la Misa, cuando es llevado en procesiones eucarísticas, o simplemente cuando es depositado en el sagrario, ante el cual los fieles puedan orar en privado. Estas devociones se basan en el hecho de que Cristo mismo está presente bajo la apariencia de pan. Muchas santas personas bien conocidas por los católicos estadounidenses, como S. John Neumann, S. Elizabeth Ann Seton, S. Katharine Drexel y el beato Damien de Molokai, practicaron gran devoción personal a Cristo presente en el Santísimo Sacramento. En las Iglesias Católicas Orientales, la devoción al Santísimo Sacramento reservado es practicada del modo más directo en la Divina Liturgia de los Dones Presantificados, ofrecida en los días de semana de Cuaresma.

9. ¿Qué señales de reverencia son apropiadas con respecto al Cuerpo y la Sangre de Cristo?
El Cuerpo y la Sangre de Cristo presentes bajo la apariencia de pan y vino son tratados con la mayor de las reverencias tanto durante como después de la celebración de la Eucaristía (cf. Mysterium Fidei, nos. 56-61). Por ejemplo, el sagrario en que se reserva el pan consagrado debe estar situado “en una parte de la iglesia u oratorio verdaderamente noble, destacada, convenientemente adornada y apropiada para la oración” ( Código de Derecho Canónico, can. 938, §2). Según la tradición de la Iglesia Latina, se debe doblar la rodilla en presencia del sagrario que contiene el sacramento reservado. En las Iglesias Católicas Orientales, la práctica tradicional es hacer la señal de la cruz e inclinarse profundamente. En ambas tradiciones, los ademanes litúrgicos expresan reverencia, respeto y adoración. Es apropiado que los miembros de la asamblea se saluden en el área de recepción de la iglesia (es decir, en el vestíbulo o narthex), pero no es apropiado hablar en voz alta o tono bullicioso en el cuerpo de la iglesia (decir es, en la nave), debido a la presencia de Cristo en el sagrario. Además, la Iglesia requiere que todos ayunen antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, como señal de reverencia y recolección (a menos que por enfermedad no se pueda hacerlo). En la Iglesia Latina, generalmente se debe ayunar al menos una hora; los miembros de las Iglesias Católicas Orientales deben seguir la práctica establecida por su propia Iglesia.

10. Si alguien sin fe come y bebe el pan y el vino consagrados, ¿recibirá el Cuerpo y la Sangre de Cristo?
Si “recibir” significa “consumir”, la respuesta es sí, pues lo que la persona consume es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Si “recibir” significa “aceptar el Cuerpo y la Sangre de Cristo, consciente y voluntariamente, como lo que son, para obtener el beneficio espiritual”, entonces la respuesta es no. La falta de fe de parte de la persona que come y bebe el Cuerpo y la Sangre de Cristo no puede cambiar lo que éstos son, pero sí impide a la persona obtener el beneficio espiritual, que es la comunión con Cristo. Recibir así el Cuerpo y la Sangre de Cristo sería en vano y de hacerlo conscientemente sería sacrilegio (cf. 1 Co 11:29). Recibir el Santísimo Sacramento no es un remedio automático. Si no deseamos la comunión con Cristo, Dios no nos obliga a ello. Por el contrario, debemos aceptar, por la fe, la ofrenda que nos hace Dios de comunión en Cristo y en el Espíritu Santo, y cooperar con la gracia de Dios a fin de que nuestros corazones y mentes se transformen y nuestra fe y amor de Dios se acrecienten.

11. Si un o una creyente, estando consciente de haber cometido un pecado mortal, come y bebe el pan y el vino consagrados, ¿recibirá aun así el Cuerpo y la Sangre de Cristo?
Sí. La actitud o disposición de quien recibe no pueden cambiar lo que son el pan y el vino consagrados. La cuestión aquí, entonces, no consiste principalmente en la naturaleza de la Presencia Real, sino en cómo afecta el pecado la relación entre un individuo y el Señor. Antes de acercarse a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Comunión, hay que estar en una relación correcta con el Señor y su Cuerpo Místico, la Iglesia, es decir, en estado de gracia, libre de todo pecado mortal. Aunque el pecado daña dicha relación, e incluso puede destruirla, el sacramento de la Penitencia puede restaurarla. S. Pablo nos dice que “quien come del pan o bebe del cáliz del Señor de manera indigna, se hace culpable de profanar el cuerpo y la sangre del Señor. Así pues, que cada uno de nosotros examine su conciencia antes de comer el pan y beber del cáliz” (1 Co 11:27-28). Toda persona que esté consciente de haber cometido un pecado mortal debe reconciliarse mediante el sacramento de la Penitencia antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, a menos que exista una grave razón para comulgar y no haya oportunidad de confesión. En este caso, la persona debe tener muy presente su obligación de hacer un acto de contrición perfecta, es decir, un acto de pesar por los pecados, pesar que “brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas” ( Catecismo, no. 1452). El acto de contrición perfecta debe ir acompañado de la firme intención de recurrir a la confesión sacramental tan pronto sea posible.

12. ¿Se recibe a Cristo entero si se recibe la Santa Comunión bajo una sola especie?
Sí. Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador, está en la Eucaristía completamente presente, ya sea bajo la apariencia del pan o bajo la apariencia del vino. Además, Cristo está totalmente presente en cualquier fracción de la Hostia consagrada o en cualquier gota de la Preciosísima Sangre. No obstante, es preferible recibir a Cristo en ambas especies durante la celebración de la Eucaristía. Esto permite que la Eucaristía aparezca más perfectamente como un banquete, un banquete que es un anticipo del banquete que se celebrará con Cristo al final de los tiempos cuando el Reino de Dios se haya establecido en su plenitud (cf. Eucharisticum Mysterium, no. 32).

13. Durante la celebración de la Eucaristía, ¿está Cristo presente de otras maneras además de su Presencia Real en el Santísimo Sacramento?
Sí. Cristo está presente durante la Eucaristía de varias maneras. Está presente en la persona del presbítero que ofrece el sacrificio de la misa. Según la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, Cristo está presente en su palabra “pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es él quien habla”. También está presente en el pueblo reunido que ora y canta, “pues él prometió: ‘donde están dos o
tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos’ (Mt 18:20)” ( Sacrosanctum Concilium, no. 7). Asimismo, él está presente también en los otros sacramentos; por ejemplo, “cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza” (ibíd.).

Hablamos de la presencia de Cristo bajo la apariencia de pan y vino como “real”, con el fin de enfatizar la naturaleza especial de dicha presencia. Lo que parece ser pan y vino es en su misma substancia el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Cristo entero está presente, Dios y hombre, cuerpo y sangre, alma y divinidad. Si bien los otros modos en que Cristo está presente en la celebración de la Eucaristía no dejan, ciertamente, de ser reales, este modo supera a los demás. “Esta presencia se denomina ‘real’, no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen ‘reales’, sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente” ( Mysterium Fidei, no. 39).

14. ¿Por qué hablamos del “Cuerpo de Cristo” en más de un sentido?
En primer lugar, el Cuerpo de Cristo se refiere al cuerpo humano de Jesucristo, quien es la divina Palabra hecha hombre. Durante la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Como humano, Jesucristo tiene un cuerpo humano, un cuerpo resucitado y glorificado que en la Eucaristía nos es ofrecido en la forma de pan y de vino.

En segundo lugar, como nos enseñó S. Pablo en sus cartas, usando la analogía del cuerpo humano, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo en el cual muchos miembros están unidos con Cristo su cabeza (cf. 1 Co 10:16-17, 12:12-31; Rom 12:4-8). A esta realidad se le llama frecuentemente el Cuerpo Místico de Cristo. Todos unidos a Cristo, los vivos y los difuntos, forman juntos un solo Cuerpo en Cristo. Esta no es una unión que pueda ser vista por ojos humanos, pues es una unión mística llevada a cabo por el poder del Espíritu Santo.

El Cuerpo Místico de Cristo y el Cuerpo de Cristo eucarístico están vinculados inseparablemente. Por el Bautismo entramos en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia, y al recibir el Cuerpo de Cristo eucarístico somos fortalecidos e incorporados en el Cuerpo Místico de Cristo. El acto central de la Iglesia es la celebración de la Eucaristía; los creyentes individuales son sostenidos como miembros de la Iglesia, miembros del Cuerpo Místico de Cristo, al recibir el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía. Jugando con los dos significados de “Cuerpo de Cristo”, S. Agustín dice a quienes van a recibir el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía: “Sean lo que ven, y reciban lo que son” (sermón 272). En otro sermón dice, “Si reciben dignamente, son lo que han recibido” (sermón 227).

La obra del Espíritu Santo en la celebración de la Eucaristía es de dos aspectos, de un modo que corresponde al doble significado de “Cuerpo de Cristo”. Por un lado, mediante el poder del Espíritu Santo, el Cristo resucitado y su acto de sacrificio se hacen presentes. En la oración eucarística, el sacerdote pide al Padre que envíe el Espíritu Santo sobre los dones del pan y el vino para transformarlos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo (oración conocida como la epíclesis o invocación). Por otro lado, al mismo tiempo el sacerdote pide al Padre que envíe el Espíritu Santo sobre toda la asamblea para que “quienes toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu” ( Catecismo, no. 1353). Es mediante el Espíritu Santo que el don del Cuerpo de Cristo eucarístico viene a nosotros y mediante el Espíritu Santo nos unimos a Cristo y nos unimos entre nosotros para formar el Cuerpo Místico de Cristo.

Por lo tanto, podemos ver que la celebración de la Eucaristía no solamente nos une a Dios como individuos aislados entre sí. Por el contrario, somos unidos a Cristo junto con todos los demás miembros del Cuerpo Místico. La celebración de la Eucaristía debe acrecentar así nuestro amor recíproco y hacernos recordar nuestros compromisos mutuos. Asimismo, como miembros del Cuerpo Místico, tenemos el deber de hacer presente a Cristo y de traerlo al mundo. Tenemos la responsabilidad de compartir la Buenas Noticias de Cristo no sólo con nuestras palabras sino también con el modo en que vivimos nuestras vidas. Tenemos también la responsabilidad de trabajar contra todas las fuerzas que en nuestro mundo se oponen al Evangelio, incluyendo todas las formas de injusticia. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña: “La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres. Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros, debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos” (no. 1397).

15. ¿Por qué llamamos “misterio” a la presencia de Cristo en la Eucaristía?
La palabra “misterio” suele referirse a algo que escapa a la plena comprensión de la mente humana. En la Biblia, sin embargo, esta palabra tiene un significado más profundo y específico, pues se refiere a aspectos del plan de salvación de Dios para la humanidad, que ha empezado ya pero será concluido sólo al final de los tiempos. En el antiguo Israel, por el Espíritu Santo Dios fue revelando a los profetas algunos de los secretos de lo que iba a cumplir para la salvación de su pueblo (cf. Am 3:7; Is 21:28; Dn 2:27-45). Igualmente, por la predicación y enseñanza de Jesús, el misterio del “Reino de Dios” se fue revelando a sus discípulos (Mc 4:11-12). S. Pablo explicaba que los misterios de Dios pueden desafiar nuestro entendimiento humano o incluso parecer locuras, pero su significado es revelado al Pueblo de Dios mediante Jesucristo y el Espíritu Santo (cf. 1 Co 1:18-25, 2:6-10; Rom 16:25-27; Ap 10:7).

La Eucaristía es un misterio porque participa del misterio de Jesucristo y del plan de Dios para salvar a la humanidad por Cristo. No nos debería sorprender que haya aspectos de la Eucaristía que no son fáciles de entender, pues el plan de Dios para el mundo ha rebasado repetidamente las expectativas humanas y el entendimiento humano (cf. Jn 6:60-66). Por ejemplo, ni los discípulos comprendieron al principio que era necesario que el Mesías fuera condenado a muerte y luego resucitara de entre los muertos (cf. Mc 8:31-33, 9:31-32, 10:32-34; Mt 16:21-23, 17:22-23, 20:17-19; Lc 9:22, 9:43-45, 18:31-34). Asimismo, cada vez que hablamos de Dios hemos de tener presente que nuestros conceptos humanos nunca aprehenden enteramente a Dios. No debemos limitar a Dios a nuestro ntendimiento sino de permitir que nuestro entendimiento, por la revelación de Dios, se extienda más allá de sus limitaciones normales.


Conclusión

Por su Presencia Real en la Eucaristía, Cristo cumple con su promesa de estar con nosotros “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28:20). Como escribió S. Tomás de Aquino, “Es la ley de la amistad que los amigos deban vivir juntos. . . Cristo no nos ha dejado sin su presencia corpórea en este nuestro peregrinaje, sino que nos une a él en este sacramento en la realidad de su cuerpo y su sangre” ( Summa Theologiae, III q. 75, a. 1). Con este don de la presencia de Cristo en medio de nosotros, la Iglesia es verdaderamente bendita. Como Jesús dijo a sus discípulos, refiriéndose a su presencia entre ellos, “yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron” (Mt 13:17). En la Eucaristía, la Iglesia a la vez recibe la ofrenda de Jesucristo y da profundas gracias a Dios por tal bendición. Esta acción de gracias es la única respuesta adecuada, pues mediante esta ofrenda de sí mismo en la celebración de la Eucaristía, bajo la apariencia de pan y de vino, Cristo nos da la ofrenda de la vida eterna.

Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. . . . Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. (Jn 6:53-57)

Para Lectura Adicional

Congregación para las Iglesias Orientales, Instrucción sobre la Liturgia (enero 1996).

Congregación de los Ritos, Eucharisticum Mysterium, Instrucción sobre el Culto de la Eucaristía (25 mayo, 1967).

Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, Constitución sobre la Sagrada Liturgia (4 diciembre, 1963).

S.S. Juan Pablo II, Dominicae Cenae, Carta a los Obispos de la Iglesia sobre el Misterio y Culto de la Eucaristía (24 febrero, 1980).

S.S. Pablo VI, Mysterium Fidei, Encíclica sobre la Santa Eucaristía (3 septiembre, 1965).

S.S. Pío XII, Mediator Dei, Encíclica sobre la Sagrada Liturgia (20 noviembre, 1947).

Subcommittee on the Third Millennium, National Conference of Catholic Bishops, A Book of Readings on the Eucharist: A Eucharistic Jubilee (Washington, D.C.: United States Catholic Conference, 2000); sólo en inglés.

Theological-Historical Commission for the Great Jubilee of the Year 2000, The Eucharist, Gift of Divine Life (New York: The Crossroad Publishing Company, 1999); sólo en inglés.

La presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía: Preguntas básicas y respuestas
ha sido elaborado por el Comité sobre Doctrina de la National Conference of Catholic Bishops y aprobado por el pleno de los obispos en su Asamblea General de junio de 2001. Su publicación ha sido autorizada por el abajo firmante.

Mons. William P. Fay
Secretario General, USCCB


Las citas bíblicas fueron tomadas de Lecturas para la Liturgia de la Palabra, segunda edición, © 1985 Editorial El, S.A. de C.V. Propriedad de la Comisión de Liturgia, Música y Arte Sacro de México, Obra Nacional de la Buena Prensa, A.C., Ciudad de México. Se usan con permiso.

Las citas de los documentos del Concilio Vaticano II han sido tomadas de la página web oficial del Vaticano.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Viejos Católicos
La Infalibilidad Papal
En el año de 1870 decidió el Concilio Vaticano I – encabezado por el Papa Pío IX – un nuevo dogma, el cual no tiene ningún antecedente en toda la historia de la Iglesia: “La infalibilidad Papal”, lo cual significa que el Papa “no se equivoca” cuando habla “Ex Cathedra” sobre materia de fe o de costumbres.
Este nuevo dogma contradice lo dicho por el Señor quien no aceptó que lo llamaran: “Maestro bueno” cuando le preguntó el joven: “…Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Le contestó Jesús: …¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios”. (Lc. 18:18-19).
Muchos de Las Iglesias Católicas Cristianos Occidentales protestaron por esta decisión contraria al Evangelio, separándose de la Iglesia Católica de Roma por medio de la llamada Unión de Utrecht y nacio asi la corriente Católica “Viejos Católicos” o “Véterocatólicos”.

Viejos Católicos
Información general
Viejos Católicos incluyen varias iglesias locales pequeñas que se han separado de la Iglesia Católica Romana. La Iglesia de Utrecht - que fue establecida en 1724 en una disputa por cargos papal del jansenismo en Holanda - fue la primera de estas iglesias a separarse de Roma. En las otras Iglesias Católicas Antiguas década de 1870 se formaron en Alemania, Suiza y Austria por los católicos que rechazan el dogma de la infalibilidad papal promulgado por el Concilio Vaticano Primero (1870). El obispo fue consagrado primer alemán (1874) por un obispo de la Iglesia de Utrecht.
En los Estados Unidos, los católicos polacos, resentidos de la dominación por parte de no - clero polaco, se separaron en 1897 para formar la iglesia polaca Nacional. Otros grupos de eslavos se han convertido en viejos católicos, al igual que la Iglesia Filipina Independiente (fundado 1902).
Las Antiguo Iglesias Católicas estmos en comunión entre sí y con la Iglesia de Inglaterra y buscamos las relaciones ecuménicas. Obispos y los sacerdotes pueden casarse, servicios en general siguen el Ritual Católico Romano y en la lengua vernácula, creemos que el pan y el vino se se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. La Transubstanciación o Transustanciación que es la doctrina católica de la Eucaristía, definida por un canon del Concilio de Trento.
Bibliografía
R Aubert, de los siglos cristianos: La Iglesia en una sociedad secularizada (1978); Moss CB, El Movimiento Católico Antiguo (1964); Pruter K, Una historia de la Iglesia Católica Antigua (1985).
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

El Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre,
Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Amén.


El Credo de Nicea Constantinopla (Largo)

Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.

Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.

Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Son validos los estudios Teologicos Católicos dentro de la iglesia Antigua Veterocatolica

pues somos igualmente Iglesia Católica Apostolica no Romana.

Independientemente de los estudios teologicos;

te convertiste al catolicismos o te convertiste al veterocatolicismo ??​
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Nunca dije esto, primero fui Adventista. después pase a la Iglesia Bautista y posteriormente me hice católico este es mi testimonio.

Si hubo un hermano adventista en este foro que invento esto para argumentar la postura adventista de que han sido infiltrados por Jesuitas Católicos.

Y antes de ser adventista que eras ??

 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

La Infalibilidad Papal
En el año de 1870 decidió el Concilio Vaticano I – encabezado por el Papa Pío IX – un nuevo dogma, el cual no tiene ningún antecedente en toda la historia de la Iglesia: “La infalibilidad Papal”, lo cual significa que el Papa “no se equivoca” cuando habla “Ex Cathedra” sobre materia de fe o de costumbres.

Este nuevo dogma contradice lo dicho por el Señor quien no aceptó que lo llamaran: “Maestro bueno” cuando le preguntó el joven: “…Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Le contestó Jesús: …¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios”. (Lc. 18:18-19).

Muchos de los cristianos catolicos occidentales protestaron por esta decisión contraria al Evangelio, separándose de la Iglesia Catolica de Roma por medio de la llamada Unión de Utrecht se forman los “Viejos Católicos” o “Véterocatólicos” siguiendo firmes en la fe apostolica antigua.

Viejos Católicos Catolicos Antiguos Veterocatolicos

Información general

Viejos Católicos incluimos varias Iglesias Católicas locales pequeñas que nos hemos separado de la Iglesia Católica Romana. La Iglesia de Utrecht - que fue establecida en 1724 en Holanda - fue la primera de estas iglesias a separarse de Roma. En las otras Iglesias Católicas Antiguas década de 1870 se formaron en Alemania, Suiza y Austria por los católicos que rechazan el dogma de la infalibilidad papal promulgado por el Concilio Vaticano Primero (1870). El obispo fue consagrado primer alemán (1874) por un obispo de la Iglesia de Utrecht.

En los Estados Unidos, los católicos polacos, resentidos de la dominación por parte de no - clero polaco, se separaron en 1897 para formar la iglesia polaca Nacional. Otros grupos de eslavos se han convertido en viejos católicos, al igual que la Iglesia Filipina Independiente (fundado 1902).

Antiguo iglesias católicas están en comunión entre sí y con la Iglesia de Inglaterra y buscar las relaciones ecuménicas. Obispos y los sacerdotes pueden casarse, servicios en general siguen el ritual romano antiguo y en la lengua vernácula, en tanto el pan y el vino consagrados se distribuyen a la congregación en la comunión.
https://www.youtube.com/watch?v=FTjpQqDXlnA

Bibliografía
R Aubert, de los siglos cristianos: La Iglesia en una sociedad secularizada (1978); Moss CB, El Movimiento Católico Antiguo (1964); Pruter K, Una historia de la Iglesia Católica Antigua (1985).
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

No tenemos mujeres sacerdotes.

Aún así estáis en comunión plena con la Comunión Anglicana... yo soy anglicano. Yo aquí veo un problema que no sé cómo podremos salvar... ¿Aceptamos la consagración eucarística hecha por una mujer presbítero? ¿Puede una mujer que es obispo administrar el sacramento del orden sacerdotal? Porque entonces ya no estaréis en comunión plena, en el sentido más material del término.

Incluso dentro del anglicanismo hay quienes tienen sus reservas sobre este tema, y me consta que la Unión de Utrecht también al contrario. La cuestión podría salvarse con una observación diferente de este asunto... pero si a lo largo del tiempo la administración del orden sacerdotal es realizado por mujeres y estas no pueden válidamente realizarlo, por vicio total de capacidad, entonces se perdería la sucesión apostólica.

Yo pienso que en toda ordenación de presbíteros u obispos debe intervenir varón alguno, aunque lo hagan también mujeres.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

Ooh, en la letra suena muy bonito, pero en la práctica es distinto.

Esto es como los códigos penales vigentes de los estados. Están ahí escritos de tal forma que nadie se atreva a delinquir...
...pero la gente -y aun la misma autoridad- los trasgrede.

De hecho la leyes se hicieron para romperlas. Todas, incluyendo o siendo primero las bíblicas. A la gente nos gusta lo nuevo, nuestro espíritu tiene siempre una inclinación a lo desconocido. Y yo desconfío profundamente de estos datos romanistas que encierran más gatos tiñosos que canarios de bellos cantos.
 
Re: Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica

La Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica es un grupo de iglesias cristianas que se separó de la Iglesia Católica en el siglo XIX. Fue organizada en 1871, cuando muchos intelectuales católicos de Austria, Suiza, Polonia y Alemania rechazaron la decisión del Concilio Vaticano I (1869-1870) que formuló la doctrina de la infalibilidad papal.

Abarca el conjunto de creencias y costumbres católicas anteriores a las reformas llevadas a lo largo del siglo XIX, que se plasmaron en el Concilio Vaticano I. Algunos de los elementos que se pueden considerar característicos de esta tendencia podrían ser que se aceptan mujeres como sacerdotes (p.ej. en Alemania desde el año 1996), que no creen en la Inmaculada Concepción y que no se considera obligatoria la confesión.

Los grupos que se encuadran dentro de esta tendencia, si bien respetan el ministerio del Papa como obispo de Roma, no lo reconocen como la única persona que tiene la potestad de definir la doctrina en cuestiones de fe y moral, debido a la no creencia en la doctrina de la Infalibilidad papal.

Parece gente interesante. No sé porqué no se dicen más cosas de ellos. Parecen como marginados y olvidados.

Estoy de acuerdo con esto de oponerse a la Infalibilidad Papal. El Papa por mucho que sea el dirigente de la Iglesia Católica no es perfecto y no puede "monopolizar" la intervención de la Providencia y del Santo Espíritu de Dios en él. Todos los sacerdotes y clérigos de la Iglesia deben ser tenidos en cuenta; e incluso, los fieles laicos. La Iglesia debería ser entendida como una "asamblea o comunidad de creyentes cristianos". La Iglesia es el conjunto de todos los cristianos, no solo la clase sacerdotal.

Pero también tienen algunos puntos de vista curiosos que me sorprenden. Como es el rechazo a la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen "Madre de Jesús" y a la confesión. No se qué ven de malo en esto. Aunque en el caso de la confesión si que creo que los más importante es la consciencia de los propios defectos y pecados, la humildad, el arrepentimiento y el amor a Dios, que la confesión de pecados a un sacerdote. Yo creo que lo más importante es que haya algo parecido a una "contrición, confesión y penitencia interior"; directamente con Dios a través del amor a Dios.