Re: Huesos, paños, delantales....
¿por qué será que los judíos no conservaron los huesos resucitadores de Eliseo?
¿Por qué será que Pablo le aconseja a Timoteo beber vino en vez de mandarle uno de sus delantaler curalotodo?
¿Por qué pide Pablo a Timoteo que le traiga el capote que dejó en Troas cuando podía decirle 'mira frotate bien con el capote pa' que te sanes'?
¿Por qué Pedro tomó al mendigo a la puerta del templo diciéndole que ande en el nombre de Jesús en vez de darle una baño de sombra?
¿Será por que ni los huesos, ni los trapitos, ni la sombra tenían poderes mágicos snio que era Dios quien obraba según su soberana voluntad?
Menudo negocio que se haría hoy con los huesos de Eliseo ¿eh?
Unos huesos, por sí mismos, no tienen ningún poder para hacer nada. La sombra de una persona, por sí misma, no tiene tampoco ningún poder. Tampoco lo tiene los trapos de un santo. Y tampoco lo tiene el agua de una piscina. Sin embargo, un hombre cayó muerto sobre los huesos de un profeta y resucitó. La sombra de Pedro sanaba enfermos y los trapos de Pablo tenían la unción de sanidad. Y los enfermos eran sanados cuando un ángel removía el agua de determinada piscina. ¿Qué quiere decir todo esto?....
Sabemos que algunos apóstoles tuvieron que salir zumbando porque unos paganos querían idolatrarlos. Sabemos que aquellos pobres que no podían llegar al agua por sus minusvalías físicas, se tenían que aguantar (menos uno al que el Señor mismo sanó). Sabemos que a Pedro le ofrecieron dinero para "comprarle" su "poder". Sabemos que un uso abusivo de las reliquias ha sido fuente de escándalo en determinados momentos de la historia de la Iglesia.
Pero los ejemplos bíblicos que acabo de citar con anterioridad muestran que Dios quiso valerse de elementos materiales que por sí mismo no tienen valor, para realizar milagros. Eso es el sacramento. Y la variedad es tal, que no creo que nadie pueda decir, con cierta lógica, que si Dios utilizó unos trapos de Pablo para sanar personas, hoy no pueda hacer lo mismo con "otros trapos" (otra cosa es que uno saque provecho económico de este tema), con otras aguas o con otros huesos. ¿O acaso limitaremos el poder de Dios?
¿Tiene esto que ver con, por ejemplo, el asunto de las imágenes? Todo y nada. Todo, porque si por la misma regla de tres aceptamos que Dios utilizó una imagen para algo provechoso (la serpiente de bronce), hoy puede volver a hacerlo. Nada, porque si alguien piensa que Dios "NECESITA" de una imagen para hacer algo provechoso, está engañado y no sabe nada.
Dios prohibe a los israelitas el que se hagan imágenes, pero luego les manda que hagan varias para ciertos fines que Él, en su voluntad, dispuso. Dios no quiere que el hombre idolatre lo material, pero se vale en determinadas ocasiones de materia muerta para transmitir la unción de su Espíritu.
Llega entonces el tiempo de la Iglesia de Cristo. Un tiempo en el que la Iglesia no está sujeta a la Ley de Moisés pero está sujeta a la Ley de Cristo, que es la ley del amor. Un tiempo en el que lo material es redimido por lo espiritual, gracias a la muerte y resurrección de Cristo, aunque este mundo material todavía está sujeto a la ley del pecado. Surge la pregunta ¿qué autoridad tiene la Iglesia para disponer de cosas materiales para darles un uso espiritual? ¿ninguno? ¿alguno? ¿todo?
¿Necesitamos de la letra de la Ley que nos prohibía hacer cualquier tipo de imágenes, que nos prohibía matar y robar, o necesitamos del Espíritu de la Ley que nos habla de los pecados del corazón, que son los que realmente importan? El mandamiento de no hacernos imágenes apuntaba directamente hacia la idolatría del corazón, de la falta de fe que necesita de algo "palpable" a lo que asirse para creer en Dios. El mandamiento del Espíritu nos enseña que para aquel que ama a Dios sobre todas las cosas no pecará aunque esté rodeado de ochocientas imágenes, las cuales pueden llegar incluso a ser utilizadas por él para transmitir aspectos de la revelación divina a través de ese arte (recordemos que los cielos hablan de la gloria de Dios. Un cuadro de la cruz nos puede hablar de su amor por nosotros). El que necesita (distíngase necesidad de uso voluntario) de una imagen para llegar a Dios suele ser un bebé en la fe. El que cree que un uso cristiano de una imagen es idolatría, vive en los tiempos de la Ley.
Yo no suelo utilizar las imágenes para orar aunque cada vez aprecio más su presencia en los templos católicos. Y al mismo tiempo he podido comprobar lo MUCHO que un icono me puede ayudar para transmitir a mis hijos pequeños una enseñanza que quizás no lograría entender con mis palabras. He podido comprobar que las más grandes almas del cristianismo católico y ortodoxo eran iconodulos convencidos. Y he podido comprobar que tan malo puede llegar a ser el pecado de la idolatría como el del imponer una esclavitud hacia una ley de la cual Cristo nos liberó. Libres, no para pecar en la carne, sino para vencer la carne con el Espíritu, de forma que esa carne (materia) pueda llegar a ser utilizada para transmitir parte de la esencia del espíritu.
Este es el gran misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne.
En Cristo y en su bendita Iglesia