HORRORES DEL CATOLICISMO ROMANO

Natanael1

Redimido por la sangre de Cristo.
25 Junio 2012
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EL ANZUELO Y SU CARNADA

-"Nací y crecí en un devoto hogar católico, desde pequeña mi vida estuvo rodeada de artículos religiosos, como los que hay en las casas de los foristas católicos que postean en este foro de Iglesia.net. Y en mi casa, jamás tuvimos una biblia, lo que significa que crecí sin conocer el maravilloso plan de Salvación a través de mi fe en Cristo.
Nunca nadie me explicó que solo debía mirar a la Cruz donde Cristo pagó la sentencia que mis pecados merecían, nunca nadie me dijo que había resucitado y que estaba al alcance de mi oración, porque el que hizo el ojo, me ve y el que hizo el oído, me escucha.

Lo único que sabía fue todo aquello que me había sido enseñado en el catecismo y en la escuela de la parroquia, a la que asistíamos fielmente.

Mi amor por Dios era profundo, pero no lo conocía personalmente, sintiendo un deseo profundo de entregar mi vida completamente a él.

Me enseñaron que la mejor manera de hacerlo era entrando a un convento y convirtiéndome en monja.

El cura párroco y las monjas constantemente me lanzaban este anzuelo hasta que me lo tragué por completo.

Recuerdo el día en el cual, dos monjas de mi colegio se reunieron con el cura y me acompañaron a casa.

En esa época, los niños no interrumpían la conversación de los mayores, pero aquel día, con permiso, les dije a mis padres delante de las monjas y el cura párroco:

- ¡Mamá, Papá! quiero entrar al convento!

Ambos lloraron de alegría.

Estaban persuadidos que entregar una hija al convento, era un gran servicio a Dios, y se emocionaron al saber que una de sus hijas había decidido orar por la humanidad perdida.

Todo parecía tan emocionante y religioso, pero ninguno de nosotros tenía la más remota idea de lo que realmente implicaba.

Trágicamente, tanto mis padres como yo, fuimos manipulados por representantes del catolicismo romano, en quienes confiábamos ciegamente.

Nunca sospechamos las mentiras y el horror que se escondían detrás de las puertas del convento.

Así, después de meses de preparación llegó el momento de mi despedida del hogar para siempre, a los casi 13 años.

Mi madre y yo nos encargamos de los preparativos y el sacerdote nos informó que, al no haber conventos cercanos, debíamos viajar una gran distancia a un internado.

Por mi parte, nunca había estado lejos de mis padres y al despedirme de ellos me sentí terriblemente sola. En aquel momento no comprendía que esa despedida sería definitiva; estaba completamente desorientada.

Durante siglos, los sacerdotes católicos habían comenzado a seleccionar niños, especialmente en el confesionario, para lanzarles el anzuelo de unirse al sacerdocio o al convento.

Y yo me había tragado ese anzuelo y ya estaba atrapada.
 
Nada más leyendo las 4 primeras líneas se que eres un mentiroso en todo el resto.

Los católicos en Venezuela, NADIE, le dice "camándula" al Rosario.

Y en muchas ocasiones has demostrado ignorancia acerca de lo que se hace en las celebraciones eucarísticas.
 
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MI INGRESO AL CONVENTO

Desde los siete años, cada vez que entraba a la Iglesia, me dirigía a la estatua de la virgen María para pedirle que me ayudara a ser una buena confesión, pues los sacerdotes siempre insistían en la importancia de confesar "TODO" sin retener nada, si esperabamos la absolución de nuestros pecados.

Ingresé al convento de la orden de las "Hermanas de la orden abierta" cuando tenía 13 años, todo parecía correcto, hermoso y no tenía razones para dudar, las cosas que me enseñaron, coincidían con lo que me habían dicho, antes de entrar, no había motivo para sospechar las vastas áreas ocultas de engaño que descubriría más adelante.

Pronto retomé mis estudios, apenas había terminado el octavo grado y me prometieron una educación secundaria y universitaria, sin embargo, esto no se cumplió, pues solo obtuve una formación básica de enfermería.

La educación fue impartida bajo condiciones terribles y con mucha coacción.

A los pocos meses se me instó a seguir el entrenamiento para convertirme en una novia de "Cristo" y justo, antes de cumplir los 14 años, la madre superiora comenzó a presionarme para que tomara el velo blanco.

Me describió todo como algo glamoroso, romántico, fascinante y me decía que muy pronto sería la esposa de "Cristo", vestida con un precioso vestido blanco en una ceremonia de matrimonio donde recibiría un anillo y me convertiría en su novia.
No fue difícil para mí, dejarme arrastrar por las sugerencias de la madre superiora, quien escribió a mi padre para informarle cuánto dinero debía enviar para pagar mi vestido de novia, mi padre, solvente, envió una cantidad considerable.

Más tarde descubrí que era "normal" que se exigiera entre 3 y 5 veces más, el costo real del vestido, ya que las monjas compraban la tela y confeccionaban el vestido ellas mismas, quedándose con el resto del costo de las telas e hilos.

Siempre fui muy devota, caminaba con frecuencia por las 14 estaciones del viacrucis, pero después de decidir tomar el velo blanco, mi fervor aumentó, porque quería ser lo suficientemente santa para convertirme en la esposa de "Cristo".

Todos los viernes me esforzaba por acercarme más a Dios, incluso llegando a arrastrarme por el viacrucis, pensando que eso me prepararía para el paso que estaba por dar, mi corazón estaba lleno de devoción y de amor hacia las metas que me enseñaron que agradarían y honrarían a Dios.
Al igual que muchas niñas inocentes que recorren este camino cada año hacia los conventos, creía que, al entregar mi vida en servicio y oración, estaba haciendo un sacrificio desinteresado por la humanidad perdida.
 
EL DÍA DE LA BODA

Ese día fue presentado como un acto grandioso.

Nos enseñaron que nuestras familias se salvarían si nosotras permanecíamos en el convento, como monjas, sirviendo fielmente al sistema católico.

La preocupación que sentíamos por la familia, especialmente por aquellos que se habían desviado de la fe, era manipulada por el cura confesor.

Como niña, veía al confesor como una figura divina, esta confianza le daba un enorme poder e influencia, pues lo consideraba "santo" e incapaz de mentir. Así que, después de tomar el velo blanco, todo parecía perfecto y religioso.

Vivía en el convento de "la orden abierta" y no había nada que me hiciese sospechar, pues no estaba sujeta al sacerdote hasta cumplir los 21 años, pero esto no lo sabía.

Todo estaba cuidadosamente oculto.

Se me permitía recibir una carta de mi familia, solo una vez al mes y escribirles otra, pero sabía que cada carta sería leída y censurada por la madre superiora. Las cartas que recibía estaban tan marcadas, que apenas quedaba algo legible. Solía llorar, al ver esas frases tachadas, preguntándome que habría querido decirme mi madre. Con el tiempo, comencé a notar las primeras grietas en la fachada perfecta del convento:

"Ninguna monja que ingresaba a un convento enclaustrado salía jamás, estaba presa de por vida"

Intenté escapara más de una vez, incluso llevando cucharas a las mazmorras, raspando el suelo de tierra, intentando encontrar una salida, pues las herramientas estaban guardadas bajo llave y todo estaba supervisado.

Conventos como el mío, estaban construidos como cárceles diseñadas para impedir la fuga.

A medida que me acercaba a los 18 años, la madre superiora comenzó a trabajar conmigo de nuevo.

Estas mujeres eran seleccionadas cuidadosamente y entrenadas para desempeñar sus papeles.

En ese momento estaba haciendo planes para salir del convento y convertirme en hermana enfermera, pero ella había notado mi devoción y me llamó a su ofician.

Amalia, te he estado observando, tienes un cuerpo fuerte, y una devoción sincera, creo que podrías ser una buena monja de clausura, creo que estarías dispuesta a renunciar a todo lo que amas y a esconderte detrás de las puertas del convento, sacrificándote por la humanidad perdida.

La madre superiora me explicó que las monjas de clausura debían derramar su propia sangre, como "Jesús" lo hizo en el calvario.

Por lo tanto, tendría que estar dispuesta a soportar duras penitencias y vivir en pobreza extrema el resto de mi vida.

Ya vivía en pobreza, pero no tenía idea de lo que significaba ser una monja de clausura, mi nombre es Amalia y al poco tiempo de cumplir 21 años tuve que tomar una decisión que marcaría el resto de mi vida.

La madre superiora me había llamado a su oficina para mostrarme unos documentos que, al firmarlos, entregaría toda mi herencia familiar, al sistema católico romano.

Los sacerdotes trabajaban incansablemente para atraer a niñas de familias ricas, sabiendo que sus fortunas irían a parar a las arcas del sistema, le pedí a la madre superiora tiempo para pensarlo y durante dos años lo consideré seriamente.

Si hacía mis votos perpetuos, significaba que sería destinada a un convento de clausura donde mi vida enterar, "sería dedicada a Dios" entre estudios, devoción, meditación y oración.

Me aseguraban que, al estar más cerca de Dios, podía ganar muchas más almas con mis oraciones, creí cada palabra que me dijeron y un día informé a la madre superiora de mi decisión, entraría al claustro.

El comienzo de esta nueva etapa fue aterrador.
 
NUEVE HORAS EN UN ATAUD

Me exigieron pasar 9 horas en un ataúd, muriendo para el mundo.

Me dijeron que nunca volvería a ver a mi familia ni regresaría a casa, quedaría atada al convento para siempre.

Este era el precio que debía pagar una joven de 21 años, renunciar a todo lo que amaba para poder ganar almas para Dios, desde el convento.

Me vistieron de un sudario de terciopelo rojo oscuro y se llevó a cabo una ceremonia presidida por el obispo.

Sabía, que una vez que saliera de ese ataúd, mi vida anterior desaparecería para siempre.

Caminé hacia el ataúd, me acosté dentro y dos pequeñas monjas cubrieron el ataúd con pesadas cortinas negras que apestaban a incienso.

Durante las 9 largas horas que estuve allí dentro, las monjas, sacerdotes, y la madre superiora, mantuvieron una vigilia cantando sin cesar, me explicaron que el propósito de esta experiencia era aprender a morir a mi familia, a mis amigos, a cualquier vínculo terrenal, pues debía expulsarlos de mi corazón y de mi mente, para ser una mejor esposa de Dios.

Instalada dentro de ese ataúd, mi mente vagaba hacia recuerdos de mi infancia, pensé en los vestidos que mi madre me hacía, en las comidas deliciosas que ya nunca volvería a probar y las camas cálidas que tanto extrañaba.

Lloré amargamente al darme cuenta de que nunca más vería a mi familia, cada lágrima era una agonía y el dolor en mi corazón por la separación era casi insoportable. Me estremecía de dolor y gemía hasta quedarme sin lágrimas.

Después de horas de sufrimiento, logré recuperar algo de compostura y me dije a mí misma:

-"Amalia, serás la mejor monja carmelita que jamás haya existido"-

Siempre había tratado de hacer lo mejor para Dios y ahora no sería diferente.

Cuando la experiencia terminó, tocaron una campana y dos monjas levantaron las cortinas del ataúd, salí con dificultad y me condujeron a una habitación donde haría mis votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia.

La madre superiora me abrió una pequeña herida en el lóbulo de la oreja para sacar sangre, ya que los votos debían firmarse con mi propia sangre, prometí vivir en pobreza extrema por el resto de mi vida, aunque en ese momento no tenía idea de lo que eso realmente significaba.

También hice el voto de castidad, lo que me prohibía casarme legalmente, ya que ahora, según la ceremonia nupcial, era la esposa de Dios.

Pero el voto más difícil de todos fue el de obediencia:

1. PROMETÍ OBEDIENCIA ABSOLUTA AL PAPA
2. A LA JERARQUÍA CATÓLICA
3. A LA MADRE SUPERIORA DEL CONVENTO Y A LAS REGLAS DEL CONVENTO

No tenía idea de lo amplio y estricto que sería este compromiso.

Después de firmar los votos, la madre superiora me cortó todo el cabello con unas tijeras, ya que el cabello humano tenía un buen precio en el mercado y lo vendían para sufragar gastos. Luego tomó una maquinilla de afeitar y me dejó la cabeza rapada por completo.

Cada dos meses me afeitaban el cráneo.

Mantener el cabello era inútil, ya que no había tiempo ni instalaciones para lavarlo en el convento.

Para completar el proceso de deshumanización, me quitaron mi apellido y me asignaron el nombre de una santa patrona.

Me explicaron que, aunque yo no era lo suficientemente santa para estar en la presencia de Dios, siempre podía orar a mi santa patrona y ella intercedería por mí, acepté todo esto como la "verdad" porque no conocía nada mejor, no conocía el evangelio ni al Cristo vivo.

Dos meses antes de cumplir 21 años, mi vida cambió por completo en el convento.
 
UN DEPREDADOR SEXUAL AL ACECHO

Después de haber cumplido mis votos perpetuos, si alguien preguntaba por mí, usando mi nombre de Amalia, la respuesta sería que esa persona ya no existía en el convento.
Todo lo que era antes, toda mi identidad, había desaparecido.

La madre superiora, leyó una narración, que comparaba el sufrimiento de Jesús en la tierra con lo que las monjas debíamos soportar en el convento.
Nos decía que "Jesús había derramado miles de lágrimas, como gotas de sangre", había recibido cientos de golpes y suplicado por nuestra salvación.

Creí todas estas mentiras convencidas de que eran ciertas.
La madre superiora también nos dijo que, si vivíamos en el convento "sin romper ninguna regla", cuando muriéramos, no iríamos al purgatorio, sino que pasaríamos directamente con Jesús sin experimentar el fuego purificador del purgatorio.

Pero lo que no nos dijeron fue que era imposible vivir en el convento sin romper alguna regla.

Después de firmar mis votos, toda mi identificación personal fue destruida.

Dos meses antes, la madre superiora me había presentado un documento para firmar, sin darme oportunidad de leerlo, en el que renunciaba a cualquier herencia futura, lo firmé sin saber que estaba entregando todo al convento.

Cuando entregué mi vida y mis posesiones al convento, me di cuenta de que había vendido mi alma por nada.
Las monjas no solo sufrían físicamente, sino también mentalmente, viendo a muchas de ellas, destrozadas por la cruel esclavitud que vivía.

Lo peor, e imperdonable, era que estas mujeres sacrificaban todo, y al final morían sin conocer a Cristo, condenadas por la eternidad.

Después de firmar mis votos perpetuos, la madre superiora me tomó del brazo y caminamos hasta otra sala, allí un sacerdote vestido con hábito sagrado vino a recibirnos.

Cuando se acercó, intentó sujetar mi brazo de una manera que me hizo retroceder horrorizada.

Nunca antes, un sacerdote había sido tan confianzudo conmigo, siempre habían sido educados y amables, pero algo en su agarre y su mirada, me repugnaba.

Me solté de un tirón completamente desconcertada.

La madre superiora, al ver mi reacción, me dijo que "todas las monjas" se sentían igual al "principio", pero que con el "tiempo" dejaría de sentirme incómoda.

Me recordó la ceremonia de boda que había realizado, diciéndome que ahora era la esposa de Dios y que todo el cuerpo del sacerdote era santificado, incluyendo sus genitales.

Me aseguró, que la copulación sería santa.

Estaba aterrorizada y confundida.

Mi mente no podía aceptar lo que me estaba diciendo, y cuando al final me dieron permiso para hablar, estallé.

- "¿Por qué no me advirtieron esto, antes de tomar mis votos perpetuos?"

La madre superiora no dijo nada, pues ella había pasado por lo mismo y se había acostumbrado a la cópula santa, sin pecado, con orgasmos santificados y muy puros.

Entrecerró sus ojos y apretó sus labios con fuerza, su respuesta fue el silencio cómplice.

Mi mundo se vino abajo, no podía creer lo que estaba viviendo.

Mis ilusiones se habían hecho añicos y me encontré rogándole al sacerdote que me dejara ir a casa, que llamara a mi padre para que viniera a buscarme, estaba dispuesta a abandonar todo, no podía soportar la realidad ante mis ojos, la idea de ser penetrada por un sacerdote jamás había sido contemplada en mi mente.

Pero en lugar de compasión, el sacerdote y la madre superiora se rieron de mí.

Encontraron mi ingenuidad y desesperación divertida, a tal punto, que la madre superiora se acercó a mí y en un susurro me preguntó al oído:

-"¿CÓMO PUEDE SER PECADO ESO TAN RICO?"

Me di cuenta en ese momento, que mi suerte estaba sellada y que no había vuelta atrás.
Mi vida, tal como la conocía, había desaparecido para siempre.

Entonces el sacerdote, con su mirada lasciva, me invitó a unirme a él en lo que llaman la cámara nupcial.

Pero yo no había entrado al convento para convertirme en una mujer impura, sino para ser una mujer santa.

Con todo mi ser, rechacé sus insinuaciones íntimas y aunque él insistía, estaba decidida a luchar hasta la última gota de sangre, para preservar mi virtud.

Cuando firmé mis votos de obediencia, había renunciado a todos mis derechos como ser humano, ahora le pertenecía al convento, a la madre superiora y a los sacerdotes.

Desde el momento que firmé, no podía sentarme, ni pararme, ni acostarme, ni comer, sin permiso.

Mi vida había sido entregada completamente al control de mis superiores y solo veía, olía y sentía, lo que ellos me permitían, me habían convertido en una marioneta, una simple máquina al servicio de la jerarquía católica romanista.
 
MAS HORRORES DEL CATOLICISMO ROMANO

Lo que Novo Hispano, Jorge Enrique, M1st1co, y Eddy Gonzalez, no quieren que se sepa:

Durante más de 10 siglos, el asesino sistema religioso, registrado en el infierno como el catolicismo romano, impidió que la gente común y corriente leyera la biblia, porque no les convenia.

Quien desobedeciera esta orden, era ejecutado.

Sabían que, si la gente leía por sí misma la Biblia, descubriría las terribles mentiras de su sistema religioso.

Que no existe ningún purgatorio.
Que no existe ninguna misa paga por el alma del difunto.

En el año 1220 el concilio de Toluz declaró que los laicos no podía poseer una biblia y mucho menos estudiarla porque los iluminados eran los curas y sacerdotes católicos, y mucho menos un laico podía poseer copias de la biblia, al que pillaron lo mataron de inmediato.

La consigna fue: "O hacen caso o los exterminamos".

En el año 1234 en el concilio de Tarragona se ordenó quemar toda version de la biblia en el idioma del país que la usaba, este control asesino, se debe a que la biblia contradecía las prácticas más lucrativas de este corrompido sistema religioso conocido como el catolicismo romano, cuyos representantes han sido enumerados al inicio de este mensaje, y eso que faltan otros que todavía no se han mencionado, pero que están ahí, escondidos, mordiéndose los padrastros de sus dedos.

Estos hipócritas saben que Jesús expulsó violentamente a los mercaderes del templo y les hizo saber que habían convertido la casa de oración en una cueva de ladrones, tal como hace el catolicismo romano hasta el día de hoy.

El catolicismo romano en la época medieval vendía indulgencias, prometiendo perdón divino por dinero, y hasta el día de hoy cobran por misas, por entierros sagrados.

En 1517 Johan Tetzel recorría Alemania vendiendo indulgencias con el slogan publicitario:

-"EN CUANTO LA MONEDA DE ORO EN EL COFRE SUENA, EL ALMA EN EL PURGATORIO SALTA"-

(¡Maricas! y falsos profetas)

Los ingenuos campesinos eran estafados de esta forma y gastaban sus últimos ahorros creyendo que compraban la salvación de sus familiares muertos, pero la biblia dice:

Mat_19:24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Sin embargo, el Vaticano ha acumulado fortunas inmensas para el usufructo de sus lideres.

El Papa Leno X gastó siete millones de ducados en lujos personales, mientras construía la Basílica de San Pedro.

Cuando William Tyndale tradujo la Biblia al idioma inglés fue considerado una amenaza a la autoridad del catolicismo romano, en 1526 fue perseguido, capturado y quemado vivo.

De manera que permitir que la gente leyera la biblia en su propio idioma era considerado delito de muerte.

Cristo lavó los pies a sus discípulos predicando humildad con su ejemplo, mientras los Papas se hacen coronar como Jefes mundiales de millones de católicos pendejos, que no conocen a Cristo.

De manera que este sistema corrompido mantuvo el ejemplo y las palabras de Cristo como un secreto prohibido para proteger un imperio construido sobre todo lo que Jesús condenó.

Pero no irán muy lejos, la biblia señala el juicio a la Gran Ramera de este modo:

Apo_18:2 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.

El aviso sigue vigente:

"Salid de ella, pueblo mío"

Los que no son de Cristo se quedan allí y mueren allí, y se despiertan aterrorizados en medio de tormentos por los siglos de los siglos.

Son responsables.
 
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MAS HORRORES DEL CATOLICISMO ROMANO

Lo que Novo Hispano, Jorge Enrique, M1st1co, y Eddy Gonzalez, no quieren que se sepa:

Durante más de 10 siglos, el asesino sistema religioso, registrado en el infierno como el catolicismo romano, impidió que la gente común y corriente leyera la biblia, porque no les convenia.

Quien desobedeciera esta orden, era ejecutado.

Sabían que, si la gente leía por sí misma la Biblia, descubriría las terribles mentiras de su sistema religioso.

Que no existe ningún purgatorio.
Que no existe ninguna misa paga por el alma del difunto.

En el año 1220 el concilio de Toluz declaró que los laicos no podía poseer una biblia y mucho menos estudiarla porque los iluminados eran los curas y sacerdotes católicos, y mucho menos un laico podía poseer copias de la biblia, al que pillaron lo mataron de inmediato.

La consigna fue: "O hacen caso o los exterminamos".

En el año 1234 en el concilio de Tarragona se ordenó quemar toda version de la biblia en el idioma del país que la usaba, este control asesino, se debe a que la biblia contradecía las prácticas más lucrativas de este corrompido sistema religioso conocido como el catolicismo romano, cuyos representantes han sido enumerados al inicio de este mensaje, y eso que faltan otros que todavía no se han mencionado, pero que están ahí, escondidos, mordiéndose los padrastros de sus dedos.

Estos hipócritas saben que Jesús expulsó violentamente a los mercaderes del templo y les hizo saber que habían convertido la casa de oración en una cueva de ladrones, tal como hace el catolicismo romano hasta el día de hoy.

El catolicismo romano en la época medieval vendía indulgencias, prometiendo perdón divino por dinero, y hasta el día de hoy cobran por misas, por entierros sagrados.

En 1517 Johan Tetzel recorría Alemania vendiendo indulgencias con el slogan publicitario:

-"EN CUANTO LA MONEDA DE ORO EN EL COFRE SUENA, EL ALMA EN EL PURGATORIO SALTA"-

(¡Maricas! y falsos profetas)

Los ingenuos campesinos eran estafados de esta forma y gastaban sus últimos ahorros creyendo que compraban la salvación de sus familiares muertos, pero la biblia dice:

Mat_19:24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Sin embargo, el Vaticano ha acumulado fortunas inmensas para el usufructo de sus lideres.

El Papa Leno X gastó siete millones de ducados en lujos personales, mientras construía la Basílica de San Pedro.

Cuando William Tyndale tradujo la Biblia al idioma inglés fue considerado una amenaza a la autoridad del catolicismo romano, en 1526 fue perseguido, capturado y quemado vivo.

De manera que permitir que la gente leyera la biblia en su propio idioma era considerado delito de muerte.

Cristo lavó los pies a sus discípulos predicando humildad con su ejemplo, mientras los Papas se hacen coronar como Jefes mundiales de millones de católicos pendejos, que no conocen a Cristo.

De manera que este sistema corrompido mantuvo el ejemplo y las palabras de Cristo como un secreto prohibido para proteger un imperio construido sobre todo lo que Jesús condenó.

Pero no irán muy lejos, la biblia señala el juicio a la Gran Ramera de este modo:

Apo_18:2 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.

El aviso sigue vigente:

"Salid de ella, pueblo mío"

Los que no son de Cristo se quedan allí y mueren allí, y se despiertan aterrorizados en medio de tormentos por los siglos de los siglos.

Son responsables.
Bien dicho mi hermano. Dios te bendiga.

Los romanistas van camino hacia su condenación. Ellos deben renunciar a su sistema religioso si quieren salvarse. Lo bueno es que muchos ya están saliendo de ese lugar.

Bendiciones.

Robespengler
 
Durante más de 10 siglos, el asesino sistema religioso, registrado en el infierno como el catolicismo romano, impidió que la gente común y corriente leyera la biblia, porque no les convenia.
¿Cuáles son esos 10 siglos?
Menciónelos
Muy suyo lanzar anzuelos al aire, por si alguien pica
O plumas al viento, porque nadie será capaz de recogerlas todas
 
En el año 1220 el concilio de Toluz declaró que los laicos no podía poseer una biblia y mucho menos estudiarla porque los iluminados eran los curas y sacerdotes católicos, y mucho menos un laico podía poseer copias de la biblia, al que pillaron lo mataron de inmediato.
Muestre las citas, los documentos
Los testimonios sobre aquellos ejecutados

¡Ah! lo había olvidado, ¿tú eres de los venezolanos de Maduro?
¿De aquellos que niegan que el tren de Aragua surgió de esas tierras?

Con razón no muestras las pruebas de lo que afirmas

Vamos, esperamos los documentos que certifiquen que dices la verdad
 
¿No le bastan los millones de muertos que registra la historia?

Este pobre h.p. piensa que la "Santa Inquisición" fue un cuento de Hadas"
Sé lo que fue la inquisición
Pero tú dices que las víctimas que murieron, fue por tener una biblia
Eso es lo que tienes que demostrar