Volvió a contestar el moré judío
Volvió a contestar el moré judío
Queridos compañeros foristas:
Volvió a contestar el maestro judío, y de la impresión que me llevé quedé como estupefacto, sin atinar a nada.
No podía intentar una respuesta, y de pura vergüenza, ni siquiera me animaba a pegar su mensaje aquí en el Foro. El sitio al que al principio él se refiere es este forocristiano.com.
Ahora estoy entendiendo mejor a Jesús, Pedro y Juan, Esteban y Pablo en sus debates con ellos. ¡Ahora entiendo!
No quiero demorarme más en hacerles partícipes de su mensaje, pues lo prometido es deuda.
No sabía qué y cómo responder. Fue muy difícil. No podía devolver mal por mal, pero tampoco era justo que mantuviera una disposición bonachona. Ser fiel a mi Señor y Salvador Jesucristo y a la vez no ofender a un hijo de Abraham maestro de religión entre los suyos, es todo un dilema. Necesito de oración, luz y mucha gracia.
No sé si ahora seguirá respondiendo.
Que Dios tenga misericordia de su alma.
Ricardo.
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Buen día.
Disculpe mi sinceridad...
Por supuesto que no entré en tal sitio, no me interesa entrar a sitios de pornografía para el alma, de idolatría.
Ya de por sí, todo lo que sigue doctrinas del nt es aberrante, plagado de errores.
Si lo lastimo, no es mi deseo, pero no puedo decir algo ajeno a la verdad.
Por otra parte, Jam no era homosexual, es evidente quien dice eso es una persona absurda, ignorante de las cosas de Dios. La Tora es heredad eterna de Israel, los gentiles no tienen derecho celestial ni siquiera para leerla, menos que menos para interpretarla. De hecho, es otra aberración sostener la tal homosexualidad, y no da para debates, pues quien tiene las claves de interpretación no es un apólogo de la idolatría del nt, sino un hijo de Israel estudioso de SU heredad eterna.
Disculpe nuevamente mi severidad, mi agresividad quizás, pero molesta y mucho que gente ajena infame, blasfeme, ofenda... no es su caso, sino el de esos clérigos de falsos dioses y de pérfidas doctrinas.
Nuevamente, le reitero mis disculpas y también le reitero mi deseo de verlo alejado de discusiones vacías, enfermizas, maldecidas por Dios.
Venga a donde podrá construir plenamente, y no donde se asfixia al alma.
Shalom
Psicólogo Profesor Yehuda Ribco
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Respetable Profesor Yehuda Ribco:
Su sinceridad no es asunto de disculpa sino de elogio. El manifestarse tal como uno es, prueba es de virtud y nada por lo que deba excusarse.
Por otro lado, una franqueza cruda, lisa y llana, tampoco es prueba de estar en lo cierto y tener la razón. Las personas más ignorantes son las más francas; y con frecuencia también las más equivocadas. Los sabios, sin dejar de ser sinceros, pueden penetrar hasta el corazón con la espada de la palabra, pero sin antes arrojar barro a los ojos.
No me lastima usted a mí, pero mucho me temo que se lastime a sí mismo asumiendo una actitud que va contra sus propios principios.
Es muy difícil calificar acertadamente lo mismo que se confiesa desconocer.
Al escribirle como lo hago soy consciente de que usted es un hombre entendido, psicólogo y profesor, conocedor de la Torá, las tradiciones judías y vaya uno a saber cuántas cosas más. Por el respeto que todo eso me infunde es mi cuidado en mi propio hablar.
Yo amo todo lo judío y siempre tuve y tengo amigos judíos llevándome admirablemente bien con todos ellos en un trato de recíproco respeto. Ni les segrego yo por ser judíos ni me marginan ellos por ser cristiano. Mis propios genes muestran las marcas de sefaradíes de Carmona, Andalucía (por línea materna), discípulos seguramente de Maimónides.
El ser judío o cristiano no nos hace necesariamente mejores personas. Pero de un buen y auténtico judío podríamos esperar cosas tan buenas como de un buen y auténtico cristiano. La raza y la religión de por sí no hace a nadie virtuoso. Pero el no ser contradictorios con lo que profesamos ser, a lo menos muestra que somos genuinos, y eso ya es bastante.
Mientras estamos en este mundo, los vicios sociales, la corrupción moral y el paganismo encubierto por la religión nos acosan de continuo, pero apoyados en la Palabra de Dios enfrentamos al mal y protestamos contra toda injusticia.
No existe vitrina esterilizada donde podamos vivir a resguardo de los gérmenes que contaminan el cuerpo, el alma y el espíritu.
Pero por la fe podemos mantenernos seguros dentro del arca que flota por sobre el diluvio de corrupción y violencia como en el mundo antiguo.
Que yo haya tenido la osadía de cuestionarle a usted su versión espeluznante en el seno de la familia de Noé, no lo desautoriza, ni menoscaba en nada su solvencia al tratar de estos asuntos. Lo único que podría hacer dudar de su idoneidad para defender la versión que propaló, es su renuencia a responder a las siete objeciones planteadas. Yo no soy un profesional de la religión, no tengo títulos ni estudios teológicos formales, por lo que no soy nada temible como que pudiera hacer sonrojar a un rabino, pues con mi intelecto no paso de sus tobillos. Pero que no califique para que los expertos me admitan en su propia elite, tampoco cierra mi boca si es que puedo expresarme coherentemente y argüir conforme a razón.
Como usted ironiza a mitad de su mensaje, no sé si habla en serio cuando dice:
“La Tora es heredad eterna de Israel, los gentiles no tienen derecho celestial ni siquiera para leerla, menos que menos para interpretarla.”
No sé que opinarán los entusiastas noájidas de tal. monopolio exclusivista.
Y peor todavía, seguramente que los noájidas tienden a sublimar la figura de Noé, muy lejos de degradarla en tan infausto hecho que los haría merecedores de haber perecido en el diluvio junto a los demás corruptos, violentos y pervertidos de aquella generación.
Mucho me complace que usted me excluya de entre tanta gente ajena, infame, blasfema, y ofensiva, pues por supuesto que no soy un clérigo de falsos dioses y pérfidas doctrinas.
Tomo cuenta también de su deseo de verme alejado de discusiones vacías, enfermizas y maldecidas por Dios, como usted bien dice.
Pero entiendo que el tópico que encendió esta polémica cuando usted respondió a la consulta de Martín R. de Perú, no cae bajo aquellos parámetros.
Si entonces entendí bien, nada obsta a que en un ámbito de mutuo respeto dialoguemos sobre el particular.
Aunque el clima espiritual de este mundo – el religioso preferentemente – asfixia al alma, la mía se oxigena cuando el Espíritu del Omnipotente sopla sobre ella las palabras de Dios.
Ahora, más que nunca, apelo a toda su paciencia y benignidad para conmigo, pues lejos de fastidiarlo, realmente quiero que construyamos sobre la Palabra del Dios nuestro que permanece para siempre.
Ricardo.