Yo enfocaría el tema de esta conversación (o discusión) de la siguiente forma.
Nuestro hermano Eduardo Silva afirma ser ateo, es decir no creer en Dios, no tener fe en Dios. Y asegura que mantiene esa postura por cuanto no hay prueba de su existencia.
Ya VinoTinto le mencionó, que el hecho de no poder probar que exista algo no significa que no exista y mencionó a los extraterrestres.
Yo diría algo más. Si pudiésemos trasladarnos en el tiempo hasta el 1330, por ejemplo, y hablásemos con un pescador gallego que estuviese arreglando sus avíos de pesca y le explicásemos que vinimos de América (soy argentino), seguramente nos diría que lo estamos engañando, ya que nos aseguraría que más allá del horizonte no habría nada y cualquiera que se arriesgase a ir hacia allí caería en un vacío infinito.
Y ese hombre no mentiría (subjetivamente hablando) ya que estaría SEGURO, COMPLETAMENTE SEGURO, convencido de que eso era la “verdad” ya que no existía prueba alguna de que hubiese otro mundo.
Y, sin embargo, pese a semejante seguridad —y honestidad— que el buen gallego tendría, América estaba allí y desde hacía millones y millones de años.
Es decir, que mientras los que afirmamos que creemos en Dios lo hacemos por nuestra fe en su existencia (por las razones que fuesen y que no viene al caso mencionar ahora), quienes afirman no creer en Dios, en realidad —y en definitiva—lo único que hacen es tener una fe distinta, una fe negativa, ya que así como no se puede probar que exista Dios, tampoco es posible probar que no exista.
Y me parece que si nuestro hermano Eduardo Silva se ha presentado aquí, planteando su “creencia” negativa, en realidad lo hace movido por “algo” (yo creo que por Dios, otros podrán pensar que lo hace por “mandato” del maligno, para tratar de destruir nuestra fe “positiva”) lo cual —por lo menos en mi creencia— es algo muy bueno para él, ya que demuestra que aún sin saberlo tiene alguna duda de suposición, y trata con esta intervención de “asegurarla”.
Finalmente diré que esa fe negativa, puede ser también una forma que adoptan algunos para tratarde vivir más tranquilos, ya que si niego a Dios puedo vivir de la forma en que me parezca mejor, mientras que aquellos que tenemos esa otra fe positiva, sabemos que debemos vivir “como Dios manda”, y que deberemos rendir cuenta denuestros actos en el más allá.
El problema de quienes sostienen esa fe negativa es que, si se equivocan, les sucederá como le aconteció a Colón, que aún sin saber que existía América simplemente se “chocó” con ella, por la sencilla razón de que ESTABA ALLÍ, y por eso después de su muerte y se encuentren con Dios no creo que les sirva el argumento de que no creían en su existencia.
Cordiales saludos
MARANA-THA
Mario