Re: Historias
Amor incomparable
Cierto día una gigantesca águila de Escocia arrebató a un bebé dormido. Enseguida, toda la gente de la aldea se movilizó para ofrecer su ayuda. Pero
el águila no tardó en posarse sobre un elevado despeñadero donde dejó al bebé, por lo que todos temieron por la suerte de la criatura.
Un marino trató de ascender, pero se vio obligado a desistir de su intento. Luego, trató de subir un robusto montañés, acostumbrado a escalar los
cerros de la región. Pero su esfuerzo fue en vano. Por fin, se adelanto una
humilde campesina, quien fue afirmando sus pies en una saliente tras otra de
la roca, hasta llegar a la cumbre del despeñadero.
Mientras temblaban los corazones de los observadores, la mujer descendió
paso a paso, hasta que, en medio de los gritos de los aldeanos, regresó con
el bebé junto a su pecho.
¿Por qué esa mujer tuvo éxito donde el fuerte marino y el experimentado montañés habían fracasado? Porque ella tenía un gran amor hacia la criatura. ¡Era su madre! Su amor maternal la había llevado a arriesgar su vida, con tal de salvar a su pequeño hijo.
Una vez alguien subió a otro monte. Y allí no sólo arriesgó, sino que ofrendó
Su vida, para salvarnos de la muerte. Y todo lo hizo por amor ¿Lo sabias?
Te invito conocerle. Su nombre es Jesús y lo conocen como el Cristo. Nadie nos ama más que Él. El Evangelio de Juan esta hecho justo para que le conozcas de tal manera que no sólo sepas quien ES y lo que hizo por tí, por mí, y por todos, sino para que creas, para que pongas toda tu confianza en Él y tu vida sea transformada. Leelo, está en la Biblia.
"Aquel era la luz verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fué hecho por él; y el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios. Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:9-14)
Atte.
Joaco <><
Amor incomparable
Cierto día una gigantesca águila de Escocia arrebató a un bebé dormido. Enseguida, toda la gente de la aldea se movilizó para ofrecer su ayuda. Pero
el águila no tardó en posarse sobre un elevado despeñadero donde dejó al bebé, por lo que todos temieron por la suerte de la criatura.
Un marino trató de ascender, pero se vio obligado a desistir de su intento. Luego, trató de subir un robusto montañés, acostumbrado a escalar los
cerros de la región. Pero su esfuerzo fue en vano. Por fin, se adelanto una
humilde campesina, quien fue afirmando sus pies en una saliente tras otra de
la roca, hasta llegar a la cumbre del despeñadero.
Mientras temblaban los corazones de los observadores, la mujer descendió
paso a paso, hasta que, en medio de los gritos de los aldeanos, regresó con
el bebé junto a su pecho.
¿Por qué esa mujer tuvo éxito donde el fuerte marino y el experimentado montañés habían fracasado? Porque ella tenía un gran amor hacia la criatura. ¡Era su madre! Su amor maternal la había llevado a arriesgar su vida, con tal de salvar a su pequeño hijo.
Una vez alguien subió a otro monte. Y allí no sólo arriesgó, sino que ofrendó
Su vida, para salvarnos de la muerte. Y todo lo hizo por amor ¿Lo sabias?
Te invito conocerle. Su nombre es Jesús y lo conocen como el Cristo. Nadie nos ama más que Él. El Evangelio de Juan esta hecho justo para que le conozcas de tal manera que no sólo sepas quien ES y lo que hizo por tí, por mí, y por todos, sino para que creas, para que pongas toda tu confianza en Él y tu vida sea transformada. Leelo, está en la Biblia.
"Aquel era la luz verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fué hecho por él; y el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios. Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:9-14)
Atte.
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