No hay doble rasero. Te resumo su vida, que se puede encajar en cuatro fases.
Primero, una vida religiosa acomodada en seno de los poderes religiosos fácticos, como muchos igual que él a lo largo de siglos (alcanzó el grado de "doctor en la BIblia" y "vicario" con 11 monasterios a su cargo). Segunda fase, un despertar de su conciencia, una iluminación personal que le hizo intentar emprender un debate en el seno de esa religión. Una vez despreciado (crítica ad hominem sin entrar en las tesis... "aquel borracho alemán") y el cisma ya inevitable y evidenciado en Worms (un mero trámite que de nada sirvió, pues no hubo oportunidad de debate), la tercera fase empieza cuando se dedica a sus sermones, comentarios y la traducción de la Biblia al alemán. La cuarta fase es tras su matrimonio. Aquí tenemos la propia revuelta del campesinado, donde se metió en política y probablemente su mayor error (no obstante, hay que comprender la época y la herencia católica en que había sido educado). En esta fase ya empieza a dar muestras de orgullo y dureza de corazón realmente preocupantes (cosa manifestada en las burradas teológicas que empezaba a pergueñar, su odio a otros reformadores y a los judíos, etc...).
Es decir, tenemos 3 fases iniciales hasta que adquirió mucha fama y renombre... y una 4º fase donde parece regir la egolatría llena de errores y miserias, de las que quizás se arrepintiera en algún momento de su vida, o quizás no. Dios sabe.
Así que no tengo ningún doble rasero. A Lutero agradezco la oportunidad que abrió para disfrutar de libertad religiosa en mi propio país (que tampoco es poca cosa). Si hoy puedo decirte estas cosas y debatir las Escrituras sin temor a que tú me persigas o me mates, es en parte gracias a la obra que Dios hizo a través de Lutero. Tú también deberías agradecer la riqueza espiritual que estás obteniendo a través de esta oportunidad de debate, y que sería cosa imposible sin personas como Lutero.
¡Amor!,
Ibero