Re: ¿Heredó Jesus la sangre de Maria?
Estimada Católica:
Yo suelo tener respeto por lo que Dios ha ocultado, acepto por fe lo que Dios
ha revelado de su plan sin entrar en los detalles ocultos que algunos quieren. Porque en temas como estos lo que conviene es separar la información de la especulación. Ceñirse a la primera y no perder el tiempo con la segunda.
Que Jesús nació de María por operación del Espíritu Santo, no lo ha negado aquí nadie. Ni que como consecuencia de ello se derive su pertenencia al pueblo judío, y por tanto colocado en una situación personal de sujeción al pacto de la ley mosaica.
Es más, las Escrituras indican que tenía que pertenecer a esa nación, como único pueblo al que Dios otorgó la ley escrita y estableció un pacto particular, y al que prometió enviarles el Mesías. Indican que era necesario que fuese declarado perfecto por la ley, y en base a esa inocencia y perfección poder rescatar a los que estaban encerrados bajo la ley, como viene al punto su propia cita de Galatas 4:4 y 5.
Justamente, pues, de su madre heredó el cuerpo mortal, sin necesidad de que él hubiese pecado en Adam, como todos nosotros, para tenerlo. Un cuerpo que le permitió padecer las enfermedades y los dolores de los seres humanos. Las enfermedades, dolores, fatigas y limitaciones que acometieron a la humanidad caida, y que no tenía Adam antes de pecar. Y porque si Jesús no fuese "encerrado" en un "cuerpo mortal", le sería imposible venir a ser semejante a sus hermanos, y padecer la muerte en el cumplimiento del plan de redención. Ni tampoco padecer siendo tentado, para llegar a ser el sumo sacerdote misericordioso que Su pueblo necesita.
Que para ese proceso, María fue elegida ó designada. Cumplía el requisito de ser mujer, de ser hebrea y del linaje de David, y sin duda una mujer temerosa de Dios, honesta, de buen testimonio y justa en términos humanos. Y también lo cumplía José, su prometido, a quién incluso se le llama "varón justo" (Mt. 1:19. Evidentemente en términos humanos, pues en los espirituales no hay justo ni siquiera uno), y seguro que con una vida piadosa conforme a la religión de Israel, quien también reunía el requisito de pertenecer al mismo linaje, para que la herencia no solo biológica, sino legal quedase igualmente establecida.
Ser elegido para ejecutar un papel y formar parte de los planes de Dios en sus vertientes más positivas es una bendición (no olvidemos que también ha habido y hay elegidos para desempeñar papeles no positivos), sobre todo cuando la voluntad del elegido/a se somete incondicionalmente, acepta su responsabilidad y la ejerce con todas las consecuencias que pueda implicar.
Podemos recordar a venturosos personajes como Noe (Gen. 6:8), Abraham (Gen. 12:1-4), Moisés (Ex. 3:4; Deut. 34:10), David (1Sam. 16:13; 1Rey. 15:5; Hch. 13:22), los profetas, los discípulos (Jn. 15:16), el apóstol Pablo (Gal. 1:15), etc. Todos ellos y muchos otros (Heb. 11:32) pertenecen a esa clase de personas, de las que declara Hebreos 11, como aprobadas por el testimonio de la fe, de las cuales el mundo no es digno (Heb. 11:38), por causa de su fidelidad a Dios, junto con el deseo de agradarle y servirle.
A este grupo sobresaliente y bienaventurado pertenecen María y José, quienes bajo la supervisión del Espíritu Santo criaron, enseñaron y cuidaron de la salud fisica, moral e intelectual de Jesús, el Verbo de Dios, proporcionandole el entorno de hogar y familia durante la etapa de su condición humana y hasta el momento de ser ungido para su ministerio mesiánico (Lc. 4:18, 21).
Ahora bien, otra cosa diferente es empezar a establecer disquisiciones sobre la sangre y los componentes genéticos necesarios que Dios operó en el proceso de humanización del Verbo. Pablo exclama que "grande y sin contradición es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne" (1Tim. 3:16). Hay obscuridades que tenemos que respetar y que pertenecen a la esfera de Dios, ó que todavía en nuestro tiempo no podemos tener luz sobre ellas, y que entrar en debate por ellas no conduce a ninguna bendición.
En mi anterior aporte lo que quise enfatizar era la cuestión de que esa idea de la "pureza de sangre", que usted mencionó, para determinar quien era ó no hebreo era ajeno al pueblo de Israel anterior a la cautividad.
Muchos hebreos, descendientes de Abraham, Isaac y Jacob tomaron por esposas a mujeres de los otros pueblos de Canaan como se afirma en Jueces 3:6. Y esa norma de "sangre" con respecto a los extranjeros que vivían en medio del pueblo de Israel no tenía la perspectiva radical como la que usted, influída por la Mishna invoca, sino que hasta la cautividad, los extranjeros que se circuncidaban y se sujetaban a la ley y al pacto eran considerados igualmente como parte del pueblo de Dios.
Partiendo de esa realidad incuestionable incluso para los más radicales rabinos, y aplicando la regla que usted alude, el propio David tendría ser considerado ajeno al pueblo. Por lo tanto si David es aceptado siendo que su bisabuela era moabita y que la abuela de su bisabuelo era cananea (Mt. 1:5), "infectandose" ambas ramas genealógicas, ¿cómo pueden considerarse excluidos otros? Y yo afirmaba y me reafirmo que con una norma como esa, llevada escrupulosamente, no dejaría a ningún auténtico descendiente de Abraham en el mundo.
La Genealogía de Mateo establece la linea de José, de David, vía Salomón, mientras que la de Lucas muestra la de María, (en su vía paterna) que también procede de David, vía Natan. Y como consecuencia lógica ambos de Abraham. Por eso Mateo explica que Jesucristo era hijo de Abraham e hijo de David. (Mt. 1:1). Y esa genealogía a través de David se declara también sin ningún genero de dudas en Rom. 1:3. Y no solo era heredero de David, por derecho paterno, como ya le indiqué, por el que era "su padre según la gente creía", sino que también era descendiente de David por linaje, y ese linaje provino de María.
Ahora una vez establecido esto, en lo que creo que usted y yo probablemente coincidiremos, la cuestión entra lo que yo antes llamaba expeculación, como sería la vana disquisición de si el pecado se transmite por via materna ó paterna, ó cosas semejantes. Y, ó mucho me equivoco, ó esa es la senda por la que usted quiere entrar. Pero debo decirle que los científicos más eminentes apenas acaban de asomar la nariz sobre el mapa de los códigos genéticos del cuerpo, y para esa discusión se tendría que entrar en la cuestión de "un código genético" del espíritu y del alma. ¿Cómo se constituyen el "alma" (pneuma) y el "espíritu" (psique) en torno a un cuerpo (soma)? ¿Lo sabe usted? Yo no tengo ni idea. ¿Sabe usted como es que todos nacemos infectados por el pecado e inclinados al mal y como se produce ó se transmite esa deficiencia espiritual y moral en los seres humanos? Yo no. Tal vez usted si.
En el Edén, Adam, formado de barro, se convirtió en "alma viviente" al recibir de Dios un "soplo de vida" (Gen. 2:7). Eva, el complemento de Adam, fue creada a partir del varón y ya no tenemos más información del resto de su proceso formativo. De la misma manera tampoco tenemos información de todo el proceso realizado por el Espíritu Santo en el acto de gestación de Jesús. Yo particularmente no la necesito, ni me plantea ninguna duda existencial, doctrinal ni de fe. Probablemente si nos lo explicasen tampoco seríamos capaces de entenderlo. ¿Qué tal vez además de fecundar un ovulo el Espíritu aportase un psique y un pneuma semejante al de Adam, mediante un soplo de vida que convirtiese al nuevo ser como a Adam en un alma viviente sobre un cuerpo mortal? Pues puede ser. Pero yo no lo sé. Lo único que sé es que Jesús tenía que ser perfecto y sin pecado (Heb. 4:15), Santo y Justo (Hch. 3:14) para poder llevar sobre sí nuestros pecados, sufrir el castigo de "nuestra paz" y curar nuestra llaga (Is. 53:5), pero a la vez mortal.
Así pues, como este servidor ya no puede aportar más a la cuestión, a menos que usted tenga las respuestas que yo ignoro, ahora sí, ya no entraré más a la cuestión.
Pabloblanco