¿Hay todavía profetas?

2 Junio 1999
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¿HAY TODAVIA PROFETAS?

Podemos hablar horas y horas sobre las profecías, de su contenido, de cómo era antes y cómo debe ser ahora, ¿pero quién somos nosotros?

La línea histórica de la iglesia
Que solo la Escritura es la fuente y la norma de fe y vida, lo ha dejado claro la Reforma frente a Roma (con su añadir las tradiciones humanas) y frente a todos aquellos que quieren añadir nuevas revelaciones.
Los profetas conocen la necesidad concreta de la iglesia y saben decir la palabra oportuna para esa situación. Un profeta tiene la sabiduría para descubrir e iluminar con su explicación de la Escritura la necesidad del momento. Y en esa situación se da a conocer la voluntad de Dios basada en las Escrituras. El maestro enseña la sana doctrina y el profeta es apto y experto para dar a conocer la voluntad de Dios. Jóvenes amigos, qué necesidad tenemos en nuestras iglesias de profetas que tengan el valor con estilo profético de desenmascarar con las Escrituras dónde está el fallo e indicar el camino para llevar a buen puerto. Gente, que con una total crispación llena de miedo y temblor, que no sabe hacer más que hablar con una autoridad determinante, tenemos demás. Tenemos necesidad de maestros y profetas que enseñen la doctrina sana e indiquen el camino bíblico de la vida según Dios.

El estudio bíblico
Durante las reuniones de estudio bíblico, por ejemplo, puede comprobarse que sencillos miembros de la iglesia, tanto hombres como mujeres, están dotados del don de profecía. Eso se ve por la sorprendente comprensión que tienen del significado de los textos bíblicos para la aplicación concreta en la vida y en la situación actual. Algunos tienen una sorprendente y profunda comprensión de la Escritura, y saben al mismo tiempo aplicarla muy concretamente.
Dentro de la comunión de los santos (los santificados por la fe en Cristo), es donde los dones de los creyentes se pueden ejercer mejor. Los dones que recibimos de Cristo podemos emplearlos en el amor a los demás y en el servicio al prójimo. La iglesia no es una institución despótica, sino una comunidad donde mora el amor y donde Cristo es servido, y en Él también los otros creyentes. Sin olvidar que el Espíritu Santo es el Dador de los dones.
Los miembros de la iglesia no sólo se tienen que servir unos a los otros, sino hablar también la Palabra a los demás.

¿Cómo sobrellevamos nuestra misión profética?
Podemos pasarnos horas hablando de cómo era antes y cómo debe ser ahora, ¿pero qué somos nosotros?
¿Por qué te llamas cristiano? ¿Por qué estás bautizado? El catecismo de Heidelberg responde: "Porque por la fe soy un miembro de Jesucristo y participo de su unción" (Dom. 13). Solo por eso nos llamamos "cristianos". El Espíritu Santo nos ha unido a Cristo, mediante el vínculo de la fe.
La unción del Espíritu Santo, con la que Cristo fue ungido, baja desde Su cabeza hasta Su cuerpo (que es Su Iglesia). Y por la fe soy yo también un miembro vivo de ese cuerpo. Y así soy uno con Él, lleno de Él y de Su Espíritu, y ungido con Él. Así vivo por la gracia de Su servicio ministerial, de Su plenitud. Entonces Cristo se hace visible en mí. En ese momento me voy a parecer a Él con total mesura. Así mi vida también tiene algo de profético, algo de sacerdotal y algo de regio.
Como profetas vamos a dar testimonio de Su nombre. Y eso también puede llevar consigo que nos injurien. Eso se ve ya al principio, en Antioquia, donde el nombre de cristiano era un mote. Nosotros vamos a proclamar Su nombre, en todas las circunstancias de la vida, de palabra y obra.
¿Sabes lo que en un principio era un profeta? Eso lo puedes leer en el libro de Samuel. Para eso se utilizaba la palabra "vidente". Un vidente. Eso son las personas que han visto a Dios: Su gloria, Su majestad, Su amor profundo a los pecadores. Ver a Dios y todas las cosas de esta vida, también tu propia vida, verlas en la luz de Dios. Para eso también necesitas la revelación. ¡Que descubrimiento! Que tus ojos se abran para que veas lo que no ves de ti mismo. ¿Y qué ves tú con todo eso? Lo pecador que eres a la luz de la santidad de Dios y qué buenos y salutíferos son los mandamientos de Dios. Qué maravilloso es saberte reconciliado con este Dios. Ver a Dios, -eso sólo es posible en Cristo. Dios se revela sólo en Cristo: "El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre" (Jn. 14:9). Ver al Salvador crucificado en Su buena voluntad y amor a los pecadores. ¡Así es Dios! Si puedes abrir tus ojos para ver a Dios en Cristo, entonces correrás con toda tu perdida vida hacia Él. Confesarás tus pecados. Y allí, a la sombra de la cruz, se le hace sitio a la gente culpable. Si tú has visto a Dios, todo cambia en tu vida. Todo se sitúa en la luz de la eternidad. El amor a Dios va a inflamarse, pero también el anhelar que otros se salven. Tú vas a dar testimonio del amor y de la gracia de Dios.

Todos los creyentes reciben la inspiración profética
La profecía de Joel va a cumplirse en los últimos días: "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones" (Joel 2:28). Aquí se anuncia nada menos que el Espíritu tomará a su servicio jóvenes y ancianos como profetas. Recibirán la inspiración profética. El Espíritu, que en Israel reposaba sobre algunos profetas, es derramado en buena medida sobre toda clase de gente. De ahora en adelante pueden comprender el lenguaje de la revelación divina sin mediación e interpretación de otros. En el nuevo pacto, pues, la profecía no desaparecerá, sino que precisamente se hace más universal. En Pentecostés ya lo podemos ver.
Sin embargo es realmente sorprendente que Joel nombra en primer lugar a la juventud cuando se trata de conocer al Señor y de testimoniar de Él. Sobre vuestros hijos e hijas quiere venir el Espíritu y llenarlos de fe, esperanza y amor. La alegría de la fe, la fuerza de la esperanza y disponibilidad del amor. En medio de tanta apostasía vemos que los jóvenes se ocupan del estudio bíblico y de la oración. Que ellos buscan y sirven al Señor. Profecía, visiones y sueños fueron desde siempre conocidos medios de la revelación divina. Significa que ellos conocerán al Señor y confesarán Su nombre. Dios se revela a ellos. Vivirán dependiendo de Él y por Su gracia llevarán fruto.
El Espíritu Santo procurará siempre de nuevo formar una generación que siga llevando el estandarte de la cruz hasta el final. Eso no significa que los mayores ya no cuentan. Claro que sí cuentan. Ellos precisamente pueden ser maduros en la fe y entrenados en llevar fruto.
Esa profecía, visiones y sueños son validos también para los mayores. Ellos conocerán a Dios. Son profetas, "videntes", gente que ve a Dios y que todo lo ve con la luz de Dios y que lo transmite a los otros.
Recibes comprensión de la Palabra y desenvoltura para hablar sobre ella. Nadie está viejo para una vida de Pentecostés. Los ancianos soñarán "el sueño del reino de Dios". Sobre la última etapa de su vida cae un fulgor celestial. Vuelven la mirada hacia la fidelidad de Dios y Su amor. Miran en esperanza también a la gloria. Sus ojos comienzan a brillar y el fuego en su corazón se va a inflamar cuando la tierra del Emmanuel está a la vista. Viven por el Espíritu.
Y cuando el Espíritu de Dios te llena, llegas a la admiración y entrega de este Dios maravilloso y a la oración personal del profeta Samuel: "Habla, Señor, porque tu siervo oye" (1 Samuel 3:10). Y así puedo responder a la pregunta sobre la que trata este artículo, "¿hay todavía profetas?", sin reservas digo: Sí.

C.G. Vreugdenhil



http://www.epos.nl/ecr/
 
Una inquietud

Una inquietud

Hola Mari, :D

tengo una inquietud, yo creo firmemente en la profecía y en la palabra profética, pero tengo una inquietud y es ésta: considerando el pasaje de Mateo 11:13 Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron.
Esto significa que: hasta Juan llegan los profetas o, que la ley y los profetas hablaron en el antiguo testamento hasta Juan, pero que la profecía sigue, pregunto esto porque deseo mates mi ignorancia en este aspecto.:cuadrado:

Bendicones, :angel:
 
Re: Inquietud

Re: Inquietud

Estimado Alex

Una saludo en Cristo nuestro Señor.

Sobre tu duda el pasaje al que te refieres es texutal. Ahora bien, en la actualidad no hay profetas o no los ha habido desde Juan, con la llegada de Jesús esto se hace innecesario. :D Bueno eso para nosotros los creyentes, los musulmanes por ejemplo dicen de Mahoma que era profeta.

Volviendo al tema, Pablo en 1 Corintios les habla de los dones espirituales, sí lees (bueno si vuelves a leer) verás que el dice que el don de profecía es mejor que el de lenguas y expone las razones.

A mi sencillo entender, esto nos dice que algunos tendrán o tienen el don de profetizas, pero eso nos los convierte en profetas.

Maripaz, excelente aporte, como siempre.

Saludos en Cristo
 
Estimados Alex y Pazos, gracias por participar :beso:


Alex, las palabras profeta y profetizar se usan en las Escrituras en varias connotaciones. Examina lo que dice el Diccionario bíblico Caribe:


PROFECÍA, PROFETAS Entendido como «la interpretación de la historia que halla el significado de la misma solo en términos del interés, el propósito y la participación divina» (IDB), puede decirse que el profetismo comienza con Moisés y que se refleja en la mayoría de los escritos bíblicos. Aunque hallamos en otros pueblos ciertos fenómenos emparentados, en ninguno se halla la profundidad e influencia del profetismo bíblico. La razón es evidente: todo el Antiguo Testamento mira hacia el porvenir. Basado en lo que Dios ha hecho y dicho en el pasado, proclama la espera del cumplimiento pleno de esas promesas. El «día de Jehová» anima no solo los libros proféticos sino también los históricos y los poéticos. El mismo Pentateuco, basado en el éxodo y el pacto del Sinaí, entrevé el tiempo en que Israel, libre de toda esclavitud, será la nación santa del Dios santo. El Nuevo Testamento, a su vez, ve en Jesucristo y su iglesia el cumplimiento de aquella promesa y por ello valora altamente la profecía del Antiguo Testamento; se extiende hacia la plena realización del Reino, la parusía del Señor, y afirma así una dimensión profética propia.

Terminología

El término hebreo, nabi, traducido «profeta», probablemente se deriva de una raíz que significa «anunciar» o «proclamar». El Antiguo Testamento lo aplica a una variedad de personas (Gn 20.7; Éx 7.1; 1 R 17–19; Mal 4.5).


Orígenes

Es sumamente discutido el origen del profetismo en Israel y su posible relación con otros fenómenos semejantes. Varios pasajes hablan de «videntes» y 1 Samuel 9.9 sugiere que así se le llamaba originalmente al profeta. Además, había un profetismo «extático» (en trance o posesión) en las religiones cananeas (cf. 1 R 18.20–40), y es posible que hubiera alguna relación entre este fenómeno y algunas manifestaciones en Israel (1 S 19.18–24). Por otra parte, los grandes profetas (Isaías, Amós, Jeremías) tenían experiencias extáticas (extraordinarias tanto para su tiempo como para nosotros), en las que hallaban un acceso especial a la «palabra de Jehová» y esta llevaba en sí misma una singular señal de autenticidad divina. Indudablemente no se trataba de un trance de absorción, sino de una concentración próxima a la oración, en la que la «palabra» recibida era meditada y articulada por el profeta en un mensaje (Is 10.6ss).
También se ha discutido mucho la relación de los profetas con el culto. Aunque había «bandas» proféticas en los lugares de culto (como en los santuarios no jehovistas), los profetas del Antiguo Testamento no parecen pertenecer a ellas y en algunos casos evidentemente repudiaron esta dudosa institución (Jer 29.26–30). Entre estos profetas de santuario, ocupados de los detalles y pequeños problemas políticos, y el profeta bíblico, con su visión de la acción de Dios en la historia, había una enorme diferencia. Sin embargo, es erróneo pensar, basándonos en unos pocos pasajes tomados aisladamente (Am 5.21–24; Is 1.11, 12, 14–17), que los grandes profetas se oponían al culto del templo y al sacerdocio, o a toda religión institucionalizada. Se trataba, más bien, de la crítica a la corrupción del culto, ya fuera por la idolatría o por la injusticia: «No puedo aguantar iniquidad y día solemne» (Is 1.13, VM ofrece la traducción más correcta). Los profetas conocen el culto y a menudo citan su ritual, himnos y oraciones. Algunos (Jeremías, Ezequiel) vienen de un trasfondo sacerdotal y otros (Habacuc, Nahum, Joel) muy probablemente participaban en el culto.
En los libros proféticos de la Biblia tenemos la obra directa de los propios profetas (Is 30.8; Jer 29.1s, entre otros pasajes, muestran que los profetas escribían y no solo anunciaban verbalmente sus oráculos). También hay casos de un testimonio indirecto, como el de Baruc, secretario de Jeremías (Jer 36). Y finalmente, existían escuelas de discípulos de un profetas (por ejemplo, Is 8.16; cf. 50.4) los cuales compilaban sus mensajes.


Características E Historia

Aunque el mensaje de la profecía bíblica se halla principalmente en los libros conocidos como «proféticos», no debemos olvidar el profetismo anterior a Amós, ilustrado por figuras como Natán, Elías, Miqueas (1 R 22.8–38) y Eliseo, cuya función fue anunciar el juicio y la voluntad de Dios principalmente a los reyes. El nombre «profeta» se aplica también a Abraham (Gn 20.7), Aarón (Éx 7.1), María y Débora (Éx 15.20; Jue 4.4) y Moisés (Dt 18.18; 34.10). El profeta bíblico reúne algunas características que el NBD resume bien como «un llamado específico y personal de Dios» (Is 6; Jer 1.4–19; Ez 1–3; Os 1.2; Am 7.14, 15, etc.); la conciencia de la acción de Dios en la historia; la valiente confrontación de reyes, sacerdotes o pueblos con las demandas y el juicio divinos; el uso de medios simbólicos de expresión y el ejercicio de una función intercesora o sacerdotal ante Dios.
La función primordial del profeta es la proclamación de la «palabra de Dios» que ha recibido. El propósito es llamar al pueblo al arrepentimiento y la conversión a Jehová y a su pacto. Su mensaje se relaciona constantemente con sucesos y circunstancias presentes, de orden político, social o religioso. Pero como estas circunstancias son vistas como parte de la acción de Dios en la historia, el profeta no puede dejar de referirse al futuro para anunciar lo que Dios hará, para inducir a la acción y para certificar su mensaje. No hay duda alguna de que la predicación es parte esencial de la función profética, y muchos profetas manifiestan dones especiales de clarividencia y percepción del futuro. Pero, por otra parte, también existen falsos profetas, que apelan a los mismos dones y pretenden tener palabra de Dios. Pasajes como Deuteronomio 13; 18.9–22; Jeremías 23.9–40; Ez 12.21–14.11 sugieren algunos criterios de distinción. El problema es complejo y el Nuevo Testamento tampoco lo desconoce.



El Mensaje de Los Profetas

Ubicados en el horizonte de la decadencia de los reinos (a partir del siglo VIII a.C.), en medio de las amenazas políticas de los grandes imperios (Egipto, Asiria, Babilonia, Persia) y mientras acompañan a su pueblo en el cautiverio, los profetas anuncian, de diversas maneras pero con fundamental unidad, el propósito de Dios que se cumple en la convulsionada historia del Medio Oriente. IDB resume el mensaje profético con frases clave de los mismos profetas:
1. «Así dice el Señor». El profeta está consciente de que está al servicio de la palabra de Jehová, que no es un mero anuncio sino la expresión de la voluntad del Dios soberano en acción (Is 55.11; Am 3.8). El profeta no tiene control sobre esta palabra sino que está a su servicio (Jer 20.8b, 9; Am 3.8). Toda su vida, hasta sus gestos y acciones simbólicas, dependen de ella (Is 7 y 8; Os 1).
2. «De Egipto llamé a mi hijo». La misericordiosa y divina elección de Israel para un propósito determinado, y las obligaciones que esa elección impone, están siempre presentes en los profetas. Se expresan con las figuras de padre/hijo (Is 1.2; Os 11); propietario/viña (Is 5.1–7), pastor/rebaño (Is 40.11), alfarero/vasija (Is 29.16; Jer 18) y principalmente esposo/esposa (Is 50.1; 54.5; 62.4, 5; Jer 2.1–7; 3.11–22; Ez 16.23; Os 1–3). La ética social que admiramos en los profetas tiene su raíz en la justicia del pacto.
3. «Se alejaron de mí». La rebelión que denuncian los profetas no es solo de Israel, sino de todas las naciones (Is 10.5ss; Jer 46–51; Ez 25–32; Am 1 y 2). Dios tiene cuidado de todos los pueblos (Is 19.24; Am 9.7), pero Israel tiene un llamado y por tanto una responsabilidad y una culpa especial (Am 3.2). Su rebelión ha sido total muestra de infidelidad (Is 1.4, 5; 2.6–17; 59.1–15; Jer 2.4–13; 5.20–31; Ez 16), y se manifiesta en la corrupción religiosa, en la injusticia social y sobre todo en el vano orgullo y jactancia que conduce a la ruina.
4. «Regresarán a Egipto». Dios ejecutará su juicio, es decir, corregirá el mal castigando al culpable, vindicando al justo y estableciendo justicia. Los profetas de los siglos VIII—VI a.C. ven como juicio divino la catástrofe nacional que se avecina (Is 22.14; 30.12–14; Jer 5.3, 12, 14; Os 4.1; Am 3.1; Miq 6.1ss). No es un acto arbitrario de Jehová, pero Israel es conducido de nuevo al cautiverio (de allí la idea del regreso a Egipto) para restaurar la justa relación con Dios.
5. «¿Cómo te he de abandonar?» Para el profeta, aun el juicio inexorable es expresión de la compasión divina (Am 4.6–11). La misericordia (compasión, piedad, ® Gracia) es, más que una calidad del pacto, la naturaleza misma de Dios (Is 54.7, 8, 10; Jer 3.12; 31.3; Os 11.8ss).
6. «Haré regresar sus cautivos». El juicio es instrumental y disciplinario (Is 1.25; Os 2.14–23; 5.15; Am 4.6–11). Más allá de su ejecución, Dios se propone mantener un REMANENTE fiel que retoñará para cumplir el propósito divino (Is 7.1ss; Ez 27; Am 9.8bss). La segunda parte de Isaías lo anuncia como una segunda creación, un segundo éxodo (51.9–11). Jeremías discierne un nuevo pacto (Jer 31.31–34).
7. «Luz para los gentiles». La restauración no puede limitarse a la historia de Israel. Los profetas miran más allá a una consumación, un Día del Señor que abarcará en juicio y gracia a todos los pueblos (Zac 14.5–9). En esta expectación se inserta el anuncio del «Siervo del Señor», quien inaugurará un nuevo día para las naciones (Is 49.5, 6; 53.4, 5). Esta es la fe final y el mensaje de los profetas (Is 2.2–4; Miq 4.1–3).


Profecías Y Profetas En El Nuevo Testamento

El mensaje de los profetas halla su cumplimiento en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo (Hch 3.24); particularmente en los hechos de la pasión (Lc 24.25–27; Hch 3.18; 1 Co 15.3). La predicación a los judíos partía de esa correlación (Hch 18.28). El Evangelio de Mateo está construido sobre esa base (por ejemplo, 1.22s; 2.5s), pero, más que predicciones en detalle, se trata del propósito redentor de Dios anunciado en los profetas y cumplido en Jesucristo (Jn 6.14; 1 P 2.9s). La promesa del nuevo pacto y del siervo sufriente son los puntos culminantes de esa continuidad.


En el Nuevo Testamento se conoce y tiene en alta estima el don de profecía y la figura del profeta (1 Co 12.10; Ef 4.11; cf. Hch 11.27 y Ef 2.20). Su función parece haber sido anunciar alguna revelación particular recibida de Dios (Hch 19.6; 21.9; 1 Co 11.4s; etc.), edificar o consolar con ese conocimiento de la voluntad de Dios (1 Co 14.1, 3, 5) o predecir un acontecimiento futuro (Mt 11.13; 15.7; 1 P 1.10).



Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.


Espero que esta buena explicación te haya aclarado los términos. :leyendo:
 
muchas gracias

muchas gracias

Holasss,

Muchas gracias a los dos por su ayuda, :D

Bendiciones:angel:
 
Como siempre

Como siempre

Estimada Maripaz

Como siempre, llena de conocimiento y siempre instruida. Gracias por compartir tu vasto conocimiento.

Saluos en Cristo
 
¿Alquien desea aportar algo?
 
Re: Inquietud

Re: Inquietud

Originalmente enviado por: Pazos
Estimado Alex

Una saludo en Cristo nuestro Señor.

Sobre tu duda el pasaje al que te refieres es texutal. Ahora bien, en la actualidad no hay profetas o no los ha habido desde Juan, con la llegada de Jesús esto se hace innecesario. :D Bueno eso para nosotros los creyentes, los musulmanes por ejemplo dicen de Mahoma que era profeta.


Pazos, después de leer tu respuesta, te mando unas citas bíblicas que parece que no están de acuerdo con lo que tú dices, y te las mando por si quieres reflexionar sobre lo que has escrito. Pues cuando Jesucristo dice que la Ley y los profetas llegan hasta Juan, ahí no se dice que el Señor no vaya a enviar luego más profetas. Pues en otro versículo nos dice que enviará profetas:

MATEO 23, 34

Por esto yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a algunos de ellos, y a otros los golpearán en las sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

Amós 3:7

Porque no hará nada Yavé el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.
3:8 Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Yavé el Señor, ¿quién no profetizará?

Según estas palabras, yo creo que hasta el fin habrá profetas, porque hasta el fin estará obrando el Señor cosas para nuestra salvación.
 
Además no sólo profetizó San Juan Bautista, sino muchos años después de él, también profetizó San Juan el Evangelista. Pues el Apocalipsis de San Juan son las profecías del fin. Y el ángel que habla con él le dice que es neceario que él profetice.

Apocalipsis 10, 10-11

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.
Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.

Además, en el libro del Apocalipsis se nos dice que en el tiempo del fin habrá dos profetas que serán los dos testigos.

Los dos testigos

APOCALIPSIS 11

11:1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
11:2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
11:3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
11:4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.
11:5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.
11:6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
11:7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
11:8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
11:9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.
11:10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
 
Que es y que no es un profeta "Biblico"

Que es y que no es un profeta "Biblico"

Interesante epigrafe Maripaz, hace tiempo que vengo viendo esto, y comparto lo siguiente:

Que es y que no es un profeta "Bíblico"




NO es alguien que habla algo "aparte" del canon bíblico

SI es alguién que interpreta la Palabra Revelada.(La Biblia)


NO es alguien que tiene "una visión nueva".

SI es alguien que encuentra en "la revelación antigua" la visión de "HOY" para la iglesia.


NO es alguien que se "autoproclama".

SI es alguien que demuestra su llamamiento y don ejerciéndolo.


NO es alguien que tiene un mensaje para formar "una iglesia".

SI es alguien que tiene un mensaje para "LA IGLESIA".


NO es alguien que busca que personas crean en "lo que dice su revelación"

SI es alguien QUE VIVE "la revelación que Dios le ha dado".


Saludos

Alejandro Riff.

2Pedro 1:19
Tenemos también la palabra profética más permanente, á la cual hacéis bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones..
 
¡¡ Buen aporte Alejandro !!


Un ligero matiz, si me permites:beso:


NO es alguien que habla algo "aparte" del canon bíblico

SI es alguién que interpreta la Palabra Revelada(La Biblia),
sirviéndose de la riqueza de la misma Palabra y haciendo un correcto análisis para aplicarlo al día de hoy



:cuadrado:
 
OK

OK

Me parece muy bien Maripaz ...:cuadrado:

Alejandro
 
Re: Inquietud

Re: Inquietud

Originalmente enviado por: Pazos
Bueno eso para nosotros los creyentes, los musulmanes por ejemplo dicen de Mahoma que era profeta.


Mateo24.

9 «Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre.

10 Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente.
11 Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
12 Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
14 «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin.
15 «Cuando veáis, pues, = la abominación de la desolación, = anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda),

16 entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
17 el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa;
18 y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto.
19 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado.
21 Porque habrá entonces una gran = tribulación, cual no la hubo = desde el principio del mundo = hasta el presente = ni volverá a haberla.

22 Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días.
23 «Entonces, si alguno os dice: "Mirad, el Cristo está aquí o allí =, no lo creáis.
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.
25 ¡Mirad que os lo he predicho!
26 «Así que si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "Está en los aposentos", no lo creáis.

27 Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre.
28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
 
Re: Que es y que no es un profeta "Biblico"

Re: Que es y que no es un profeta "Biblico"

Originalmente enviado por: Alejandro Riff

NO es alguien que tiene "una visión nueva".

SI es alguien que encuentra en "la revelación antigua" la visión de "HOY" para la iglesia.


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Amós 3:7

Porque no hará nada Yavé el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.
3:8 Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Yavé el Señor, ¿quién no profetizará?

Según estas palabras, yo creo que Dios puede mandar visiones nuevas, y que hasta el fin habrá profetas, porque hasta el fin estará obrando el Señor cosas para nuestra salvación.

Por otra parte tu visión de las cosas es tambien una vision nueva, por lo menos para mí.

vuestra amiga luz.

:angel:
 
De uno de los libros que estoy leyendo actualmente.


Hace algunos años, mientras leía la profecía de Jeremías, preparé una lista de imágenes que el profeta presentó para describir su ministerio y que me ayudaron a entender lo que la iglesia necesita, pero que no siempre está dispuesta a recibir. He aquí cómo Jeremías describió su ministerio:

Destructor, constructor y sembrador mira que te he puesto este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar (Jeremías 1: 10).

Ciudad, columna y muro por que he aquí yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce (Jeremías 1: 18).

Fortaleza y torre por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás pues y examinarás el camino de ellos (Jeremías 6:27).

Médico quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo? Jeremías (8:21-22).

Sacrificio y yo era cómo cordero inocente que llevan a degollar (Jeremías 11: 19).

Corredor si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? (Jeremías 12:5).

Pastor mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo (Jeremías 13: 17).

Perturbador ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! (Jeremías 5: 10)
Esta última imagen, la del perturbador, me inquieta. ¿Quién anhelaría ser un perturbador? Después que me convertí en el pastor de la Iglesia Moody, descubrí que el púlpito convierte al predicado en blanco de ataques. A lo largo de todo mí ministerio me había acostumbrado a recibir "críticas favorables" y a llevarme bien con todos los hermanos; pero, luego, las cosas cambiaron.
Recuerdo haber leído un artículo sobre mí persona y mí ministerio en una revista religiosa y haber exclamado en voz alta:
- ¿De dónde sacaron esto? ¡Nada de esto es cierto!
Le telefoneé a un buen amigo que ha sufrido una buena dosis de ataques de los hermanos:
- No te preocupes. ¡Dios te libre de que aprueben tu ministerio!
¡Yo comenzaría a preocuparme si así fuera! Todo esto es nuevo para ti. En unos cuantos años te encontrarás donde yo estoy y no te dolerá tanto. Para entonces sus críticas y ataques no serán tan efectivas.

Fue una lección dolorosa: si se es fiel al ministerio, habrá incluso algunos compañeros de púlpito que se opongan. No obstante, mí amigo estaba en lo correcto: aun continúan criticando y apenas lo noto. Juan el Bautista podía decir en voz alta: ¡Amén! a cada uno de estas imágenes; pero me pregunto si yo podría hacerlo.

Pienso, cuántos de aquellos que ministran la Palabra pueden decir con sinceridad que desarrollan este tipo de ministerio. Si estas imágenes describen un ministerio profético genuino, no hay muchos profetas hoy día. A decir verdad, la iglesia es una organización sin profetas.

La mayoría de la gente no quiere tener cerca a un profeta porque éste los hace sentir incómodos. El profeta llora mientras los otros ríen, y tiene la reponsabilidad de derribar todos aquellos" vasos" que no sean de honra, algo que no agrada a los demás. Mientras que la mayoría vive una religión conformista, el profeta se ocupa
febrilmente en demoler para poder construir y en arrancar raíces para poder plantar. Mientras los líderes de prestigio ceden ante la fuerza del viento, el profeta se mantiene erecto cómo un muro para guiar a la nación hacia adelante.
El profeta falso es un vendedor de aleaciones baratas; pero el profeta es un metalúrgico que aviva la llama para poder probar el metal y extraer de él la escoria.

Es el médico que expone las llagas repugnantes antes de aplicar el medicamento. En resumen, es una persona que pone de manifiesto el problema para poder resolverlo.

Sin embargo, a medida que desarrolla su ministerio, es tan vulnerable cómo un pequeño cordero, cómo un exhausto corredor de largas distancias o cómo un pastor amoroso que, con el corazón quebrantado ve a su rebaño disperso y explotado. Llora para que nosotros tengamos gozo, lleva el yugo para que nosotros seamos libres.


(Copiado de “¿Practica la iglesia lo que predica?”(Pg 54-55) .Warren W. Wiersbe. Ed Vida)
 
:leyendo: