El capítulo que narra el grado 19 y 26, dedicado a Lucifer y Baphomet, destaca por ser considerado por sectores activistas cristianos evangélicos y católicos una prueba del satanismo que caracterizaría a los grados superiores del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. En la obra se señala que el origen etimológico de la palabra «Lucifer» proviene de las voces en latín "lux" y "fero" (‘luz’ y ‘portador’, respectivamente, lo que se traduciría como ‘portador de luz’), y bien podría decir relación con un elemento más bien simbólico, y no con el aspecto comúnmente negativo que se le atribuye. Recordemos que la Masonería es un institución de carácter simbólico, por lo que la interpretación de ciertos personajes u objetos no corresponden, necesariamente, a los religiosos.
Pike, que falleció en la House of the Temple de Washington D. C.,[1] es considerado como uno de los más importantes miembros de la orden en la historia de los Estados Unidos[2] a pesar de las críticas a sus posicionamientos en contra de la continua demanda de la Iglesia católica de prohibición de la masonería, que culminó en la época de Pike por manifestarse en la encíclica Humanum Genus (1884) del papa León XIII, por lo que algunos le consideraron como un masón anticatólico.
Se afirma que intercambió correspondencia por cartas en 1871 con Giussepe Mazzini, cabeza de la sociedad secreta revolucionaria Carbonarios y cabeza de los Illuminati de Europa, en las que se plantearía la preparación de tres guerras mundiales, dos pasadas y otra que estaría por llegar, así como las consecuencias de estas sobre la población. Durante un breve periodo, se dice que estas cartas se exhibieron en la Biblioteca del Museo Británico de Londres, aspecto que fue desmentido por la propia Biblioteca.[3]
Pike, que falleció en la House of the Temple de Washington D. C.,[1] es considerado como uno de los más importantes miembros de la orden en la historia de los Estados Unidos[2] a pesar de las críticas a sus posicionamientos en contra de la continua demanda de la Iglesia católica de prohibición de la masonería, que culminó en la época de Pike por manifestarse en la encíclica Humanum Genus (1884) del papa León XIII, por lo que algunos le consideraron como un masón anticatólico.
Se afirma que intercambió correspondencia por cartas en 1871 con Giussepe Mazzini, cabeza de la sociedad secreta revolucionaria Carbonarios y cabeza de los Illuminati de Europa, en las que se plantearía la preparación de tres guerras mundiales, dos pasadas y otra que estaría por llegar, así como las consecuencias de estas sobre la población. Durante un breve periodo, se dice que estas cartas se exhibieron en la Biblioteca del Museo Británico de Londres, aspecto que fue desmentido por la propia Biblioteca.[3]