LA SUJECIÓN.
Dios ha establecido dos principios fundamentales para la buena convivencia y el buen orden del pueblo de Dios; el principio de autoridad, y el de sujeción (primacía y sujeción). El principio de autoridad, que el mismo delega en sus siervos o instrumentos, juntamente con la representación de sí mismo en estos instrumentos; y el de sujeción, al cual somos llamados todos igualmente.
La autoridad delegada exige responsabilidad, es decir, se debe vivir la “autoridad responsable”. La autoridad delegada debe ejercerse con sabiduría, para que la autoridad delegada llegue a ser autoridad espiritual; sin embargo, así y todo, la autoridad responsable, exige también “sujeción responsable”, hacia quienes están revestidos de autoridad o primacía.
La sujeción está implícita en el orden que Dios ha establecido a su creación, especialmente para su pueblo; Dios ha dado un orden a su creación; pues Dios es un Dios de orden y no de confusión; y con su infinita sabiduría, estableció este orden en el universo entero; por lo que desconocer este orden, bajo cualquier pretexto, es ir en contra de lo que Dios ha establecido.
Este orden, respetándolo, es la manifestación de una perfecta armonía, de un concierto armonioso de todo lo creado, sin embargo, tanto el mundo como parte de la cristiandad caída, pretenden borrarlo, quitarlo, aún cuando es el mismo Dios quien lo ha establecido. Pretender borrar o quitar este orden divino, es simplemente alejarse de la voluntad de Dios; aunque por otra parte, seguirán gozándose siempre los que se someten a éste orden divino; aun a pesar de todos aquellos creyentes que dominados por el espíritu de rebelión que en ellos impera; rechazan el orden de Dios.
Considerando que Dios ha colocado hombres responsables al cuidado de su pueblo; el respeto al orden divino, es el primer paso para que cada creyente aprenda la sujeción. La sujeción es entonces, la respuesta al orden establecido por Dios. Debe existir un pleno y completo convencimiento, como asimismo un incondicional reconocimiento, de la existencia de un orden divino, y de que éste, está diseñado maravillosamente y completo, para el perfecto funcionamiento de todo lo creado. De modo que el orden lo establece Dios, y el hombre lo obedece.
La obediencia al principio de la sujeción no es voluntaria, es una obligación; aunque no debiera serlo, pues sujetarse debiera ser una bendición, y por lo tanto debiera hacerse con alegría.
Quien se sujete verdaderamente a Dios o a quien corresponda dentro del pueblo de Dios, recibirá de ésta manera, delegación de la autoridad divina. En caso contrario no recibirá autoridad de Dios.
Quien no sabe sujetarse, no es digno de recibir autoridad;… está fuera del orden de Dios, quien dice en su Palabra: “
Sujetados los unos a los otros en el temor de Dios” (Ef. 5:21)
Muchos de los cristianos aún sujetos a sus propios caprichos y a sus rebeliones, le dan poca o nada de importancia a la sujeción revelada por la autoridad de la Palabra de Dios, aduciendo cualquier pretexto o argumento superficial sin base, humano, para desobedecer; e imponiendo sus propios criterios, dejando en evidencia sus ansias de primado humano, y su falta de temor de Dios, como lo es su provocación al mismo Dios, pues es él quien ha establecido el orden de autoridad, de primacía y sujeción.
Lo cierto es que la sujeción en su práctica, tiene una suma importancia; obedeciéndola, se dará lugar a una relación o convivencia armoniosa y maravillosa entre los creyentes; desobedeciéndola, se da lugar al caos, a la confusión y al desorden. Es así que lo que más ha afectado en la comprensión justa y respetuosa del orden divino y de la sujeción o del sometimiento; son aquellos cristianos que justifican de una o de otra manera, su nula sujeción;… transformándose en disolutos y viviendo una vida cristiana anárquica (sin gobierno alguno), o viviendo una autarquía (gobierno de sí mismo), creyendo estar agradando a Dios, pero en la realidad, muy lejos de Él, y entregando un pésimo ejemplo a la congregación.
La sujeción de la mujer al varón.
Veremos en primer lugar, la sujeción de la hermana mujer al varón; no porque sea la más importante; sino, porque es la que ha creado los mayores conflictos en la iglesia y en las familias cristianas. La sujeción al esposo o al varón, es la menos popular; y no toda cristiana está dispuesta a obedecer el sujetarse a su marido; pero lo que debiera considerar cada hermana mujer; más que sujetarse al esposo o al varón; es a quien se obedece al hacerlo; al mismo que agradamos
cuando obedecemos este principio. El sujetarse al varón, debe nacer por un sincero deseo de obedecer a Dios más que al mandato mismo. Si así enfrenta cada hermana este principio, le será agradable y provechoso el sujetarse.
Pero antes de entrar a este tema, debemos lograr una clara comprensión de que lo que Dios ha establecido desde el principio de la creación; es decir, la
primacía y la sujeción, en todo lo creado; no es, ni puede ser relevado o cambiado por la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo. Digo esto, puesto que algunos alegan que ahora (en el tiempo de la gracia), ya no hay “
judío ni griego, siervo ni libre, varón ni hembra; porque todos somos uno” … (Gal.3:28) intentando con esta mala interpretación de su Palabra; remover el orden divino; pero la palabra de Dios no enseña de un Dios cambiante o caprichoso.
El principio de primacía y sujeción establecido por Dios desde la creación; persisten a través del tiempo, sin que entre en conflicto con una nueva forma de trato de Dios con el hombre, sino que se conservan esos principios en una perfecta armonía, antes y ahora.
Lo primero que vamos a considerar, es que en la creación, Dios delegó primacía y autoridad sobre el varón, no sobre la mujer.
Su Palabra dice que luego que Dios creó al hombre; le dio señorío sobre toda la creación, sobre todo ser viviente: “
Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra” (Gen.1:26) Cuando Dios le dio señorío al hombre sobre toda la creación; la mujer, aun no aparecía en el escenario de la creación.
Dios hizo un solo hombre; no hizo una pareja, como sí lo hizo con los animales, con los seres creados o con la naturaleza; creó solo al varón; a pesar de tener “
la abundancia del espíritu” (Mal.2:15).
El hombre fue creado como representante de Dios, por causa de propósitos divinos, quien dijo: “
Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza” (Gen.1:26) o sea, fue creado para tomar señorío, no así la mujer; que fue creada “
por causa del varón”… por la necesidad del hombre: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda idónea para él” (Gen.2:18) la mujer fue tomada del varón, porque no se halló otra ayuda idónea para él (Vers. 20); al ser tomada del varón, le hace subordinada a él.
Existen dos razones que establecen claramente la primacía del varón:
1.-
El hombre fue formado primero, después la mujer.
Esto habla de primogenitura; y bíblicamente, el primogénito siempre es mayor en autoridad que los demás hermanos y es quien lleva la bendición de Dios (primacía: … ver el caso de Esaú y Jacob) El hombre fue formado a imagen y semejanza de Dios. La mujer fue formada del hombre;... el hombre, es entonces el sustrato material desde donde se le da existencia a la mujer. Por tanto, el hombre representa a Dios; y la mujer representa al varón (el hombre es la cabeza de la mujer) "
Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo"
(1 Cor.11:3) Este es el orden divino: Dios, Cristo, varón, mujer. "
Porque Adam fue formado el primero, después Eva" (1 Tim. 2:13)
2.-
La mujer fue formada a causa del varón.
Cuando Dios creó al hombre, le buscó ayuda idónea y no la halló. Por tanto dijo Dios: "
le haré ayuda idónea para él"; y Dios formó a la mujer del varón; Adán mismo dijo: "…
Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne: ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada" (Gen.2:23), por esta razón le hacer ser subordinada a él; es lógico y natural.
Por tanto, la mujer procede del varón, y ello le hace estar sujeta a él. "
porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón" (1 Cor.11:8)
Nada de lo que Dios ha establecido es alterado por cualquier otra forma, regla o principio, si no es que esté en íntima relación y perfecta armonía con lo ya establecido. Por tanto, el principio de autoridad permanece incólume en el tiempo de la gracia, refrendado por los apóstoles;... tanto, en la asamblea, como en la vida doméstica.
En la vida domestica: la mujer debe estar sujeta a su marido: "
Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor" (Col. 3:18) En el tiempo de la gracia, los apóstoles y ministros, por el Espíritu del Señor; pusieron al Señor como parte del principio de primacía y sujeción, en la relación de Cristo con su iglesia (esposa), como ejemplo o modelo de primacía y sujeción en la vida marital o doméstica de los creyentes: "
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo" (Ef.5:22,23)
"
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo" (vers. 24)
En la asamblea: La mujer debe estar sujeta al varón: "
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos limpias, sin ira ni contienda.... La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.... Porque no permito a la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adam fue formado el primero, después Eva; Y Adam no fue engañado, sino la mujer, siendo seducida, vino a ser envuelta en transgresión" (1 Tim.2:8,11-14) Aquí la sujeción está en el ámbito de la mujer y el hombre (no marido y esposa) en la asamblea; y también basado en el orden cronológico de la creación; el varón, es mayor, porque fue primero.
"
Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación" (1 Cor. 14:34,35) Aquí sigue manifestándose el orden de primacía (hombre) y sujeción (mujer), en la asamblea del tiempo de la gracia; pero tomando como referencia la ley; esto indica claramente la armonía y perfecta consonancia que existe en éste principio (primacía y sujeción), antes (A.T.), y después (N.T.). La posición de sujeción que Dios le ha dado a la mujer; se expresa en su silencio.
"
Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo. Todo varón que ora o profetiza cubierta la cabeza, afrenta su cabeza. Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza" (1 Cor. 11:3-5) Aquí se considera el orden de la creación (Dios, Cristo, varón, mujer) y manifestado dentro de la asamblea; oración y ministerio (uso de la palabra). Los creyentes, somos llamados a expresar para el mundo entero, en su práctica y obediencia, el principio de primacía y sujeción; pues este constituye el pensamiento y la voluntad del mismo Dios para su creación.