APOCALIPSIS DE ESDRAS
CAPÍTULO XV
1. Repite a los oídos de mi pueblo las palabras de profecía que pondré en boca tuya, dijo el Señor.
2. Hazlas escribir sobre papel, pues son fieles y verdaderas.
3. No temas los malos designios contra ti; que la incredulidad de tus contradictores no te altere,
4. Pues todo incrédulo morirá en su incredulidad.
5. He aquí, dijo el Señor, que traigo al globo males, la espada, la muerte, el hambre, la perdición(1).
6. Porque la injusticia ha establecido su dominio sobre la tierra y ha realizado en ella obras malas.
7. Por ello, dijo el Señor,
8. No callaré sobre la impiedad de aquellos que actúan sin religión y no soportaré las injusticias que practican. He aquí que la sangre inocente y justa grita hacia mí(2), que las almas de los justos gritan continuamente.
9. Me vengaré, dijo el Señor, y les pediré cuentas por toda la sangre inocente.
10. He aquí que mi pueblo se conduce como un rebaño que va a la muerte; ya no sufriré que viva en la tierra de Egipto.
11. Lo retiraré de allí con una mano poderosa y con un brazo alzado, como antaño, enviaré plagas sobre Egipto (3) y devastaré su tierra.
12. Que llore, ella y sus fundamentos, bajo los golpes de castigo con los que la azota el Señor.
13. ¡Que lloren aquellos que cultivan la tierra, pues les faltarán las semillas y su madera será destrozada por el añublo, el pedrisco y un astro terrible!
14. ¡Ay de este siglo y de aquellos que en él habitan!
15. Porque la espada y su aplastamiento están cerca; las naciones se alzarán unas contra otras para el combate, con el hierro en las manos.
16. Los hombres serán víctimas de la confusión; luchando unos contra otros, no se inquietarán ya por su rey, ni por los jefes de los grandes en su poder.
17. El hombre deseará ir a la ciudad y no podrá.
18. Las ciudades estarán alteradas a causa de su orgullo; las casas serán destruidas; los hombres temerán.
19. El hombre no tendrá piedad de su prójimo e invadirá las moradas de los demás, espada en mano, para robar sus alimentos, a causa del hambre y de la gran desolación.
20. He aquí, dijo Dios, que reúno a todos mis reyes en la tierra de Oriente, del Sur, del Sudeste y del Sudoeste para aterrorizados, para tener represalias en contra de ellos.
21. Lo que hasta el día de hoy han hecho a mis elegidos, eso les haré y les devolveré.
22. He aquí lo que dijo el Señor: Mi mano no perdonará a los pecadores; el hierro no cesará de golpear a aquellos que han derramado sangre inocente sobre la tierra.
23. El fuego de la cólera salió y devoró los fundamentos de la tierra y los pecadores como paja encendida.
24. ¡Ay de aquellos que pecan y que no observan mis prescripciones!, dijo el Señor.
25. No los perdonaré. ¡Retiraos, hijos ingratos y no ensuciéis mi santidad!
26. Pues el Señor ha conocido a todos aquellos que le abandonan; por eso los ha entregado a la muerte y al final.
27. Ya han venido los males al globo; permanecéis en ellos, pues Dios no os liberará, pues habéis pecado contra él. .
28. He aquí una horrible visión cuya faz viene de Oriente.
29. Las naciones de los dragones de los Árabes aparecerán en masa en sus carros; sus gritos se prolongarán por la tierra desde el día de su salida para asustar y purificar a todos aquellos que los oirán.
30. En su furor ciego, los Carmonios saldrán del bosque como jabalíes, llegarán con gran fuerza les librarán batalla y, con sus dientes, devastarán una parte de la tierra de los Asirios.
31. Después de esto, acordándose estos dragones de su nacimiento, ganarán y se reunirán para perseguirlos.
32. Estos estarán desconcertados y se callarán ante su poder, se dirigirán hacia el bosque.
33. Entonces un espía, llegado del país de Asiria, los bloqueará, destruirá a uno de ellos y el miedo y el terror se propagará en su ejército, y la incertidumbre entre sus jefes.
34. He aquí una nube, que viene de Oriente y del Norte, hasta el Sur; su espíritu es horroroso, lleno de cólera y de tempestad.
35.
Las nubes chocarán entre sí y derramarán sobre la tierra una masa de estrellas e incluso su estrella; la sangre derramada por la espada subirá hasta el vientre del caballo.
36. Hasta la cadera del hombre y el cincho de los camellos; sobre la tierra reinará un gran miedo y un gran terror.
37. Aquellos que verán esta cólera estarán horrorizados y sobrecogidos de espanto. Después de esto, muchas nubes
38. Se pondrán en movimiento hacia el Sur y el Norte, y otras del lado de Occidente.
39. Pero los vientos venidos de Oriente vencerán, lo rechazarán, a él y a la nube que en su furor había suscitado, y el astro que anunciaba la destrucción hacia Oriente y Occidente será oscurecido.
40. Nubes grandes y poderosas, llenas de cólera, se alzarán, así como un astro para saquear la tierra y aquellos que en ella habitan y derramarán sobre todo lo que está arriba y elevado una terrible influencia sideral,
41.
fuego, granizo, espadas voladoras y masas de agua, de modo que llene todos los valles y todos los ríos con su diluvio.
42. Derribarán las ciudades, los muros, las montañas, las colinas, los bosques, las hierbas de los prados y las cosechas.
43. Llegarán, sin descansar, hasta Babilonia y la destruirán.
44. Se reunirán alrededor de ella, derramarán sobre ella la influencia sideral y su furor; el polvo y el humo subirán hasta el cielo y en los alrededores todos la llorarán.
45. Y los supervivientes servirán a sus destructores.
46. Y tú, Asia, asociada al esplendor y a la gloria de Babilonia,
47. ¡Ay de ti, miserable, porque te has parecido a ella, porque has engalanado a tus hijas para que gustaran en la fornicación y te glorificaran ante sus amantes que siempre te han deseado!
48. Has imitado en todas sus obras y en todos sus inventos a esta odiosa prostituta.
49. Te enviaré males, viudez, pobreza, hambre, la espada y la peste para saquear tus moradas y hacerte sufrir la violencia y la muerte.
50. La gloria de tu fuerza será desecada como la flor, cuando aparezca el ardor enviado contra ti.
51. Será debilitada y empobrecida por plagas, cubierta de heridas de modo que ya no podrás recibir a los poderosos y a los amantes.
52. ¿Me habría encarnizado de este modo contigo, dijo el Señor,
53. si no hubieras ahogado siempre a mis elegidos, glorificándote aplaudiendo y reclamando su muerte cuando estabas ebria?
54. Adorna tu cara:
55. La recompensa de tu fornicación está en tu seno, por eso recibirás tu remuneración.
56. Del mismo modo que has tratado a mis elegidos, dijo el Señor, así te tratará Dios; te entregará a los males.
57. Tus hijos morirán de hambre, y caerás bajo el hierro; tus ciudades serán aplastadas, todos los tuyos, que están en el llano, serán pasados a cuchillo.
58. Aquellos que están en las montañas, morirán de hambre; hambrientos de pan y sedientos de agua, comerán su propia carne y beberán su propia sangre.
59. ¡Desgraciada! Vendrás en primer lugar y experimentarás nuevos males.
60. Regresando, después de destruir Babilonia, tus enemigos, a su paso, arrasarán esta ciudad ociosa y destruirán una parte de tu gloria.
61. Destruida, serás como paja para ellos, y ellos serán para ti como fuego.
62. Te devorarán a ti, a tus ciudades, a tu tierra, a tus montañas; quemarán tus bosques y tus árboles frutales.
63. Se llevarán a tus hijos al cautiverio; cogerán tu fortuna como botín y destruirán la gloria de tu faz.
Notas
(1)Ver Mateo X: 34 y Lucas XII: 51.
(2)Ver Génesis IV: 10.
(3)Ver Génesis XII: 17.
CAPÍTULO XVI
1. ¡Ay de ti, Babilonia y Asia! ¡Ay de ti, Egipto y Asiria!
2. Cubríos de sacos y de cilicios y llorad por vuestros hijos; llorad por ellos, pues vuestra ruina se acerca.
3. Ha sido sacada la espada contra vosotros, ¿quién podría desviarla?
4. Ha sido encendido el fuego contra vosotros, ¿quién podría rechazarlo?
FUENTE :
APOCALIPSIS DE ESDRAS
Apocalipsis de Esdras (IV Esdras) (apócrifo pseudoepigráfico) por Juli Peradejordi CAPÍTULO I 1 . Segundo libro del profeta Esdras, hijo de ...
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