Destruyen en Mosul tumba del profeta Jonás
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«Yo soy Nahúm de Elcós.
En un sueño Dios me habló acerca de Nínive,
y éste es el mensaje que escribí contra esa ciudad:
Ustedes, habitantes de Nínive,
¿por qué hacen planes malvados?
Hay entre ustedes un consejero malvado,
que hace planes contra nuestro Dios,
pero Dios acabará con ustedes;
los destruirá por completo,
y no les dará otra oportunidad;
les prenderá fuego,
como a la paja,
como si fueran un montón de espinas.
»Miren, habitantes de Judá:
¡ya vienen sobre los montes
los que traen buenas noticias!
¡Ya es tiempo de que hagan fiesta
y de que me cumplan sus promesas!
Porque yo destruiré a esos malvados,
y nunca más los volverán a atacar».»
Nahúm 1:1, 9-11, 15 TLA
«Asiria, tu capital ha quedado destruida,
arruinada y con poca gente;
los que quedaron tiemblan de miedo,
las fuerzas los abandonan,
y el terror los deja pálidos.
Así dice nuestro Dios:
«Asiria, yo estoy contra ti.
Voy a quemar tus carros de guerra;
voy a matar a todos tus habitantes.
Pondré fin a todos tus robos,
y no volverán a escucharse
las amenazas de tus mensajeros.
Yo soy el Dios de Israel,
y te juro que así lo haré».»
Nahúm 2:10, 13 TLA
«Así dice nuestro Dios:
«¡Pobrecita de ti,
capital de Asiria!
¡Estás llena de asesinos,
de mentirosos y ladrones
que no se cansan de robar! »
¡Ya se escuchan los látigos
y el estruendo de las ruedas!
¡Ya se oye el galopar de los caballos
y el ruido de los carros de guerra!
¡Ya ataca la caballería,
y deslumbran las espadas y las lanzas!
¡No es posible contar los heridos
ni saber cuántos son los muertos!
¡Los cadáveres se amontonan!
¡La gente tropieza con ellos!
Voy a embarrarte de excremento,
y quedarás en vergüenza.
Todos los que te vean se alejarán de ti, diciendo:
“¡Asiria está destruida!
¿Habrá alguien que la consuele?
¿Habrá quién le tenga compasión?”
Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.
»También tú, Asiria,
te quedarás tambaleando como si estuvieras borracha.
Tratarás de esconderte de tus enemigos,
pero no lo conseguirás.
»El fuego ha quemado tus portones,
y el enemigo ya está por entrar;
por eso tus soldados se acobardan.
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Aunque guardes mucha agua para resistir el ataque,
de nada te servirá.
Aunque hagas muchos ladrillos para reforzar tus murallas,
morirás quemada por el fuego y destrozada por la guerra;
el enemigo acabará contigo como una plaga de saltamontes.
De nada te servirán tu fuerza militar y tus muchos soldados.
»Tus comerciantes y tus generales
son tantos como las estrellas del cielo,
¡pero en cuanto ven el peligro huyen como saltamontes!
Todos conocemos a estos insectos:
en cuanto cambian de piel, vuelan;
en un día frío se paran a calentarse;
pero en cuanto sale el sol emprenden vuelo y desaparecen.
»Rey de Asiria, tú hiciste sufrir a muchas naciones.
Pero ahora van a morir tus generales y tus jefes principales.
Tu ejército andará perdido por los montes,
y no habrá quien pueda reunirlo.
Tú estás herido de muerte,
y ya nadie podrá sanarte.
Todos los que oyen la noticia aplauden de alegría».»
Nahúm 3:1-3, 6-7, 11, 13-19 TLA
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