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Greta cuenta que la primera vez que escuchó hablar del cambio climático fue en 2011, cuando tenía ocho años, y no podía entender por qué se estaba haciendo tan poco al respecto.
4 Tres años más tarde se deprimió y se aletargó, dejó de hablar y comer, y finalmente fue diagnosticada con
síndrome de Asperger,
5 trastorno obsesivo-compulsivo5 y
mutismo selectivo.
56 Si bien reconoce que su condición «la ha limitado antes», no ve el
síndrome de Asperger como un problema, y en cambio lo considera un «superpoder».
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Es conocida por su contundente manera de hablar,
78 tanto a las multitudes como a los líderes políticos y asambleas legislativas, instando a la acción inmediata para abordar lo que ella describe como la «crisis climática».
En su hogar Greta persuadió a sus padres de que adoptaran varias opciones de estilo de vida para reducir su propia
huella de carbono, incluido renunciar a viajar en avión y no comer carne.
9 Thunberg afirma que sus padres dieron respuesta a sus peticiones, y que cambiaron su estilo de vida, lo que le dio esperanza, haciéndole creer que ella podría marcar la diferencia.
La historia familiar se cuenta en
Escenas del corazón,
10 libro autobiográfico de
Malena Ernman de 2018, donde esta revela que su otra hija, Beata Mona Lisa Ernman, padece trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de oposición desafiante, además de trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Sobre su hermana Beata, Greta Thunberg ha dicho: «No es porque sea mi hermana, sino porque es una persona fuerte y maravillosa. Es mi mejor amiga».
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En uno de sus primeros discursos exigiendo acciones para combatir el calentamiento global, Thunberg explicó su mutismo selectivo como una condición que solo le permite hablar cuando es necesario, y agregó: «ahora es uno de esos momentos».
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Svante Thunberg, padre de Greta, declaró el 30 de diciembre de 2019 a
Radio 4 de la BBC que inicialmente él no apoyó el activismo de su hija, pero que luego vio cómo eso ayudó a vencer la depresión de su hija: «Ella había dejado de hablar, dejado de comer y todas estas cosas», sostuvo Svante, quien agregó que en la nueva etapa de activista: «Pude ver que Greta estaba muy feliz de hacerlo». En referencia a él y su esposa, confesó: «No somos activistas climáticos, nunca lo fuimos. Obviamente no teníamos ni idea (sobre) la crisis climática y ella (Greta) básicamente pensó que éramos grandes hipócritas», y concluyó Svante Thunberg: «No lo hice por salvar al clima, lo hice por salvar a mi hija».
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