Fundamentalista, y a mucha honra

Bart

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24 Enero 2001
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4.412

http://www.icp-e.org/voz.htm

Fundamentalista, y a mucha honra

César Vidal

Es curiosa la mutación que experimentan algunas palabras con el paso del tiempo. Nacidas con un trasfondo noble y digno acaban siendo utilizadas por sus adversarios como si de un insulto se tratara pretendiendo descalificar – de manera pobre, dicho sea de paso – a los que no piensan como ellos.

El burgués era un sujeto emprendedor que se caracterizaba en la Edad Media por hacer avanzar a la sociedad mediante la industria y la artesanía y al que debemos algunos de los avances y obras de arte más extraordinarios de los siglos siguientes pero el calificativo, por obra y gracia de las izquierdas, ha terminado convirtiéndose en un insulto e incluso se ha creado un neologismo – aburguesar – para indicar el apoltronamiento vital.

Algo similar ha sucedido lo mismo con la palabra “protestante”. Originalmente, indicaba simplemente a aquellos que daban “testimonio ante” (pro testare en latín) pero el catolicismo lo acuñó como una manera despectiva de referirse a los partidarios de la Reforma del siglo XVI insistiendo más en el aspecto de protesta – supuestamente injustificada - que en el de testimonio. Naturalmente, todo esto se arreglaría con una saludable mezcla de buena fe y conocimiento histórico pero me consta que por muy sana que sea la combinación no siempre es posible.

Es lo que sucede con el término fundamentalista. Que las televisiones, radios y otros medios de comunicación lo utilizan con crasa ignorancia cuando no con evidente mala fe al referirse a las iglesias evangélicas lo sabe cualquiera que no esté cegado por los prejuicios. Por obra y gracia de ese lenguaje políticamente correcto, las iglesias bautistas o pentecostales de la América hispana se convierten en “sectas fundamentalistas” que, por añadidura, avanzan (¡horror!). Además, por si fuera poco, el fundamentalista es un ser fanático, cerrado, intolerante, atrasado y – no me extrañaría nada – bajito, gordo y con calvicie más o menos pronunciada.

La verdad histórica, sin embargo, es que pocos calificativos pueden resultar más honrosos para un evangélico que el de fundamentalista. El término surgió en el protestantismo anglosajón con el trasfondo del Tercer Gran avivamiento (Avivamiento, ¡qué miedo! ¡qué palabra tan fundamentalista!) y tan sólo pretendía reafirmar el valor de determinadas doctrinas cristianas – la inerrancia de las Escrituras, la Segunda Venida de Cristo, la Redención mediante la expiación realizada por Cristo en la cruz, la Resurrección corporal de Cristo y su concepción virginal – frente a la teología modernista que cuestionaba aspectos que, efectivamente, son esenciales para la fe cristiana.

Lejos de mantener una mentalidad estrecha desde un punto de vista denominacional en el seno del fundamentalismo militaban metodistas y reformados, episcopalianos y bautistas y gente de cualquier extracción que estuviera dispuesta a defender el núcleo mínimo del mensaje cristiano. Por supuesto, el fundamentalismo fue objeto de ataques terribles desde su aparición. Para los católicos era una muestra de fanatismo protestante nada dispuesto a someterse a la dogmática nacida en Trento; para sectas como los mormones, la Ciencia cristiana y otras resultaba intolerable en la medida en que negaba revelaciones posteriores. Para los teólogos modernistas parecía algo monstruoso al pretender, por ejemplo, que la Biblia no contenía errores o que la salvación derivaba de la gracia de Dios y se aplicaba por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo. Desde entonces acá no han cesado los ataques.

Las sectas aborrecen el fundamentalismo porque se enraíza directamente en un mensaje bíblico que choca frontalmente con el suyo. Los católicos lo desprecian porque se opone a toda la teología modernista que, lamentablemente, se ha apoderado de sus seminarios tras el Vaticano II y además porque crece espectacularmente en territorios, como Hispanoamérica, que consideraban coto cerrado hasta el final de los tiempos. Finalmente, los modernistas se sienten enfermos cuando gente que quizá no tiene más formación que la piadosa y continua lectura de la Biblia se atreve a decirles que su teología está tan profundamente enferma como la de los saduceos que negaban la resurrección porque ni conocían las Escrituras ni el poder de Dios.

Teólogos como Tillich – que confesaba que no creía en un Dios personal y que hacía años que no oraba – o Schweitzer – que negaba el sacrificio expiatorio de Cristo, su resurrección y su divinidad afirmando que Jesús había muerto desesperado en la cruz – nunca los pudieron ver pero la verdad es que seguramente eso es más un elogio que un demérito. Personalmente, nunca me he sentido acomplejado de ser un protestante clásico que, por encima de matices denominacionales, cree en el Sola Scriptura, Sola gratia y Solo Christo. Tampoco me causa vergüenza el definirme como fundamentalista porque, diga lo que diga la propaganda ignorante o mal intencionada, pocas cosas más nobles puede hacer un creyente que asentarse en el fundamento de su fe y porque es imposible ser sal y luz en este mundo si se está dispuesto a aguar el mensaje del Evangelio y a apagar velas para satisfacción de progres y bienpensantes.

Yo soy fundamentalista y, si me permiten caritativamente mis hermanos el exabrupto, me atrevería a preguntar: ¿Pasa algo?


César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, Libertad digital, 2003, España. I+CP (www.ICP-e.org)




MAS EN ICP-E SOBRE FUNDAMENTALISMO:
Fundamental/Fundamentalismo (Máximo García Ruiz)
 
¡¡¡ Chapeau César !!!




Gracias Bart, por traerlo acá




Maripaz, la fundamentalista (por la Gracia de Dios) :D
 
Saludos...

Eso sí que da gusto de leer. Aparte de la Bíblia (nuestro fundamento) claro está :D.

Bendiciones hermano.
 
exacto!

exacto!

Una vez más, César ha dado en el clavo nuevamente.

....otro que "se apunta" a ser tildado de fundamentalista

Iker
 
¿ Alguien ha dicho por ahì que yo no soy fundamentalista ? :bicho: :confused:
 
Originalmente enviado por: Elisa
¿ Alguien ha dicho por ahì que yo no soy fundamentalista ? :bicho: :confused:

Pues apuntate! que en febrero son las inscripciones...:burla:


A ver si alguno de nuestros apreciables Webmasters, miembros seniors a ver quien, manda este mensaje al otro epigrafe de los fundamentalistas, o abro otro yo tambien. :D sobre el mismo tema.


Lulis.
 
Finalmente, los modernistas se sienten enfermos cuando gente que quizá no tiene más formación que la piadosa y continua lectura de la Biblia se atreve a decirles que su teología está tan profundamente enferma como la de los saduceos que negaban la resurrección porque ni conocían las Escrituras ni el poder de Dios.

Teólogos como Tillich – que confesaba que no creía en un Dios personal y que hacía años que no oraba – o Schweitzer – que negaba el sacrificio expiatorio de Cristo, su resurrección y su divinidad afirmando que Jesús había muerto desesperado en la cruz – nunca los pudieron ver pero la verdad es que seguramente eso es más un elogio que un demérito. Personalmente, nunca me he sentido acomplejado de ser un protestante clásico que, por encima de matices denominacionales, cree en el Sola Scriptura, Sola gratia y Solo Christo. Tampoco me causa vergüenza el definirme como fundamentalista porque, diga lo que diga la propaganda ignorante o mal intencionada, pocas cosas más nobles puede hacer un creyente que asentarse en el fundamento de su fe y porque es imposible ser sal y luz en este mundo si se está dispuesto a aguar el mensaje del Evangelio y a apagar velas para satisfacción de progres y bienpensantes.

Yo soy fundamentalista y, si me permiten caritativamente mis hermanos el exabrupto, me atrevería a preguntar: ¿Pasa algo?




Muy bueno, amen.
 
Y yo sin saberlo.....
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Uno que se suma a esta lista de fundamentalistas.

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Completamente de acuerdo con la definición de Cesar Vida.
Pero me ha sorprendido esta frase:
Teólogos como Tillich – que confesaba que no creía en un Dios personal y que hacía años que no oraba
Si re referie a Paul Tillich nacido en Brandeburg en 1886, el cual fué expulsado de su cátedra en la Universidad de Marburg debido a sus actividades como dirigente del movimiento social-cristiano cuando Hitler consigió el poder. Para salvar su vida se vió obligado a exilarse de Alemania y etonces fué invitado por el L'Union Theological Seminary de New York donde hasta el 1995 fué uno de sus profesores. Precisamente quien fué mi profesor teología, D. Jose Borras Cerveró, obtuvo crédito de Master en Teologia en dicho seminario y por ende alumno de Paul Tillich.
Tambien enseñó en Harvard y en los últimos años de su vida lo fué del Divinity School Seminary de la Universidad de Chicago. Murió en el mes de coctubre del 1965, a los 79 años.
De el tengo, traducidos al catalan las siguientes obras: The Shaking of the Foundations; Love, Power and Justice y
What is religion que fué la traducción de su obra en aleman
Religionsphilosophie.
El primero de ellos me ha sido de mucha inspiración y en el mismo no hay nada de lo que afirma Vidal Manzanares, sino todo lo contrario.
Bendiciones
 
Encontré esto sobre Paul Tillich y la fe:


CUESTIONARIO
¿QUE SIGNIFICA LA FE?
por PAUL TILLICH



http://www.cristoeselcambio.com.ar/teologia/Que significa la fe.doc


4. En virtud de la siguiente frase ¿Es posible tener fe sin ser cristiano? ¿Es posible que existan no-cristianos con una fe similar a la de los cristianos?
"El contenido tiene una importancia infinita para la vida del creyente pero no interesa para la definición formal de la fe"
Es posible tener fe sin ser cristiano. Para mucha gente su "dios" es el éxito, la posición social, el dinero, la fama. Con tal de conseguir sus objetivos, tienen una entrega total y no les importa si el precio a pagar es el sacrificio de las relaciones humanas auténticas. Afirmamos esto porque la fe es el estado de experimentar una preocupación última, dejando de lado muchas veces su contenido. Pueden haber distintos "objetos" de fe. Para el no cristiano estarán centrados en cuestiones materiales. Será una fe depositada en algo erróneo, pero fe al fin. Lamentablemente una vez que se alcanza su cumplimiento, lo que esta fe había prometido, demuestra que su inconsistencia y que no llena el interior del hombre, a pesar de sus promesas en contrario.Para el creyente la fe no está depositada en una cuestión material, sino en una persona: Jesús. Su vida está relacionada con su fe. Su entrega tiene origen en un encuentro personal con su Salvador, quien oriente su vida en virtud a esa relación personal que marca su andar cada día.
 
Ya decía yo que me dejaba algo...



Algo similar ha sucedido lo mismo con la palabra “protestante”. Originalmente, indicaba simplemente a aquellos que daban “testimonio ante” (pro testare en latín) pero el catolicismo lo acuñó como una manera despectiva de referirse a los partidarios de la Reforma del siglo XVI insistiendo más en el aspecto de protesta – supuestamente injustificada - que en el de testimonio

Según el Diccionario de la Real Academia de Lengua Española:

Protestar: 1. tr. Declarar o proclamar un propósito.
2. tr. Confesar públicamente la fe y creencia que alguien profesa y en que desea vivir.

Ejemplo: 'Protesto mi cristianismo, me reafirmo en Cristo cada día'

Asi que.... Fundamentalista y Protestante!!!!


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Originalmente enviado por: toni
Ya decía yo que me dejaba algo...





Según el Diccionario de la Real Academia de Lengua Española:

Protestar: 1. tr. Declarar o proclamar un propósito.
2. tr. Confesar públicamente la fe y creencia que alguien profesa y en que desea vivir.

Ejemplo: 'Protesto mi cristianismo, me reafirmo en Cristo cada día'

Asi que.... Fundamentalista y Protestante!!!!


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Y tambien un poco "proteston" Como yo, Toni
Un abrazo
 
Excelente articulo de Cesar Vidal Manzanares. Gracias Bart.


He aquí otro fundamentalista, gracias a Dios. Aunque dentro del Calvinismo nos dicen ortodoxos, para diferenciarnos de los modernistas, liberales y apostatas con nombre de cristianos.


En Cristo, El firme e inamovible fundamento
Rogelio
 
Para entender mejor cuando Cesar Vidal se refiere a filósofo y “teólogo existencial” Paul Tillich – que confesaba que no creía en un Dios personal y que hacía años que no oraba, además de conocer un poco más de la incredulidad de este filósofo y entender así su influencia en algunos, se presenta más abajo parte del trabajo de Harvie E. Conn en su libro “Teología Contemporánea en el Mundo”. (ref.1)



TEOLOGÍA DEL SER O FILOSOFÍA DEL SER O TEOSOFÍA DEL SER

Hemos estudiado a Barth y Bultmann en este trabajo. El siguiente es Paul Tillich (1886 1965). Tillich comparte muchas cosas con Barth y Bultmann. Al igual que ellos, Tillich tiene una gran deuda con el existencialismo en cuanto a los orígenes filosóficos de su sistema. Al igual que ellos, aceptó totalmente la crítica liberal de la Biblia. Al igual que ellos, sus escritos han atraído la atención no sólo de teólogos sino también de filósofos.

Parte de la razón de la popularidad de Tillich en círculos académicos radica en su honda preocupación por relacionar el mensaje bíblico con su situación contemporánea. En relación con lo que llama "el principio de correlación," Tillich arguye que debe haber correlación entre el pensamiento y los problemas del hombre y las respuestas que da la fe religiosa. Por un lado, prosigue, la filosofía naturalista no puede responder a los interrogantes más profundos del hombre porque encuentra respuestas en la propia existencia natural del hombre. Por otra parte, también repudia la respuesta de lo que llamaríamos sobrenaturalismo cristiano histórico porque, según él, ve el mensaje cristiano como "un conjunto de verdades sagradas que han aparecido en medio de la situación humana como cuerpos extraños procedentes de un mundo extraño."….

El juicio más caritativo de la obra de Tillich, conocida como “La Teología del Ser” es reconocerla como un logro impresionante, el producto de una mente sutil, precisa, enciclopédica e inmensamente creadora. Pero no es tanto teología cristiana como traducción de la teología cristiana en un lenguaje de especulación teosófico ontológica. A veces, la traducción nos ayuda a ver el original en una luz más clara. Pero más a menudo, la traducción violenta tanto el espíritu como la letra, de lo que traduce."


1. En el fracaso de Tillich es básico su rechazo de la Biblia como la Palabra revelada de Dios aplicable a esta época. Debido a ello, Tillich ha utilizado la filosofía en su esfuerzo por analizar los problemas más profundos de la existencia del hombre contemporáneo.

La falta fundamental de Tillich no es el haber substituido la teología por la filosofía, como ha comentado el crítico Kenneth Hamilton. "Su falla es que ha sustituido la Palabra de Dios por la palabra del hombre”.

Como Colín Brown ha dicho con razón, "para la teología, el dato primario es la revelación de Dios mismo en Cristo, según el testimonio de la Escritura. . . (Mt. 5:17ss.; Lc. 24:27; Jn. 5:39 47; 1 Co. 1: 15 31). Si bien la verdad teológica ilumina la vida en general, sólo se la puede descubrir por la Palabra de Dios. Tillich, sin embargo, invierte el proceso y hace de su versión de la verdad general la piedra de toque de la revelación."

2. El "principio de correlación" de Tillich afirma que la filosofía puede darnos un análisis adecuado de la situación humana pero que sólo la razón "salvada" puede ver claramente la respuesta a la situación. Tillich presume demasiada neutralidad en la razón del hombre. ¿Cómo puede una razón filosófica no penetrada por la fe cristiana formular correctamente las estructuras y significado de la existencia humana? Pablo nos recuerda que la razón sin Cristo es una ventana sucia que necesita limpieza. Y las ventanas sucias, en oposición a las teorías de Tillich, no dejan entrar la luz."

3. La doctrina de Dios de Tillich no tiene relación con la doctrina bíblica. Es ciertamente difícil ver con qué derecho Tillich emplea la palabra "Dios" en el sentido cristiano. Como alguien ha dicho, "Es difícilmente trinitaria. Su idea no es personal en sentido tradicional o común. Es más un poder racional que todo lo penetra, pero no una persona que se comunica y con quien el hombre pueda entrar en comunión.

La idea del ser de Tillich parece más bien un aspecto de este mundo que un Dios que existe por encima de él y que es independiente del mismo. La distinción bíblica de Creador y criatura ha desaparecido en el sistema de Tillich. ¿Qué clase de Dios es el Dios más allá del teísmo? ¿Qué clase de Dios es el Dios que no es ni sobrenatural ni natural? "Tillich al parecer no desea escoger entre las alternativas que se le plantean. El geómetra puede tener claro el concepto del cuadrado y del círculo, pero no puede concebir un círculo cuadrado."


4. La Cristología de Tillich reduce a Jesús a un símbolo. Por si mismo, Jesús no es nada. Lo significativo es simplemente que "permaneció transparente al misterio divino hasta su muerte, que fue la manifestación final de su transparencia."

Lo que nos queda es lo que se ha criticado como "una cristología diluida que podría resultar aceptable para un hindú o un budista. Estos pueden aceptar todo lo que expone Tillich, excepto precisamente el hecho de que Jesús mismo y no otro fue, y es, y siempre será, el Cristo."

La soteriología de Tillich no tiene significado concreto excepto como un símbolo más para describir una situación existencial que no tiene relación con el Dios vivo
. Básicamente equivale a un despertar en el hombre a un nuevo yo a través de la "meditación" acerca de los "símbolos" de la muerte y resurrección de Cristo. Los no entregados a la fe cristiana pueden hallar un poder igualmente salvífico si aplican la metodología de Tillich a la contemplación de Buda o de Confucio. Tillich conserva el caparazón, pero arroja el meollo.
........................


Y como dijo Cesar Vidal, a lo cual me sumo alegremente “es imposible ser sal y luz en este mundo si se está dispuesto a aguar el mensaje del Evangelio”


En Cristo
Rogelio


Ref.

(1) “Teología Contemporánea en el Mundo”, Harvie E. Conn, Cap XIV . Ed. Desafío.

Nota:

Este libro se encuentra gratis en www.graciasoberana.com. Mucho cuidado con la escatología que promueve esta web, porque es preterista.
 
Gracias Rogelio por traernos la información de ese libro, no sabía que estaba on line; yo lo compré para mi curso de Teología contemporánea en el seminario.


Lo que no entiendo es como César dice que Tillich no creía en un Dios personal, y sin embargo tiene afirmaciones como la que traje (debió pasar por diferentes fases), de todas formas no he leído ninguna obra completa suya; evidentemente, no acepto las ideas de quienes NO SE BASAN EN LA PALABRA para afirmar lo que creen, y mucho menos con ninguno de los modernistas que mediante la filosofia humana pretenden conocer a Dios.


Bendiciones
 
Originalmente enviado por: Rogelio
Para entender mejor cuando Cesar Vidal se refiere a filósofo y “teólogo existencial” Paul Tillich – que confesaba que no creía en un Dios personal y que hacía años que no oraba, además de conocer un poco más de la incredulidad de este filósofo y entender así su influencia en algunos, se presenta más abajo parte del trabajo de Harvie E. Conn en su libro “Teología Contemporánea en el Mundo”. (ref.1)



TEOLOGÍA DEL SER O FILOSOFÍA DEL SER O TEOSOFÍA DEL SER

Hemos estudiado a Barth y Bultmann en este trabajo. El siguiente es Paul Tillich (1886 1965). Tillich comparte muchas cosas con Barth y Bultmann. Al igual que ellos, Tillich tiene una gran deuda con el existencialismo en cuanto a los orígenes filosóficos de su sistema. Al igual que ellos, aceptó totalmente la crítica liberal de la Biblia. Al igual que ellos, sus escritos han atraído la atención no sólo de teólogos sino también de filósofos.

Parte de la razón de la popularidad de Tillich en círculos académicos radica en su honda preocupación por relacionar el mensaje bíblico con su situación contemporánea. En relación con lo que llama "el principio de correlación," Tillich arguye que debe haber correlación entre el pensamiento y los problemas del hombre y las respuestas que da la fe religiosa. Por un lado, prosigue, la filosofía naturalista no puede responder a los interrogantes más profundos del hombre porque encuentra respuestas en la propia existencia natural del hombre. Por otra parte, también repudia la respuesta de lo que llamaríamos sobrenaturalismo cristiano histórico porque, según él, ve el mensaje cristiano como "un conjunto de verdades sagradas que han aparecido en medio de la situación humana como cuerpos extraños procedentes de un mundo extraño."….
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Tobi
Se refiere, por ejemplo a eso:
"Así vemos en la mayoría de iglesias cristianas, a serios cristianos, que maldan y se esfuerzan bajo el peso de innumerables leyes que no pueden seguir, que unas veces abandonan y seguidamente vuelven a acceptar o que sustituyen a otras leyes.
Pues bien, este es el yugo de la religión del cual Jesus desea liberarnos. EL ES MAS QUE UN SACERDOTE, QUE UN PROGETA, QUE UN GENIO RELIGIOSO, gente toda ella, cuya misión es la de someternos a la religión. Todos estos construyen nuevas leyes religiosas. Elevándose por encima de ellas, Jesús las trasciende todas".
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El juicio más caritativo de la obra de Tillich, conocida como “La Teología del Ser” es reconocerla como un logro impresionante, el producto de una mente sutil, precisa, enciclopédica e inmensamente creadora. Pero no es tanto teología cristiana como traducción de la teología cristiana en un lenguaje de especulación teosófico ontológica. A veces, la traducción nos ayuda a ver el original en una luz más clara. Pero más a menudo, la traducción violenta tanto el espíritu como la letra, de lo que traduce."
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Tobi
Veamos lo que realmente dice Tillich
"Cuando contemplamos la maldad y el pecado en nuestro mundo, sobre todo en estos días que parecen señalar el fin de una época, todos deseamos una intervención divina a fin de que el mundo y sus diabólicos guias puedan ser vencidos. Anhelamos un rey de paz en nuestra historia, o en rey de la gloria por encima de la historia. Anhelamos un Cristo que manifieste su poder. Pero si El viniera a transformarnos y a transformar nuestro mundo, tendríamos que pagarle EL UNICO PRECIO QUE NO PODEEMOS PAGAR: el de perder nuestra libertad, nuestra humanidad, y la dignidad espiritual. Puede que fuésemos mas felices; pero toda la miseria, la llucha y lka desesperación en que ahora vivimos, aquella presunta felicidad sería la de unos seres caido en lo mas bajo. Seriamos mas bien como una especie de animales gozosos, que no hombre creados a imagen de Dios. Los que sueñan con un vida mejor, mientras trata de evitar el camino de la Cruz, mientras intentan de excluir al Crucificado, nada conocen del misteriuo de Dios".
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1. En el fracaso de Tillich es básico su rechazo de la Biblia como la Palabra revelada de Dios aplicable a esta época. Debido a ello, Tillich ha utilizado la filosofía en su esfuerzo por analizar los problemas más profundos de la existencia del hombre contemporáneo.

La falta fundamental de Tillich no es el haber substituido la teología por la filosofía, como ha comentado el crítico Kenneth Hamilton. "Su falla es que ha sustituido la Palabra de Dios por la palabra del hombre”.
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Tobi
Tillich en su comentario de Juan 3:17-21 (Algunas de sus afirmaciones)
"Al usar el vocablo griego (verdad), el cuarto evangelio acepta el concepto griego, pero la mismoi tiempo lo modifica. "Hacer la verdad", "ser la verdad", "la verdad ha venido" "Yo soy la verdad", todas estas combinaciones de nombres indican que la verdad es, en el cristianismo, ALGO QUE OCURRE, algo que está vinculado a un lugar especial, a un tiempo especial, a UNA PERSONALIDAD ESPECIAL. La verdad es algo nuevo, algo que Dios hace en la história y, consecuentemente, algo que se HACE EN LA VIDA INDIVIDUAL. La verdad esta escondida, es un misterio, tanto en el cristianismo como en el pensamiento griego. Pero el misterio de la verdad es, en el cristianismo, es UN ECHO que ha ocurrido y que ocurre repetidamente. ES VIDA, VIDA PERSONAL, REVELACIÓN Y DECISIÓN. La verdad es una corriente de vida, CENTRADA EN CRISTO"
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Como Colín Brown ha dicho con razón, "para la teología, el dato primario es la revelación de Dios mismo en Cristo, según el testimonio de la Escritura. . . (Mt. 5:17ss.; Lc. 24:27; Jn. 5:39 47; 1 Co. 1: 15 31). Si bien la verdad teológica ilumina la vida en general, sólo se la puede descubrir por la Palabra de Dios. Tillich, sin embargo, invierte el proceso y hace de su versión de la verdad general la piedra de toque de la revelación."
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Tobi
Dime Rogelio, ¿donde invierte el proceso? En la mente Colin Brown? A tenor de lo que copiado de Tillich, el que invierte no es precisamente Tillich.
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2. El "principio de correlación" de Tillich afirma que la filosofía puede darnos un análisis adecuado de la situación humana pero que sólo la razón "salvada" puede ver claramente la respuesta a la situación. Tillich presume demasiada neutralidad en la razón del hombre. ¿Cómo puede una razón filosófica no penetrada por la fe cristiana formular correctamente las estructuras y significado de la existencia humana? Pablo nos recuerda que la razón sin Cristo es una ventana sucia que necesita limpieza. Y las ventanas sucias, en oposición a las teorías de Tillich, no dejan entrar la luz."
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Tobi
Veamos lo que realmente dice Tillich al respecto.
"La profundidad intelectual es una parte de la profundidad de la vida. La mayor parte de nuestra vida sigue siendo superficial. La rutina de nuestra vida diaria, en el trabajo, en el placer, en el obrar y en los pasatiempos, nos esclaviza. Todo nos empuja, no somos nosotros los que empujamos. No nos paramos a contemplar la altura que está por encima de nosotros, ni la forfundidad que esta debajo. Siemprte andamos coirriendo mas allá, si bien que, finalmente, acabamos por volver al lugar de donde partimos".
Pues menuda manera de defender aquello que afirma que defiende la persona citada.
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3. La doctrina de Dios de Tillich no tiene relación con la doctrina bíblica. Es ciertamente difícil ver con qué derecho Tillich emplea la palabra "Dios" en el sentido cristiano. Como alguien ha dicho, "Es difícilmente trinitaria. Su idea no es personal en sentido tradicional o común. Es más un poder racional que todo lo penetra, pero no una persona que se comunica y con quien el hombre pueda entrar en comunión.
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Tobi
Otra absurdidad atribuida a Tillich
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La idea del ser de Tillich parece más bien un aspecto de este mundo que un Dios que existe por encima de él y que es independiente del mismo. La distinción bíblica de Creador y criatura ha desaparecido en el sistema de Tillich. ¿Qué clase de Dios es el Dios más allá del teísmo? ¿Qué clase de Dios es el Dios que no es ni sobrenatural ni natural? "Tillich al parecer no desea escoger entre las alternativas que se le plantean. El geómetra puede tener claro el concepto del cuadrado y del círculo, pero no puede concebir un círculo cuadrado."


4. La Cristología de Tillich reduce a Jesús a un símbolo. Por si mismo, Jesús no es nada. Lo significativo es simplemente que "permaneció transparente al misterio divino hasta su muerte, que fue la manifestación final de su transparencia."

Lo que nos queda es lo que se ha criticado como "una cristología diluida que podría resultar aceptable para un hindú o un budista. Estos pueden aceptar todo lo que expone Tillich, excepto precisamente el hecho de que Jesús mismo y no otro fue, y es, y siempre será, el Cristo."
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Tobi
La réplica de Tillich a esta perogrullada es la siguiente y en una sola frase:
"la vida eterna se hace realidad, solo porque llega una NUEVA REALIDAD, el eon mesiánico, que, de acuerdo con NUESTRA FE, ya ha aparecido en Jesús el Cristo"
Le añado el contexto en que Tillich se basa:
"La respuesta pascual ha venido a ser posible precisamente porque Cristo fué sepultado. La Nueva Vida no sería realmente una NUEVA vida si no viniese del fin completo de la vida vieja. Si la vida vieja no hubiese muerto, sería necesario que muriese, sería necesario volver a enterrarla. Pero si la nueva vida ha surgido verdaderamente de la tumba, entonces es que ha aparecido el Masías, el verdadero Mesías".
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La soteriología de Tillich no tiene significado concreto excepto como un símbolo más para describir una situación existencial que no tiene relación con el Dios vivo
. Básicamente equivale a un despertar en el hombre a un nuevo yo a través de la "meditación" acerca de los "símbolos" de la muerte y resurrección de Cristo. Los no entregados a la fe cristiana pueden hallar un poder igualmente salvífico si aplican la metodología de Tillich a la contemplación de Buda o de Confucio. Tillich conserva el caparazón, pero arroja el meollo.
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Tobi
¿Y todo los has comprobado, Rogelio?
Como ves yo si lo hago y aporto lo que he encontrado respecto a este cristiano cabal en lo que cree y manifiesta.
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Y como dijo Cesar Vidal, a lo cual me sumo alegremente “es imposible ser sal y luz en este mundo si se está dispuesto a aguar el mensaje del Evangelio”
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Tobi
Es muy posible que Cesar Vidal solo se haya nutrido es estos detractores que, posiblemente no hay entendido ni J de la filosofia de Tillich.
En nuestro campo hay demasiados maestros de aquello que no tienen ni idea.
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En Cristo
Rogelio


Ref.

(1) “Teología Contemporánea en el Mundo”, Harvie E. Conn, Cap XIV . Ed. Desafío.

Nota:

Este libro se encuentra gratis en www.graciasoberana.com. Mucho cuidado con la escatología que promueve esta web, porque es preterista.
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Puede que esto lo esplique todo.
Además por lo que veo tu única aportación es lo de que es "preterista" Gracias por la información.
Bendiciones.
 
:dormido: :dormido2:

Amigos, no entiendo casi nada... nos vemos :bostezo: luego:dormido2: :dormido2:
 
Paul Tillich

Teólogo y filósofo protestante.
1. Vida. N. en Starzeddel (distrito de Guben) el 20 ag. 1886. Estudió Teología y Filosofía en Halle. Allí recibió un fuerte influjo de M. Káhler (v.). Desde 1919 dio clases de Teología en Berlín. Allí fundó, con otros, el círculo de socialistas religiosos. En 1924 fue profesor extraordinario de Teología sistemática y de Filosofía de la religión en Marburgo. En 1925 enseñó en Dresden, siendo simultáneamente profesor honorario de Teología en Leipzig. En 1929 sucedió a Max Scheler (v.) en la cátedra de Filosofía y Sociología de Francfort. En 1933, despedido por los nazis a causa de su socialismo religioso y de su defensa de los judíos, pasó a Nueva York, dondefue profesor de Teología filosófica en el Union Seminary (1933-55). En 1955 obtuvo una cátedra en la Univ. de Harvard. Desde 1962 hasta su muerte (22 oct. 1965) enseñó en la Divinity School de la Univ. de Chicago, y como invitado dio algunas lecciones en Europa.

2. Método. En el momento de antagonismo entre la razón y la revelación que caracteriza a la Teología dialéctica (v.), T., que comparte algunos aspectos de la reacción de Barth (v.) frente a la Teología protestante anterior (v. PROTESTANTISMO II, 3 ss.), no acepta, sin embargo, su rechazo de la Filosofía, e intenta mantener la antigua tradición europea sobre la armonía entre la Filosofía y la Teología (v. RAZÓN II). T. se mueve en un campo fronterizo entre la Filosofía y la Teología: su intento fundamental es ofrecer una, presentación de la fe cristiana, adecuada a lo que considera el hombre nihilista de nuestro tiempo. De esta parte, aceptando sustancialmente la crítica kantiana a la metafísica y a la teología natural (v. KANT), intenta encontrar otra posibilidad para relacionar entre sí Razón y Fe. Acuña así lo que llama método de la correlación.

Con esa expresión, T. caracteriza su propio camino intelectual. Dios y hombre, Filosofía y Teología, dice, guardan entre sí una relación mutua. Por la Revelación -que para T. no es la transmisión de una verdad, sino una experiencia existencial de orden transracional- se produce un suceso real tanto en Dios como en el hombre. No hay revelación divina si el hombre no la recibe, ni éste puede recibirla si no se produce objetivamente. A la recepción de la revelación en la subjetividad humana, T. le da el nombre de religión. Sin religión no hay revelación. El hombre, que ha experimentado la revelación, la expresa en símbolos que, añade T., son precisamente eso, símbolos y no signos: es decir, algo que señala un más allá sin darlo a conocer en su mismidad. El final del ser, Dios, que se manifiesta en la revelación permanece incognoscible. Lo divino, continúa, se presenta siempre bajo un vestido histórico, bajo una determinada forma social. Por eso, nunca se da una pura revelación, pues ésta está condicionada y limitada por la relatividad histórica del hombre. T. quiere salvar la peculiaridad de la Revelación (v.) cristiana y evitar que quede situada en un mismo plano con las demás religiones, pero afirma no sólo que en todas ellas hay vestigios del logos (si la manifestación de Dios en Cristo no hubiera estado preparada en la religión y cultura de los hombres, éstos no habrían podido recibir la revelación cristiana) sino que surgen como consecuencia de revelaciones (habiendo negado la posibilidad de un acceso de la razón a Dios, no tiene, en efecto, más vía para afirmar la religión que fundarla en esa experiencia a la que llama revelación). De otra parte admite la posibilidad de que Cristo pueda ser olvidado, de modo que se dé paso a situaciones en las que surja una nueva revelación que la sustituya.

Tanto la Biblia como el cristianismo histórico constituyen un testimonio de una revelación objetiva y, simultáneamente, del modo como los hombres la han encarnado en su subjetividad. El conocimiento religioso se realiza -sostiene T.- a través de una cadena de preguntas y respuestas. De la misma existencia humana nacen ciertas preguntas cruciales, y la respuesta divina contesta precisamente a esas preguntas. La revelación divina conduce a un nuevo preguntar, que condiciona el estadio siguiente de la automanifestación de Dios. La tarea de la Teología comprende, pues, a su juicio, dos aspectos: por una parte, analiza la existencia humana y, por otra parte, elabora el mensaje revelado de cara a la situación existencial del hombre. Las respuestas de la revelación cristiana sólo tienen sentido si están en correlación con los interrogantes humanos, p. ej., sin experiencia de la nada -de la caducidad- no llegaríamos a entender lo designado bajo el término Dios. El análisis de la existencia (aun cuando lo haga un teólogo) es misión de la Filosofía; y la misión de la Teología está en interpretar los símbolos cristianos, ofreciendo así al hombre el objeto de su búsqueda. A pesar de la interdependencia mutua, T. exige que la Filosofía y la Teología procedan autónomamente. La pregunta ha de nacer de la misma existencia humana y no precisamente de la revelación (él ve un caso ejemplar de procedimiento filosófico en el existencialismo). Por el contrario, la respuesta no debe brotar de la pregunta, sino que ha de ser injertada desde fuera en la existencia humana: «sólo Dios revela a Dios». Y, sin embargo, el preguntar y el responder se condicionan mutuamente, pues la forma de preguntar depende del sistema teológico de donde procede, y la estructura formal de las respuestas ha de acomodarse a las preguntas anteriormente planteadas.

T., como se ve, realiza un esfuerzo notable para buscar un nexo de unión entre fe y razón. Sin embargo, los precedentes kantianos de su posición se dejan sentir fuertemente tiñendo todo su sistema de agnosticismo (v.): así reduce la razón y la Filosofía a un mero preguntar sin capacidad de hallar respuesta alguna; concibe la revelación como una experiencia de orden transracional que no ofrece ninguna luz en el plano de la razón, sino sólo en el nivel existencial, etc. En suma, aparece expuesto a un nihilismo intelectual. De otra parte la fuerte influencia ejercida sobre él por Schelling (v.), al que dedicó sus tesis doctorales en Filosofía y en Teología, le hace tender en más de un aspecto al panteísmo (v.).

3. Doctrina. T. ha escrito numerosas obras, y ha ofrecido además una visión sintética de su pensamiento en su Teología sistemática (Systematic Theology), obra en tres volúmenes publicada entre 1951 y 1963. Está dividida en cinco partes (el primero y el tercer volumen comprende cada uno dos partes) expuestas según el método de correlación: en cada una de ellas, analiza primero la situación humana y responde luego con los símbolos del mensaje cristiano: 1°) a la pregunta por la razón, corresponde la revelación; 2°) a la pregunta por el ser, el mensaje cristiano responde con el término Dios; 3°) a la pregunta por la existencia, la respuesta es Cristo; 4°) la pregunta por la vida encuentra su respuesta en el espíritu; 5°) a la pregunta por la historia, corresponde el reino de Dios.

Dios y el Ser. Dios o el Ser constituyen para T. la respuesta al problema de la nada, de la culpa, del absurdo. Él usa varios sinónimos del término Dios, p. ej.: «la dimensión de lo profundo», «el origen o el poderío del ser», «el interés incondicional», «el absoluto»... El contenido de esas expresiones es lo realmente real en todos los entes: cualquier cosa, mirada con suficiente penetración, dice, muestra algo que nos interesa incondicionalmente. Ahí está la dimensión de lo divino. Se advierten aquí los límites de su pensamiento. T. quiere adoptar una posición que esté más allá -con sus palabras- del teísmo y del ateísmo. En realidad lo consigue sólo gracias a una fuerte vaguedad en los conceptos: no explica claramente la distinción entre Dios y el mundo; critica la expresión «Dios personal» y la admite sólo en el sentido de que Dios es el fondo de lo personal, etc. De otra parte sostiene -coherentemente con lo dicho antes- que todas las afirmaciones sobre Dios revisten un carácter simbólico, en el sentido dicho: señalar hacia un más allá que no escaptable por la razón y que sólo es accesible por la vía de la experiencia vital.

La Teología de T. está marcada por su deseo de adoptar una postura intermedia entre el naturalismo -o doctrina que identifica a Dios con los entes finitos-, y lo que llama supranaturalismo, o doctrina según la que Dios es concebido como un supremo jerarca, o sea, como un ente particular entre otros. Carente de la visión de la analogía (v.) no está en condiciones de afirmar a Dios como el Ser a la vez trascendente a los seres e inmanente a ellos como su causa primera. De ahí que para evitar la heteronomía, acaba en realidad desdibujando la distinción entre Dios y los seres. Para él Dios es el final del ser, la ley interna de la vida, el poder creador que se manifiesta en la historia y que, por incluir en sí mismo el no ser, se ve constantemente impulsado a una autoafirmación creadora para vencer sobre el abismo de la nada. Por eso, el Ser es para T. un proceso de continuo devenir.

El tránsito a la existencia o la caída del hombre. La nota más característica del hombre es su eterno preguntar. El preguntar nace de un miedo ontológico. Ante la amenaza de la nada, el hombre pregunta por el fundamento del ser, por aquello que le afecta incondicionalmente. Lo enigmático del hombre, la fuente de sus interrogantes está en su mezcla de ser y nada, en su posición límite entre lo finito y lo infinito. No experimentaría su finitud si no tuviera cierta participación en lo infinito. La experiencia de estar separado del Ser se identifica con la percepción de la culpabilidad. T. interpreta la caída (el pecado) del hombre como un tránsito de la esencia a la existencia. Ese tránsito no constituye un primer momento temporal (niega así el pecado original como hecho histórico), sino que consiste en una estructura interna de cuanto acontece. Por su existencialización, el hombre se enajena, es decir, se aparta de aquello a lo que está esencialmente ligado, del fundamento del ser, del origen y fin de su vida.

El nuevo ser: Cristo. T. menciona diversas formas de experiencia de la nada: al final de la Edad Antigua, se presentó como «miedo ante el destino»; al terminar la Edad Media, tomó la modalidad de «miedo ante la culpa» (condenación); y, actualmente, esa experiencia asume la forma de «miedo del vacío o del absurdo». Nuestro tiempo pregunta, no por el perdón, sino por la curación y por la fuerza para existir: de ahí la obra de T. The Courage to Be (El coraje de existir) de 1952. Como respuesta a esa situación, T. vuelve a presentar la doctrina sobre el Ser, encarnado ahora en Cristo. En él, el Ser asume una forma personal; el logos, universalmente presente en todos los entes, se hace realidad individual y concreta. La vida de Jesús transcurre con toda crudeza en medio de las condiciones de la existencia, de la enajenación. Pero, a la vez, Cristo vence sobre la existencia, permaneciendo unido a Dios, es decir, viviendo sin pecado. Todas sus obras son fruto de la presencia de Dios en él y manifiestan la realidad de un nuevo ser. Cristo supera el abismo entre la esencia y la existencia, dando así principio a un proceso de curación. La nueva realidad manifestada en Cristo es la respuesta a nuestro tiempo.

La cristología de T. está marcada, de una parte, por su dependencia de Martín Káhler y los planteamientos de la exégesis liberal alemana, y de otra por sus presupuestos metodológicos ya señalados. Así, habiendo aceptado como principio exegético que la primera comunidad cristiana ha deformado la realidad histórica de Cristo, concluye sosteniendo que no podemos estar seguros más que de la pura existencia de Cristo y de su entrega a la muerte por amor. Todo lo demás -incluso el que su nombre fuera efectivamente el de Jesús o el que su muerte ocurriera en una cruz- es sólo probable, pero no cierto. Igualmente niega la resurrección como hecho físico (reasunción del cuerpo, etc.), reduciéndola a una experiencia que los apóstoles habrían realizado de la trascendencia de Cristo sobre la muerte. Desde una perspectiva dogmática rechaza el dogma de Calcedonia (v.), y propone una interpretación dinámica de Cristo como aquel hombre que, habiéndose enfrentado con un coraje infinito con las dificultades de la existencia, sin dejarse dominar por la tentación o el desaliento, ha revelado al hombre la profundidad del Ser. Su cristología, en suma, es una reelaboración de las ideas de la Teología liberal, y él mismo afirma expresamente su parentesco, en este punto, con Schleiermacher (v.).

Eclesiología, pneumatología y escatología. En las dos últimas partes de su Teología sistemática T. completa la exposición de sus ideas. Para él el Espíritu es la actualización del poder y del sentido; el poder que percibe el sentido y que, percibiéndolo, puede comunicar la capacidad de vivir. Ese espíritu está revelado en Cristo y quienes aceptan hacer la experiencia de Cristo, es decir, quien lo admite como salvador, lo realizan con Él. La Iglesia es la comunidad de los que viven según el espíritu. Retomando la distinción luterana entre Iglesia invisible e Iglesia visible, T. es muy duro en su crítica de las diversas confesiones cristianas. Radicalizando el principio luterano de la sola fides enuncia lo que llama «principio protestante», es decir, lo que a su juicio constituye el núcleo de la actitud protestante, y que consiste, a su parecer, en una protesta de absolutizar cualquier realidad histórica, que debe ser denunciada para afirmar un más allá, un fondo del ser inalcanzable por nuestros conceptos e inaferrable en las diversas situaciones. De ahí deriva, de una parte, la crítica a las formas históricas de la vida cristiana, y, de otra -y aquí repercute la idea, ya expuesta, que T. tiene de la revelación-, la afirmación de una justificación universal. Para T. una auténtica incredulidad es imposible: el que duda -e incluso el que niega a Dios-, al hacer eso, está proclamando su pasión por la verdad y, por tanto, cree. Quien no ve el sentido de la vida pero sigue viviendo revela eJ poderío del ser, pues soporta el peso del absurdo. La aceptación de lo absurdo constituye una fe absoluta, pues implica una experiencia del puro ser (sin ningún contenido concreto).

Su escatología la expone bajo el tema del Reino de Dios como respuesta a la historia. Ve en el Reino de Dios esa realización del Nuevo Ser captado en la historia, de ahí que en ella repercuta todo lo anteriormente dicho. Es tal vez éste uno de los puntos en los que con mayor claridad se manifiesta su tendencia panteísta: en efecto, no consigue afirmar una pervivencia de los sujetos individuales en la eternidad. El tema de la muerte no es apenas tratado, lo que es, al respecto, muy significativo.

4. El lugar histórico de Tillich. El pensamiento de T. constituye una línea peculiar del protestantismo actual. Él ocupa un lugar intermedio entre el antimetafísico Bultmann (v.) y eJ positivismo de la revelación que Barth (v.) defiende. Frente a Bultmann, T. incorpora en su obra la vía especulativa, y frente a Barth, adopta el móvil fundamental de la Teología liberal: el de la autonomía de la razón. Los teólogos liberales habían planteado la posibilidad de que el hombre se apropiara racionalmente el contenido de la revelación cristiana. La Teología dialéctica (v.) no se preocupó de dar una respuesta satisfactoria a esa pregunta y resaltó unilateralmente el caráctersuprarracional de la revelación. T. vuelve a poner sobre la mesa de los teólogos el problema que había planteado la Teología liberal e intenta resolverlo sin someter la revelación a la filosofía, de la forma y con los límites que hemos mencionado.

Los problemas que plantea su sistema son fuertes: la inclusión del no ser y del devenir en el ser, así como la protesta contra la reducción de Dios a la condición de un ente particular (contrapuesto a otros entes), despierta la misma crítica y la misma reflexión que la obra de Hegel desató; rozamos el panteísmo, ya que T. se acerca a la afirmación de que los entes particulares subsisten en el único ser divino; el pecado se convierte en una especie de necesidad óntica, perdiéndose el aspecto de ofensa libre a un Dios personal; etc. T. ha ejercido una amplia influencia en los ambientes teológicos protestantes, sobre todo norteamericanos; en algunos ha despertado un interés por las cuestiones ontológicas, a otros los ha conducido hacia la llamada Teología radical (v.).

V. t.: PROTESTANTISMO II; EXISTENCIALISMO II.

BIBL.: Obras: Además de las ya citadas en el texto: Das System der Wissenschaften nach Gegenstünden und Methoden (El sistema de las ciencias según sus objetos y sus métodos), Gotinga 1923; Rechtfertigung und Zweifeln (Justificación y duda), Gieben 1924; Religions philosophie (Filosofía de la religión), 1925 (reedición: Stuttgart 1962); Die Sozialistische Entscheidung (La decisión socialista), Potsdam 1933; The Shaking of the Foundations (En lo profundo está la verdad), Nueva York 1948; The Protestant Era (La era protestante), Chicago 1948; The New Being (El nuevo ser), Nueva York 1955; Theology of Culture (Teología de la cultura) Nueva York 1959; Gesammelte Werke (Col. de obras), I-XII, Stuttgart 1959 ss.; Das Ewige im letzt (Lo eterno en el ahora), Nueva York-Stuttgart 1964.

RAÚL GABÁS.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991
 
Cabe suponer que lo que has transcrito en negrita es lo que entienden los que se citan en el aporte del pensamiento de Tillich.
Yo no he profundizado en su pensar y exponer en su filosofía y tanto para aceptarla como para cuestionarla hay que estar muy preparado. Pero a tenor de lo que he leido de él no he visto nada de todo cuanto se afirma en esta aportación. sino todo lo contrario. Por otra parte no es nada fácil encasillar a pensadores de la talla de Tillich, Barth e incluso a Bultmann en los epitetos de fundamentalista, liberal y demás etiquetas, que tan alegremente usan los autores de ciertas enciclopedia y Raules Gabas.
Mi exceptimismo ante afirmaciones rotundas me ha librado de prejuicios y mientras no compruebo -dentro de mis limitados conocimientos- aquello que se afirma, siempre lo pongo en duda.
Si a esto le añado que el camino de la salvación no me viene dado ni por teólogos ni por filósofos; sino, y de una forma absoluta, por la Sagrada Escritura, imagínate el caso que debo hacer de unos y otros.
Para mi solo es un enriquecimiento cultural cristiano, pero no sienta las bases de mi fe. No los necesito para eso.
Bendiciones.