Re: Fe catolica
La Religión cristiana
-Fue profetizada en el A. T.
-La religión verdadera no puede ser más que una
-Los criterios internos no manifiestan la verdad revelada, a no ser que coincidan con los externos
-Es de origen divino
-La fundación de la Religión verdadera fue profetizada en el Antiguo Testamento.
Confluirán a él todas las naciones, y acudirán pueblos numerosos. Dirán: Venid, subamos al monte de Yahvéh, a la Casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus senderos. Pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yahvéh (Is. 2, 2-3).
-La Religión verdadera no puede ser más que una.
El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará (Mc. 16, 16).
Aclaración. Jesucristo condiciona la salvación eterna y la consecución del último fin, a creer y ser bautizado en la religión que él reveló. Por tanto, la religión verdadera no puede ser más que una.
-Los criterios internos de la revelación no manifiestan la verdad revelada, a no ser que coincidan con otros criterios externos.
Criterios internos de la revelación son aquellos que están en la conciencia de cada hombre creyente. Externos son los que están fuera de la conciencia. Externos intrínsecos son los que surgen de las mismas verdades reveladas y extrínsecos son los que las demuestran y confirman.
Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas que yo realizado, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado (Jn. 5, 36).
Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí,... (Jn. 10, 25).
-El origen divino de la religión cristiana se demuestra porque Él no fue engañado ni pudo engañar.
a) -No fue engañado.
-Por la humildad que mostró.
...el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mt. 20, 28).
...he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado (Jn. 6, 38).
...echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos... (Jn. 13, 5).
-Por la sabiduría eminente que manifestó.
...todos los que le oían estaban estupefactos por su sabiduría y por sus respuestas (Lc. 2, 47).
Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca (Lc. 4, 22).
Algunos de los escribas le dijeron: Maestro, has hablado bien. Y ya no se atrevía a preguntarle nada (Lc. 20, 39-40).
Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla este hombre» (Jn. 7, 46).
b) -No engañó a otros.
Mostró integridad en su conducta.
¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador? (Jn. 8, 46).
Se mostró modelo de virtud.
-Celo por la gloria de su Padre.
El celo por tu Casa me devorará (Jn. 2, 17).
-Pretendía el honor de su Padre.
«Yo no tengo un demonio, sino que honro a mi Padre,... (Jn. 8, 49).
-Hacía siempre lo que agradaba a su Padre.
...yo hago siempre lo que le agrada a Él (Jn. 8, 29).
-Fue humilde.
Yo no busco mi gloria (Jn. 8, 50).
-No dejó que lo alabaran.
Jesús les mandó que a nadie se lo contaran (Mc. 7, 36).
-Despreció honras y honores.
...el diablo le dice: «Todo esto te daré si te postras y me adoras» (Mt. 4, 9).
Dícele entonces Jesús «Apartate, Satanás, porque está escrito:
Al Señor tu Dios adorarás, sólo a Él darás culto» (Mt. 4, 9-10).
-Llevó vida pobre.
«...el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Mt. 8, 20).
-Despreció la dignidad real.
Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él sólo (Jn. 6, 15).
-Llevó su cruz.
...soportó la cruz sin miedo a la ignominia... (Hebr. 12, 2).
-Hizo bien a todos.
...pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo,... (Hch. 10, 38).
-Curó a los enfermos.
Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; también hace oír a los sordos y hablar a los mudos» (Mc. 7, 37).
-Consoló a los tristes.
Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores» (Lc. 6, 13).
-Perdonó a los que le torturaron.
Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23, 34).
-No huyó de Judas.
Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve Rabbi!», y le besó (Mt. 26, 49).