¿Ezequiel Ataucusi Gamonal el Hijo del hombre?

[Javier Andrés]

Re: ¿Ezequiel Ataucusi Gamonal el Hijo del hombre?

Este estudio es un intento de reconstruir la historia de La Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, un nuevo movimiento religioso fundado en el Perú por Ezequiel Ataucusi Gamonal un miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que ocupaba el cargo de director de evangelismo por ese entonces.
En 1968 fue Instituida esta congregación como tal.

 

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CAPITULO UNO

Fundación de Los Israelitas del Nuevo Pacto Universal

Ezequiel Ataucusi Gamonal nació el 10 de abril de 1918 en el pueblito de Cotahuasi, en la provincia de La Unión, en el departamento de Arequipa. Sus padres eran campesinos que practicaban la religión católica romana. Ezequiel le daba mucha importancia a ciertas experiencias religiosas. A los nueve años de edad recuerda haber puesto en duda la adoración a los santos:
Estaba caminando delante de la estatua mientras que mi madre decía sus oraciones. Porque la interrumpí mientras oraba, me llamó la atención diciendo que no mostraba respeto. “Este es Dios y te va a castigar”, me dijo. Entonces yo le dije, “Madre, lo que tu me indicas aquí no es Dios porque Dios tiene vida y este Dios no habla”.1
Ezequiel declaró que reaccionó así porque Dios ya le había revelado aquellas verdades. Relató que un hombre le instruyó acerca de los santos y luego se desvaneció de su vista. Su visitante divino declaró que:
Los sacerdotes son los que inventaron los santos. Ellos los hacen por la noche y por la noche los ponen en lugares de deshecho para dejarlos ahí. Ellos hacen esto para que alguien los encuentre y después para que el “Padre” pueda declarar que esa persona es bendecida porque los ha encontrado. “Ahora tu tienes que hacerle un banquete al santo”. Ya ven, el fin de todo ello es la ganancia personal.2

 

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A los doce años de edad tuvo la visión de una estrella que estaba suspendida del techo de su cuarto y brillaba en las noches. Aquellas estrellas volvían cada treinta, sesenta y a veces, cada noventa días. Aunque no le contó la experiencia a nadie, aquello le hizo preguntarse sobre lo que Dios le preparaba en la vida.
Como a los dieciséis años de edad, Ezequiel trabajaba en las minas de Chuquibamba, cuando fue milagrosamente salvado por un enorme pez mientras nadaba en el río. No estaba absolutamente claro para mí, si hablaba de un sueño o de un suceso real, pero obviamente fue un acontecimiento importante para Ezequiel:
Estaba nadando sobre un tronco de madera cuando de pronto se levantó fuera del agua y me tiró a las aguas turbulentas. Yo estaba en grave peligro porque la corriente me llevaba hacia las cataratas. Estaba, tal vez, a cincuenta metros de distancia. La idea de una muerte terrible me llenó de pensamientos y grité en desesperación. Entonces escuché tres voces llamándome. “¡Ezequiel, levántate!” “¡Ezequiel, levántate!” “¡Ezequiel, levántate!”. Entonces un pez grande vino –uno grande de tal vez 1.20 metros, que se metió debajo de mi, entre mis piernas. Cuando volví a ser conciente, descubrí que estaba a salvo en las orillas del río, habiendo sido depositado ahí por el pez. Yo solo podía preguntarme, “¿Por qué ha dejado Dios que me sucedan estas cosas milagrosas?”3

 

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A los veinte años, luego de terminar su servicio militar, Ezequiel consiguió trabajo en la línea del ferrocarril entre Mollendo y Matarani. Perdió su trabajo después de unas vacaciones prolongadas; al regresar, el nuevo capataz no le quiso dar trabajo. Durante tres a cuatro días no tuvo nada que comer, pero entonces, temprano una mañana, encontró un panetón del cual pudo comer. El panetón le duró seis días hasta que pudo ser repuesto en el trabajo. Nuevamente, Ezequiel se preguntaba si Dios no había puesto especialmente Su mano en su vida.
Para cuando el trabajo en las líneas del ferrocarril terminó en 1951, Ezequiel estaba casado y había formado una familia. Debido a que se había destacado en la colocación de los rieles de acero, recibió una medalla de oro del presidente peruano. Luego viajó al norte, donde trabajó en lo que ahora es la planta hidroeléctrica de Carhuamayo, hasta 1954. Antes de dejar el norte fue a vivir a la misma ciudad de Carhuamayo por ocho meses. Durante ese tiempo, al comienzo, abrió un taller de carpintería y luego se instaló en una tienda de componer calzado. Ezequiel fue a trabajar en las minas de Cerro de Pasco por cierto tiempo; las fechas son vagas. Dejó este trabajo y viajó a la ciudad de Huancayo. Con el dinero recibido de su indemnización, pudo comprar herramientas para abrir su tienda de componer calzado.

 

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Fue en 1955 que él con toda su familia cayó enfermo y todos sus planes se desbarataron. Los ahorros de toda su vida se consumieron en medicinas, y por último, tuvo que vender sus herramientas de componer calzado. Toda la familia viajó a la ciudad de Picoy en la provincia de Tarma, en donde instaló otro taller de componer calzado, y en donde el iba recibir el llamado de Dios.
Hasta entonces Ezequiel no sabía lo que era la Biblia ni el significado del Evangelio. Sólo había experimentado lo que el considera manifestaciones divinas, como se bosquejó antes, en revelaciones, sueños, visiones e intervenciones milagrosas. Reconoce que a la edad de doce años había tenido un encuentro intrascendente con la Iglesia Adventista y que había sido criado con la costumbre de oír misa en la Iglesia Católica Romana.

 

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Antes de su llamamiento divino, Ezequiel confiesa haber sido visitado los lunes, miércoles y viernes por un Adventista del Séptimo Día llamado Manuel Vela.5 Manuel siempre llevaba un paquete cuando visitaba a Ezequiel y una noche lo dejó en el hogar de Ezequiel junto con un folleto titulado Meditaciones Matutinas. Al día siguiente, cuando Manuel regresó a recoger el paquete, Ezequiel lo persuadió para que le revelase su contenido. Dentro había un ejemplar de la Biblia, que al abrirse, le descubrió a Ezequiel que la senda del hombre estaba trazada y que el perdón de Dios de los pecados era ofrecido por gracia.
Ezequiel abrió la Biblia una vez y vió que su forma de vida estaba condenada. Otra vez abrió la Biblia y vió que la humanidad estaba condenada. La tercera vez que la abrió vió que Dios declaraba que aunque sus pecados eran como la arena de la playa, a causa de su nombre, Dios decía “Yo te perdonaré y te limpiaré de tus pecados”. De esto Ezequiel se quebrantó y lloró.6
Al día siguiente se levantó con el propósito de visitar a un amigo para agradecerle por conseguirle un buen empleo, pero no llegó a hacerlo. Para entonces, Manuel llegó a su hogar después de hablarle un rato iba a irse cuando Ezequiel insistió en acompañarlo. Ese día Ezequiel fue por primera vez a la iglesia Adventista para los servicios religiosos del sábado.Ezequiel decidió pertenecer a los adventistas y casi inmediatamente empezó a tener sueños y visiones en los que creía que Dios le hablaba.

 

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Una enfermedad grave lo atacó nuevamente y sintió que iba a morir. Llamó a su mujer e hijos junto a él para darles consejos y decirles adiós. En su oración, el creyente adventista de sólo unos días, hizo un pacto con Dios para servirlo si se curaba. La curación vino instantáneamente luego de que un anciano de pelo largo y barba se le apareció. El anciano le dijo que debería viajar y decir el mensaje; pues la gentes estaba esperándolo.
Dos meses después de su conversión en mayo de 1956, el anciano de cerca de 1.80 metros con pelo largo y barba blanca, vestido de blanco, se le apareció en una visión y le dio instrucciones de que escuchara el mensaje porque era necesario que se predicase. Después de la visión viajó a El Palomar en la zona de Chanchamayo.

 

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Una visión posterior le vino luego de dos meses cuando le mostraron un cuadro de los siete años de hambre. Puesto de que no comprendió, le rogó a Dios que le mostrara el significado. A eso de las seis de la tarde tuvo una visión de tres estrellas, una de las cuales era la estrella de la mañana, que brillaba más que las otras dos. Las montañas de alrededor se iluminaron con una luz roja y en el cielo apareció escrito el mensaje: EL TIEMPO HA LLEGADO, SERA HECHO. Sin embargo, Ezequiel aún no comprendía.7
El llamamiento de Ezequiel está narrado en una publicación israelita:

 

[Javier Andrés]

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En el pueblo de Picoy, Distrito de Acobamba, Provincia de Tarma, Departamento de Junín, en el mes de abril de 1955, donde se realizó el acontecimiento del refrigerio de la presencia del Señor: Hechos 3:19 recayéndose sobre mí la lluvia temprana y la tardía: Deuteronomio 11:14, Santiago 5:7 y habiendo realizado la revelación de Jesucristo el Señor nuestro en mí; digo la verdad y no miento: Mateo 11:27, Apocalipsis 1:12 y habiendo entendido el significado de este Misterio Divino, después por la guía del Espíritu Santo, fui conducido al lugar denominado Palomar Sanchirio (Chanchamayo), en el año 1956, allí donde me tuvo instruyéndome de día y de noche sin cesar: Isaías 28:26 donde se realizó que por la primera vez fui arrebatado en espíritu hasta el tercer cielo: Segunda Corintios 12:3,4 donde conocí al Padre Celestial, y al Hijo y al Espíritu Santo; quien habló conmigo y díjome: ¿Ezequiel, ya llegaste? Entonces dije, ya llegué Señor, y díjome por segunda vez, solamente te esperábamos a ti para comenzar la obra, y luego levantose el Padre Celestial dirigiéndose hacia una pizarra, y escribió los DIEZ MANDAMIENTOS, LAS DIEZ PALABRAS DEL PACTO: Deuteronomio 4:13, Éxodo 34:28, Segunda de Corintios 3:3. Díjome por tercera vez, escribe en la cartulina el traslado de los Diez mandamientos y La Ley conforme que está escrito en la pizarra: Deuteronomio 4:2, Apocalipsis 22:18, 19 contestando dije, escribiré Señor, luego tomé la cartulina, un lapicero y escribí los DIEZ MANDAMIENTOS, LAS DIEZ PALABRAS DE LA ALIANZA, LAS PALABRAS DEL PACTO, conforme que estaba escrito en la pizarra. En el momento que terminé de escribir, díjome, el que habla conmigo: Traedme, luego presenté al Espíritu Santo y él aprobó y dijo que era bueno. Y después me ordenó diciendo: Id y Doctrinad: Mateo 28:19, 20. Y predicad el Evangelio de Arrepentimiento: Marcos 16:15, Lucas 24:47 y díjome: donde fueres dirás: esta es La Ley, que viendo no habéis visto, oyendo no habéis entendido de corazón: Mateo 13:14, 15. Juan 12:40.
Desde entonces el impulso del Espíritu Santo me obliga a declarar el título de la más RIGUROSA SECTA DE NUESTRA RELIGIÓN: Hechos 26:5, el cual era su título: “ISRAELITA DEL NUEVO PACTO UNIVERSAL” Isaías 44:15. Romanos 9:4. Mateo 26:28. Jeremías 31:33. Hebreos 10:16. (Este corto testimonio os he declarado en forma síntesis, que en los días posteriores os declararé con más amplitud sobre este negocio).8

 

[Javier Andrés]

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Ezequiel relata sobre una visión que incluye materiales que debió haber conocido en sus cuatro años de instrucción primaria: una pizarra y un cartón. La experiencia en visiones es traducida en lenguaje bíblico que refleja su uso de la Biblia y vuelve a su primer encuentro con el libro que abrió tres veces distintas para recibir tres distintos mensajes. Nos resulta claro ver la influencia en su peregrinación, su tiempo en la Iglesia Adventista y su creencia de que Dios lo había elegido para una tarea especial. Los Diez Mandamientos son la característica mas obvia absorbida de la fuente de los Adventistas del Séptimo Día.

 

[Javier Andrés]

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Parece que el relato de Ezequiel puede haber sido escrito mucho después que los acontecimientos narrados. De ser así, la visión puede reflejar también otras influencias que iban a venirle al fundador de los israelitas.
En noviembre de 1956, mientras estaba trabajando en la cosecha de café en El Palomar, Ezequiel se había dejado crecer la barba y el cabello sin quererlo, por lo que decidió ir donde el peluquero. Quería afeitarse, pues pensaba acompañar a los creyentes Adventistas del Séptimo Día en sus reuniones en Río Seco. Sin embargo, oyó una voz que le ordenaba que si quería servir a Dios, no debía cortarse el cabello. Esta experiencia tuvo sobre Ezequiel un impacto inmediato y él prometió no hacerlo así.
Luego, al viajar a Tarma, se sintió incómodo por su cabello y barba así que fue a una peluquería. Tuvo una visión de Jesús en el espejo que lo sobresaltó a tal punto que le provocó un corte en el cráneo. Ezequiel le pidió al peluquero que no le cortara más el pelo sino que se lo recortara. Comprendió que la visión significaba que la barba y el pelo eran una señal de obediencia a Dios y a Sus Mandamientos.9

 

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Algunas visiones se repitieron y nuevamente Ezequiel vió en el cielo las palabras EL TIEMPO HA LLEGADO, SERA HECHO. Esa vez la voz le ordenó leer Jeremías 25:11, 12 en donde los 70 años en Babilonia fueron interpretados como un período de 7,000 años. Ezequiel fue informado de que el tiempo ya se había cumplido y acortado por amor a los elegidos: los israelitas.

 

[Javier Andrés]

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Para entonces su mujer se volvió contra él y lo consideró loco. Esto se debía, por supuesto, a su voluntad de obedecer lo que el Espíritu de Dios le había ordenado hacer. Ella se volvió muda por algún tiempo pero como se arrepintió, el Señor le restauró el habla.10
Una mañana temprano en junio de 1957, Ezequiel sintió un ataque renovado de su enfermedad y tuvo dolores tremendos debidos a los cólicos. Después de rogarle fervorosamente a Dios, se resignó a morir. Inmediatamente después de orar, el poder de Dios pasó a través de su cuerpo y durmió. Durante su sueño, el anciano de cabellos y barba blanca como en Daniel 7:9 se le apareció. Le dejó instrucciones de que debía viajar a diferentes aldeas donde la gente le estaría esperando. Basado en eso, hizo un pacto de obedecer a Dios. Después fue finalmente curado y se volvió a dormir.

 

[Javier Andrés]

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La Iglesia Adventista del Séptimo Día en Río Seco, Chanchamayo lo recibió bien y pronto fue nombrado director de Estudio Bíblico. Su predicación incluía enseñanzas sobre La Ley, el sábado, el arrepentimiento, la profecía y las últimas cosas.11

 

[Javier Andrés]

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Hasta aquí ha sido posible reconstruir muchas etapas previas, de fuentes israelitas, las que concuerdan bastante con otros estudios llevados a cabo, aunque es difícil estar en acuerdo en fechas exactas. Manuel Granados indica que el tiempo que pasó Ezequiel en Río Seco hizo que los dirigentes Adventistas lo acusaran de estar poseído por un “espíritu diabólico” porque sus profecías se cumplían. Granados cree que a fines de 1956 Ezequiel fue obligado a dejar la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

 

[Javier Andrés]

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Abel Páucar relata que los acontecimientos tuvieron lugar en septiembre de 1957 en ambos casos dependo de la información de otros con respecto a las fechas. Es seguro afirmar que hay amplia evidencia de que los problemas llevaron a Ezequiel a dejar la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Páucar nos hace un relato útil de cómo los adventistas consideraron el asunto.

 

[Javier Andrés]

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En una reunión en la Iglesia Adventista del Séptimo Día:

Ezequiel Ataucusi Pidió la palabra para dar un mensaje en los minutos entre la Escuela Sabática y el culto divino. Se arrodilló e hizo arrodillar al anciano de la iglesia. Luego dirigió la palabra con tono místico, dijo que Cristo vendría pronto y que necesitaban preparase todos.
En septiembre de 1957, mientras realizábamos el programa de la Sociedad de Jóvenes, dice, Abraham Lazo la bulla de los hermanos Adventistas de la congregación nos llamó la atención; ellos gritaban, diciendo: “¡Cristo viene!, ¡Cristo viene! ”. Toda la iglesia salió a ver. Entonces vimos que Ezequiel Ataucusi venía vestido con una túnica granate a la usanza bíblica. Caminaba místicamente. Su mirada era vaga. Llegó al templo. Se sentó en la ventana del templo que estaba en construcción. Escuchó el programa de Jóvenes. Después pidió la palabra. El anciano de turno, don Samuel Condori, le pidió explicaciones acerca de su comportamiento extraño. Ataucusi, no quiso explicar. El porfiaba en hablar a la congregación. El profesor adventista Honorio Cancharí, le preguntó a Ataucusi, “¿De dónde has venido? Respondió con un tono bíblico: “Si me preguntáis de dónde vengo y a dónde voy, os responderé delante de la congregación”. Condori le hizo otra pregunta: “¿Quién eres tú? ”Yo soy el lucero de la mañana, respondió. Sus respuestas eran cortas, no abundaba en comentarios, tampoco se alteraba. Finalmente no le dejaron hablar en público. Refiriéndose a este incidente, dice Ataucusi: “Me marginaron. Cuando fui al púlpito, el anciano me sacó por la fuerza y me llevó a una distancia de dos cuadras. Condori me dijo: tus palabras turban e incomodan a la Iglesia Adventista, por lo tanto, retírate... Yo me retiré diciéndole: No volveré más hasta cuando me digan ¡bienaventurado el que viene, el mensajero de Dios! Desde entonces no volví más”.

 

[Javier Andrés]

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De Río Seco, Ezequiel viajó a La Merced, donde fue puesto en la cárcel por la policía a causa de su conducta y le quitaron la túnica. Por un tiempo fue al pueblo de Picoy en el distrito de Acobamba en Tarma, donde se preparó espiritualmente y donde fue levantado de noche por el Espíritu Santo para estudiar la Biblia. Su padre Celestial le indicaba el capítulo y versículo y lo guiaba a temas importantes y es cuando Ezequiel dice que fue transportado al tercer cielo.

 

[Javier Andrés]

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De esta visión Ezequiel Ataucusi relata lo siguiente:

“Una de esas noches es arrebatado en espíritu hacia el tercer cielo. En primer lugar llega al primer cielo, donde existe una ciudad de color blanco y en la que conoce al diablo, ve un lago de fuego donde estaban las almas de los condenados por su maldad. De allí, por una escalera pasa al segundo cielo donde no hay nada, todo es oscuro. De allí continúa hacia el tercer cielo, donde una multitud de personas lo crucifican por identificarse como profeta de Dios, crucificándolo a semejanza de Cristo. Por su propia voluntad se desclava de la cruz, mientras que las personas que lo habían crucificado se postran ante él. Ahí es donde ve una sala grande, con 24 sillas alrededor de una mesa y al frente de la que estaba el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo... Finalmente recibe la orden de ir y adoctrinar a la humanidad.”

 

[Javier Andrés]

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Luego regresó al valle de Chanchamayo, al pueblo de Alianza, junto al Río Colorado. Fue allí donde predicó y organizó el primer núcleo de su nueva congregación y nombró doce hombres de confianza como sus discípulos, emulando así a Cristo. Después de eso, se estableció en una región Campa llamada Pampa Michi, situada a las orillas del Río Perené cerca de la compañía cafetalera de Pampa.
Ezequiel organizó otros grupos de creyentes a lo largo del Perené y así el mensaje israelita continuó extendiéndose en la selva.
Ezequiel había sido miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día durante el que confió en el conocimiento que poseía o adquiría de la Biblia así como también lo hacía en sus experiencias sobrenaturales, el había absorbido varios aspectos de la enseñanza adventista, pero esto no basta para explicar el mensaje que iba a proclamar más tarde.