¿Existe el PARAISO y el infierno?
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La idea del paraíso como un lugar idílico y exclusivo ha sido una constante en la mente y creencias de pueblos. Es el anhelo o la intuición de una existencia sin las penurias de esta vida.
Igualmente, la historia de la humanidad resalta la creencia de un lugar terrible donde al morir van las personas que actuaron mal.
Existe la doctrina, basada en un versículo de la Biblia, que enseña que las personas al morir “regresan a Dios", otra afirma que los muertos "no tienen conciencia o memoria”.
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La humanidad, desde tiempos que se pierden con el eco de la antigüedad, intuye (¿o anhela?) que sus vidas continúan después de la muerte. La búsqueda de la fuente de la eterna juventud es parte de esa intuición.
La creencia en la reencarnación es una de las tantas esperanzas que acompañan al hombre. Bajo esa premisa, civilizaciones enterraron a su muertos junto con sus bienes, alimentos e incluso con sus familiares, bajo la convicción de que los difuntos habrían de recorrer un largo viaje hasta llegar a ese lugar donde vivirían eternamente.
Los persas y los griegos, por ejemplo, creían en un lugar especial, perfecto en toda la extensión de la palabra, maravilloso, lleno de paz y de armonía, al que llamaban el “paraíso”.
Algunas creencias ubican ese paradisíaco lugar en el ‘cielo’, pero sin definir la ubicación de ese ‘cielo’.
De manera paralela, también existe esa otra creencia popular que especula sobre un lugar opuesto en toda su exponencia al tal “paraíso”, al cual llaman el “infierno”, según la mentalidad helénica sustentada en su mitología.
La muerte continúa con su cruel misión.
¿Qué de cierto tienen esas enseñanzas? ¿Existen esos lugares? Y si en verdad existen, ¿está ese “paraíso” en el “cielo”? Pero, ¿dónde está ese "cielo"? Y en cuanto al tal “infierno”, ¿existe? Y si existe, ¿dónde queda”?
Shalom
Efgi
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La idea del paraíso como un lugar idílico y exclusivo ha sido una constante en la mente y creencias de pueblos. Es el anhelo o la intuición de una existencia sin las penurias de esta vida.
Igualmente, la historia de la humanidad resalta la creencia de un lugar terrible donde al morir van las personas que actuaron mal.
Existe la doctrina, basada en un versículo de la Biblia, que enseña que las personas al morir “regresan a Dios", otra afirma que los muertos "no tienen conciencia o memoria”.
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La humanidad, desde tiempos que se pierden con el eco de la antigüedad, intuye (¿o anhela?) que sus vidas continúan después de la muerte. La búsqueda de la fuente de la eterna juventud es parte de esa intuición.
La creencia en la reencarnación es una de las tantas esperanzas que acompañan al hombre. Bajo esa premisa, civilizaciones enterraron a su muertos junto con sus bienes, alimentos e incluso con sus familiares, bajo la convicción de que los difuntos habrían de recorrer un largo viaje hasta llegar a ese lugar donde vivirían eternamente.
Los persas y los griegos, por ejemplo, creían en un lugar especial, perfecto en toda la extensión de la palabra, maravilloso, lleno de paz y de armonía, al que llamaban el “paraíso”.
Algunas creencias ubican ese paradisíaco lugar en el ‘cielo’, pero sin definir la ubicación de ese ‘cielo’.
De manera paralela, también existe esa otra creencia popular que especula sobre un lugar opuesto en toda su exponencia al tal “paraíso”, al cual llaman el “infierno”, según la mentalidad helénica sustentada en su mitología.
La muerte continúa con su cruel misión.
¿Qué de cierto tienen esas enseñanzas? ¿Existen esos lugares? Y si en verdad existen, ¿está ese “paraíso” en el “cielo”? Pero, ¿dónde está ese "cielo"? Y en cuanto al tal “infierno”, ¿existe? Y si existe, ¿dónde queda”?
Shalom
Efgi