BASE BÍBLICA
1Ti 2:11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
1Ti 2:12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
1Ti 2:13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;
1Ti 2:14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
1Ti 2:15 Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Reflexión de Natanael:
El punto aquí sobre el silencio de la mujer, no es un capricho de Pablo, está cimentado en nuestras relaciones con Dios, desde el principio de nuestra creación.
El versículo 13 nos habla de un orden en la creación, donde la mujer aparece ocupando el segundo lugar y no porque Dios haya hecho una muñeca de barro y halla soplado en ella aliento de vida, y fueran así dos seres independientes, como reclama el movimiento de liberación femenina.
Sino porque la mujer es un precioso complemento del hombre, no para rivalizar con él, buscando empoderamiento, sino porque ambos forman una sola carne, ambos se ayudan, ambos se unen para salir adelante en el hogar, en nuestro breve paso por la tierra.
En inocencia, Adán ocupaba el primer lugar; en pecado, Eva.
Fue Eva quien, siendo engañada, introdujo la transgresión a la voluntad de Dios.
Y la consecuencia de esto ha sido la ruina de la raza humana.
EL PECADO DE ADÁN
Es algo sumamente triste lo que ocurre en el corazón de Adán, cuando la ve venir desnuda, sin el resplandor de la gloria de Dios que los cubría a ambos, y con el fruto del pecado en su mano, en ingenua actitud, invitándolo a participar de su pecado.
¿Qué pensamientos invadieron el corazón de Adán en este momento crucial?
Eva estaba unida a él como Esposa y la amaba, aquí es donde se prueba el amor.
Para una mente egoísta, era muy fácil rechazarla, abandonarla a su propio destino, pues Dios le daría otra sustituta, como hacen los que se divorcian y no perdonan la parte culpable.
Adán prefirió sacrificarse por amor a Eva.
Era carne de su propia carne, hueso de sus propios huesos, era su varona (Ef.5:30).
¿Cómo la va a dejar sola, abandonada, si forma parte de su propio ser?
¿No son los dos una sola carne?
¿No fue esto mismo lo que hizo el segundo Adán?
En el terreno de la gracia salvífica; el Espíritu Santo fue enviado a la tierra, para buscar de entre todas las naciones, Esposa para su Hijo.
Y es allí en el altar de la Cruz donde esta esposa engañada y culpable, fue purificada.
Dios puso sobre su Hijo, todas las faltas de su Esposa, con el fin de redimirla y liberarla.
No la abandonó, no la dejó sola aquí en la tierra, y viene por Ella para celebrar las Bodas del Cordero en la Casa de su Padre en el cielo.
Pero entre tanto su Esposo viene por Ella:
En una reunión como iglesia, el silencio de la mujer piadosa, y su cubierta sobre su cabeza, nos habla muy claramente sobre quien se ha Sacrificado por Ella y la obediencia a estos preceptos, en lugar de ser una carga, son un privilegio, pues muy pronto será la Reina del Rey de reyes y Señor de señores.