Hola:
Soy de Tenares, Republica Dominicana.
Aqui te mando mi testimonio sobre porque ya no soy adventista.
Felix Lantigua P.
POR QUE YA NO SOY ADVENTISTA
Un ex miembro de la iglesia adventista del séptimo día explica la razón por
la que después de 6 años sale de su feligresía.
10 de Enero del año 2001. -
Antecedentes:
Nací en Tenares, provincia Salcedo, Republica Dominicana, el 23 de Mayo del
ano 1969.
Fui criado en el seno de una familia muy católica, que no dejaba de asistir
a su iglesia y no daba lugar a otras creencias religiosas dentro de nuestro
clan familiar.
Mi vida fue casi igual que la de mis demás familiares y los creyentes de
esta iglesia; iba a misa y a algunas reuniones católicas regularmente, pero
no iba más allá de esta conducta pasiva.
En 1987 me sentí impulsado al estudio de la Biblia. Mi padre era en ese
entonces diácono, catequista y presidente de asamblea, por lo que cada vez
que no entendía algo de lo que leía, iba donde él a que me ayudara.
Aunque mi padre leía mucho la Biblia, casi nunca me sentía conforme con la
respuesta que le daba a mis preguntas, porque su respuesta estaba siempre
condicionada por los patrones religiosos de la iglesia católica, y muchas
veces veía contradicción entre lo que yo leía y su interpretación.
Mi ingreso a la Iglesia Adventista:
En 1988 fui invitado a una conferencia en la iglesia adventista de Tenares.
Empecé a asistir a la conferencia cuando ya esta tenía unos días de haber
empezado.
Las películas y los temas tratados en aquella conferencia por el pastor
Rosa me dejaron sumamente impresionado, porque hasta entonces yo solo había
escuchado las versiones católicas sobre la salvación, el pecado, el juicio y
el arrepentimiento.
Antes de terminar la conferencia ya estaba convencido que la Iglesia
adventista tenía un mejor mensaje que la religión de mis padres, por lo que
al final de esta fui bautizado junto con otros candidatos.
Tuve mucha oposición en mi familia, especialmente de mi abuelo, quien
diariamente le hacía énfasis a mis padres que no permitieran que yo siguiera
esa iglesia, porque ella estaba opuesta al catolicismo y que nadie en la
familia se había inclinado a seguir otra religión que no fuera la de
nuestros padres.
En mi primer año en la iglesia me sentí muy bien y estaba de acuerdo con
todo lo que se enseñaba. Creía que en realidad pertenecía al pueblo de Dios
y me dispuse a seguir estudiando la Biblia y los libros de la iglesia para
llevar el mensaje a todos los que conociera y por donde quiera que fuera.
En ese mismo año de 1988 ingresé a la Pucamaima, que en ese entonces era
Ucamaima, en la carrera de Ingeniería en Sistemas. Pero debido a una
depresión mental que me aquejaba desde hacía un año y también por motivo del
mandamiento del sábado, dejé la universidad. Esto me causó más problemas en
mi familia, especialmente con mi hermano mayor, quien me ayudaba con los
estudios y me había buscado los fiadores para mi crédito educativo, que me
fue aprobado en categoría 1, en 1987.
Al mes de dejar la universidad me sentía un poco mejor y decidí a entrar a
la Agencia de Publicaciones Adventistas de Santiago. Ingresé al cuerpo de
corportores (promotores de las publicaciones adventistas). Fui enviado a
Constanza, donde permanecí por cuatro meses vendiendo las publicaciones
adventistas sobre salud, sicología familiar y religiosa.
Para ese entonces ya había leído muchos libros de la iglesia y sentía que
en cada libro de Elena G. De White (la profeta del pueblo adventista), y de
variados autores de la iglesia, se me adentraba a nuevas doctrinas y
practicas, que no se me dijeron cuando se me predicó el mensaje sencillo de
la salvación, y de Jesús como mi único Salvador Personal. No ostante, no
estaba en desacuerdo con estas nuevas doctrinas.
Debido al intenso itinerario de mi trabajo y por las normas de salud de la
iglesia que estaba adoptando cada dia, empecé a perder peso rápidamente y a
sentir de nuevo esporádicas depresiones.
Mi Salida de la Iglesia:
Me sentí muy desilusionado cuando vi que la Agencia de publicaciones vendía
libros (ej. La Biblia Vulgata Latina), que eran puramente católicos, y
tenían ilustraciones y enseñanzas de todas esas cosas de las cuales nosotros
predicábamos en contra. Cuando le hice esta observación a mi Compañero
José Manzueta, a mi director asociado Olivo Mercado y al presidente de
publicaciones, el pastor Carlos Acosta, me dieron los tres una respuesta
tan superficial y liviana, que hizo generar en mi mente varias dudas en
cuanto a la meta final que se nos enseñaba en los campamentos de
entrenamiento que teníamos cada cierto tiempo.
También me di cuenta que la Agencia de Publicaciones cometía varias
irregularidades con el propósito de cobrar las deudas que muchos corportores
tenían con ellos.
En cada libro de Salud o familiar que vendíamos, se nos daba un pequeño
libro adicional con los mensajes de la iglesia y de Elena G. De White. Este
libro lo entregábamos a cada persona que compraba un libro, para que
recibiese y leyese el mensaje adventista.
Algunos de los vendedores que tenían deuda con la agencia no entregaban la
mayoría de los libros adicionales y los traían a la agencia para que les
fueran abonados a su cuenta, ya que si estos pequeños libros, se compraban
por separado, tenían su precio. Todavía creo que estaba mal por esos
vendedores retener esos libros adicionales que no eran para ellos, y mucho
peor por parte de la agencia al recibírselos.
Me sentía incomodo por los altos precios en que se cotizaban los libros de
la iglesia, y esto me lo repetían mis clientes a diario por donde quiera que
iba.
Hice la comparación con muchos libros que venden los Testigos de Jehová y
otros religiosos, que son del mismo material y hasta tienen el mismo olor, y
comprobé que, viniendo todos del extranjero y pagando la misma cuota
aduanal, que muchas veces tenía exoneraciones, los libros adventistas se
vendían y se venden todavía a más de tres veces el precio de lo que lo
venden las demás denominaciones y publicadores seculares.
Por esta causa y por el aumento de la depresión, decidí salir de la agencia
a principios de 1989, cuando ya había sido trasladado a La Isabela, en
Puerto Plata. El pastor Acosta y mi director asociado se mostraron
renuentes a que yo dejara de colportar, porque a pesar de que era nuevo,
tuve buen índice de ventas, alcanzando mejor blanco que mi compañero, que se
le encargó la labor de entrenarme en Constanza. Cuando Acosta vio que mi
decisión era firme, me regaló el libro El Colportor Evangélico, para que
cuando lo leyera tratara de reconsiderar mi decisión.
Esto causó una impresión negativa en mi familia, en la iglesia y en la
familia de la novia que tenía en ese entonces. Desde ese momento empecé a
notar cierta indiferencia en muchos miembros de la iglesia.
Aun creía plenamente en el mensaje adventista. Por mi mente no había
pasado la idea de dejar las filas de la iglesia.
Empecé a estudiar Inglés, y en lo que me desempeñaba pasando trabajos a
máquina, llenando diplomas y haciendo letreros, seguía activo en las cosas
de la iglesia y dedicando tiempo a la predicación del mensaje.
A mi salida de la agencia, cancelé la pequeña cuenta que tenía pendiente
con la casa publicadora y con parte del dinero que me sobró compré unos 8 ó
10 libros para mi estudio personal. Entre estos libros estaban los del
pastor Morris Venden acerca de la justificación por la fe. Me causaron una
gran impresión y motivación, por que hasta entonces casi nunca había oído a
los hermanos de la iglesia hablando sobre esto, sino que su principal empeño
y prédica era la predicación del día de reposo, los diezmos y las normas de
conducta y salud de Elena G. De White.
Aunque estos libros eran de la iglesia, al hablar sobre ellos con los
hermanos de la iglesia, me di cuenta que la justificación por la fe solo se
trataba de manera teórica en las filas de la iglesia, porque la mayoría de
los hermanos me refutaban muchos de mis argumentos que eran tomados de la
Biblia y de los libros Las 95 Tesis De La Justificación Por La Fe y la Vid
Verdadera, del pastor Morris Venden. A veces concordaban vagamente
conmigo.
Casi nadie asintió conmigo en la necesidad de que estas cosas se pusiesen
en práctica y no solo que estuviesen en libros olvidados en el polvo de los
estantes. Algunos me decían que la iglesia todavía no estaba preparada para
esto y que llegaría la etapa espiritual para la practica y enseñanza de
estos.
A partir de ahí empezaron mis diferencias con las doctrinas de la iglesia;
porque la justificación por la fe fue el punto más tratado por Pablo y los
Apóstoles en sus cartas. Pablo en sus cartas instruía a sus hermanos a
poner en practica el nuevo pacto inmediatamente en sus vidas, y no a vivir
bajo la ley.
Según el Evangelio de San Juan, especialmente el capitulo 15, primero hay
que tener a Cristo en el corazón y por medio de El cumpliremos los
mandamientos automáticamente, y no ofenderemos a Dios ni al hermano.
En los datos históricos de la iglesia leí que desde 1888 se empezó en la
congregación a hablar y escribir sobre la justificación por la fe en Jesús.
Me pregunté para mí mismo: Para cuando entonces estará la iglesia preparada
para este mensaje, si a diario se predica el inminente regreso de Cristo y
el cumplimiento de la mayoría de las profecías bíblicas, hasta el punto de
que siempre me encontraba con hermanos que acostumbraban a poner dos o tres
años para el decreto de lo que en la iglesia se conoce como la Ley Dominical
(Observancia del domingo en lugar del sábado), y lógicamente, que el mundo
se acabara y Cristo volviese a la tierra?
Ya para ese entonces tenía a mi suegra y a la mayoría de los hermanos de
la iglesia que se oponían a mis inquietudes.
En cierta ocasión pasó por mi casa un amigo mío que me llevó una canción de
Ricardo Arjona (Jesús es verbo, no sustantivo) para que yo la escuchara. Me
dijo que quería que yo la escuchara y que analizara el mensaje, que a él le
había gustado mucho.
Desde la primera vez que escuché la canción, me sentí muy acorde con sus
dichos y recibí sus letras y mensajes como si hubiesen sido dirigidos a mí.
La persona que me llevó la canción no vive una vida ejemplar; es un
metafísico espiritista y un buscador de faldas eterno. Ricardo Arjona, en la
mayor parte de sus canciones promueve el adulterio y la filosofía
existencialista y extraterrestre de la Nueva Era. Pero al analizar las
letras y el mensaje de esta canción, creí que, o Ricardo Arjona no es el
autor original de esta canción, o cuando la escribió estaba siendo inspirado
por parte de la voluntad divina que mueve el mundo, no habiendo caído aún en
la apostasía moral que vive en la actualidad, y que se reflejan en sus
canciones.
Al llevarle esta canción a miembros de mi iglesia y de otras religiones,
pasó lo que siempre pasa; el religioso iba de acuerdo con la canción en
todo lo que esta hablaba en contra de los demás, hasta que ella tocaba sus
errores. Una de mis amigas personales de la iglesia hasta me manifestó
sentir odio por esa canción. Según ella, esa era la causa principal de mis
disparidades con la iglesia.
En 1994, cuando ya el ambiente en la iglesia era casi completamente hostil
e indiferente hacia mí, decidí dejar de asistir a la iglesia, y solo iba
esporádicamente a algunos de sus cultos.
Algo que me incomodaba mucho era que los dirigentes de la iglesia no
mostraban mucho empeño por solucionar, o predicar por lo menos, en contra de
graves errores (adulterios, borrachera, juegos de azar), que eran el pan
diario de muchos de los nuevos y viejos miembros de la iglesia, que tenían y
tiene todavía la sociedad constantemente hablando y criticando a estos que
dicen ser verdaderos cristianos. Pero cuando la feligresía se descuidaba en
el pago de los diezmos y las ofrendas, venía como relámpago una semana de
mayordomía, para enseñarle a los hermanos “a devolver fielmente la
parte que le toca a Dios”.
No faltaron las críticas y difamaciones de hermanos, que decían que mi
desacuerdo con la iglesia era por la ruptura con mi novia, o por los
impedimentos que tuve tres años posteriores a esa ruptura, al querer
establecer relaciones amistosas y amorosas con otra joven de la iglesia,
donde tuve la insistente oposición de cinco familiares y allegados a ella.
Tres años después de mi salida de la iglesia, todavía seguía guardando el
sábado, pero había dejado de leer los libros de Elena de White, porque
sentía que mientras más los leía, más me colocaban por debajo de la ley.
Al seguir estudiando la Biblia sin la influencia de Elena G. De White,
leyendo literatura variada y bajando informaciones de la red, sobre
diferentes temas, me di cuenta que las principales doctrinas de la Iglesia
Adventistas están contradiciendo la Biblia; y que administran el diezmo de
forma diferente a como lo hacía el pueblo de Israel y a como la iglesia
apostólica administraba también las ofrendas (Deut. 14:22-29; 26:12-14)
(Hech. 2:45; 18:3; 1 Cor. 4:12; 1 Tes. 2:9).
En la actualidad, muchos de mis amigos adventistas me dicen que tengo que
ser humilde y aceptar que las doctrinas de la iglesia no se cambian de un
día para otro; que no tengo la verdad porque dejé de congregarme, y tratan
de justificar las contradicciones de Elena y la Biblia, asegurando y citando
lo que, según ellos, son contradicciones de la propia Biblia.
A continuación se citan algunas de las irregularidades administrativas y
doctrinales que se pueden notar en esta iglesia en la actualidad:
1. La observación de un día de reposo que era solo para el Israel político.
(Gál. 4:9-11; Rom. 5,6; 14:1-13; Col. 2: 16,17; Hech. 15: 10).
2. El pago de los diezmos a levitas modernos. (Hech. 18:3; 1 Cor. 4:12; 1
Tes. 2:9; Col. 2:14; Deut. 14:22-29; 26:12-14)
3. El utilizar los libros de Elena G. De White como patrón exclusivo para el
entendimiento de la Biblia. (Isaías 8:20).
4. Tratar de probar con la Biblia que Elena de White es una verdadera
profeta, mientras por otro lado dicen que la Santa Escritura se Contradice.
(Juan 17:17; Deuteronomio 32:4; Salmos 12:6; 19:7; Proverbios 30:5)
5. La iglesia no espera que los empleados de sus universidades, colegios,
casas publicadoras, etc, den el diezmo voluntariamente, sino que se los
descuenta automáticamente en la nómina de pagos.
6. Predicar que Cristo entró en el lugar santísimo en el 1844, cuando según
la Biblia, lo hizo desde su ascensión al cielo. (Leer carta a los hebreos).
7. Predicar muchas profecías del Apocalipsis como ya cumplidas en algunas
partes del mundo, cuando los relatos bíblicos las puntualizan con un efecto
global contundente.
8. La prohibición a ingerir alimentos que Dios creó para el disfrute de sus
hijos.
9. El programar a los miembros de la iglesia para que solo acepten lo que
se les sugiere y ni siquiera leer lo que escriba quien no es miembro de la
iglesia.
10. El poner al papado como la primera bestia de Apocalipsis 13, cuando en
realidad este es la segunda, el falso profeta que viene disfrazado de
cordero (el Anticristo).
11. No amonestar a los incontables miembros de su iglesia que tienen un afán
desmedido por hacerse ciudadanos de Estados Unidos, el país o potencia que
ellos dicen que es la segunda bestia del Apocalipsis 13.
12. La separación o muro doctrinal y social con quienes no pertenecen a sus
filas.
13.
Que creo y que hago ahora?
Nunca he dejado de estudiar la Biblia. Creo fírmente en Jesús y en su plan
de redención y salvación para los hombres.
No creo que la iglesia de Dios pueda vivir tan cómoda, como lo están todas
las religiones que conozco hasta ahora. En el Nuevo Testamento veo una
iglesia perseguida y atribulada hasta el final de los tiempos.
Las Escrituras dicen que los que quieran vivir piadosamente padecerían
persecución. En ellas no se nos habla de tiempos de tregua. En el
Apocalipsis 12 se nos habla de una iglesia perseguida hasta el mismo momento
de la venida del Señor.
Creo que si las religiones que tú y yo conocemos no padecen persecución o
dificultades, es porque su vida y sus doctrinas no son una amenaza para la
Babilonia Espiritual (El conjunto de congregaciones, gobiernos, sistemas y
creencias opuestas a la voluntad de Jesús).
Trato de escucharlo todo y retener lo bueno.
Aunque estoy convencido de la influencia del Espíritu Santo en mi vida, no
trato de imponer mis creencias a nadie, ni siquiera a mis hijos y esposa.
Si quieres saber más sobre lo que has leído, sobre los problemas en la
historia de los adventistas del séptimo día, de las contradicciones entre
Elena G. De White y la Biblia, la ciencia, el sentido común y entre ella
misma, sobre las falsas doctrinas que te predican las religiones que
conoces; puedes constatarme al teléfono 545-6450 (Beeper 209-0576).
Si tienes acceso al Internet, puedes escribirme al correo electrónico
(
[email protected])
Félix Lantigua Paulino
C/ Prolong. Salome Ureña, Tenares (Casi frente al Hospital, 1ra. planta)
Tenares, Salcedo, Rep. Dom.
Nota: Si crees que este testimonio podría ayudar a otras personas, o a que
miembros de la iglesia adventista que conoces eviten mantenerse por debajo
de la ley y creyendo en una profeta que los baja un escalón más para el
infierno en cada capítulo que leen de sus libros, te agradecería que
hicieras llegar una copia de este material a esa persona, pero ten presente
primero, que esto podría causarte cierta oposición de parte de los dirigentes.