ESPIGUEOS (para creyentes).

27 Diciembre 2010
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif] Cuando el mundo observaba a Juan, a Pedro o a Pablo y percibía que ellos eran semejantes a su Señor, los rechazaba tal como lo había rechazado a Él. El mundo no podía conocerlos, porque no lo había conocido a Él.[/FONT][/FONT]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Preguntémonos los creyentes de hoy: ¿nuestro andar es tan semejante al de Cristo, como para que el mundo, el cual no conoció a Cristo ni a Juan ni a Pablo, tampoco nos conozca a nosotros? ¡Ay!, quizá hasta un incrédulo podría señalarnos las diferencias que hay entre nosotros y Cristo.[/FONT][/FONT]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]El mundo veía en Pablo a un hombre que, en todo lo que hacía, tenía en vista la gloria de Cristo. Las personas que me han visto obrar desde hace treinta años, ¿podrían decir lo mismo de mí? Por cierto que no; pero ya sea que se trate de un pastor del rebaño o de la más débil oveja, la vida de Dios manifestada en cada uno debería tener el mismo carácter. Si es cierto que poseo dicha vida, ¿me conduzco en concordancia con ella? ¿Y tú?[/FONT][/FONT]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Que cada uno se pregunte: «¿Puedo decir que soy un miembro de Cristo, que Él me mira y que ve correr en mí la vida que tengo en Él? ¿Soy consciente de la responsabilidad que tengo, la cual consiste en agradar a Cristo, quien me amó y que, a pesar de lo que yo soy, no se avergüenza de decir que soy suyo?»
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Si no hallas la respuesta, ve al Padre, díselo, y verás lo que Él hará, pues su pensamiento es llamar a hijos para sí. Vayamos al gran Médico, y hallaremos “bálsamo en Galaad” (véase: Jeremías 8:22).[/FONT][/FONT]
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Wigram G.V. - (Messager Évangélique, 1931)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Los judíos son el pueblo por el cual y en el cual Dios estableció su nombre de Jehová. La Iglesia es el pueblo en el cual, como en su familia, el Padre manifiesta su carácter de bondad y amor.

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Darby J.N. - (Messager Évangélique, 1949)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

En realidad, el que es hijo de Dios, no solamente es mirado como un extraño ante la Humanidad sin Cristo, también padecerá persecución de cualquier tipo. Este también es un buen medidor de referencia.

El que se dice "cristiano" pero va tranquilo sin sufrir acoso de acusaciones falsas y mentiras, debería considerar si en verdad es "cristiano", pues seguir a Cristo no es fácil... y menos cuando la gente odia la Luz de Él.
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Los términos andar con el Señor y seguir al Señor expresan el mismo grado de comunión, sólo que el primero indica más intimidad y el segundo más dependencia.

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[/FONT]Rossier H. - (Messager Évangélique, 1987)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Cuanto más avanzamos en el camino, tanto más comprendemos que, para ir adelante, es necesario apegarse a la Palabra, al Señor. La fe posee siempre lo que es inmutable y lo que permanece en todo su frescor. Así, a pesar de todo, podemos avanzar. Luego el tiempo se acorta, ¡el Señor viene! El mundo se agita, todo se derrumba, aquí abajo nada nos brindará su apoyo, pero nuestros pies están sobre la Roca; todo está a disposición de la fe. Esperamos al Señor cada día. La vida cristiana consiste en vivir un día por vez. Lo que nos corresponde es depender de Dios para saber lo que debemos hacer hoy.

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[/FONT]Prod'hom S. - (Messager Évangélique, 1962)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Los orígenes de nuestras miserias no siempre se sanan corrigiendo las faltas de las que tomamos conocimiento. Dichas miserias desaparecen cuando las almas se alimentan de las riquezas que están en Cristo. Debemos pensar en ello. Alimentándonos nosotros mismos de Cristo —y Él nos permite hacerlo sin límites— nuestro deber es llevar a otras almas a respirar una nueva atmósfera llena de Él.


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[/FONT]Darby J.N. - (Messager Évangélique, 1959)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]En medio de todas las pruebas y sufrimientos en que podamos hallarnos, es imposible dudar de la bondad de Aquél que quiso tomar nuestro lugar bajo el juicio de Dios; si pensamos detenidamente en esto, habremos levantado una barrera infranqueable contra todo sentimiento que, en nuestra vida, no sea digno de Él, quien dio testimonio de un amor tan grande por nosotros. Los caminos de Dios respecto a nosotros no pueden tener otra fuente que su amor, el cual nos manifestó en Jesucristo nuestro Señor.


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Foulquier J.
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

Muy edificantes sus palabras....Gracias
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Tenemos inmensa dificultad para andar de manera humilde y paciente en el sendero que nos es necesario transitar como consecuencia de nuestra propia caída. La incredulidad de Israel, que rehusó subir a la tierra de Canaán, hizo necesario que volviesen atrás y que, según las dispensaciones del gobierno de Dios, anduviesen errantes por el desierto durante cuarenta años. Ellos no querían someterse a esto y se resistían. Se negaban a doblar su cerviz bajo el yugo que se les imponía.[/FONT][/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]¡Cuán a menudo hacemos lo mismo! Caemos, tropezamos y, por lo tanto, nos envolvemos en circunstancias difíciles. Entonces, en lugar de inclinarnos mansamente bajo la mano de Dios para tratar de andar con él en humildad y contrición de espíritu, nos volvemos reacios y rebeldes; nos aferramos a las circunstancias en lugar de juzgarnos a nosotros mismos y, en nuestra obstinación, procuramos escapar a esas mismas circunstancias en vez de aceptarlas como una justa y necesaria consecuencia de nuestra propia conducta.[/FONT][/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Tarde o temprano, el espíritu pretencioso será humillado. Si no se tiene fe para tomar posesión de la tierra prometida, entonces no queda nada por hacer sino recorrer el desierto con humildad y simplicidad de corazón.
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Mackintosh C.H. - (Messager Évangélique, 1953)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Times New Roman, Times, serif] Hay momentos de dificultades y de pruebas en que, precisamente, cada uno encuentra su nivel.


Llega un tiempo en que cada uno debe andar conforme a su propia fe; entonces los que siguen el ejemplo de Abraham subirán al monte y los que proceden como Lot descenderán a las llanuras bien regadas...



[/FONT](Messager Évangélique, 1912)
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Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

Deberíamos conocer el cielo más que la tierra, pues tenemos la Palabra que revela el cielo, a Cristo que descendió del cielo y dio testimonio de las cosas que vio y oyó allí, y al Espíritu Santo, dado del cielo por un Cristo glorificado, para comunicarnos las cosas que son de Cristo.


(Messager Évangélique, 1889)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Times New Roman, Times, serif]Para sondear las Escrituras se necesita la luz de Dios, el Espíritu Santo. Para la inteligencia humana ellas son como un lugar oscuro en el que el hombre busca a tientas. Cuando penetra allí iluminado por su propia sabiduría, se desvía como en un laberinto en el cual corre el riesgo de extraviarse por completo. Pero cuando Dios lo ilumina, ellas vienen a ser para la fe un lugar de delicias en el cual a cada paso se descubren nuevos tesoros.


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Koechlin M. - (Messager Évangélique, 1942)
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

La persona que demanda un mandamiento explícito para cada cosa, es una persona que no quiere un mandamiento; y porque piensa que no lo hay, pregunta: «¿Dónde está eso en la Biblia?» En cambio, aquel que tiene un corazón obediente, no exigirá un mandamiento, sino que siempre lo encuentra. Tal persona ve por todas las Escrituras directivas y razones de obediencia, pero el poder para ello radica en el Espíritu Santo que revela a Cristo.


W. Kelly, The Bible Treasury, vol. 2 pág. 143
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

Pablo lo pudo todo por medio de Cristo que lo fortalecía. ¡Qué experiencia más dulce y preciosa!; no solamente porque da la capacidad para corresponder a todas las circunstancias, sino porque el Señor es reconocido como el constante, fiel y poderoso amigo del corazón.

No se dice: «Todo lo puedo», sino “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Hay un poder que dimana constantemente de una relación con el Señor. Tampoco está escrito solamente: «Uno lo puede todo». Esto es verdad; pero Pablo lo había aprendido de forma práctica. Él sabía con quién podía contar. Jesús siempre había permanecido fiel a él, le había guiado a través de muchas dificultades y también a través de tiempos prósperos, de modo que había aprendido a confiar en Él y no en las circunstancias. Y Cristo es siempre el mismo.



J. N. Darby
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

“…y todo Él codiciable” (Cantares 5:16).

El Señor Jesús es en sí mismo el resumen de toda belleza y perfección.

¿Cómo fue la vida de este Jesús, el “varón de dolores, experimentado en quebranto”? (Isaías 53:3). Una vida de activo trabajo en la oscuridad, haciendo penetrar el amor de Dios hasta los más escondidos rincones de la sociedad, en todas partes donde mayor era la necesidad. Esta vida no se ponía al abrigo de las miserias del mundo, sino, ¡maravillosa gracia!, hacía penetrar allí el amor de Dios.


J. N. Darby
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

Mientras que la primera acción de Adán es la de hacer su propia voluntad, Cristo aparece en este mundo de miseria, ofreciéndose en amor para hacer la voluntad de su Padre. El Señor vino al mundo, despojándose a sí mismo. Por un acto de consagración a su Padre, vino hasta nosotros a fin de que, por mucho que le costara, Dios fuera glorificado.


Adán fue culpable del único acto de desobediencia que pudo cometer. Pero Aquel que disponía de todos los recursos de la potestad, utilizó ésta sólo para manifestar un servicio más perfecto y una dependencia mayor. ¡Qué precioso es para nosotros el espectáculo de los caminos del Señor!


J. N. Darby
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

Un chico se encuentra parado en la playa. Un barco vuelve de la pesca y costea la ribera. Entonces el chico hace grandes gestos para llamar la atención de los pasajeros. Pero un hombre que estaba cerca de él le dice: «¡No seas tonto, el barco no va a cambiar de dirección porque tú agites los brazos!»

Pero el barco cambia de rumbo y se acerca a la orilla. Una canoa es puesta en el mar y viene a buscar al muchacho. Una vez a bordo y sobre el puente del navío, grita: «¡Señor, no soy tonto; el capitán del barco es mi padre!»


Esta historia encierra una lección para nosotros, los cristianos. ¿Por qué el capitán del barco cambió de rumbo? No porque el chico tuviese derecho a parar un navío, sino porque este chico era su hijo.


Cuando las circunstancias de la vida son difíciles, sin esperanza, ¿cambiará Dios el curso de las cosas por un solo hombre que ora? Sí, el que gobierna el universo puede hacerlo, y lo hace a menudo, porque el creyente que ora no es solamente un hombre: es su hijo.


Como este chico en la playa, podemos ser incomprendidos, pero oremos a Dios sin cesar, a pesar de su grandeza y de su silencio a veces, porque es nuestro Padre en Jesucristo.
Somos muy poca cosa en el vasto universo, pero nuestro Padre celestial nos conoce personalmente. El muchacho no era gran cosa frente a un barco, pero tenía un gran lugar en el corazón del capitán. He aquí una pequeña apreciación del amor de nuestro Padre celestial.


“¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” (Lucas 18:7).


“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1).


“El Padre mismo os ama” (Juan 16:27).




EB
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

Cuando estamos con Dios, no tenemos miedo. Si nuestro estado espiritual es malo, tenemos miedo, porque nuestra conciencia no está tranquila. Si marchamos con el Señor, nuestra conciencia está tranquila y, estando en armonía con Dios, su bendición queda asegurada. Cuando somos rebeldes, demos por seguro que Dios no nos bendecirá. Tengamos la seguridad de que Dios pondrá en orden todas las situaciones, en su tiempo y a su manera. Bienaventurado aquel que se dirige a él para pedirle que ordene sus caminos, porque Dios tiene siempre la última palabra, aunque no estemos de acuerdo con él. No ganamos nada en luchar contra Dios; el que tiene la osadía de hacerlo, ya sea que se trate de un inconverso o de un creyente, sufrirá una gran pérdida.


Autor desconocido
 
Re: ESPIGUEOS (para creyentes).

En una modesta casa, una joven de 21 años se moría a causa de una grave enfermedad pulmonar. La madre, sentada al lado de la cama con su corazón destrozado, contemplaba el pálido y delgado rostro de su hija, que antes rebosaba en vida y salud. Su dolor, guardado desde hacía mucho tiempo en su corazón, de repente prorrumpió en sollozos convulsivos. La moribunda abrió los ojos y dijo:


— ¡Mamá!


— ¿Qué quieres hija mía?, preguntó la madre inclinándose tiernamente hacia ella.


— Mamá, cuando compras alguna cosa en la ciudad y la has pagado, ¿no tienes derecho a llevarte a casa el objeto adquirido?


— Por supuesto, hija mía.


Los ojos de la enferma se iluminaron, y con una voz lenta y solemne dijo:


— Mamá, Cristo me ha comprado por elevado precio; ¿no tiene derecho a llevarme junto a él?


La pobre madre bajó la cabeza, y el corazón oprimido y destrozado pronunció un «¡sí!»


Querido lector: ¿Conoce usted a aquel que le compró, y sabe a qué precio? ¿Descansa su corazón en la obra de la cruz y en su gran amor? ¿Sabe que Cristo le rescató para él? (Tito 2:4). Recuerde estas palabras: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” (1 Corintios 6:20).




G. B. F.