Re: Es posible la armonia entre cristianos católicos y no católicos.
Aquí disiento contigo, Oso.
El Concilio Vaticano II ha dejado clara la postura de la ICAR sobre todo en la UNITATIS REDINTEGRATIO; te voy a poner algunos estractos pequeños:
Aunque te recuerdo, estimado Oso, que yo no hablo en este hilo de ecumenismo, que sería hermoso un ecumenismo pleno; pero ahora simplemente hablo de tolerancia, a lo mejor ese es el primer paso.
Saludos
Coincido plenamente contigo, y doy garcias a Dios por tu nobleza; solo que lamentablemente las anatemizaciones hechas en Trento son irrevocables, por lo que todo queda en solo buenas intenciones.
Ese es el problema.
Un slaudo.
Aquí disiento contigo, Oso.
El Concilio Vaticano II ha dejado clara la postura de la ICAR sobre todo en la UNITATIS REDINTEGRATIO; te voy a poner algunos estractos pequeños:
El amor y la veneración y casi culto a las Sagradas Escrituras conducen a nuestros hermanos separados el estudio constante y solícito de la Biblia, pues el Evangelio "es poder de Dios para la salud de todo el que cree, del judío primero, pero también del griego" (Rom., 1,16).
Invocando al Espíritu Santo, buscan en las Escrituras a Dios, que, en cierto modo, les habla en Cristo, preanunciado por los profetas, Verbo de Dios encarnado por nosotros. En ellas contemplan la vida de Cristo y cuanto el divino Maestro enseñó y realizó para la salvación de los hombres, sobre todo los misterios de su muerte y de su resurrección.
Pero cuando los hermanos separados reconocen la autoridad divina de los sagrados libros sienten -cada uno a su manera- diversamente de nosotros en cuanto a la relación entre las Escrituras y la Iglesia, en la cual, según la fe católica, el magisterio auténtico tiene un lugar especial en orden a la exposición y predicación de la palabra de Dios escrita.
Sin embargo, las Sagradas Escrituras son, en el diálogo mismo, instrumentos preciosos en la mano poderosa de Dios para lograr aquella unidad que el Salvador presenta a todos los hombres...
Nuestra atención se dirige, ante todo, a los cristianos que reconocen públicamente a Jesucristo como Dios y Señor y Mediador único entre Dios y los hombres, para gloria del único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sabemos que existen graves divergencias entre la doctrina de estos cristianos y la doctrina de la Iglesia católica aun respecto a Cristo, Verbo de Dios encarnado, de la obra de la redención y, por consiguiente, del misterio y ministerio de la Iglesia y de la función de María en la obra de la salvación. Nos gozamos, sin embargo, viendo a los hermanos separados tender hacia Cristo, como fuente y centro de la comunión eclesiástica. Movidos por el deseo de la unión con Cristo, se sienten impulsados a buscar más y más la unidad y también a dar testimonio de su fe delante de todo el mundo...
Pero si muchos cristianos no entienden siempre el Evangelio en su aspecto moral, en la misma manera que los católicos, ni admiten las mismas soluciones a los problemas más complicados de la sociedad moderna, no obstante quieren seguir, lo mismo que nosotros, la palabra de Cristo, como fuente de virtud cristiana, y obedecer al precepto del Apóstol: "Todo cuanto hacéis de palabra o de obra, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por El" (Col., 3,17). De aquí puede surgir el diálogo ecuménico sobre la aplicación moral del Evangelio...
Expuestas brevemente las condiciones en que se desarrolla la acción ecuménica y los principios por los que se debe regir, dirigimos confiadamente nuestra mirada al futuro. Este Sagrado Concilio exhorta a los fieles a que se abstengan de toda ligereza o imprudente celo, que podrían perjudicar al progreso de la unidad. Su acción ecuménica ha de ser plena y sinceramente católica, es decir, fiel a la verdad recibida de los Apóstoles y de los Padres y conforme a la fe, que siempre ha profesado la Iglesia católica, tendiendo constantemente hacia la plenitud con que el Señor desea que se perfeccione su Cuerpo en el decurso de los tiempos.
Aunque te recuerdo, estimado Oso, que yo no hablo en este hilo de ecumenismo, que sería hermoso un ecumenismo pleno; pero ahora simplemente hablo de tolerancia, a lo mejor ese es el primer paso.
Saludos