En la “expansión” que se produjo en el segundo “día” creativo se describe la creación de un espacio abierto o una división entre las aguas que cubrían la Tierra y otras aguas que estaban por encima de ella. Así se explica la formación de la expansión atmosférica que rodea la Tierra, y se indica que hubo un tiempo en que no había tal división clara o espacio abierto, sino que todo el globo estaba envuelto en vapor de agua. Este hecho concuerda también con el razonamiento científico acerca de las etapas primitivas de la formación del planeta y el punto de vista de que en un tiempo toda el agua de la Tierra existía en forma de vapor atmosférico debido al gran calor de la superficie de la Tierra.
Este uso figurado de la palabra “día” para designar diferentes períodos de tiempo que se ve en el relato de la creación de Génesis, hace referencia a una semana de seis días creativos seguidos de un séptimo día de descanso. La semana que Dios prescribió a los judíos en el pacto de la Ley seguía el modelo de esa semana creativa. (Éx 20:8-11.) En el registro bíblico, cada uno de los seis días creativos finaliza con las palabras: “Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana”, el día primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. (Gé 1:5, 8, 13, 19, 23, 31.) Sin embargo, en el caso del séptimo día no se emplea la misma coletilla, lo que parece indicar que este último período, durante el cual Dios descansa de su actividad creadora respecto a la Tierra, no había concluido. En Hebreos 4:1-10, el apóstol Pablo explicó que el día de descanso de Dios aún estaba en progreso, lo que significa que entonces habían transcurrido más de cuatro mil años desde su comienzo. De esta referencia se deduce que cada uno de los períodos creativos tuvo una duración de, al menos, miles de años. Como dice A Religious Encyclopædia, “los días de la creación fueron días creativos, etapas de un proceso, pero no días de veinticuatro horas cada uno” (edición de P. Schaff, 1894, vol. 1, pág. 613).
Saludos Sr. Manuel