Por supuesto, en el antiguo pacto, el único Señor de la iglesia en el desierto es Dios el Padre.
En ese tiempo, solo Él es la cabeza sobre Israel, el Ungido de Dios destinado a ser cabeza de Israel todavía NO HABÍA SIDO MANIFESTADO.
2 Timoteo 1:8-10
Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios, quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad, y que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio,