Él es "el que era, el que es y el que ha de venir" Apocalipsis 1:8
Migthor, él ya era Dios desde mucho antes de toda criatura, él es el eterno.
Él usó una virgen para venir a manifestarse a los hombres y ofrecerles su plan de salvación.
El santo ser que llevaba María, era Dios mismo en la persona del hijo, ya se te citó la escritura, tuvo que crecer en todo lo que era necesario, en gracia, en sabiduría, en estatura, etc.
Elizabeth, madre de Juan el Bautista, llena del Espíritu Santo dijo esto cuando oyó el saludo de su parienta María:
S. Lucas 1:42-43
"y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre"
"¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?"
Y la virgen concibió y dio a luz a "Dios con nosotros"
Reflexiona esto:
El Espíritu Santo le reveló a Simeon que no vería muerte hasta ver al Ungido del Señor. Al Hijo de Dios.
Simón (significa "el que oye") vino al templo, movido por El Espíritu. No porque era un santurron religioso, o casualmente le dieron ganas de ir al templo.
Se dirigió a José y María y
En la presentación del hijo en el templo, Simeon, bendiciendo a Dios, (al Padre de ese ser) alzandolo en brazos al bebé, dijo:
"ahora, Señor , despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; por que han visto mis ojos tu salvación"
Obviamente , solo quien le escuchó y entendió todo eso fue El Padre, quien escuchó su confesión desde los cielos, y obvio, el Espíritu Santo, quién lo llevó ahí. Seguia ahi, su presencia, pues por el Espíritu profetizó secretos. Léelo.
Jose y María, probablemente no captaron todo el cuadro, pero eso si, estaban maravillados de lo que se decía de su hijo. Lc. 2:33
Pero claro, en nuestra ceguera y religiosidad protestante.
¡¡¡Los católicos estan equivocados en todo!!!!!
¡Es una lástima que no podamos ver o creer quién era ese bebé, quién era ese niño hablando con los "doctos", ni en vivo, ni en la escritura!
Ni aunque no llevaran mil veces en el tiempo hacia esa época.
Solamente hasta verlo colgado, muerto injustamente en una cruz, sólos ahi con el centurion, hubiéramos llorado y con los mocos escurriendo hasta la barbilla, y moviendo la cabeza, hubiéramos estado de acuerdo en su valiente confesión:
"Verdaderamente este hombre era hijo de Dios"