Yo considero que Pedro al igual que los demás apóstoles tenían la autoridad para dirigir la Iglesia, y guiarla e instruirla. No como alguien que tuviera más autoridad que los demás apóstoles, sino como alguien que dirigía el rebaño al igual que los demás obispos y ancianos.
UN POCO DE DOCTRINA APOSTÓLICA
¿HAY JERARQUÍAS EN NUESTRAS ASAMBLEAS?
Hch 20:17 Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.
Hch 20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que
EL ESPÍRITU SANTO OS HA PUESTO POR OBISPOS, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
EL ESPÍRITU SANTO OS HA PUESTO POR OBISPOS
Esta es la auténtica Soberanía de Dios en la Iglesia de Cristo.
Y la referencia es a Hermanos que ya vienen trabajando dentro de la asamblea, como la misma congregación puede dar testimonio de su devoción y abnegación.
Es, en este sentido, que deben interpretarse las palabras del apóstol dirigidas a Timoteo en el período apostólico, que termina con la muerte del último apóstol.
AUTORIDAD APOSTÓLICA:
Tit_1:5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, Y ESTABLECIESES ANCIANOS en cada ciudad, así “COMO YO TE MANDÉ”.
La evidencia la tenemos en la elección de los diáconos, leemos:
“LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO Y DE SABIDURÍA”
Hch 6:2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.
Hch 6:3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
Si en la elección, de diáconos, se elimina el buen testimonio, la llenura del Espíritu Santo, y su Sabiduría, la elección de los tales, no es bíblica, y se transforma en un nombramiento normal, para suplir una vacante, como ocurre en una empresa comercial, sea esta pequeña o grande.
El punto que deseo enfatizar es este:
1Ti_3:1 Palabra fiel: Si alguno anhela “obispado”, buena obra desea.
El apóstol jamás pudo imprimir a la expresión “OBISPADO”, el sentido de jerarquía eclesial, como ocurre con el Nicolaítismo, en su sentido etimológico, que explicado por Scofield, tendríamos:
Nikao= Conquistador
Laos= Pueblo
No existe autoridad para abandonar este significado y hacer desaparecer “este control sobre la congregación”, como se pretende con la tradición, la cual adjudica otro sentido a esta palabra, para presentarla como en relación con los seguidores de un tal Nicolás.
Lo digo por cuanto en el judaísmo, teníamos un sacerdocio formado exclusivamente por la tribu de los levitas, que Dios, en su soberanía, los eligió para relacionarse con las funciones del Santuario, y no fue algo gratis, sino que ellos mostraron fidelidad al Señor en aquel día cuando sus hermanos, lo traicionaron, con el becerro de oro en el desierto (Éx.32:26).
Tristemente, en los tiempos del Ministerio del Señor, se había dividido la hermandad, leemos:
Mat 23:8 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.
El Señor está refiriéndose a una casta sacerdotal inventada por la soberbia humana, con el título de “RABÍ”.
Y a ellos, se refiere en estos términos:
Mat 23:5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;
Mat 23:6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,
Mat 23:7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.
De manera que cuando los Nicolaítas llegaron a la asamblea de Éfeso:
Apo 2:6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
Lo más probable es que lo hayan hecho, con estas mismas obras, adaptadas al entorno gentil, que el Señor ya había denunciado en Mateo 23:5-7, como la base de la división entre los hermanos…
Este grupo de hombres, probablemente de origen judío, había logrado mimetizarse dentro de esta asamblea, con un “arduo trabajo”, como los demás, pero su propósito pronto salió a la luz: querían ser obedecidos, y así ejercer un control dominante sobre la grey; en palabras más directas, querían reconocimiento de ancianos, sin siquiera formar parte de las primicias de Éfeso.
Habían aterrizado allí, probablemente de las Sinagogas cercanas, con propósitos de Obispado, conforme al modelo del “principal de la Sinagoga”, y no conforme a la libertad que tenemos en Cristo, los que nos reunimos en su nombre (Mt.18:20).
Apo 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Las “primicias” de Éfeso, un manojo de creyentes, iniciado, por lo menos, con más de 30 miembros, había logrado un crecimiento importante a base del amor a Cristo, leemos:
Efe 1:15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,
Efe_5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Se trabajaba en la evangelización fuera de la asamblea, en las escuelas bíblicas, en las ofrendas a los siervos itinerantes (3Jn.1:7), y todas las demás actividades, por amor a Cristo, y se reunían en cada culto, de forma similar a la manera como deben reunirse en la Cena del Señor, en adoración, dando libertad al Espíritu, para orar, para enseñar, para cantar, etcétera.
El orden y la manera como se llevaba a cabo las reuniones de asamblea, en la iglesia primitiva, no estaba restringida a la voluntad de un liderazgo formado por ancianos, quienes elegían quién podía usar el púlpito para una palabra de ministerio, o señalar a quien le correspondía la introducción de un estudio de la biblia. Leemos:
1Co 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
“CADA UNO DE VOSOTROS”
Los hermanos iban preparados para contribuir, llevaban algo que compartir para la edificación, exhortación y consolación de la asamblea.
La idea de asistir al culto, sin llevar nada que compartir, era ajena a estas reuniones de asamblea, donde el Espíritu Santo, actuaba con entera libertad en medio de los hermanos.
Porque si Cristo, está en medio de nosotros (Mt.18:20), es su legítimo representante quien dirige el culto y no una potestad humana, (Jn. 16:13-15). Leemos:
Efe 4:15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo, en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
Efe 4:16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Una reunión como iglesia, un culto de estudio, o de oración, incluso en la adoración contenida en la Cena del Señor, fue diseñada por Dios, para permitir que todo hermano, participe en la adoración y edificación del Cuerpo de Cristo como un todo.
Pero con el transcurso del tiempo, las asambleas crecieron, y el orden de participación, quedó limitado por el horario de culto.
Por lo que muchos hermanos, regresaban con su pan debajo del brazo, pero regresaban llenos espiritualmente, por la edificación, exhortación y consolación, manifestada en el culto.
Ya los que habían participado sabían que, en la próxima reunión, debían dejar lugar a otros hermanos, sin necesidad que nadie les advirtiese sobre lo evidente. Y así, se rotaba la actividad participativa en los tres o cuatro cultos de la semana.
Hoy en día son pocas las asambleas que se reúnen conforme al modelo apostólico.
Ya la palabra "obispo" o "anciano" no trasmite su verdadero significado a los lectores modernos, ya que actualmente el oficio de obispo se relaciona con jerarquía eclesiástica.
Anhelar este oficio equivaldría a procurar trato preferencial en el ministerio cristiano.
Nos parece que estamos en lo correcto al creer que tal ambición no es digna del hombre que ha dedicado su vida al servicio de Cristo.