Re: Elena White reconocida por un rabino como profetisa genuina
Estimado eduardo martínez r. Saludos cordiales.
Tú dices:
Je, je, je. Otros judíos son amigos de musulmanes. Otros son amigos de católicos. Otros están en la cárcel. Otros son asesinos. Otros están en manicomios. Otros son homosexuales. Otros son ladrones. Otros son fariseos.
Por cierto, infeliz, esos "hermanos" judíos, ¿qué "estudian" con los "hermanos" adventistas? ¿Les enseñan ustedes ese cuentecito del corderito (macho) que, según ustedes, se ofrecía como sacrificio por el pecado en el santuario israelita? ¿Alguno de esos "hermanos" judíos se ha creído alguna vez el incompetente embuste de ustedes? Je, je, je.
Respondo: Si reconocen a Jesús como el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" es el maximo avance en la conversión de nuestros hermanos judíos.
Jesucristo, como el “Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29), se presentó como el sacrificio perfecto y su sangre, a diferencia del antiguo pacto, no cubre sino limpia completamente todo pecado. Por ello el
hombre perdido y sin esperanza puede ser salvo por medio de la sangre, que fue derramada en la cruz del Calvario por el Cordero de Dios, Cristo Jesús. La Biblia declara que el cristiano es elegido por Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre (1 P. 1:2-3)
“pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn 1:7)
El cristiano debe conocer y experimentar los beneficios de esa sangre bendita, puesto que desde que recibió a Jesucristo en su corazón, empiezó a actuar en la nueva vida hasta ser presentada puro delante del Señor, y vivir para siempre con Dios. La ley dada por medio de Moisés establecía que todo
pecado debía ser purificado con sangre, a través de un sacrificio (Lv. 14:25), y en el libro de Hebreos, se dice que casi todo es purificado con sangre, conforme a la ley de Moisés (He. 9:22a). La palabra ”purificado”, viene del griego Katharizo, que significa: limpiar y liberar de toda mezcla (Strong 2511), lo que indica que la sangre de Cristo limpia cualquier tipo de pecado (2 Co. 5:17)
La palabra “redención” viene de la raíz griega Lutroo que quiere decir:
liberar contra recepción de un rescate (Strong 3084), esto significa liberar mediante el pago de un precio de rescate, por eso la obra de Jesucristo redimió a los hombres de toda iniquidad (Tit. 2:14), Él nos rescató de la vana manera de vivir que se heredó de los padres (1 P. 1:18), de la esclavitud de la tradición, y el único pago de rescate fue la preciosa sangre de Jesucristo.
En el Nuevo Testamento se enseña que la sangre de los toros y de los machos cabríos no pueden quitar los pecados (He. 10:4), sino que sólo la de Cristo, quien realizó una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados (He. 10:12) de toda la humanidad (1ª. Jn. 2:2). La sangre de Cristo quita el pecado, porque en Él no hay pecado. (1 Jn. 3:5). La palabra “quitar” viene del griego airos que significa levantar, llevar, tomar arriba o afuera (Strong 142), por lo que Cristo llevó nuestros pecados sobre su hombro, los tomó para que ya no los cargara el creyente.
Cuando se habla de limpiar se refiere a la palabra griega Katharizo que significa: hacer limpio, limpiar de la contaminación del pecado y declarar limpio (puro) (Strong 2511), lo que indica que la sangre de Cristo limpia al creyente de todo pecado, e incluso enfermedades, como al leproso que le dijo a Jesús que si Él quería podía limpiarlo (Mat 8:2)
La sangre de Cristo limpia la conciencia de obras muertas, lo cual permite al creyente servir a Dios. La conciencia se refiere, según el diccionario VINE, a “aquella facultad mediante la cual se llega a saber la voluntad de Dios, como aquello que está dispuesto a gobernar la vida, por ejemplo: el sentido de culpa delante de Dios” (He. 10:2), y por otra parte, la conciencia es “aquel proceso de pensamiento que distingue lo que considera moralmente bueno o malo, alabando lo bueno, condenando lo malo, y así impulsando a hacer lo primero y a evitar lo último”. Utilizando estas definiciones comprendemos que la sangre de Cristo es suficiente para limpiar el pensamiento del creyente, fortaleciéndole la conciencia para que distinga claramente (1 Co. 8:7), entre lo que proviene de Dios y no dejarse influenciar por lo que proviene del enemigo.
El acto de la Cena del Señor, proporciona permanencia en el Hijo, puesto que Cristo afirmó que quién comiera su carne y bebiera en su sangre,
permanecería en Él, y Él en el (creyente) Juan 6:56
“Comunión” se deriva del griego Koinonia, que significa:
tener en común, compañerismo, la parte que uno tiene en cualquier cosa, participación, un compañerismo reconocido y gozado (Strong 2842). Los creyentes tienen compañerismo con Cristo, por medio de la participación de la Cena del Señor, pues simbólicamente se participa de su muerte y resurrección y se anuncia su venida. 1 Corintios 10:16
La Biblia dice que en otro tiempo, el hombre anduvo lejos de Dios, desobediente (Ro. 11:30), sin embargo, a través de la sangre de Cristo, fue hecho cercano a Dios. La sangre de Cristo cambia el corazón para acercarnos a Dios. (Efesios 2:13).
HAY ENTRADA AL LUGAR SANTÍSIMO, Hebreos 10:19. El lugar Santísimo era el lugar del Tabernáculo construido por Moisés, en donde estaba el Arca del Pacto, que representa la presencia de Dios; pero ahora por la Sangre de Cristo tenemos entrada al verdadero Lugar Santísimo, para conocer al Señor más de cerca y gozarnos en Él.
NOS SANTIFICA, Hebreos 10:10. Santificación se deriva del griego jagiazo que significa: hacer santo, poner aparte para Dios, santificar, hacer una persona o cosa lo opuesto a koinos y común (Strong 37).
La sangre de Cristo sobre la vida del creyente santifica y regenera, por ello no debemos menospreciarla, ni tenerla en poco, ya que Dios castigará a aquel que la tenga por inmunda (He. 10:29)
Satanás engaña al hombre después de pecar si se presenta delante de Dios confiadamente, pierde la sensibilidad del pecado, para pecar más, pero si no quiere pecar no necesita nuestro esfuerzo y decisión si no acercarse a Jesucristo. Hebreos dice: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Hebreos 4:15,16.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.