Re: Elena White lo predijo
Estimado et. Saludos cordiales.
Tú dices:
si cristo por debajo de elena white
Respondo: El mensaje de los tres ángeles es un llamado de Dios para salir de Babilonia. Es un mensaje de separación
2. El mensaje de los tres ángeles es de advertencia
3. El fundamento del mensaje de los tres ángeles es el del evangelio eterno, la verdadera justificación por la fe. La Biblia dice: “¡Aquí está la paciencia de los santos los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12) La inspiración nos dice: “Cristo dejó su hogar celestial y vino a este mundo para mostrarnos que, solamente estando conectado con la divinidad, el hombre puede guardar la ley de Dios. En sí misma la humanidad está manchada y corrupta, pero Cristo produjo fortaleza moral en el hombre, y los que viven en comunión con él, vencen como él venció. No somos dejados en este mundo como huérfanos, Cristo ha unido al pecador a un Dios infinito. Abrió un camino para que nuestras oraciones asciendan a Dios, y la fragancia de su justicia, asciende con la oración de cada pecador arrepentido” “El que no tiene suficiente fe en Cristo para creer que él puede guardarlo del pecado, no tiene la fe que le dará entrada en el reino de Dios” ( Mensajes Selectos, p. 412). “La obediencia del hombre sólo puede ser perfecta gracias al incienso de la justicia de Cristo, que satura de fragancia divina cada acto de obediencia” (Exaltad a Jesús, p. 306).
4. El mensaje de los tres ángeles llama a toda la humanidad a temer, es decir, a reverenciar a Dios, en una entrega completa a Él y también a su palabra y a su voluntad, (los diez mandamientos morales del evangelio)
5. El mensaje de los tres ángeles llama a dar gloria a Dios, la pluma inspirada nos dice como podemos dar gloria a Dios, dice: “Dar gloria a Dios es revelar su carácter en el nuestro, y de esta manera hacerlo conocer. Y glorificamos a Dios en cualquier forma en que hagamos conocer al Padre o al Hijo” (MS 16, 1890). (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 990).
6. El mensaje de los tres ángeles proclama: porque la hora de su juicio ha venido, este es el juicio investigador previo a la venida de Cristo que empezó en el año 1844.
7. ¿Cuál es la razón para adorar al que hizo los cielos y la tierra, la mar y las fuentes de las aguas? Dios eligió una manera en la que podemos adorarlo. Dios nos dice que santifiquemos el día sábado como un día especial en memoria de su creación y redención
8. El mensaje del segundo ángel dice: “ha caído Babilonia”, ¿por qué ha caído Babilonia? Porque Babilonia rechazó las verdades bíblicas. Apocalipsis 18: 2, describe la condición de Babilonia en los últimos días, “Y clamó con potente voz: ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Y se ha vuelto habitación de demonios, guarida de todo espíritu impuro, y albergue de toda ave sucia y aborrecible’”.
La Biblia dice: “habitación de demonios”, por supuesto Dios todavía tiene, en estas iglesias, algunos individuos que son sus hijos. Nuestro mensaje, especialmente en el tiempo del fuerte pregón es y será: “¡Salid de ella, pueblo mío!” (Apocalipsis 18:4).
9. El mensaje del tercer ángel es el más aterrador de todos. Este mensaje fue proclamado a hombres mortales como una advertencia contra la marca de la bestia, que es la observancia del domingo en lugar del día Sábado, santo, bendito y especial.
El mensaje de los tres ángeles está resumido en Apocalipsis 14: 12, y describe cómo serán las personas después de aceptar el mensaje de los tres ángeles, dice: “¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!” Aquí se presentan las características principales y las cualidades del pueblo de Dios, la paciencia de los santos, guardan los Mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús.
Debemos, “no solamente aceptar a Cristo como el salvador del mundo sino como nuestro salvador personal que nos salva del pecado y de pecar, la fe no es nada si es menos que esto” (Signs of the Times, August 26, 1889).
“Por tanto, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, pues todos pecaron. Porque, si por el delito de uno reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, por Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don gratuito de la justicia. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5: 12, 17, y 19).
El Espíritu de Profecía que siempre está en armonía con la Palabra de Dios, también enseña que para salvarnos, Jesús tomó el lugar de Adán como nuestro representante. “Jesús, se humilló a sí mismo revistiendo su divinidad con humanidad vino a este mundo para estar a la cabeza de la raza humana como el hombre modelo” (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, material suplementario de Filipenses 2).
He aquí la base sobre la cual se edifica la justificación por la fe.
Ahora, consideremos las condiciones que hacen posible la justificación por la fe y la santificación, para los individuos. Alguien puede preguntar, ¿Qué? ¿Hay condiciones para que un hombre pueda ser justificado? ¿No es la justificación un don gratuito?
Desde Nueva Zelanda Elena White escribió a, A. T. Jones, uno de los dos hombres que presentaron a la iglesia la verdad acerca de la justificación por la fe en 1888. Para el año 1893, éste ya había empezado a proclamar una y otra vez “No hay condiciones”. El Señor le mostró su error a Elena White en una visión. De su carta a Jones, se saca la siguiente cita: “Hay condiciones para que recibamos la justificación, la santificación y la justicia de Cristo” (Mensajes Selectos, t. 1, p. 442).
Esto no significa que contribuimos para nuestra salvación cumpliendo con lo estipulado. Las obras del hombre antes o después de la justificación, no tienen ningún valor en sí mismas. No pueden comprar la salvación. Ésta es un don gratuito, pero Dios dice que es solamente para los que cumplen con las condiciones.
Adán eligió creer la mentira de Satanás. Se rebeló contra su hacedor. Al pecar, aceptó las condiciones por creer la mentira de Satanás, que sería como un dios. Ignoró la verdad de Dios, que la paga del pecado es muerte. Pero, cuando elegimos creer lo que dice Cristo, ese proceso, es inverso. Rechazamos a Satanás y aceptamos las siguientes condiciones establecidas por Cristo para poder escapar a la muerte y recibir la vida eterna.
1. Aceptamos por fe que el sacrificio de Cristo sustituye nuestro lugar en la cruz del calvario.
2. Nos rendimos completamente, nos arrepentimos y confesamos a Dios nuestros pecados.
3. Creemos que Dios perdona nuestros pecados individuales.
4. Experimentamos la dádiva de la justificación por la fe por medio del nuevo nacimiento.
5. Permanecemos en Cristo por medio de una continua, amante relación de confianza y obediencia. Esta quinta condición, resulta en nuestra santificación.
Hablemos de estas cinco condiciones, una a la vez.
La primera condición requiere que creamos y que aceptemos personalmente el sacrificio de Cristo. Al desarrollar este tema, observaremos que creer significa mucho más que de lo que muchos suponen.
Estas cinco condiciones mencionadas, están expresadas en las palabras, “cualquiera que cree en él, no perecerá, pero tendrá vida eterna”.
Creer, trae consigo más que un asentimiento verbal o emocional, debemos comprender lo que se llevó a cabo por la muerte de Cristo en la cruz. Por ejemplo, leemos en Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es la muerte”. Cristo murió para expiar la paga de tu pecado y el mío, que es la muerte. Pero ¿de qué muerte estamos hablando? ¿De la primera o de la segunda? La Palabra de Dios nos da la respuesta. “¡Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección! La segunda muerte no tiene poder” (Apocalipsis 20:6). ¿Y por qué la segunda muerte no tiene poder? Porque Cristo murió la segunda muerte por los que creen en él, y lo aceptan como su sustituto. ¡Alabado sea Dios! ¡Qué Salvador, murió en nuestro lugar!. Murió para que nosotros tengamos, no la muerte eterna, sino la vida eterna.
La segunda condición es una entrega total. Esto trae consigo; arrepentimiento, muerte al pecado y confesión. En Hechos aprendemos que debemos arrepentirnos: “Pedro contestó: ‘Arrepentios, y sed bautizados cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados” (Hechos 2:38). Ahora observemos la importancia que Elena de White le da a esta condición. “Arrepentios, arrepentios, era el mensaje que hacía resonar la voz de Juan el Bautista en el desierto. El mensaje de Cristo a la gente era: ‘Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente’ (Lucas 13; 5). Y a los apóstoles se les ordenó predicar por doquiera que los hombres debían arrepentirse” (Mensajes Selectos, t. 2, p. 20).
Pero observen, ¿Podemos nosotros arrepentirnos por nuestra propia fuerza? De ninguna manera. Por medio de su sierva el Señor dice: “¿Quién desea llegar al verdadero arrepentimiento? ¿Qué debe hacer? Debe ir a Jesús, tal como es, sin demora. Debe creer que la palabra de Cristo es verdadera y, creyendo en la promesa, pedir para que reciba. Cuando un sincero deseo mueve a los hombres a orar, no orarán en vano. El Señor cumplirá su palabra, y dará el Espíritu Santo para inducir al arrepentimiento con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Mensajes Selectos, t. 1, p. 461).
Nosotros también debemos confesar nuestros pecados: “Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de todo mal” (1 Juan 1: 9).
La misma condición existía en el Antiguo Testamento: "si mi pueblo que lleva mi Nombre se humilla y ora, si busca mi rostro, y se convierte de sus malos caminos, entonces oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados” (2 Crónicas 7:14). ¿No es eso maravilloso?
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo