EL "YO"

Amado cedesin creo que tu y yo estamos enamo-
de Dios, y nuestra comunion con El se ha
vuelto un romance que nos lleva a tocar el
mismo corazon de Dios.

Lo que escribistes acerca de la Estalactita
y la estalagmita, me conmovio en lo profundo
dde mi corazon, y senti que debo ser pleno
para Dios que me dio su Vida y su Naturale-
za, debo de anhelarlo a El, amarlo a El.

Me siento unido a ti por el mismo Espiritu,
que me lleva a larealidad de disfrutar su
Cuerpo.

Si tienes otra meditacion oh palabra que nos
lleve a un ambiente de aroma celestial, no
tardes en enviarlo y sirva a muchos que
llemos este foro, como un estimulo de amor
a nuetro Novio, Señor y Amo JESUCRISTO.
 
Querido David:

Celebro que te haya gustado la parábola de la Estalactita y la estalagmita, ya que es una similitud de lo que somos, y de lo que vamos camino de ser.
Ese deseo que expresas de ser pleno, de anhelar a Dios y a su Naturaleza para que puedan manifestarse en ti y a través de ti en los demás es excelente. Ese sentimiento que sentimos débilmente al principio con el corazón, ha de ser el motor de tu vida y ha de convertirse en algo más que un anhelo, ha de convertirse en una fuerza que derribe todas las trabas y todos los asideros que nos atenazan y nos coartan nuestra libertad. La libertad de volver a ser Hijos de Dios.

Celebro encontrar en este foro una persona sensible que ha andado cierto tramo del camino, como yo. Espero que el cuento que te envío a continuación también te guste. Como es un poco largo, lo dividiré en tres entregas.

La Estrella que no quería alumbrar.

Oscuridad.

En aquella región del espacio insondable sólo había oscuridad.
Una oscuridad impenetrable, sólida. Las estrellas que conseguían alumbrar quedaban demasiado lejanas como para resaltar algún aspecto de ese espacio profundo. Ellas titilaban a lo lejos sin que su luz traspasara la barrera de la enorme distancia que las separaba. Mientras, los planetas giraban entorno a no se sabe qué silenciosos, como grandes gigantes muertos. Sus moles se recortaban en la gran bóveda estrellada ocultando algunos puntos lejanos y era el único indicio de que en esa parte del Universo hubiera movimiento y vida.
Entonces, una tímida luz fue haciéndose patente en medio de ese tumulto de silencio.
Una luz rojiza empezó a emerger de un pequeño planeta. Hasta hace un momento era una parte más del muro negro que tapiaba el horizonte. Hasta hace un momento era otro planeta más del enjambre inquieto que formaban en conjunto. Pero un segundo más tarde, el planeta empezó a resquebrajarse y unos rayos de luz dorada horadaron su superficie de tinieblas. El pequeño planeta fue consumiendo esa costra de oscuridad y fue creciendo en diámetro, acercándose en todas direcciones a los asombrados planetas que giraban a su alrededor.
No estaban muertos.
Los planetas giraban y giraban. Siempre habían estado girando, sólo que ellos no lo sabían. Ellos pensaban que eran esos puntitos lejanos los que se movían, pero no. De golpe se llevaron un gran susto.
¡No era la bóveda estrellada la que se movía!
¡¡Eran ellos mismos!!
¡¡¡Qué alegría señores...!!!
El rojo del pequeño planeta iluminó la escena de forma fantasmagórica y lo que vieron les dejó helados. Sí, se movían, pero eran náufragos solitarios en medio de un caos de nada. Nada les sujetaba, nada le sostenía... nada les hacía moverse. Sí, se movían, pero ¿hacia donde iban? Sí, se movían, pero ¿de donde venían? Sí, se movían, pero ¿para qué se movían? La primera visión de la realidad les dejó fríos, más fríos que de costumbre.
Y entonces advirtieron que hacía frío.
Hasta ese momento no se habían dado cuenta, pero esos tibios rayos de luz también arrojaban calor al espacio y acariciaban sus cortezas de dura piel arrugada. Esta reaccionó con un escalofrío. Habían estado tanto tiempo helados que no sabían que estaban congelados. El contraste con una fuente de calor les hizo advertir su pobreza, su desnudez y su falta de recursos. Tan solo eran bolas de materia girando hacia no se sabe qué sitio. Sí, eran grandes bolas, gigantes, pero sólo bolas. Algunos advirtieron que ni siquiera eran bolas perfectas. Que tenían formas diversas, unos redondeados, otros elípticos y otros sin forma definida.
La sorpresa del pequeño planeta incendiado no fue menor. De pensar que estaba quieto e inmóvil y que no tenía vida o que la vida que tenía no merecía la pena, había pasado a comprender que algo "especial" le estaba pasando. De estar frío como un carámbano de hielo, había pasado a sentir el calor en sus propias entrañas. Pero no un pequeño calor, no. Una reacción nuclear que había hecho aumentar en décimas de segundo su temperatura central en miles de grados. Millones quizás. De golpe todo su mundo se vino abajo y fue devorado como el fuego devoró su corteza sólida resquebrajada. Todo lo que había supuesto que era su pobre existencia se derritió consumido por el fuego abrasador que se desprendía de su propio interior. Durante largo tiempo su masa había estado concentrándose, cayendo hacia su interior desengañada de una vida exterior que le parecía absurda y sin sentido. Esta concentración de materia había hecho que aumentara el punto crítico de desesperación y locura y que, por fin, alcanzara el umbral de fusión. Y esta reacción no había hecho más que empezar.
Su diámetro comenzó a aumentar debido a la formación de gases incandescentes que buscaban espacio para manifestar su alegría. Los chorros de materia gaseosa alcanzaron varios miles de kilómetros en un alarde de júbilo. De ser una bolita no mayor que los demás planetas vecinos se convirtió rápidamente en una gran bola de fuego que daba luz y calor a su espacio más cercano. El espectáculo que vio el nuevo Sol fue impresionante. Vio como se iluminaba todo su campo visual y divisaba otras bolitas cerca de él, y que como él, vagaban sin sentido. Vio como se acercaba a ellas en todas direcciones a una velocidad vertiginosa empujada por el cosquilleante gas a alta temperatura, mientras eructaba sorprendido. Vio como esas bolitas se agrandaban a ojos vista hasta parecer más grandes de lo que nunca hubiera creído jamás.
- ¿Qué es lo que me está pasando? - Dijo el nuevo Sol.
- Pues ¿No lo ves? ¡Que te estas quemando imbécil! Dijo un planeta cercano, mientras los demás se reían.
- ¡Es todo fuego y todavía pregunta qué le está pasando! - Se lamentó otro.
- ¡Esto tiene gracia...! Dijo un tercero.
- Sí, ya sé que me estoy quemando, pero ¿por qué me estoy quemando? - Volvió a preguntar el asustado aprendiz.
- Será quizás porque te has portado mal. Ya sabes lo que dicen sobre eso de que los malos van al infierno. Tú debes ser tan malo que tienes el infierno dentro- Dijo el planeta que estaba próximo a él.
- Sí..., eso debe ser- Respondieron otros alabando la ocurrencia del anterior.
El aprendiz de Estrella quedó muy triste. Si antes de que ocurriera esto no entendía nada de su vida, ahora parecía entenderla menos. Mientras, los demás planetas se regocijaban de recibir un calor gratuito aún a fuerza de que se quemara un planeta vecino. El sentido del vértigo se acentuó en ellos al recibirlo también por el sentido de la vista y esto fue otro aliciente positivo añadido a su idea de la vida que acrecentó el inconsciente colectivo del sistema planetario. Ellos sentían en la boca del estómago un cosquilleo cada vez que pasaban raudos cerca del perihelio de su órbita. Y este era uno de los escasos placeres que conformaban sus vidas vacías y grises.
Ahora sabían que debían ser buenos, pero con moderación. Todo podían hacerlo, pero con cuidado. Debían llenar sus oscuras vidas con el calor que recibían gratuitamente y sentirse halagados por ser tan afortunados. Debían dar gracias a Dios de recibir esa nueva bendición que ese Dios bueno y generoso les regalaba. No era sólo calor que convertía sus órbitas en más confortables. También era luz para que vieran las maravillas de su entorno. Y mirando esas maravillas se dieron cuenta que ellos también daban, aunque fuese en contra de su voluntad. Se dieron cuenta que ellos también hacían algo bueno. También daban luz, aunque no fuese suya. Ellos reflejaban la luz que recibían y por eso se sentían dichosos.
Pero debían también de tener cuidado, porque si se calentaban demasiado podría ocurrirles lo que al tonto del aprendiz de Estrella, que se iría consumiendo poco a poco, hasta desaparecer completamente convertido en energía. Y eso no. La existencia era sagrada porque Dios se la había regalado así.

(Continuará)
 
Cedesin: No se de donde sacas tantas ilustraciones, tan analogas a lo que Dios
desea con el hombre.

Espero que continues pues ya lei la primera
parte y estoy esperando las otrass dos.

Entre tanto quiero hacer un parentesis de la
analogia que me enviastes en cuanto a la
estalactita y la estalagmita, que cuando
se fundieron en uno llegaron a ser una
columna immponente, que unio el cielo con
la gruta.

Esto que compartistes viene exactamente en
el libro de (Genesis 28: 12-13, 16-19;
Juan 1:58 y 1 de Ti. 3:15; Ef. 1:10,22-23)

En resumen: En el Sueño de Jacob observamos
lo siguiente:

1. Dios bajo a la tierra en una escalera

2. El sitio a donde llego fue al hombre
que procedio de El a su imagen y seme-
janza

3. Esta escalera es CRISTO, es decir, Dios
bajo en CRISTO (la escalera) a la tie-
rra.(el hombre)

4. En su bajada trajo Dios al hombre.(cuan-
do se encarno en Maria)

5. Al igual que tu ilustracion, El vivio
33 años y medio, fortaleciendo al hom-
bre en Dios.

6. Luego en Resurreccion subio por la es-
calera, llevando el hombre a Dios.

7. El resultado de esta union fue una
columna esbelta y fuerte, la cual es
la iglesia, su cuerpo, la plenitud
de aquel que todo lo llena en todo.

Cedesin tu ilustracion: de la estalctita y
la estalagmita, revelan el eterno proposito
de Dios, la Voluntad de Dios y el Misterio
de Dios escondido por los siglos.

El Señor Jesucristo siga fluyendo en ti para
la edificacion de su iglesia.

Os saludo con osculo santo. amen.
 
Querido David:

Si te digo que me dejas sorprendido con la similitud entre lo que cuenta el Génesis de Jacob y la escalera con mi analogía de la Estalactita y la Estalagmita, te mentiría. Entiéndeme, me dejas sorprendido con tu conocimiento de la Biblia que yo no poseo, y con tu perspicacia para entender ese párrafo que se cuenta en el Génesis. Pero no me sorprende el extraordinario calado de mi analogía con ella, ya que cuenta el Plan de Dios para el hombre y su creación desde que Adán fue expulsado del Paraíso.

En cuanto a tu pregunta de donde saco estas ideas te diré que llegan a mi mente completas, redactadas y me limito a trascribirlas en el ordenador casi sin esfuerzo alguno. Ahora que muchos hablan de que disponen del Espíritu Santo o de que el Espíritu habla por ellos, no quiero caer en triunfalismos ni en falsos orgullos. Lo que sí sé es que durante muchos años estuve indagando y preguntando(me) por infinidad de cuestiones que no entendía. Cuando mi mente se abrió, recibí respuesta concisa y clara de todas las preguntas e interrogantes que me inquietaban y me había hecho anteriormente. Esas respuestas trajeron otras preguntas y otras respuestas. No recibí contestación de las que no me había hecho. De ahí la importancia de hacerse solo las preguntas adecuadas. Todas las preguntas adecuadas.

No siempre llegan ideas brillantes a mi cabeza. La mayor parte del tiempo está ocupada en observar los pensamientos de Satanás y no prestarle demasiada atención, solo notar que sigue allí sin intención de moverse. Y no siempre estoy abierto e inspirado. Tanto la analogía de la Estalactita como todo lo demás de tu epígrafe “EL YO”, fue escrito hace ya casi dos años.

Adjunto la segunda parte de “La estrella que no quería alumbrar”, enviandote un abrazo de hermano.

A raíz del nacimiento del nuevo Sol, muchas cosas cambiaron en ese sistema planetario. Algunos planetas empezaron a desarrollar otros bienes como una acumulación de gases periféricos a lo que denominaron atmósfera. Otros, dentro de esa atmósfera empezaron a desarrollar vegetación y una serie de reacciones químicas que hacían más satisfactoria la vida de sus poseedores.
Mientras, el aprendiz de Estrella estaba perplejo. Al principio se sintió halagado de sentir esas nuevas energías en su interior, de sentirse diferente, de sentir su utilidad en el sistema, pero después comprendió que esto le llevaba irremediablemente a su fin. Ese calor, esa energía que regalaba se producía por combustión de su materia interna y eso la hacía desaparecer poco a poco. La angustia le atenazó. El miedo se agarró a su núcleo como una alimaña se aferra a su presa. Ya no estaba feliz con lo que le estaba pasando. Ya no quería que continuase.
Observó al resto de los planetas y le pareció que le miraban mal. Creyó observar caras de disgusto en todos ellos y aún más, que al pasar a su lado le escupían. Entonces se sintió el ser más ínfimo del Universo. El se volvió más aún hacia su interior y la reacción nuclear aumentó de volumen.
El no quería dar. ¿Qué es eso de dar...? ¿Acaso alguien da sin recibir nada a cambio? ¿Acaso alguien da algo por nada? El se estaba consumiendo dando luz y energía... a cambio de nada. Y esto le sublevaba. Le pareció que había desperdiciado su vida anterior. Le pareció que la vida de antes sí tenía sentido. Que no había sabido verlo en su momento. Y ahora se lamentaba. Y lloró... Lloró amargamente al pensar que toda su vida anterior había muerto y que no podría recuperarla nunca más.
Entonces vio aparecer a lo lejos una bolita de fuego con una larga cola. El no sabía qué era, pero cada vez la tenía más cerca. Llegó un momento en el que creyó que se estrellaría contra él, pero ese pensamiento lo desechó al momento. No pasaría nada si así fuera. Él era mucho más grande que esa pequeña bola y lo único que conseguiría en caso de colisión era aumentar su volumen y permitirle continuar su combustión varios días más. El cometa se acercó en su órbita tangencial.
- ¡Bueno, bueno, bueno...! Veo que ya has prendido la mecha, hermano- Dijo el cometa asombrado. Y luego continuó: He pasado por aquí muchas veces, infinidad de veces y siempre he tenido la esperanza de que alguna vez iniciaras tu despegue hacia la Eternidad. Siempre he pensado que tenías condiciones y ahora lo has demostrado. ¡Enhorabuena!
El aprendiz de Estrella lo miró con asombro y dijo balbuciendo.
- ¡No seas mordaz! Estoy muy triste con todo esto. Esto sólo puede llevarme a mi final.
- Es posible... Pero un final siempre es un principio. No podemos quedarnos parados. Algo termina y algo empieza. La vida es siempre así. Hay que dejar lo bueno para obtener lo excelente.
- Pero yo no quiero terminar. Ni siquiera sé si he empezado. No he vivido mi anterior estado con satisfacción, no lo recuerdo.
- El estado de planeta es un estado intermedio, lamentable, doloroso, por eso no es demasiado placentero. Pero vosotros os empeñáis en seguir en ese mísero estado. No veis las maravillas que os depara el futuro, pero esas maravillas están ahí, sólo hace falta prender la mecha.
- Pe..pe..pero ¿Tú quién eres?
- Yo soy un enviado del Gran Arquitecto, del Gran Constructor del Universo, de Dios.
- ¡Y yo qué tengo que ver con todo esto! Yo sólo soy un triste planeta que no ha aprendido a vivir como planeta cuando ha empezado a convertirse en no sé qué cosa. ¡Yo sólo soy un pobre desgraciado!
- Tú lo has dicho. Pero al menos has dado el primer paso... sabes que eres un pobre desgraciado. Eso es mucho. Tus compañeros planetas todavía creen que son algo... que ellos viven en un estado definitivo, que han sido fabricados así, que están terminados. Por eso se preocupan de los problemas matemáticos de las órbitas, he intentan mejorarlas, de los problemas de tráfico, de la cultura, del futuro, del pasado, de todo, menos de ellos mismos.
- Sí, pero antes al menos creía que era algo. Ahora sé que no soy nada y es muy difícil vivir y soportar la incertidumbre y la duda, porque cuando uno es planeta al menos es algo, pero cuando uno está en este estado no es nada ni nadie.
- Nadie ha dicho que crecer sea fácil. Pero más doloroso es vivir en ese estado de planeta indefinidamente y no tener esperanzas. Más duro es encontrarse con la muerte olvidada, no aceptada y enterrada en nuestro interior. Ese sí que es un momento duro y todos los planetas lo aplazan, lo esconden, lo olvidan. No quieren aceptarlo, pero ese momento llega siempre, y verlo llegar sí que es verdaderamente doloroso. Pero nos decimos que esto dura dos días y hay que disfrutar y nos contentamos con la caricatura que nos hemos hecho de la vida sin tener conocimiento de la Vida. Todo esto que te cuento es muy lamentable, pero es auténtico, es verídico.
- Si como dicen Dios es tan bueno y generoso, ¿Cómo pudo hacer algo así, algo tan doloroso y tan imperfecto?- Preguntó angustiado el aprendiz.
- El problema es que los planetas no aceptáis la vida tal como es. Os engañáis con una idea preconcebida de la vida, que de tanto repetirla de generación en generación se ha convertido en una cuasi realidad. Los pensamientos a fuerza de repetirlos conforman realidades que pasan a formar parte de vuestro inconsciente. Si supierais la fuerza que tienen los pensamientos tendríais más cuidado a la hora de dar vuestras opiniones con tanta generosidad y arbitrariedad. No sabéis el daño que esas opiniones gratuitas hacen en vuestros semejantes. Siempre creéis estar en la verdad y que los demás están confundidos. Nunca se acepta que uno es el confundido. Y en vuestra historia individual tenéis demasiadas ocasiones en que habéis estado porfiando muy seguros sobre cualquier tema y que ahora sabéis que habíais estado equivocados. Si esto fue así en el pasado, por qué no os decís ahora ¿por qué mi opinión actual va a ser la buena? ¿Por qué mi opinión actual va a ser la definitiva?
El problema de la vida es un problema de actitud. Si nuestra actitud es egoísta, es de ya saberlo todo, nunca aprenderemos nada, porque estamos cerrados al conocimiento. Hemos visto todas las maravillas externas que nos rodean y hemos aceptado la hipótesis que nos lanzaban los científicos del universo, que creen saberlo todo. Así, en vez de seres individuales nos convertimos en correas de transmisión de una realidad viciada, de una irrealidad que a través de los siglos ha tomado forma y que nos inunda por todos lados. Dejamos de ser planetas para convertirnos en esclavos de esa irrealidad, en esclavos de esos científicos que unas veces por desconocimiento y otras por una gran maldad, continúan recreando una imagen de universo que no es.
¿Esto lo ha hecho así Dios? ¿Acaso vamos a culpar a Dios de nuestros errores? No. Dios ha creado a los planetas para efectuar una misión, una misión que siempre es la misma: recrear la Luz. Dios no ha terminado de crear, sino que Dios sigue creando en nuestros días y sigue separando la Luz de las Tinieblas. Vosotros, los planetas, sois los encargados de efectuar esa misión. En vosotros está la imagen de Dios y la imagen... digamos de lo Oscuro, y créeme, eso Oscuro existe. Y es en vuestro interior donde esa lucha tiene lugar, en cada uno de vosotros. Uno de los dos tiene que vencer. Si vence la Luz, os convertiréis en Estrellas luminosas que con su Luz iluminará a los demás planetas en su lucha sin cuartel y la reacción nuclear será más rápida. Si queda en tablas, como ocurre muy a menudo en nuestros días, toda la lucha habrá sido en vano y todo tendrá que volver a empezar. La muerte vendrá a disociar esa unión y esas imágenes volverán a instalarse en un nuevo planeta donde volverá a iniciarse esa lucha entre la Luz y la Oscuridad. Si vence la Oscuridad, una ocasión se habrá perdido como cuando queda en tablas, y al volver a iniciar la vida en otro planeta sabréis mejor cómo efectuar esa lucha para llegar a la victoria. Nadie puede hacer este trabajo por vosotros, sois vosotros los que tenéis que realizarlo si sabéis lo que os conviene. De ahí la importancia de que este trabajo se haga en el menor plazo de tiempo posible. Después de este periodo, sólo la Luz brillará en el Universo y sólo la alegría, la felicidad y la paz brillará en él para toda la Eternidad. Pero los planetas que os convertís en Estrellas, desde ese momento viviréis en paz para siempre, aún viviendo en un Universo en llamas. Por eso hay que aprender a vivir en la duda, en la incertidumbre. No dar nada por hecho ni por definitivo. Tenemos que llegar a no tomarnos a nosotros mismos muy en serio.

(Continuará)
 
Amado cedesin: La Biblia dice: que todos los
que son hijos de Dios, son guiados por el
Espiritu de Dios.

Verdaderamente el Espiritu Santo nos infunde
y nos lleva a exhalar las riquezas de Cristo
que disfrutamos en nuestro espiritu y alum-
bran nuestra mente, para que por nuestra boca
dejemos salir el fluir de vida.

Al leer la 2a parte de tu escrito, reconozco
que en realidad no soy nada, no tengo nada,
y tampoco se nada. Y me arrepiento de toda
actitud egoista.

Esto me recuerda un ejemplo que nos da la na-
turaleza creada por Dios.

1. Verdaderamente nuestra vida fue hecha para
ser algo bello y precioso en manos del
Creador, pero nosotros en nuestro egoismo
nos creemos ser algo siendo nada.
El apostol Pablo nos dijo que ay de aquel
que se cree ser algo siendo nada.

2. El gusano de Seda es un ejemplo de la obra
de Dios en nosotros.

3. Al comienzo es un horrible gusano, despre-
ciable y de una apariencia horripilante.

4. Pero atravez de un proceso se convierte
en un capullo seco y de color gris terroso

5. cualquiera que lo ve puede pensar que no
tiene ningun valor.

6. Pero algo esta pasando en el interior de
su ser, un proceso de transformacion se
esta llevando a cabo

7. Y por ultimo, se abre y lo que sale es la
obra maestra del creador, una linda mari-
posa extendiendo sus alas y volando libre-
mente.

El punto es que aunque parece que
no tenemos ningun valor lo que Dios
esta haciendo dentro de nosotros, un
dia saldra en resurreccion y todo el
universo vera kque somos su obra maes-
tra. Para la gloria de Dios Padre.
 
Querido David:

El ejemplo del gusano y la mariposa, de la metamorfosis, es otro bello ejemplo de como actúa Dios en nosotros.

Un abrazo.

La estrella que no quería alumbrar.

- ¿Entonces, por qué me encuentro yo tan mal?
- Porque tú aún no eres una Estrella. Ahora eres un aprendiz de Estrella. Ahora estás en la lucha más difícil. Has descubierto a tu enemigo y ya sabes donde está. Ahora ya no te puede engañar como ha venido haciéndolo hasta ahora y por eso te asalta con toda su fuerza y no te deja en paz ni de día ni de noche. Ahora debes tener paciencia y resistir todos sus embates. Él sabe que no tiene ya nada que hacer, pero continúa incordiando en la relación de amor que ha surgido entre tú y tu imagen de Luz. No asistas tan solo pacientemente a esta lucha. Colabora con tu auténtica identidad y no te quedes mirando complacido esa lucha. Tú tienes que colaborar también porque si no, no podrás conseguirlo. Te aseguro que tu estado posterior será infinitamente mejor que el actual.
El aprendiz de estrella quedó cabizbajo. Nunca se hubiera atrevido a imaginar que la vida fuese así y que el Universo fuese tan complejo, pero las palabras del Cometa resonaban en su interior y sabía que eran verdaderas. Concordaban con lo más profundo de su ser que ahora vibraba en armónica conformidad.
- Tú has de convertirte en Sol porque es tu Destino. Cuando lo hayas conseguido, tus rayos iluminarán a estos pobres planetas que luchan en su sistema planetario sin esperanza y con un sentido obtuso de la vida. De esta forma tus rayos iluminaran sus vidas y las harán más placenteras removiendo sus ideas y su conocimiento para que encuentren un destino que les espera desde el principio de los tiempos- Dijo el Cometa mientras se preparaba para partir.
- Adiós. Pronto nos veremos.
El aprendiz de Estrella le miró cuando se alejaba mientras su combustión interna se reavivaba por la confianza y la alegría que las palabras del cometa habían depositado en él. Observó al cometa alejarse mientras le oía repetir a lo lejos...
- El Universo sólo es un crisol de Estrellas...
El aprendiz de Estrella observó al Cometa confundirse con la infinidad de puntitos luminosos que titilaban a lo lejos formando esa fantástica bóveda estrellada y aceptó su destino. Deseó que su Luz iluminara con esa misma Fuerza lo antes posible e imaginó cómo sería el Universo dentro de unos siglos, cuando ya no se distinguieran esos puntitos y todo fuese

Luz.


(Fin, por ahora)
 
Cedesin: Suspiro y me deleito en el compar-
tir, pues concluyo que tengo una es-
peranza viva, lo cual es una reali-
dad que alumbra todo mi ser.

Efesios 1:4 Dice: que Dios nos escogio para
fuesemos santos y sin man-
cha, para ser como el Pa-
dre de las luces. Porque
santo y sin mancha solamen-
es Dios.

Gracias por tu compartir, pero espero que si-
gas fluyendo como coriente que trae las riquezas de Aquel nos llamo de las tinieblas
a su luz admirable.