Saludos, que el Señor Jesucristo les bendiga.
Hoy en día se lenvantan con mucha fuerza las religiones orientales, las sectas, y lo peor de todo, es que en medio de la Iglesia de Cristo también se han infiltrado muchos servidores de satanás, falsos hermanos que se llaman a sí mismos maestros de "la verdad", que con todo empeño se esfuerzan por destruir la buena obra que Dios ha empezado con sus hijos, y que son estorbos para la verdad, pues rechazan y niegan la gracia de nuestro Señor, y con sus obras procuran manchar nuestro ágape y comunión con Dios y con los hermanos en la fe.
Esto anticipadamente había sido anunciado por el Señor Jesús en una de sus parábolas:
MATEO
13:24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
13:25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
13:26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
13:27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
13:28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
13:29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
13:30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
Es evidente que nosotros los cristianos (los hombres) nos hemos dormido, es por nuestro descuido que el enemigo se aprovechó para introducir la mala semilla. Nos confiamos, nos sentimos seguros y dejamos de velar como es debido. Las consecuencias de este fallo nos acompañarán hasta el día final.
Es muy natural que al descubrir la cizaña en el campo del Señor tengamos el deseo de arrancarla y erradicarla, pero creo que tendremos que vestirnos de paciencia y "soportar" en medio y a alrededor nuestro a los hijos del maligno. Lo que quiero decir es que por más que se multipliquen nuestros esfuerzos por quitar la mala hierba, aunque pretendamos arrancarla con abundantes pruebas del extravío y desobediencia a la verdad que manifiesta, esta constantemente crece, sea por aquí, sea por allá, y constantente se disfraza de trigo. Unicamente Dios, el Padre de familia, tiene el poder para ordenar que la cizaña sea quitada de su campo (la Iglesia), pero el Señor en su sabiduría conoce el efecto devastador que tal limpieza puede provocar, pues aún los verdaderos hijos del Señor están rodeados de debilidad, combatiendo a diario con muchas pasiones y luchas que nacen desde el propio corazón de los que le obedecen. El amor que nuestro Dios tiene por la buena semilla es lo que le motiva a no arrancar los estorbos, el Señor es paciente y esperará hasta el día de la cosecha.
En el día final, aunque a muchos no les guste o no lo crean, el Señor tomará a la cizaña y la quemará, y apartará a sus hijos y los llevará a su Reino Celestial. En aquel día los hijos del maligno (que se creen hijos de Dios) reconocerán que sus obras fueron malas y reprobadas delante de Dios, y tendrán que ver la glorificación de los verdaderos hijos de Dios, a quienes Jesucristo confesará delante de los ángeles y declarará públicamente justos, libres de toda culpa, y seguidores legítimos de la Verdad. En ese día la mala hierba conocerá el lloro y el crujir de dientes.
Por el momento, los que amamos a nuestro Dios Padre y a nuestro Señor Jesucristo, mientras esperamos el regreso de nuestro Salvador, perseveremos en la doctrina que nos fue entregada, sigamos obedientes al mandamiento de Dios, y continuemos la lucha en favor de la verdad y el amor de nuestro Dios. Velemos para poder identificar a la cizaña y apartarnos de sus muchas malas obras y no participar de ellas, y si es posible convencer a los que son seducidos por los errores introducidos por el maligno.
Conociendo esto, una pregunta debemos hacerle a nuestro Dios (si es que tenemos comunión con él):
¿En verdad somos tus hijos (trigo)?
Estoy seguro de que el Espíritu de Dios no tardará en darnos la respuesta con abundancia de pruebas:
ROMANOS
... 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
8:17 Y si hijos, también herederos; [Galatas 4. 5-7] herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados...
Por otro lado, también estoy convencido de que aquellos que no reciban respuesta afirmativa del Señor tendrán presente que Dios les ama y les llama hoy al arrepentimiento, pues su voluntad es que todos los hombres sean miembros de su Familia.
Que Dios el Padre conceda abundancia de amor, gracia y paz a todos los que obedecen a nuestro Señor y Dios Jesucristo. Amén.
Alejandro.
P.d.: Si les parece bien, les pido a los hermanos aporten a esta meditación, a la luz de la Biblia, cuáles son las características que distinguen al trigo de la cizaña. De antemano agradecido.
Hoy en día se lenvantan con mucha fuerza las religiones orientales, las sectas, y lo peor de todo, es que en medio de la Iglesia de Cristo también se han infiltrado muchos servidores de satanás, falsos hermanos que se llaman a sí mismos maestros de "la verdad", que con todo empeño se esfuerzan por destruir la buena obra que Dios ha empezado con sus hijos, y que son estorbos para la verdad, pues rechazan y niegan la gracia de nuestro Señor, y con sus obras procuran manchar nuestro ágape y comunión con Dios y con los hermanos en la fe.
Esto anticipadamente había sido anunciado por el Señor Jesús en una de sus parábolas:
MATEO
13:24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
13:25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
13:26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
13:27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
13:28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
13:29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
13:30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
Es evidente que nosotros los cristianos (los hombres) nos hemos dormido, es por nuestro descuido que el enemigo se aprovechó para introducir la mala semilla. Nos confiamos, nos sentimos seguros y dejamos de velar como es debido. Las consecuencias de este fallo nos acompañarán hasta el día final.
Es muy natural que al descubrir la cizaña en el campo del Señor tengamos el deseo de arrancarla y erradicarla, pero creo que tendremos que vestirnos de paciencia y "soportar" en medio y a alrededor nuestro a los hijos del maligno. Lo que quiero decir es que por más que se multipliquen nuestros esfuerzos por quitar la mala hierba, aunque pretendamos arrancarla con abundantes pruebas del extravío y desobediencia a la verdad que manifiesta, esta constantemente crece, sea por aquí, sea por allá, y constantente se disfraza de trigo. Unicamente Dios, el Padre de familia, tiene el poder para ordenar que la cizaña sea quitada de su campo (la Iglesia), pero el Señor en su sabiduría conoce el efecto devastador que tal limpieza puede provocar, pues aún los verdaderos hijos del Señor están rodeados de debilidad, combatiendo a diario con muchas pasiones y luchas que nacen desde el propio corazón de los que le obedecen. El amor que nuestro Dios tiene por la buena semilla es lo que le motiva a no arrancar los estorbos, el Señor es paciente y esperará hasta el día de la cosecha.
En el día final, aunque a muchos no les guste o no lo crean, el Señor tomará a la cizaña y la quemará, y apartará a sus hijos y los llevará a su Reino Celestial. En aquel día los hijos del maligno (que se creen hijos de Dios) reconocerán que sus obras fueron malas y reprobadas delante de Dios, y tendrán que ver la glorificación de los verdaderos hijos de Dios, a quienes Jesucristo confesará delante de los ángeles y declarará públicamente justos, libres de toda culpa, y seguidores legítimos de la Verdad. En ese día la mala hierba conocerá el lloro y el crujir de dientes.
Por el momento, los que amamos a nuestro Dios Padre y a nuestro Señor Jesucristo, mientras esperamos el regreso de nuestro Salvador, perseveremos en la doctrina que nos fue entregada, sigamos obedientes al mandamiento de Dios, y continuemos la lucha en favor de la verdad y el amor de nuestro Dios. Velemos para poder identificar a la cizaña y apartarnos de sus muchas malas obras y no participar de ellas, y si es posible convencer a los que son seducidos por los errores introducidos por el maligno.
Conociendo esto, una pregunta debemos hacerle a nuestro Dios (si es que tenemos comunión con él):
¿En verdad somos tus hijos (trigo)?
Estoy seguro de que el Espíritu de Dios no tardará en darnos la respuesta con abundancia de pruebas:
ROMANOS
... 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
8:17 Y si hijos, también herederos; [Galatas 4. 5-7] herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados...
Por otro lado, también estoy convencido de que aquellos que no reciban respuesta afirmativa del Señor tendrán presente que Dios les ama y les llama hoy al arrepentimiento, pues su voluntad es que todos los hombres sean miembros de su Familia.
Que Dios el Padre conceda abundancia de amor, gracia y paz a todos los que obedecen a nuestro Señor y Dios Jesucristo. Amén.
Alejandro.
P.d.: Si les parece bien, les pido a los hermanos aporten a esta meditación, a la luz de la Biblia, cuáles son las características que distinguen al trigo de la cizaña. De antemano agradecido.