Re: El sabado era y es para toda la humanidad?
Estimado eduardo martínez rancaño. Saludos cordiales.
Tú dices:
A los componentes de la secta adventista les gusta afirmar que el sábado es una institución divina para toda la humanidad. Dicen que se basan, fundamentalmente, en Génesis 2:3, texto del que deducen una supuesta santificación primigenia del sábado, pese a que en ese texto no consta que esa santificación tuviera lugar precisamente en el séptimo día original; esa no es más que una de tantísimas suposiciones que los adventistas quieren dar por sentadas alegremente.
Respondo: El sábado fue hecho por "causa del hombre"; y Jesús es Señor aún del día de reposo, esto está claramente especificado en la Biblia.
¿Son los mandamientos de Dios, para toda la humanidad?
¿Son las leyes físicas creadas por Dios para toda la humanidad?
Si tu dudas que Dios bendijo al día séptimo, que lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación, es porque has decidido rebelarte en contra de Dios y no obedecer lo que su Santa Palabra enseña.
Vamos a considerar durante un instante la hipótesis de que el sábado hubiera sido dado para la raza humana en su conjunto en el origen. Si ello es así, entonces la observancia sabática debería haberse considerado obligatoria para todos los descendientes de Adán, tanto antes del diluvio como después de él. De hecho, si el sábado era una ley tan obligatoria como la prohibición del homicidio para todas las naciones, entonces cualquier habitante de Egipto, de Fenicia, de Filistea, de Arabia, de Siria, de Nínive, Babilonia, Moab, Tiro, Sidón o Edom estaba tan obligado a observar el sábado como a no inclinarse ante ídolos.
Respondo:Hay evidencias arqueológicas de que el sábado se conocía en culturas antiguas como es el caso de Babilonia, pero como sucede en cada generación rebelde, las cosas de Dios se van desvirtuando y desechando hasta caer en el olvido.
Si lo anterior fuese cierto, cabría esperar que, en sus alocuciones a naciones extranjeras, los profetas de Israel reconviniesen a esas naciones por cualquiera de sus pecados. Los profetas ridiculizaron a menudo a las naciones vecinas de Israel por su idolatría, y las condenaron por su violencia, sus crímenes y su violencia. ¿Tendrá algún sectario del adventismo la amabilidad de dirigirnos a algún pasaje de los profetas en que Dios condene a alguna nación extranjera, o a algún extranjero que viviera fuera de los límites de la tierra prometida, por no guardar el sábado como es debido?
Bueno, acuérdate del caso de Jonás, que fue enviado a Nínive.
El Señor dice a Jonás: “Parte ahora mismo a Nínive y clama contra ella porque su maldad ha llegado hasta mí”.
El objeto del libro es enseñar ante todo que los designios misericordiosos de Dios no tienen que ver exclusivamente con los hijos de Abraham, sino también con los gentiles, todavía ignorantes de la ley de Israel. Además de esta gran lección, el libro de Jonás constituye una ilustración de varias verdades típicas:
Nínive se arrepiente por la predicación de un solo profeta, en tanto que Israel permanece insensible a pesar de los muchos profetas que le han sido enviados (cfr. Mt. 12:41). Se da un hecho general que se repetirá en el porvenir: Los gentiles aceptan más prestamente que Israel la enseñanza divina: los gentiles no siguen con mayor facilidad la ley moral, pero sí aceptan con mayor rapidez la totalidad de la Revelación (cfr. Is. 2:2-4 con v. 5).
Jonás, israelita servidor de Dios, es enviado a predicar a los gentiles, lo que muestra que Dios se quiere servir de su pueblo para llevar a los gentiles al arrepentimiento y a la fe. Jonás no es el único israelita que ilustra esta verdad: Elías fue enviado a una viuda de Sarepta (1 R. 17); Eliseo sanó a Naamán el sirio (2 R. 5); Cristo habló de Dios a la samaritana, y sanó a la hija de una mujer sirofenicia (Jn. 4; Mr. 7).
Si ningún sectario del adventismo puede presentar un solo versículoo de condena contra naciones extranjeras por no guardar el sábado como se supone que tenían que guardarlo, ¿nos pude dar algún sectario del adventismo alguna explicación de por qué no se produjo tal condena? ¿Quizá el sábado era guardado por TODAS las naciones perfectamente, y por eso Dios no consideró necesario reconvenir a dichas naciones? ¿Quizá los únicos que no guardaban el sábado debidamente eran los israelitas? Estoy seguro de que ya captan los señores sectarios el sentido de la pregunta. ¿Alguno se anima a responder estas preguntas?
La ley no se proclamó en el Sinaí para beneficio exclusivo de los hebreos. Dios los honró haciéndolos guardianes y custodios de su ley; pero habían de tenerla como un santo legado para todo el mundo. Los preceptos del Decálogo se adaptan a toda la humanidad, y se dieron para la instrucción y el gobierno de todos. Son diez preceptos, breves, abarcantes, y autorizados, que incluyen los deberes del hombre hacia Dios y hacia sus semejantes; y todos se basan en el gran principio fundamental del amor. "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo." (Luc. 10: 27; véase también Deut. 6:4, 5; Lev. 19: 18.) En los diez mandamientos estos principios se expresan en detalle, y se presentan en forma aplicable a la condición y circunstancias del hombre. "No tendrás otros dioses delante de mí."*
¿Cómo es que los hombres conocían los mandamientos de Dios antes del Sinaí, si estos aun no se habían escrito? En esto nos ayuda el justo Job, quien pasó su prueba aproximadamente hacia el -1613, es decir, un siglo antes del Éxodo. Él nos dice: "Recibe la ley de su boca, pon sus preceptos en tu corazón" (Job 22:22, Nácar-Colunga). Esto quiere decir que Dios había expresado su voluntad oralmente, y así se había transmitido a todos los hombres. Job, quien no era judío y vivió antes del Éxodo, declara conocer los mandamientos de Dios: "¿Cuántas son mis iniquidades y pecados? Hazme entender mi transgresión y mi pecado" (Job 13.23). Además, enumera varios pecados que sabe que violaban la ley de Dios: asesinato (Job 24:14), adulterio (Job 24:15; 31:9), codicia (Job 31:1, 9), falso testimonio (Job 31:5), hurto (Job 27:8, 31:7), idolatría (Job 31:26). Aunque sólo menciona seis de los diez mandamientos, ¿significa eso que él desatendía los otros mandamientos? No, porque él declara: "Nunca me separé del mandamiento de sus labios, sino que guardé las palabras de su boca más que mi comida" (Job 23:12).
El conocido autor metodista Adam Clarke declara que al hablar Job de "la ley de su boca" demuestra que los hombres de su tiempo ya conocían la ley de Dios. Esto aclara por qué Bildad, quien tampoco era judío sino suhita, estaba conciente de lo que era el pecado en la humanidad (Job 8:4). De manera que, aunque no haya una expresión escrita de los mandamientos de Dios antes de Sinaí, una cosa es clara: los hombres antiguos conocían la ley de Dios. Ahora bien, si conocían la ley de Dios, ¿no significa eso que conocían el día que fue declarado "santo", es decir, apartado para el servicio de Dios? Al respecto, el comentarista anglicano A. R. Fausset expone:
Algunos concluyen del silencio en relación con su observancia por los patriarcas que en realidad no se había dado ninguna ordenanza sabática antes de la ley Sinaítica, y que Gén. 2:3 no es histórico sino anticipatorio. Pero este versículo es parte de la historia de la creación, el mismo trasfondo de la narración inspirada de Moisés. La historia de los patriarcas durante 2500 años, comprimida en el pequeño compás del Génesis, necesariamente omite muchos detalles que él da por sobreentendidos, como la observancia del sábado.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo