Ciertamente, los católicos saben que los sacramentos provienen de Jesús, que son los signos de su acción y presencia poderosa (liberadora, sanadora) sobre el mundo, de manera que han de estar abiertos a los momentos principales de la vida personal y social de los creyentes, conforme a la experiencia y creatividad de las comunidades. Pero, de hecho, los sacramentos oficiales parecen haberse «fosilizado», de manea que a muchos les parece que al Vaticano le importa más la fidelidad a la letra de los ritos que el despliegue de la vida mesiánica de Cristo.
Con la ayuda de la Sagrada Congregación para los Ritos, el Papa define y organiza la liturgia católica romana, fijando las formas exteriores, los gestos ceremoniales y las palabras básicas de todas las celebraciones. El mismo Papa promulga los Rituales para el conjunto de la iglesia, contribuyendo así a la unidad de la liturgia, pero también a su formalismo, de manera que resulta difícil descubrir en ella y por ella la presencia sanadora de Jesús que acoge a los pobres y ofrece su dignidad y esperanza de vida a los pecadores y expulsados de todas las sociedades de la tierra. Estamos ante un reto esencial para la vida de la iglesia, un reto que ministros y teólogos deben asumir y resolver unidos, partiendo de los pecadores y los pobres, que los que están llamados a celebrar el evangelio.
Con la ayuda de la Sagrada Congregación para los Ritos, el Papa define y organiza la liturgia católica romana, fijando las formas exteriores, los gestos ceremoniales y las palabras básicas de todas las celebraciones. El mismo Papa promulga los Rituales para el conjunto de la iglesia, contribuyendo así a la unidad de la liturgia, pero también a su formalismo, de manera que resulta difícil descubrir en ella y por ella la presencia sanadora de Jesús que acoge a los pobres y ofrece su dignidad y esperanza de vida a los pecadores y expulsados de todas las sociedades de la tierra. Estamos ante un reto esencial para la vida de la iglesia, un reto que ministros y teólogos deben asumir y resolver unidos, partiendo de los pecadores y los pobres, que los que están llamados a celebrar el evangelio.