La nación moderna de Israel NO ES el Israel antiguo. Es muy fácil de darse cuenta:
no tienen un rey davídico, y sus presidentes no son seleccionados según la forma judía antigua;
no tienen una constitución nacional basada estrictamente en la Ley de Moisés;
no tienen templo ni sacerdocio;
no cumplen la Tórah completa, ni pueden;
no han representado al Dios de Israel en el mundo;
su población no es completamente judía;
sus pobladores "judíos" no tienen registro completo de sus antepasados;
su territorio no es equivalente con las tribus territoriales antiguas;
sus pobladores no están distribuídos en el territorio según se distribuyeron en Israel antiguo;
el gobierno israelí no puede devolver sus territorios originales a las familias, porque ni existen familias reconocidas por registros antiguos ni se sabe exactamente qué límites de los terrenos pertenecían a cada quién;
no tienen profeta que hable en nombre de Dios;
una gran parte de su población es atea, como cualquier nación del mundo.
Toda la parafernalia sionista de la cristiandad es una farsa. En el Nuevo Testamento se enseña claramente que el judaismo no es la forma de adorar a Dios desde la muerte de Jesús.
no tienen un rey davídico, y sus presidentes no son seleccionados según la forma judía antigua;
no tienen una constitución nacional basada estrictamente en la Ley de Moisés;
no tienen templo ni sacerdocio;
no cumplen la Tórah completa, ni pueden;
no han representado al Dios de Israel en el mundo;
su población no es completamente judía;
sus pobladores "judíos" no tienen registro completo de sus antepasados;
su territorio no es equivalente con las tribus territoriales antiguas;
sus pobladores no están distribuídos en el territorio según se distribuyeron en Israel antiguo;
el gobierno israelí no puede devolver sus territorios originales a las familias, porque ni existen familias reconocidas por registros antiguos ni se sabe exactamente qué límites de los terrenos pertenecían a cada quién;
no tienen profeta que hable en nombre de Dios;
una gran parte de su población es atea, como cualquier nación del mundo.
Toda la parafernalia sionista de la cristiandad es una farsa. En el Nuevo Testamento se enseña claramente que el judaismo no es la forma de adorar a Dios desde la muerte de Jesús.