EL NOMBRE DE LA BESTIA LUCIFER



LA GEOPOLÍTICA DE LA DROGA:
DINERO SUCIO, FILÁNTROPOS Y
GOBIERNOS CORRUPTOS
CÉSAR VIDAL & LORENZO RAMÍREZ


PROGRAMA COMPLETO

 
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El boxeador Oscar de la Hoya publica un vídeo desde el hospital expresando su desesperación por tener el virus, a pesar de estar completamente inoculado

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Los laboratorios no se hacen responsable de las vacunas, el gobierno tampoco, los sanitarios que las ponen tampoco, pero si alguien no se la pone es un irresponsable...​


El mundo al revés.

Amor,
Ibero
 
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Gráfica interesante, publicada por la Johns Hopkins donde se recogen los datos del COVID de todo el mundo en los últimos 28 días. En el pantallazo os muestro Israel ahora que están con la tercera dosis de la vacuna de Pfizer.
En las gráficas de la derecha vemos que el mayor número de casos y muertes coinciden con la inoculación de la primera y segunda dosis y la nueva ola con la de la tercera dosis (de refuerzo).
¿Qué conclusión podemos sacar? Que los casos y las muertes acompañan a las inoculaciones, son totalmente correlativos.

Si revisamos el mismo gráfico para España veremos cómo se manipulan los datos y se añaden allí donde interesa. No tiene desperdicio.



 


Desde Italia

Pietro De Marco considera ilógica la posición, que no es solo católica, de quienes rechazan la vacuna en nombre de la libertad. En su opinión esta posición es “libertaria” y debilita la autoridad política que, así mermada, ya no puede realizar su propia acción de “kathécon”, de contención del mal.
Don Mauro Gagliardi, en cambio, especifica que la elección de no vacunarse, a menudo es tomada, no en nombre de un libertarismo sin fundamento, sino según la lógica de una conciencia prudencial que aplica la norma moral a la situación concreta. [...]
Es imposible que estas dos posiciones lleguen a encontrarse, como confirma la respuesta de De Marco a las observaciones de sentido común de Gagliardi. Para zanjar la cuestión sería necesario retroceder al supuesto que mueve ambas críticas, a pesar de su diversidad, e incluso oposición, de énfasis y valoración. Me refiero a la verificación de si la pandemia de COVID-19 como peligro de vida o muerte, como emergencia de salud real y dramática, como cuestión que nos coloca a todos frente a un ultimátum moral absolutamente estricto entendido como responsabilidad concreta de elegir la vida frente a la muerte, sea real y creíble. [...]
La pandemia actual no tiene las características que le atribuye De Marco. En primer lugar no las tiene por los datos que presenta, con un índice de mortalidad absolutamente irrelevante (siempre y cuando las causas de muerte por COVID lo sean realmente) y también con un índice de contagio muy bajo. […]
La discusión provocada por De Marco, por tanto, –pero esto le ocurre a otros muchos reconocidos intelectuales católicos– está basada en un supuesto que no existe. Se basa sobre una presunción, por lo cual es hipotética. Si la pandemia fuera realmente peligrosa, si la mortalidad fuera muy alta, si la infección fuera generalizada, si a pesar de la atención brindada por los médicos de familia, basada en protocolos ministeriales adecuados, los hospitales estuvieran colapsados, si las ambulancias tuvieran que correr para llevar a los pacientes graves al hospital, si el contagio fuera muy alto incluso entre jóvenes y niños ... Pero no es así. Al revés, podemos incluso decir que en este momento el principal peligro son los vacunados y el hecho de que la vacunación parece que favorece la mutación del virus.

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