LO QUE DEMANDABAN LOS CÉSARES ROMANOS DE LOS PRIMEROS TRES SIGLOS Y LO QUE DEMANDA HOY LA ÉLITE MUNDIAL.
No hay un cesar gobernando, demandando que se le adore ofreciéndole una medida de incienso como se le demandaba a los cristianos de los tres primeros siglos, pero si hay signos claros y evidentes del misterio de la iniquidad, demandando que para poder hacer ciertas cosas, hay que sometérsele aceptando la inoculación de un compuesto que altera el genoma humano e introduce grafeno para alojarse en las neuronas de los seres humano para de ahí controlarlos. Creo que los entendidos, aquellos que son templo del Espíritu Santo y tienen su guía y están bajo el Señorío de Cristo, se darán cuenta que aceptar tal sometimiento es equivalente a que un cristiano hubiera aceptado ofrecerle incienso al césar romano.
Nuestros hermanos de la iglesia primitiva, estuvieron dispuestos a terminar en el Coliseo Romano, pero hoy muchos prefieren aducir que ellos tienen fe en aquella promesa que, “aunque bebiéramos sustancia mortífera no nos haría daño alguno”. Pero esa promesa no aplica para el caso en cuestión. Y no aplica porque el pasaje se refiere a una situación en donde alguien quisiera envenenar a un redimido, tratando de impedir la misión que ese redimido tiene que cumplir. Pero aquí estamos ante una situación muy diferente. Ya no se trata de tomar veneno en ignorancia como es el caso de muchos hermanos que se inocularon sin conocer lo que había detrás de todo esto, a ellos si les cabe aquel pasaje de Marcos 16; 18. Es decir, aquellos hermanos que actuaron en ignorancia, serán guardados por Dios.
Pero ya por estas horas, entra en consideración otro factor muy importante que es el de la fe. Someterse a esta agenda diabólica en forma voluntaria, estaría demostrando falta de fe, o lo que es lo mismo una fe sin obras. Una fe muerta.
Estamos ante un momento crucial de la era de la Iglesia, en donde Cristo está a punto de levantar a un remanente, que al igual que Enoc, dará testimonio de una fe viva, y lo hará resistiendo esta agenda diabólica cueste lo que nos cueste. Es hora de que despertemos y asumamos de que es Dios que está permitiendo que seamos puestos en semejante disyuntiva, para que la fe de sus escogidos brille como oro 18 quilates. Brille, , NO ESCOGIENDO LA OPCIÓN MÁS FÁCIL QUE ES CEDER ANTE LA IMPOSICIÓN, SINO EL CAMINO DE LA FE, DE LA FE QUE CONFÍA EN QUE DIOS SE GLORIFICARÁ EN NUESTRA NEGATIVA A SER PARTE DE ALGO QUE FORMA PARTE DEL MISMÍSIMO MISTERIO DE LA INIQUIDAD.
Soli Deo Gloria.