«Fue el primero,
y derramó su copa sobre la tierra,
y vino una úlcera maligna
y pestilente sobre los hombres
que tenían la marca de la bestia,
y que adoraban su imagen.
El quinto ángel derramó su copa
sobre el trono de la bestia;
y su reino se cubrió de tinieblas,
y mordían de dolor sus lenguas,
y blasfemaron contra el Dios del cielo
por sus dolores y por sus úlceras,
y no se arrepintieron de sus obras.»
Apocalipsis 16:2, 10-11 RVR1960