¡Nos están engañando!
Julio Pérez
Las mentiras a tropel se han instalado en el imaginario colectivo como supuestas verdades que se están socializando a marchas forzadas.
Pinocho sería un auténtico enano en este gigantesco circo de nuestra miserable humanidad. Las mentiras a tropel se han instalado en el imaginario colectivo como supuestas verdades que se están socializando a marchas forzadas.
¡Cualquiera se atreve a contrariar a los nuevos poderes fácticos que detentan los centros de opinión y de poder político y económico para inducir a las masas a cumplir sus propios fines!
Los nuevos ingenieros sociales están diseñando una sofisticada contracultura para acabar definitivamente con los antiguos mitos judeocristianos y están trabajando muy proactivamente para erradicar de la conciencia social la influencia universal de los Diez Mandamientos, junto a toda idea que, según ellos, culpabiliza y reprime completamente el desarrollo humano y su libertad de pensamiento, para lograr lo que vendría a ser la total emancipación del ser humano, según los nuevos dictadores de la conciencia
Esto sería algo así como vivir en una ciudad que no tiene señales de tráfico, ni semáforos, ni policías, ni leyes municipales, ni disposiciones gubernamentales, ni siquiera puro sentido común porque, según los nuevos ideólogos, estos antiguos códigos morales reprimen nuestra libertad de acción. Esta ilógica que pretende cambiar los grandes paradigmas de la humanidad, como son el concepto sagrado de la vida, la violenta alteración de la identidad sexual y de género, la eliminación de los más débiles so pretexto de la buena muerte y la manipulación genética en aras del progreso de la humanidad, son entre otras algunas de las grandes mentiras biológicas y antropológicas que se están inoculando en la conciencia social a marchas forzadas.
¡Nos están engañando de mil maneras diferentes! ¡Estamos perdiendo nuestra esencialidad humana! Volvamos en sí y seamos valientes para presentar batalla y denunciar esta perversa conspiración diabólica, por amor a las nuevas generaciones que, cual flautista de Hamelin, son llevadas engañosamente hacia el abismo de una terrible condenación anticipada.
En estos días en los que se está produciendo tanta afición por la necrofilia y por The Walking Dead (los muertos vivientes), nos encontramos en un escenario alegóricamente parecido al de la novela de Max Brooks: Guerra Mundial Z, llevada a la gran pantalla e interpretada por Brad Pitt entre otros. Una pandemia mundial produce un contagio viral que convierte a las personas en zombis, quienes quieren destruir todo lo que encuentran a su paso y, muy especialmente, a los no infectados por el virus. Esta inquietante y terrible historia de una humanidad tan endemoniada, nos parece lejana. Sin embargo la crueldad y la perversidad, en sus más variadas formas, son el pan nuestro de todos los días en cualquier parte del mundo actual. Además está creciendo un odio feroz hacia los cristianos en todo el planeta, como nunca antes se había conocido. En esta falaz y populista democracia, como algunos propugnan, ya no se admite el pensamiento crítico o disidente sino el pensamiento único.
Ser cristiano va a suponer “darlo todo por Cristo”; eso quiere decir tomar la cruz cada día y negarnos a nosotros mismos, porque el que quiera salvar su vida la perderá y el que pierda su vida por causa de Jesús y del Evangelio la ganará. Esta es la paradoja divina de la vida cristiana. Los juegos de malabares y la Disneylandia que se ha levantado en gran parte del mundo cristiano van a quedar reducidos a ciertos guetos de entretenimiento en versión libre, pero no bíblica, y millares de gentes perderán sus preciosas almas seducidos por ese espejismo de un cristianismo fraudulento.
Mientras tanto, las redes criminales, las mafias organizadas de todo tipo y la creciente jauría de lobos solitarios de todas las especies que deambulan por nuestras ciudades andan buscando presas y víctimas inocentes que destruir, y tal como estamos viendo en los medios, está creciente maldad está a la orden del día.
El final de la novela de zombis que estamos mencionando, concluye de forma muy llamativa: Gerry, el principal protagonista de esta macabra historia, propicia la creación de una vacuna derivada de patógenos mortales que es distribuida por el mundo entero para salvar a quienes todavía no han sido infectados por el letal virus, consiguiendo el éxito deseado para gran parte de la humanidad. Pero, no obstante, en la escena final Gerry, abrazando a su familia, formula una declaración inquietante: «Este no es el final. Apenas es el principio. Hemos perdido ciudades enteras. Aún no sabemos cómo empezó. Hemos ganado algo de tiempo y nos ha dado una oportunidad. Otros han aprendido a contraatacar. Si podéis luchar, luchad. Ayudaos unos a otros. Estad preparados para lo que sea. Nuestra guerra acaba de empezar». Y esta es también mi impresión personal.
Estemos preparados porque el fin de todas las cosas se acerca, mientras los acontecimientos mundiales se precipitan aceleradamente hacía el punto Omega de la historia. Todo preconiza el inminente retorno de Cristo tal como está profetizado en las Sagradas Escrituras.
Por ello, ofrezcamos sin temor ni complejos de ningún tipo el antídoto contra este mortal virus, la única y poderosa vacuna contra el pecado, como es la Sangre de Jesús que puede salvar a muchos en cualquier lugar de nuestro planeta de la envenenada mordedura de la serpiente antigua, este es el mismo diablo que engaña al mundo entero.
Amamos a la gente porque la imparable fuerza del amor de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Repudiamos el pecado que aparece ante el mundo de hoy como el hombre de las mil caras, pero amamos a cada ser humano sin distinción de sexo, raza o religión con el propósito de persuadirles a todos a que se reconcilien con Dios antes de que sea demasiado tarde.
FUENTE
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida -
«»Esto ocurrirá porque
estos profetas malvados
engañan a mi pueblo cuando dicen:
“Todo está en paz”,
¡pero en realidad
no hay paz en absoluto!
Es como si el pueblo hubiera
construido un muro frágil,
¡y estos profetas pretenden
reforzarlo cubriéndolo con cal!
Diles a esos que pintan con cal
que pronto se les derrumbará el muro.
Una lluvia torrencial
debilitará sus cimientos;
fuertes tormentas de granizo
y vientos impetuosos lo demolerán.
Entonces, cuando caiga el muro,
la gente exclamará:
“¿Qué pasó con la cal
que pusieron ustedes?”.
»Por lo tanto,
esto dice el Señor Soberano:
arrasaré su muro blanqueado
con una tormenta de indignación,
una gran inundación de enojo
y una granizada de furia.
Derribaré su muro hasta los cimientos
y cuando caiga los aplastará a ustedes.
Entonces sabrán que yo soy el Señor.
Por fin se saciará mi enojo contra el muro
y quienes lo blanquearon con cal.
Luego les diré a ustedes:
“Ya desaparecieron el muro
y quienes lo blanquearon con cal.
Eran los profetas mentirosos
que afirmaban que la paz
llegaría a Jerusalén,
cuando no había paz.
¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”.»
Ezequiel 13:10-16 NTV
»Esto ocurrirá porque estos profetas malvados engañan a mi pueblo cuando dicen: “Todo está en paz”, ¡pero en realidad no hay paz en absoluto! Es como si el pueblo hubiera construido un muro frágil, ¡y
bible.com