Re: El Libro de Mormón : Por cual de sus enseñanzas lo condenáis ?
que Dios lo bendiga, lo que yo no entiendo es porque no se revelo el mismo Señor Jesus a Jose Smith, si es muy cierto que a muchos hombres de hoy se revelo nuestro Señor Jesus.
La palabra de Dios es muy clra cuando dice que el diablo vendra como angel de luz, y me parece que se mostro con el nombre de angel moroni, expliqueme por favor
Que Dios los bendiga
Bendiciones para ti también, RonnyEulate.
Pues bien, verás, Joseph Smith efectivamente recibió la visita de JESUCRISTO. Esto pasó ANTES ( unos 3 años ) de la visita de Moroni.
He aquí parte de lo que el propio Joseph dijo al respecto de la visita con Jesucristo :
" 7 Por esa época tenía yo catorce años de edad. La familia de mi padre se convirtió a la fe presbiteriana; y cuatro de ellos ingresaron a esa iglesia, a saber, mi madre Lucy, mis hermanos Hyrum y Samuel Harrison, y mi hermana Sophronia.
8 Durante estos días de tanta agitación, invadieron mi mente una seria reflexión y gran inquietud; pero no obstante la intensidad de mis sentimientos, que a menudo eran punzantes, me conservé apartado de todos estos grupos, aunque concurría a sus respectivas reuniones cada vez que la ocasión me lo permitía. Con el transcurso del tiempo llegué a inclinarme un tanto a la secta metodista, y sentí cierto deseo de unirme a ella, pero eran tan grandes la confusión y la contención entre las diferentes denominaciones, que era imposible que una persona tan joven como yo, y sin ninguna experiencia en cuanto a los hombres y las cosas, llegase a una determinación precisa sobre quién tenía razón y quién no.
9 Tan grande e incesante eran el clamor y el alboroto, que a veces mi mente se agitaba en extremo. Los presbiterianos estaban decididamente en contra de los bautistas y de los metodistas, y se valían de toda la fuerza del razonamiento, así como de la sofistería, para demostrar los errores de aquéllos, o por lo menos, hacer creer a la gente que estaban en error. Por otra parte los bautistas y los metodistas, a su vez, se afanaban con el mismo celo para establecer sus propias doctrinas y refutar las demás.
10 En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene arazón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?
11 Agobiado bajo el peso de las graves dificultades que provocaban las contiendas de estos grupos religiosos, un día estaba leyendo la Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
12 Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío. Pareció introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces, sabiendo que si alguien necesitaba sabiduría de Dios, esa persona era yo; porque no sabía qué hacer, y a menos que obtuviera mayor conocimiento del que hasta entonces tenía, jamás llegaría a saber; porque los maestros religiosos de las diferentes sectas aentendían los mismos pasajes de las Escrituras de un modo tan distinto, que destruían toda esperanza de resolver el problema recurriendo a la bBiblia.
13 Finalmente llegué a la conclusión de que tendría que permanecer en tinieblas y confusión, o de lo contrario, hacer lo que Santiago aconsejaba, esto es, recurrir a Dios. Al fin tomé la determinación de “apedir a Dios”, habiendo decidido que si él daba sabiduría a quienes carecían de ella, y la impartía abundantemente y sin reprochar, yo podría intentarlo.
14 Por consiguiente, de acuerdo con esta resolución mía de recurrir a Dios, me retiré al bosque para hacer la prueba. Fue por la mañana de un día hermoso y despejado, a principios de la primavera de 1820. Era la primera vez en mi vida que hacía tal intento, porque en medio de toda mi ansiedad, hasta ahora no había procurado aorar vocalmente.
15 Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar. Una densa obscuridad se formó alrededor de mí, y por un momento me pareció que estaba destinado a una destrucción repentina.
16 Mas esforzándome con todo mi aliento por apedirle a Dios que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción —no a una ruina imaginaria, sino al poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza tan asombrosa como yo nunca había sentido en ningún otro ser— precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de bluz, más brillante que el csol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí.
17 No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, avi en el aire arriba de mí a bdos Personajes, cuyo fulgor y cgloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi dHijo eAmado: ¡Escúchalo!
18 Había sido mi objeto arecurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar, pregunté a los Personajes que estaban en la luz arriba de mí, cuál de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento nunca se me había ocurrido pensar que todas estuvieran en error), y a cuál debía unirme.
19 Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas estaban en aerror; y el Personaje que me habló dijo que todos sus credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos profesores se habían pervertido; que “con sus labios me bhonran, pero su ccorazón lejos está de mí; enseñan como doctrinas los dmandamientos de los hombres, teniendo eapariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella”.
20 De nuevo me mandó que no me uniera a ninguna de ellas; y muchas otras cosas me dijo que no puedo escribir en esta ocasión. Cuando otra vez volví en mí, me encontré de espaldas mirando hacia el cielo. Al retirarse la luz, me quedé sin fuerzas, pero poco después, habiéndome recobrado hasta cierto punto, volví a casa. Al apoyarme sobre la mesilla de la chimenea, mi madre me preguntó si algo me pasaba. Yo le contesté: “Pierda cuidado, todo está bien; me siento bastante bien”. Entonces le dije: “He sabido a satisfacción mía que el presbiterianismo no es verdadero”. Parece que desde los años más tiernos de mi vida el aadversario sabía que yo estaba destinado a perturbar y molestar su reino; de lo contrario, ¿por qué habían de combinarse en mi contra los poderes de las tinieblas? ¿Cuál era el motivo de la boposición y persecución que se desató contra mí casi desde mi infancia?
Algunos predicadores y otros profesores de religión rechazan el relato de la Primera Visión—Se desata la persecución contra José Smith—Él testifica de la realidad de la visión. (Versículos 21–26.)
21 A los pocos días de haber visto esta avisión, me encontré por casualidad en compañía de uno de los ministros metodistas, uno muy activo en la ya mencionada agitación religiosa; y hablando con él de asuntos religiosos, aproveché la oportunidad para relatarle la visión que yo había visto. Su conducta me sorprendió grandemente; no sólo trató mi narración livianamente, sino con mucho desprecio, diciendo que todo aquello era del diablo; que no había tales cosas como bvisiones ni crevelaciones en estos días; que todo eso había cesado con los apóstoles, y que no volvería a haber más.
22 Sin embargo, no tardé en descubrir que mi relato había despertado mucho prejuicio en contra de mí entre los profesores de religión, y fue la causa de una fuerte apersecución, cada vez mayor; y aunque no era yo sino un bmuchacho desconocido, apenas entre los catorce y quince años de edad, y tal mi posición en la vida que no era un joven de importancia alguna en el mundo, sin embargo, los hombres de elevada posición se fijaban en mí lo suficiente para agitar el sentimiento público en mi contra y provocar con ello una encarnizada persecución; y esto fue general entre todas las sectas: todas se unieron para perseguirme. "
http://scriptures.lds.org/es/js_h/1
Puedes ir al link para ver la totalidad de sus palabras, está en español.
Tienes razón al decir que el adversario puede tomar forma de angel de luz, sin embargo,
esto NO significa que un verdadero angel de Dios pueda venir. Debemos tenr cuidado como interpretamos y ponemos
nuestros límites a lo estipulado en los textos bíblicos.
Nosotros creemos que moroni al igual que otros mensajeros de la Presencia de Dios visitaron a Joseph y a otros miembros de la Iglesia para dar conocimiento y sobre todo entregar la debida autoridad Divina, necesaria en el trabajo del Señor.
Saludos en Cristo,
Mormn=Cristiano